viernes, 21 de noviembre de 2014

DAVID BIRENBAUM [14.092] Poeta de Uruguay


DAVID BIRENBAUM

David Birenbaum nació en Montevideo en 1964. Vivió en corrientes hasta 1986 y desde entonces reside en Buenos Aires, donde trabaja como docente. 

Publicó las plaquetas "Freudianas y otros poemas" (1993), "Zavaleta el del eclipse" (1994), "Puré de séclipe y teyoca" (1995), con posterioridad publicó dos libros de poemas -Clase turista y Mate pastor- y la plaqueta Ladrón (2008). También se pueden encontrar poemas suyos en La poesía opaca, de Fernando Kofman. 



El Conde 

Me apuntan con sus cruces 
y me hacen muy mala fama 
entre las doncellas; 
pero soy solo un caballero 
harto de ver la decadencia. 

Es falso que bebo 
la sangre de las jóvenes 
para no envejecer: 
les bebo todos los licores 
y a cambio 
obsequio bromas y halagos. 

No hay crimen 
ni vulneración de derechos; 
no hay eternidad para mí.

¿Se preguntaron, padres, 
qué impulsa a una mujer 
a mirar hacia la izquierda 
exponiendo el latido 
de su cuello a mis besos? 
¿Desobediencia, curiosidad? 
¿”Qué hay más allá”? 
-dice cerrando los ojos- 

No hay eternidad 
para este conde 
sólo una noche más 
viejo 
con una mujer más 
joven 

y al amanecer, descansar 
y la muerte dentro de mí 
dormida. 




Ladrón

Decidí convertirme en ladrón
nada más para hacer daño.
Comencé con el lápiz
y las hojas del compañero.
Después robé dinero
a uno que se lo merecía
y las esperanzas de
algunas mujeres jóvenes,
prometiendo cosas que nunca iría a cumplir.

A esta altura de la vida
me sentía un experto,
pero un día desperté desnudo:
Ella se había llevado todo.

No crean que este golpe
me hizo reflexionar.
Seguí en la misma senda
en busca de cosas más valiosas.

Sólo encontré objetos vulgares
por los cuales se termina en la cárcel.
Eso hizo creer a mis parientes
que me había reformado para siempre.

Comencé a robar palabras
al que estaba terminando una frase
(eso que llaman interrumpir).
Si bien no fui preso
comencé a quedarme solo
y eso me volvió más intuitivo:
logré así pellizcar el pensamiento
del que empezaría a hablar.
Evidentemente, se agravó mi situación.

Finalmente, logré mi objetivo:
quedarme con el tiempo
que te tomó leer estas palabras.
Te dejo el sabor amargo
de la expectativa en el poema,
defraudada.





Pierde

un diente
los cabellos
las ganas de conversar
los amigos personales
los enemigos políticos
el documento de identidad
el hilo de lo que venía diciendo

la agenda
las ganas de llamarla
la voz
la dirección del cliente
la receta
la paciencia
el teléfono del cliente
el tiempo con un vendedor
la respiración profunda
el tiempo con un predicador
            de la secta 287
el suelo bajo sus pies

el zapato en la tormenta
el sentido del tacto
la musicalidad de las palabras
el gesto aplomado

el sentido de lo que dice
el pañuelo
el regalo para su hijo
el papelito con los diez mandamientos
sangre por la nariz
el paraguas.

Encuentra 
en la vidriera de Macowens
su imagen plana
irreconocible.

Lo que transcribimos aquí pertenece a la tercer parte de su "Clase turista".




III

Zavaleta el del eclipse

Zavaleta el del eclipse
ha descubierto que el fascismo es fascinante.
No soportaría esa prenda sobre su cuerpo
pero la visión de un hombre o una mujer
portando el emblema de la certeza,
el orden o la sangre del cuchillo
lo calientan más que las piernas abiertas de Mariel
Zavaleta riega la vereda entre siete y siete y veinte;
la gente que pasa a esa hora molesta terriblemente
porque obliga a cortar el chorrito.
Siete y media el patrullero pasa despacio.
Zavaleta sonríe de verdad.
Él está convencido: los muchachos de azul lo quieren
y a la noche suele pensar "si no fuera por la pierna".
Zavaleta, portero del tres veintiocho,
siempre cogió con putas
y a su mujer por la fuerza;
ahora se queja de vista cansada
y confiesa sentirse muy poca cosa.
Ignora que forma parte
del poderosísimo lastre humano
reparte por todo el baldío
trozos de bofe envenenado.



