JUAN LUIS LANDAETA
Juan Luis Landaeta: Caracas, Venezuela 1988, recibió en 2006 una distinción en el Premio Nacional de Poesía Liceista coordinado por la Casa de las Letras Andrés Bello. En 2009 resultó ganador del I Concurso de Poesía y Cuento de la Escuela de Derecho de la Universidad Católica Andrés Bello por su poemario "Comercio Carnal". En 2009 recibió una Mención de Honor en el III Premio Nacional Universitario de Literatura por el libro "Destino del Viento". En 2011 con el libro "La conocida herencia de las formas" recibe una mención especial y es acordada su publicación. Es abogado egresado de la Universidad Católica Andrés Bello en 2012. Cursa actualmente la Maestría de Escritura Creativa en Español ofrecida por New York University.
Cuatro miniaturas de Juan Luis Landaeta
PAISAJE
Ahora la soledad, su belleza y ella, han constituido un modesto reino.
ESTATUA
Es de bronce el tamaño de este olvido.
SENSATEZ
No huyó. Le tocaba irse.
REDENCIÓN
Sálvese quien quiera.
El sol no se arrepiente
El sol no se arrepiente
del mediodía que les procura en el piso.
Es abril y las hojas lo han manifestado.
Secas, plantan su estruendo
tras mis pasos y no hay huellas,
nadie recuerda su dolor.
Entre ellas se hace saber el sueño,
esa infinita inauguración sobre la teirra.
Llegan desde las alturas,
hacen época en la nostalgia
y un mes las ayuda a despedirse del aire.
Los árboles se despojan
de esas plumas en sombra.
Dejemos a esas sombras secas
saber de nosotros.
Y juguemos con algún trozo de la tarde.
De "La conocida herencia de las formas"
A continuación el pasado
Sustrayendo ecos
permanecerá en la memoria
Sumará lentitud
al desasosiego prometido
Avanzará en el presente
No promoverá nuevos pasos
Huirá de nosotros
***
Habitar
es recorrer lo conocido
Ocupar despacio el ambiente
Distraer los pasos hacia ella
o cualquier otro rincón
que la pronuncie
Asumir próximo lo íntimo
Reconocer lo que se anima
a partir de ti
Las distancias propias
****
Mi lugar es otro tiempo
Otro movimiento
en el espacio de los giros
Un cuerpo en el ayuno
Una mirada en el quehacer
Algún sol en las intenciones
Un tacón en la ventana
o en el ruido del cielo
No saber distinguir
Parecerme a lo que dejé
Y que me nombre su abandono
Del poemario 'El Hijo Único'
Entra mi madre en un lago del que nadie sabe nada
ni cristalino ni plateado no devuelve reflejo alguno
consume su piel
y siente secas
las palabras debajo de la lengua
es interno este lago en el que se convierte mi madre
todavía como una niña tensa su dedo último
su dedo entero que es su pie
su pie definitivamente seguro
de que aquello es un lago
no una capa un manto una sábana gris
comulga mi madre segura de que aquello no es su propia ceniza
tiene fe mi madre mucha fe
lleva toda la semana de rodillas
segura de que habrá algo después del retrete
algo posterior a la primera semana
de su tratamiento
una mano una cobija una sábana blanca como ella
que la envuelva la sumerja
a la orilla de un lago que ella no conoce
maquillada restaurada peinada mi madre
baja al sepulcro de los cielos
muere un lunes después
de la santa semana santa
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