viernes, 3 de septiembre de 2010

872.- FAWZIYA AL-SINDI



Biografía de Fauzia Mohammad Abdul-Rahman Al-Sindi:
Nacida en la ciudad de Al Manamah – Al Bahrain, 1957
Es miembro en la asociación de los escritores.
Ha formado parte del cuerpo de redacción en revista “Kalimat”.
Ha contribuido en la revista cultural Bahrani.
Contribuye a través de una escritura literaria “saut” en la revista Bahrani “Al Watan” que se publica también en los Emiratos Árabes.

Sus publicaciones poéticas:
• El Despertar, 1982, Librería oriental, Bahrain.
• No Se Si Puedo Ver Alrededor, Si Puedo Describir Lo Que Pasó, 1986, Librería oriental, Bahrain.
• La Voz Del Ausente, 1990, Asociación de los escritores y Kalimat.
• El Ultimo Sopló De Viento, 1998, Ediciones Al kunus Al Adabiya, Beirut.
• El Refugio Del Alma, 1999, Ediciones Al Kunus Al Adabiya, Beirut.
• La Rehén Del Dolor, 2005, Al Muassassa al Arabiya leldirasat wal nashr, Beirut.







LA OFRENDA

Embelleces con tus manos indómitas los pretextos
de ofensiva
Que en el frente de las interrogantes se aglutinan
En el despertar de tus ojos se concentra
La lengua que anuncia el puño de la rebeldía
Y se venga en tus asesinos
Cada noche el pulmón sangra
Y se inyectan las costillas del calor
de la pila de la sangre
Para hendirse las garras de los lobos
Que levantan el polvo en su temor al puño
Cada vez que los zorros violan
Los pasillos del caldero de la memoria
Con el aullido de la derrota

¿Quién eres?
¿Un infeliz que atraviesa el filo
de ciclones inmolados?
¿Divino que vigila los bordes de los volcanes
para que los buitres montaraces
recojan la lava de la primera alarma?
¿Poeta salido del terciopelo de un rebaño
que va asustando a los peregrinos cada vez
que se derraman
hacia un ateneo que alborota
con sus ceremonias de clemencia?
¿Ángel descendiente de su Beatitud
el Demonio?
¿Cármata que sobrepasa el cetro
de la Historia
y se yergue frente a la lejanía
blandiendo la vergüenza
de las tribus ubicadas en la jaima
de la inmolación
y de las limosnas asesinadas?
El defensor que arremete en el combate
de las palabras
Ante una justicia que opta por el tributo
de la fuerza
Y apuesta por la prosternación de la fetua
O el puñal que esculpe el esqueleto terrestre
Desgarrando el hueso del trono
Antes de alcanzar la funda de la garganta.

¿De dónde has venido?
Todas las cuestas desconocen el manto
de tus andares
Y el polvo de tus valerosos soldados
Todos los puertos no han probado
la energía de tus brazos
Cuando se arrojan el uno al otro
El ardor de los cuernos de caza
Cuando una tempestad que anhela
la certeza del polvo, viniste
¿Estás aquí para morar una cueva
que cerca los cercos con la madera que congrega
al roble de la sospecha
y caminar arrugado con pétreos pies de ascuas
atravesando lagunas y aceras de ciudades
preparadas para rechazar pezuñas y cascos?
¿O estás
para escribir cada tarde
sobre la mortaja de los muertos cercanos a ti:
“Aquí ruge el horror que no tiene morada”?

¿Estás solo
o acompañado por una mujer que no perdona?
La espuma de tus ojos la encontró
en el portal del mar
Mientras prendía fuego a sus prendas
Como velas de naves ahogadas
Y se curtía el cuero cabelludo –ese límite
externo de lo profanado-
Para poder coser con sus canas
Palanquines para las princesas del viento.
O quizás se unió a ti, cual cachorro lactante
Insumisa a los consejos de los suyos
Mientras alisaba sus garras rebeldes
Sobre el pedestal de tus rodillas.

Aquí estás,
Pueblo en una bandera enfurecida que tú clavas
En el hombro asesino que vigila el hálito del agua,
Y no demoras el castigo
De los señores del momento.
Fascinado por las extrañas riberas
selladas con lanzas
Seduces a tus manos
Y te vas lejos, muy lejos,
En un viaje ajustado al deseo de las alas.