Zavaleta emprendería una fuerte 
actividad comercial

Un garage reciclado.
Un tubo fluorescente
renegrido y zumbón.
Una lista de precios
Afuera hace treinta años
el mismo letrero de neón:
LOS MIL SÁNDWICH
Nunca ofreció más de veinte variedades,
incluidos "sus afamados triples
que hacen las delicias del barrio".
Los Mil Sándwich ayer anunció
el lanzamiento de sus TORTAS ALEMANAS
y mesitas en la vereda de 19 a 24.
Fumando a la entrada de la sandwichería
Zavaleta espera a los que salen de misa.




Zavaleta astronauta

Zavaleta acomodó la nave
en la órbita programada,
se preparó para batir el record
de permanencia en el espacio.
Pero la visión del planeta lo dejó seco.
Ni siquiera en dibujos animados
Había visto algo tan evidente
Y a la vez descabellado:
América del norte
cabeza abajo
y arriba, el polo sur.
"¿Seré yo el que está patas para arriba?"
Hizo dar la nave una vuelta de campana.
Ingrávido sentía el regreso del orden.
"Somos seres de costumbre –sentenció-
en los aniversarios
animalitos acongojados o felices,
amantes de los números redondos
y los múltiplos de diez."
Más relajado, se comunicó con Houston.




Palabras de Su Excremencia

El Señor Presidente de la Nación
Doctor Domingo Zavaleta
Compatriotas
¿Quieren saber como llegué
de dentista a presidente?
Estafando a los pacientes.
Arranqué muelas sin necesidad
a los dientes de leche
nunca di importancia.
Ahorré en todo lo que pude:
anestesia, SOLOCALM
y el pedaleo innecesario del sillón.
Lo que no ahorre fueron palabras.
Ellas reemplazaron la anestesia
y también boleaban a la gente.
Así es más fácil sacarle plata.
Pero no he venido hasta aquí
para hablar de métodos de engaño,
artilugios, malabares, trucos baratos.
En síntesis, no he venido a engañarlos
Entonces, ¿para que estamos aquí?
Estamos para que ustedes me engañen.
Para que aplaudan mis pavadas.
Los aplausos volverán en obras
que realizaré henchido
de vuestro estímulo sagrado.
¿Cuáles obras para el año próximo?
¡Qué importa cuáles obras!
Lo que importa
son mis pavadas y sus aplausos.
Mis aplausos y sus pavadas.
Pavadas y aplausos sin fin
creciendo hasta hermanarnos todos juntos
en la construcción de nuestra gran casa
¡La República Argentina!
¡¡¡Hermanos, unamos todos nuestras manos
y cantemos juntos la canción patria!!!




Zavaleta asiste impotente a los cambios

Zavaleta asiste impotente
A los cambios de su hijo Martín.
Encuentra en un cajón de madera barata
La canción que el píbe rockero
Olvidó en alguna de las tantas mudanzas.
"I gonna live in Planet Teatro"
Ya me fui del laburo
no tengo para el alquiler
Sólo como pan duro
Pero no me importa porque yo
voy a vivir en el Planeta Teatro.
Y no tuve más laburo
Y viví sin pagar alquiler
Y comía solo pan duro
Y bajo ese peso tan grande
el Planeta Teatro estalló.
Zavaleta cierra el cajón del escritorio
Cierra la puerta de la oscura habitación.
Viaja lentamente en un automóvil blanco
al entierro de su hijo, suicidado ayer.




Domingos

Los domingos siempre me aburrieron
El plan de la barra era
dar vueltas en el FIAT 600
hasta agotar la nafta o el entusiasmo.
Detestaba a los hombres llamados Domingo:
Sarmiento, Perón, Zavaleta,
El sacamuelas de la avenida Maipú.
Estaba solo.
Entonces me casé y desafié
a los domingos
¡A todos juntos les hice frente!
Pasó el tiempo.
Pasaron los amigos (la barra, el club, etc.).
Quedó la depresión de los domingos.
Comprendí a los hombres
Que se emborrachan el sábado
Y despiertan el lunes.
Estábamos solos. Ella y yo.
Llegaron los hijos
crecieron y se fueron
un día domingo.
Terminó esta confesión
Antes de que sean las doce:
mi lapicera se transforma
en una botella y el papel
en la pantalla del televisor.
Monseñor Domingo desciende.





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