lunes, 29 de mayo de 2017

LUIS MARCELO PÉREZ [20.149]


LUIS MARCELO PÉREZ

Luis Marcelo Pérez, nació el 28 de noviembre de 1971 en Montevideo, Uruguay. Es locutor-periodista egresado de la Escuela Nacional de Periodismo en 1992, y gestor cultural.

Ha colaborado en distintos medios de comunicación de su ciudad y del exterior (Argentina, México y Paraguay).

Es fundador de la asociación civil Apertura Generacional (1993), del grupo ecológico Alerta Verde (1994) y del sello editorial AG Ediciones (1995), que hasta la fecha, ha editado veintisiete títulos en ensayo, conferencias, poesía, narrativa y dramaturgia.

Durante el periodo 1994-1995 cumplió la función de Director de difusión y RRPP del Grupo de Jóvenes en el Mercosur (Comisión Sectorial para el Mercosur).

Director-editor responsable de la primera revista en tinta y en braille en el Mercosur, PROTAGONISTAS (1994).

Se desempeño como Asesor del Programa de Cultura (1997-1999) del Instituto Nacional de la Juventud, Ministerio de Educación y Cultura (INJU-MEC).

Fue editor de las paginas culturales del semanario MARTES (1999-2000).

En el año 2000 realizó un curso de periodismo en la Universidad Pontificia de Salamanca (España).

Desde 1998, produce y conduce el programa El Mural, emitido por el Servicio Oficial de Radio-TV y Espectáculos del Uruguay (En duplex por CX 26-CX38 SODRE).

Ha dictado conferencias en Argentina, Brasil, España, México, Paraguay y Uruguay (1993-2005)sobre temas tendientes a la integración socio-cultural y literarios varios.

Actualmente, es Asesor de Cultura de la Embajada de Chile en Uruguay.

Su poesía ha sido traducida al francés, portugués y alemán, y la han interpretado músicos como Juan José Melo, Andrés Stagnaro y Quique Rodríguez.

Publicó en poesía: Sensaciones (1995), Virginal  (1996), Silencios (1999) reeditado con prólogo de Mario Benedetti, en 2002 y  Poesía en estado natural  con prológo de Rubén Bareiro Saguier (2005, edición paraguaya). 

En ensayo: Mujer, Sociedad y Política (1996) con prólogo de Luis Pérez Aguirre, La Poesía en Nuestro Tiempo (2001), Imaginación y palabra (2003) con prólogo de Luis Víctor Anastasia y Neruda, el vigía de una isla (2004) con prólogo de Volodia Teitelboim.

Asimismo, compiló y editó la Antología de poetas jóvenes uruguayos (2002) y Sin fronteras 1 ½ (pequeña antología de poetas jóvenes uruguayos-paraguayos), (2004, edición paraguaya).



palabras

1

Un bosque de palabras
quiero ser, por un instante
ser, en mi desnudez, poesía.


2

La verdadera palabra
es un brasero de luna
sobre nuestros cuerpos.


3

No es bueno
gritar
con los dientes tumbados
en la aguada boca
donde la degollada palabra
ensordece a la lengua
que intenta derramar una coma.


4

Morir
con una sola palabra
entre los labios
que corre por mi piel
transformando
la suavidad en porosidad
y las imágenes en cercanía.


5

Tampoco me servirán
los vidrios de tu jardín virtual
de tierra sin ojos
de mañanas sin hacer.

Frutos sangrando
contra la pared de agua
como piedra
gritando entre los dientes
la penúltima palabra.


6

Las palabras no sangran
solo nos aproximan al vómito
masticado por un sueño despreciado.
Las palabras no son agujeros
solo son lentos escalones 
que nos abren los labios
del embudo de la cara.
Las palabras, en fin,
nos sirven de mesa
para poner el alma
sobre las manos.


7

La palabra es la silueta del pensamiento.






cuerpos

1

Abro los labios
arrodillado
en la indefensa humedad 
de su cuerpo
que sin tregua se retuerce 
desnudo, seguro
sin límites.


2

El recuerdo de sus pechos
esparciéndose por mi boca 
me distrae 
de la blanca hoja
en la que les dedico
este poema.


3

Arriba tu cuerpo
debajo el mío
prendidos
por fuera, por dentro
más cuerpo los cuerpos
los nuestros.



Hacerte entre mis labios
en declaración de deseo
despacito 
para darnos paso.


5

Por qué mi cuerpo late
cuando te recuerda, y
mis ojos no hacen más 
que mirar al vacío 
profundo 
de esta soledad en compañía.


6

Aquella noche
nos lamíamos la carne
profunda
de manto en fiebre
jarabe agridulce
combustible frutado
de hembra con piel de hambre
poblada
de acordes que respiran
subterráneos
los calendarios anatómicos
de unos huesos
que se despluman
al deseo empedernido.


7

Si la vida 
me lo permitiera
tejería
una y mil veces
tu cuerpo con el mío
invulnerable, despojado
de todo recuerdo.


8

El sol te recorre
como en una superposición 
de estampas al desnudo, y 
mis manos se van delineando
a tu figura indiferente
bajo la silueta de los sueños
que andan deliberados 
por circuitos cóncavos y convexos.