Traducción árabe-español: Laroussi Haidar
Coordinación. Belén Juárez

Publicado en la revista de Teatro y Literatura
"Alhucema", Nº10, diciembre, 2003








POEMA

Mi único guía es el aire

Que Dios esté conmigo
para que no abandone a un corazón
atormentado
que el tiempo ha roto acumulando desgracias
el terror canturrea su miedo y consume
el aleteo del alma
en estado de ruina
Sobre una blancura huérfana me echó el útero
sellada con la palma de la mano de un dueño
Soborno la oscuridad de mi fuero interno
para deletrear una muerte que arde
por el ultraje de la vida
Mis antecesores son dos rocas desprovistas
de dedos
¿Cómo escaparé hacia una fuente
que ignora al arroyo torturado?
¿Cómo, con dos manos errantes y un aire
que suplica la descomposición del cuerpo
para fluir un poco
a no ser que escrute un enemigo mortal
que no ve?

A ti, con tu distraída debilidad
esposado por las miradas
el capricho de mi alma es más fuerte
que un cuerpo que se derrumba
para permanecer
soy el comportamiento del alma desterrada
me han torturado las trayectorias
la desaparición ha vuelto en mi dirección.

Si no fuera por ti ... sería
la vaina de la tierra aplazada
Heme ... afilada con la fiebre de la tinta
chorrea la sal de una frente que rechaza
la aversión del papel
vigila la ida de la salvación hacia una atadura
en espera
suplica que deje la lucha armada del dolor.

Soy la conciencia del paciente,
quien observa a toda gacela que traicione
al desierto
y al ciervo amigo del terreno escabroso,
contemporáneo de un tiempo
que se envalentona o, si no, abandona
corro velozmente asustada, anclo mis víctimas
me tapo conmigo misma
subo mi voz
no acaba mi caminar hacia la comedia
de los agravios
ni me interesa más que la sangre que fluye
y no se entristece
que es la fuga deseada para el riego
de las heridas
sangre que no sigue a su semejante.

Tú, espada de la infancia,
préstame las bridas de la niñez
para destruir el aire de la nostalgia
para luchar contra los hablares fáciles,
rechazo violentamente las palabras
la claridad de la hierba del fuego,
el verde de las ascuas que introducen mi visión.

Permanecí
sacerdotisa que no sabe
cómo construir una fidelidad al templo
ni cómo fijar la buena fama del incienso
¿seguirá siendo ella
la cerámica alheñada con el fuego del paraíso?
¿Conducirá el agua del dolor
hacia los sedientos del futuro?
¿Sabe cómo la ve el día?
No más que una mujer sola ...
por la sacudida de la yugular
y el despertar de las hojas
por el temblor del último altar
Conduce la puñalada de la noche
sola.

Publicado en la revista Extramuros:
Especial Poetas Árabes, 2003
Coordinación: Belén Juárez


Pensamiento poético

"De la poesía"


Mi amistad con la tinta y el papel comenzó desde hace tiempo, desde una infancia inmensamente solitaria. Leía para conocer a amigos que se me parecían, a veces los veía y muchas otras no los encontraba. Ante una soledad que no se parecía al hogar y contra una vida que se endurecía... apareció la poesía como un amigo sensible y profundo que albergó mi alma. Entonces me atrincheré en ese amigo, en la poesía que se volvía delicia del alma cada vez que se quebrantaba el cuerpo bajo la acción de los detalles dolorosos; cada noche me alejo del mundo y me acerco al encanto de su magia que no tiene parangón, me confieso a una hoja tierna que me escucha, cuento con el apoyo de una tinta azul, como el mar, que se compadece por la desgracia de mi sangre, se apoderan de mí el universo de una mesa y la calma de una silla que me ve para mí misma: comienzo una inevitable tergiversación hasta que llega la palpitación en compañía de la profesión de la letra... Frente a un temible blancor que invade el papel... apenas susurro: Ah ...hasta que abrigue mi extensión.

La poesía es la hermana gemela de la madre que me abandonó temprano para ir a la tumba; es el cautivador de mi ego, mi amante en la soledad de la tumba, el guardián de mi cadáver al ser lavado y mientras el agua llora, un demonio que alisa el alma cada vez que el cuerpo peca; es lo que no olvido, lo que borra mi cara en cada espejo, es un mensaje enigmático, una energía para el miedo, una lucha para el espíritu, una timidez que se pretende capaz de dañar al cuerpo, una declaración en público ultra secreta; es una irrupción lumínica que envía a los dedos su otra perplejidad, es como el aire... inevitablemente libre, extraviado como el peor de los gamberros; ...es el único que rompe la melancolía.

La poesía es el aire del cuerpo, es la vida primera y última ...para ...mí...
Por ello ...escribo porque si no, muero.







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