miércoles, 6 de octubre de 2010

1411.- JUAN DIEGO TAMAYO



Juan Diego Tamayo nació en Medellín, Colombia, en 1968. Cofundador del Festival Internacional de Poesía de Medellín. Poemas suyos han sido publicados en las revistas Prometeo, Imago, Punto Seguido, Misterio Eleusino, Isla de Barataria (Argentina). Participó en el tercero y séptimo Festival Internacional de Poesía de Medellín. Obtuvo el Tercer lugar en el concurso de poesía Castro Saavedra (1994). Ha dictado numerosos talleres de apreciación poética y de poesía contemporánea. Tiene como libros inéditos: Los Elementos Perdidos y A una Ciudad.




XVI

Vi derramar mucha sangre.
Los sueños quedaron tendidos en el campo.
Nadie consoló las estrellas ni imploró el perdón.
Sólo una boca decía: “Muerte, Muerte”. Su escudo era su cobardía.
Mas llegaron las palabras. Venidas de todas partes.
En la plaza avivaron el sueño, la alegría, la hermandad.
Vi un hombre levantarse de entre los muertos:
“Mereces lo que sueñas”. Dijo.
Y las estrellas cocieron la boca de aquel que decía: “Muerte, Muerte”.



VI

No vi nada. El fuego lo lamió todo. Barcas, caseríos, palmeras.
Todos dejaron sus caseríos. Todos, me decía el viento, dejaron su ser en la arena que recogía su llanto.

Llegaron vencedores y vencidos. Ascendieron como la bruma golpeada; bajaron triunfantes como la lluvia.

En el valle las lágrimas florecieron.

Flor de odio es lo que ahora queda.

No vi nada. Todo fue muy rápido. Tan rápido como un nacimiento.

Apenas recordaba el agua.




IX

Así fue que nos olvidamos.

El caballo bajó desde la colina. Estaba lleno de luciérnagas.

Terminaste de deshojar la flor de la noche.

¿Cómo fue posible?

La columna de humo cubrió los campos.

¡Virtud la sombra! ¡Claridad nuestro nombre!

¡La noche pule la piedra de pedernal con la estrella de los muertos!


REVISTA PROMETEO
______________________________________

Para Mercedes Vallejo
en el viaje por la vida


A UNA CIUDAD



I

El reloj resuena
rosa negra sobre mantel rojo
observo
seguir adelante
los huesos se quiebran
en la niebla
un recodo de sangre

única convergencia la sangre
flor del pensamiento


II

Allí los relojes
la pared manchada de aceites
la araña disecada

qué luz romperá esta tiniebla
las lágrimas se ahogan en el laberinto
de la memoria
camino sobre tus puentes
París en la neblina
y el sol que es nostalgia
vaho de mariposas
y calles desoladas

ya nadie se mira frente a frente
hay un diálogo con las calles
con la memoria de otros que entrevieron
la huella de otros
el olor del río
de la fragancia del día
en las fuentes que saltan para dar de beber a las nubes
el trasegar lánguido
el ruido de los trenes en las estaciones
todos buscan afanados un destino
que la ciudad les niega y les recompensa
con el sol que se abre
en los jardines de Luxemburgo

un sol es la recompensa
el canto de las aves
se pierde entre nubes de tristeza
las palabras anidan en vagos recuerdos
sólo la nostalgia engendra el verbo
como si hablar fuera sólo conocerse
fuera sólo preguntar al otro el camino
preguntar donde queda el osario
y dejar reposar los huesos fríos
que caminaron tus laberintos sin descubrirte
y parece que es sólo la muerte
la que te brinda el encuentro


III

Es así- acaso es así
de qué otra manera serlo
no hay un río que venga a tu encuentro
no hay otro silencio
para tus luces esparcidas
como mariposas de fuego
como funestas mariposas de fuego
vendrá otro trinar de furia
otro viento que agite las entrañas
que disperse tus vocablos
de nieve de furor de presagio

tal vez te hemos tomado demasiado
en serio
y mejor será decir que
tus calles terminan en un callejón
donde las rosas esperan
a los muertos
que en tu río enhebran estrellas
quienes te visitan llegan para bailar al frío
de tu rostro muerto
oscuras palomas de tus campanarios
las niñas de tu amor
palpitan como el corazón en la mesa
tantas veces deseadas tus brisas de dorada carne
tus puertas monumentales
que se cruzan con un fajo de crisantemos
tus galerías donde los siglos
en su urna de sueño reposan intocables

IV

Háblame con tus signos
que te hicieron inmortal
háblame con tus signos
que te hicieron voluntad oculta
lumbre de la carne
fiesta del consuelo
libertad encadenada
tu deseo devorada el deseo de quien te habita
tu sombra se alarga como un puñal
ríes
y con mil soles
te recuerdan altiva antigua dama de las emociones
de los viajes posibles
me despido
para encontrarte
mis soles iluminan tus mañanas
y allí han de ennoblecer tus calles tus puentes tu río


V

Hilos que habito
hilos en los que tiemblo
hilos sólo hilos
para hilar la risa
el viento
el tiempo
hilos
fibras del sol
recorriéndome
me envuelve en frases ascendentes
en ríos de espuma salobre
en tiempos imantados
tú hilvanada sombra
sumerge tu mirada de rencor
tus aves de plumaje sangriento
tu soberbia de amo encadenado
deshila las ataduras del cariño
de la palabra a la carne
del rencor a la claridad
tu hilas el mundo
con el hilo del que estás tejido