9

Flotan 
los cuerpos flotan
todos los cuerpos
uniformemente
flotan
sobre la infancia
sobre la sombra
flotan
sobre las negaciones
las envidias, los odios
las pasiones, las intrigas, y
sobre las mentiras arrinconadas
flotan
a la espera de otra mezquindad 
derramada
bajo la última caricia
flotan.


10

A Luis Cernuda
Imagina 
en sus manos
la existencia
sin olvido, y
en sus ojos
la noche, el día
y el verdadero amor
justificado
en su cuerpo y espíritu.


11

He vuelto descalzo
sin heridas 
dejando atrás 
los aires sombríos de la antigüedad.
El aire fresco ha vuelto a despertar
al verbo en la mitad de la noche.
Bajo la luna
mi cuerpo se escurre.






paisajes

1

Para que conozcan
los que van sin conocer
el destino
que colma
de soles, lluvias
y ausencias
con aroma a tierra
sobre los hombros
de este mundo excremencial,
escribo.


2

De este suelo y de aquel
soy parte.
Mi lengua, mi sangre
y mi lento pulso
que cae sobre las mañanas
también son parte 
de esta naturaleza 
embriagada
que nos envuelve 
a todos por igual
de lo visible e invisible
de lo justo e injusto
y de lo que aún no es.


3

...y miro el fuego apenas encendido...
Saúl Ibargoyen Islas


Ya no quedan luces que encender
para mostrarle al mundo
las crujientes claridades de la realidad.


4

Una hora
tan solo una hora
una hora más
y en los descuentos
pasa
la espera, la noche
la vida, las formas


5

Cuando termina el amor 
ya todo no importa
nada queda
todo es ajeno, lejano
ni sabor, ni viento
ni jinete, ni vuelo
ya no hay más instantes 
cegados por las señas
de las llovidas estaciones.
Cuando termina el amor
ya todo no será como fue.


6

Hoy es miércoles
otro miércoles más 
que no te tengo, y
la angustia llega 
hasta esta plaza reseca
de Valvanera.
Tu ausencia me destierra.



Sombra y olvido
por los rincones 
maltrechos de la esperanza.


8

Carne negada
bajo la noche
naciente
hundiéndose vencida.


9

Cuentas
las noches que tu ventana
se abrió al otoño
reclamando hojas secas
en las calles 
y en la oscuridad
se prolonga desnuda
la espera.


10

Donde ya no queda nada
ha quedado intacta
la memoria
sobre cada rostro
bajo la luz del otoño.


11

Un hombre con voz de piedra
se impone desafiante 
al borde del muelle
que se amamanta de agonía
por el incierto camino acongojado
del desamparo.


12

Hojas
verdes amarillas rojas azules
hojas
opacas brillosas
silenciosas ruidosas
hojas
boscosas arenosas olorosas
hojas
sobre la luz sobre la sombra
sobre la silla sobre la mesa
hojas.


13

Es la calle es la primavera
o aquella estatua que parece solitaria
de ídolos secos marchitos adormecidos
dulcemente abrazados por la garganta
que se hace abrigo
de amantes callejeros pájaros palomas
que se aplastan caminan resguardan
de las sombras vivientes de la noche.


14

Junto al camino
se encienden los colores 
de sus ojos negros
como un huracán
que navega por la noche solitaria
sobre las orillas misteriosas de los sueños.


15

Ha caído el día, y
mis ojos siguen abiertos 
date cuenta, 
estoy solo 
llega la despedida, y
el cielo condena 
los desiertos de mi borrachera
ya no hay tiempo 
para marcha atrás
mañana estaré anudado
a una butaca de avión, y
mis noches ya no serán tus noches.
El amanecer es incierto.


16

Mudo, más mudo
que la soledad 
cuando golpea los huesos
bebo a ciegas la transfiguración.
Bebo de las aguas peregrinas 
de los amaneceres oscuros de agosto 
los pasos, 
toneladas de pasos
se van acercando 
los escucho 
oigo sus gritos.


17

Viendo cómo muerden los ojos, en
la tristeza húmeda de los hombres
tiemblo
bajo un paisaje sin cielo.


18

Todo tiempo es reflejo
de quietud
de movimiento
de infinito
anhelando alcanzarse a sí mismo.


19

Llueve y la noche se inunda de miseria
techos naufragando sin casas
en la profundidad de la nada
interminable.
El desconsuelo seca mi boca
y Dios sigue de largo.


20

El amor 
es ese maldito sentir
afrodisíaco
que nos hace querer
ser el otro.


21

Ayer tiré de mi piel
y fui descubriendo 
los universos que me habitan.
Bajo ella
las longitudes invertebradas de la vida
me han dado el regalo
de estirar mis sueños
sobre mis heridas.



posdata

No creo
en el nombre del padre,
en la desesperanza,
en los labios resecos
al besar,
en la mirada íntima
que se confunde con una hoguera
en otro idioma.
Creo
en el nombre del hijo,
en la búsqueda cotidiana,
en el aplauso cerrado de los ciegos,
en el diálogo de los delfines,
y en vos,
que sacudís mis bosques
cuando rezás en mi cuerpo.






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