miércoles, 19 de noviembre de 2014

GAIL TREMBLAY [14.067] Poeta de Estados Unidos


Gail Tremblay 

Nació en Buffalo, Estado de Nueva York, Estados Unidos, en 1945. Pertenece a la Nación Mi'kmaq-Onondaga. Es poeta, dramaturga, profesora y artista plástica. Ha recibido muchos premios por su poesía. Autora, entre otros, de los libros de poesía: La noche le da a las mujeres la palabra, 1979; Cerca al hogar, 1981 y Canto indígena en la América del Siglo 20, 1990. “Mezclando estilos modernos y tradicionales, tanto en sus escritos como en sus obras de arte, Tremblay yuxtapone su experiencia de nativa americana moderna con la tradición, poniendo énfasis en los encuentros entre pasado y presente. Su poesía explora el aislamiento que acompaña a la incomprensión cultural y a siglos de opresión”.



MEDITACIÓN SOBRE EL DIQUE DE DALLES

para Lillian Pitt

Electricidad zumba en una telaraña de cables
en forma de aislados alambres de cobre que cruzan la tierra;
¿Qué tristeza se acumula en este sonido que sólo chilla

donde el trueno de agua ya no combina
con la salvaje prisa del salmón tan a mano?
Electricidad zumba en una telaraña de cables.

Donde los sitios de pesca eran numerosos, todo declina.
Nadie se explica cómo un cuerpo puede soportar
La tristeza que se acumula en este sonido que sólo chilla

Pescadores en andamios entre rocosas pendientes pronunciadas;
agua espumaba antes que el flujo se represara
para que la electricidad pudiera resonar en una telaraña de cables.

Rocas observaban mientras hombres hacían diseños extraños
Para acrecentar el río hasta lugares sin corriente de agua prevista.
¿Qué tristeza se acumula cuando el nuevo sonido sólo chilla?

El agua desaloja los cadáveres de nuestros ancianos desde antiguos santuarios—
¿cómo pueden los espíritus de los muertos aprender a entender
la electricidad que resuena en una telaraña de cables?
¿Qué tristeza se acumula en este sonido que sólo chilla?





CANTO INDÍGENA
EN LA AMÉRICA DEL SIGLO 20

Despertamos; despertamos el día,
la luz se levanta en nosotros como el sol -
nuestra respiración, una oración
rozando plumajes en nuestras manos.
Nos tambaleamos en las calles;
patrones de alambre inventados por extraños
han sido colgados entre ojo y cielo,
y bailamos en dos mundos,
inevitables como las estaciones en uno,
curiosidades exóticas en el otro
que se precipitan de cabeza por carreteras,
nos miran desde las ventanas del automóvil, nos explican
a sus hijos en palabras
que nadie podría jamás encontrarles
sentido. Las imágenes oscurece
la visión, y nos preguntamos
si alguien alguna vez escuchará
nuestros propios nombres para las cosas
que hacemos. La luz baila en el cuerpo,
rodea todo lo viviente:
hasta las piedras cantan
aunque sus canciones son infinitamente

más bajas que las que aprendemos
de los árboles. Ninguna voz humana dura
lo suficiente para producir tal sonido musical.
La respiración de la Tierra se arremolina entre fábricas
y edificios de oficinas, acaricia la superficie
de nuestra piel; vamos al trabajo, el jefe
observa siempre el reloj a ver
si estamos a tiempo. Trata de
bloquear la magia y espera que cometamos
errores o desaparezcamos. Trabajamos
rápido y sin cesar y recordamos
que cada respiración altera la composición
del aire. El cambio se mueve implacable,
la forma emerge a pesar de su previsión-
estamos siempre ahí –Entonando juntos
canciones de la danza, recordando lo que apoya
nuestra vida -imposible de ignorar.





SIN RAZÓN

La lengua forma y moldea el sonido. El habla
se vuelve sensación en la boca que vibra
en el paladar y los dientes -- tacto
hecho con más que las yemas, se transmuta
en ritmo en el oído. Palabras sobrepasan
su significado y se convierten en una forma de moverse.
Hablamos los nombres en los que los objetos se convertirán.
La voz despierta la luz, y empezamos a ver
Las sombras que las hojas pueden hacer contra la madera.
Decimos la Tierra gira, y de repente las nubes
se mueven como los fantasmas de los antiguos, trayendo lluvia
que ama las cosas que crecen sobre la tierra.
Escucho tu respiración contra mi piel
y espero que nombres la forma en que sientes,
que me digas dónde has estado y adónde vas,
hasta encontrar la forma de las cosas que compartimos y tener
la belleza que veo estando contigo.
Mi lengua se desliza ágilmente más allá de mis dientes
y encuentra labios dispuestos a acariciar
la línea de pequeñas cicatrices redondas que marcan
tu mejilla. Nada hace imperfecta la superficie
de tu piel; lo que tiene gracia, las palabras
no podrían verlo de otra manera. Observo con sentidos
más perceptivos que mis ojos, y dejo que me toques
más de una o dos veces. Tu voz dice poco;
el sonido hace eco en mis sentidos como el viento.
Llenas los oscuros pasajes de la forma con susurros
que me habitan hasta que aprendo que es sonido sin razón
que colma al mundo y me mantiene cálida.