VI

espacios silencios ritmos
fisuras de la palabra
intersticios de la luz
teje otra imagen de lluvia
todo el mundo tañe desde antaño el
espíritu
trompetas alambicadas
son el único sello
con el que se puede jugar
jugar como un juego de espejos
en la caverna de las palabras
silencios ritmos
más oscuros que los dichos anidan en las palabras

la escritura se engendró en las cavernas
es un descenso
y aún la imagen de la noche no cifra su final
todo allí se hila
confluye pues más misterio se hace
en su silencio de sentido
su sentido
la letra
la llama
el brote de mil vocablos
que divide tempestad y sol
abrigo y ausencia
en su silencio
el centro indefinido
la orilla de la música en el balbuceo
sentido
mis rayos de ocarina te engendran
te repliegas en el pasto
como una oruga que conquista la hoja
mis arañas de la melancolía te reconocen en el pozo
del no querer nada ni la nada
te abres
festín del verbo
te abres sentido
al sin sentido
que señalamos
enigma


VII

Tu sino
tu luz
tu sílaba
develan
El misterio de la palabra de la risa
la risa un pensamiento
en ruinas
un pensamiento en la consagración
del trino
del misterio salvífico
un trino
alusiones de cantos desmedidos
exaltados en la bruma del cielo
en el pantano donde bebes sílabas
augurios como de palomas

VII

tu sombra flota
inerme
en la flecha que vibra con el sol
un cántaro de ilusiones es el día
duermo arrullado por las dunas del silencio
nazco de nuevo para saber de la rosa
tu río me devuelve la austeridad del silencio
es el momento de consagrar el destello de las velas
tu nombre regresa para hilar el tiempo de la neblina
era este el canto de la montaña oculta
oh fruta donde renace la armonía del tiempo
ternura de la noche en llamas
abarca mi noche
mi permanencia sobre las cosas
no dejes al horizonte llenarse de púas
mi talismán vence todo límite
todo hechizo
las olas del mar suben hasta mi boca
para cantar todos los desasosiegos
todas las escalinatas conducen a la alegría
renacemos en los labios del día
oh luz inmensidad de qué otra forma nombrarte
tú manantial de risa
último fuego
tus ramas tocan el cielo de la desidia
tu araña de luz
es menor que el misterio de la
penumbra
olvidas los años olvidando las florestas
pisando la música
como las playas del infortunio
traes un bosque en tus ojos mustios
una orquídea en la brasa de tu corazón
sonríes para aclamar el cielo
que te cubre de estrellas
cuando tu ventura
entierra los pájaros de tus miedos
tu corazón es un río de plumas
un sol de sangre cuando gritas

VIII

El reloj resuena
abre tus puertas
tus escalinatas golpeadas por los años
no dejes que los bosques sepan del humo gris
tu mar asciende hasta las estrellas
tu mar – como todo mar- es la flor del sol
mi rostro no descansará hasta ver como te abres
ciudad de murallas de nieve
de fríos llenos del calor de la maldición
tu nuevo rostro descanse en mi espera
bajo tus puentes el río
descanse mis furias de pétalos mis vestigios de silencio
mis clamores al agua
sólo en ti me construyo
pequeña intocable enigmática
como mi ser
que aún recorre tus calles tus puentes tu río
que serán por mi sol
ennoblecidos


IX

tu ojo subterráneo
tantea el río de la noche
hilas este cielo para la oscuridad
diré tu nombre entre la lluvia
y restablece la medida de la estrella
que hace intenso este cielo
tu nombre de agua duerme arrullado por las murallas
las olas golpean bajo los ojos
que nos recuerdan distantes
cercanos
dos soles se tocan
como dos fuegos
para conjurar el misterio del corazón cansado
tus puentes espacios de flor
tus raíces de amor
tus vientos cubriendo hasta ahogar mis sueños
cadena de tus vientos
el cielo mismo es tu sombra
que palpita como un manantial en el desierto
las campanas se duermen en tu muerte
sólo palpita el río
con sus muertos que enhebran estrellas
con sus libreros
entre el libro blanco
del paraíso del mar del siglo
grita grita
estrella de tu melancolía
historia que alcanzaron a tocar y recuperar mis manos
renaces estrella
el ritmo de tus horas es prisma en mis palabras
que flotan en mi río de guirnaldas que cubren tus orillas
con laúdes de luz aros de alegría
toca el misterio que para ti traigo
mi luz es tu respuesta
mi música
tu fiesta inaugural
canto
pues he sido tu canto
tu alegría salvaje
tu flauta de ópalo ante flores marinas
mis dedos brillan cuando abandonas mi memoria
canto
profanando tus piedras
rozando tus mármoles
navego tus naves incendiadas
canto
dulce canto
que al día se entrega
morada que
al día cubre con sus lirios mustios

X

te llamo
fruto prohibido
máscara ritual de mi sueño
entre tu boca y la mía se levanta un río de estrellas
y palabras
que a veces creo que son las mías
por eso vienes a mí
a encontrarme descansando en el arroyo de tus voces
de tu historia de rostro que no descansa
entre tú y yo se levanta un mar de glorias y lágrimas
el cristal de mi noche
resuena tu lejanía
un himno en la distancia eres
una luz
un hilo de oro
para respondernos
en la distancia
tu brisa de madreselva
ríe de sol en los ojos
navega tu corazón
tu mirada de espacio sin flor
el recinto de las velas consagradas al aire
te recuerda las ventanas de la aurora
ahora te aventuras
a llenarme
a poblarme de tu luz de tus fuegos de tus llamaradas
como la serpiente que bebe por el incendio de la tarde
de tus aguas bebo
como si fuera del cuenco de la noche
una sola aventura entre el corazón y la distancia
el cielo de tus aguas en mi boca
dice
también
tu sed

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