Poetas indígenas del mundo: Gail Tremblay (Nación Mi'kmaq-Onondaga, Estados Unidos)
http://www.wpm2011.org/es/node/611




Gail Tremblay was born in Buffalo, New York, USA, in 1945. She belongs to the Mi'kmaq-Onondaga Nation. She is a poet, playwright, teacher and artist. She has received many awards for her poetry. She is the autor of the following books of poetry: Night Gives Women the Word, 1979; Close to Home, 1981, and Indian Singing in 20th Century America, 1990. “Blending modern and traditional styles in both her writing and her artwork, Tremblay juxtaposes the modern Native American experience with tradition, placing emphasis on the encounters between past and present. Her poetry explores the isolation that accompanies cultural misunderstanding and centuries of oppression.”




MEDITATION ON THE DALLES DAM

for Lillian Pitt

Electricity is humming in a spider web of lines
as copper wires cased in rubber cross the land;
what sorrow builds in this sound that only whines

where the thunder of water no longer combines
with a wild rush of salmon so close at hand?
Electricity is humming in a spider web of lines.

Where fish runs were rich, everything declines.
No one explains how a body can withstand
The sorrow that builds in this sound that only whines.

Fishermen stood on scaffolds amid the steep inclines
of rock; water foamed before the flow was dammed
so electricity could hum in a spider web of lines.

Rocks watched while men made strange designs
To swell the river to places no rush of water planned.
What sorrow grows when the new sound only whines?

The bodies of old ones wash out of ancient shrines—
how can the spirits of the dead learn to understand
the electricity that hums in a spider web of lines.
What sorrow builds in this sound that only whines?




INDIAN SINGING
IN 20TH CENTURY AMERICA

We wake; we wake the day,
the light rising in us like sun –
our breath a prayer brushing
against the feathers in our hands.
We stumble out into streets;
patterns of wires invented by strangers
are strung between eye and sky,
and we dance in two worlds,
inevitable as seasons in one,
exotic curiosities in the other
which rushes headlong down highways,
watches us from car windows, explains
us to its children in words
that no one could ever make
sense of. The images obscures
the vision, and we wonder
whether anyone will ever hear
our own names for the things
we do. Light dances in the body,
surrounds all living things-
even the stones sing
although their songs are infinitely

lower than the ones we learn
from trees. No human voice lasts
lomf enough to make such music sound.
Earth breath eddies between factories
and office buildings, caresses the surface
of our skin; we go to jobs, the boss
always watching the clock to see
that we’re on time. He tries to shut
out magic and hopes we’ll make
mistakes or dissapear. We work
fast and steady and remember
each breath alters the composition
of the air. Change moves relentless,
the pattern unfolding despite their planning-
we’re always there –singing round dance
songs, remembering what supports
our life –impossible to ignore.




NOT SENSE

The tongue shapes and mold sound. Speech
becomes sensation in the mouth vibrating
on the palate and the teeth-- touch
done with more than fingertips transmutes
itself to rhythm in the ear. Words outleap
meaning and turn into a way to move.
We speak the names that objects will become.
Voice wakes the light, and we begin to see
the shadows leaves can make against the wood.
We say Earth spins, and suddenly the clouds
move like ghosts of old ones bringing rain
that loves the growing things upon the ground.
I listen to your breath against my skin
and wait for you to name the way you feel,
to tell me where you've been and where you go,
to find the shape of things we share and have
the beauty that I watch when I'm with you.
My tongue slips nimbly past my teeth
and finds lips ready to caress
the line of small round scars that mark
your cheek. Nothing mars the surface
of your skin; what is is graceful and words
could never see it any other way. I watch with senses
more perceptive than my eyes, and let you touch me
more than once or twice. Your voice says little;
sound echoes in my senses like the wind.
You fill the dark passages of form with murmurs
that inhabit me until I learn it's sound not sense
that fills the world, that keeps me warm.









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