ALEXIS ROMERO
(Ciudad Guayana, Venezuela 1966) es autor de los poemarios Poemas de la terquedad (finalista en el Premio Internacional de Poesía J.A. Pérez Bonalde 1994); Lo inútil del día (1995); Que nadie me pida que lo ame (1997); Santuario del verbo (1997); Los gestos mayores (finalista en el Premio Internacional de Poesía J.A. Pérez Bonalde 1997); Gestos mayores (selección/plaquette, 1998, Premio Vox Novula 1997); Los pájaros de la fractura (1999); Los tallos de los falsos equilibrios (2001, Premio Internacional de Poesía XIII Bienal J.A. Ramos Sucre 2000). Cuaderno de mujer (2002) y Demolición de los días (2008). Su poesía ha sido traducida al francés, portugués, inglés, italiano, coreano y sueco. Ha sido incluido en varias antologías de la nueva poesía latinoamericana. Romero es Licenciado en Ciencias Pedagógicas por la Universidad Católica Andrés Bello, donde ha realizado estudios de maestría en Filosofía de la Práctica. Especialista en Pedagogía, Evaluación y Didáctica Críticas, es profesor de Gerencia del Conocimiento en esa universidad. Ejerce la crítica literaria y política en revistas y periódicos nacionales e internacionales.
(fuente del sentido)
el sabio miraba las tetas de la joven
y gritaba con dolor lingüístico
de ellas no se saca metáfora alguna
la joven
cargada de ternura
de ignorancia verbal
le susurraba
en efecto
de ellas sólo brota la leche
el alimento de la metáfora
hay seis guacharacas
hay seis guacharacas abandonando su patio de origen
una mujer disertando con tristeza de gato
sobre lo saludable que es contemplar una traición
puede que no use esta palabra
porque vive los días con la certeza de la soledad de Dios
pero nadie puede negar el habla de los limpios
ningún decir
sólo insinuaciones
para que cada cuerpo intuya la grandeza
para que cada cuerpo se resienta cuando dice
porque entre nombrar y decir hay un desierto
eso lo saben y practican los gatos
con su cola sólo sugieren
con su silencio sólo sugieren
con sus latidos de caballo sólo sugieren
se sientan en las sillas
y nos miran con la misma tristeza de Cristo en el monte
ellos tan frágiles y nosotros tan seguros
hablamos sin decir gritamos sin decir
no comprenden la palabra compañía
no adivinan los sueños y sus inevitables consecuencias
los abruman las causas los detalles del día
los mutismos y llamados de las falsas alturas
sólo ronronean
o se marchan a los lugares de la caricia
o beben del agua cuando estamos ausentes
saben de fuentes y de cómo y cuándo sorber
saben reconocerlas y se quedan tranquilos
no dicen nada
tranquilos
cual galaxia para anunciar un cambio
Del libro La respuesta de los techos (2008)
contra el ars poética
los lugares del cuerpo
nos son los lugares del poema
los lugares del cuerpo
son los lugares del cuerpo
los lugares del desierto
son los lugares del poema
los lugares del poema
no son los lugares del desierto
los lugares del poema
son los lugares del poema
a pesar de todo
yo te confundía con Dios
pero el no tiene esqueletos en el alma
ni se detiene a desgastar sus días
en experiencias del ayer
tus labios comían sin cesar
a pesar de que los mostrabas detenidos
como si imitaras las manos de los santos apedreados
te le parecías
aún cuando levantabas el índice
y escribías en los papeles del aire
que toda marcha es una bienvenida.
ars poética de la cruz
me educaste para que tuviera conciencia de las idas
para que aceptara que las marchas
nunca son hacia atrás
para que extrañara inútilmente
para que me llenara de asombros
ante el rayo y sus efectos en el nido
para que perdonara
a quienes nunca te mencionan
para que mirara desde la insoportable distancia
para que inclinara mi rostro en la nada
y olvidara como se maldice el abandono
de La respuesta de los techos,
Editorial Universidad Simón Bolívar,Caracas,Venezuela,2008
limpiar las calles
los sitios donde he vivido
han sido siempre tan peligrosos
si no es la memoria con su furia de abandono
son las señoras limpiando de las calles las pruebas
de que estuve ayer o esta mañana como todos los días
no es tan fácil vivir así repitiendo esta guerra contra la escoba
pensando y haciendo repensando y ejecutando
estrategias permanentes
no tenemos chance de recuperar lo que nos borran
nos acontecen impulsos asesinos
o milagros para destruir semejante constancia
hay tanto poder en sus brazos tanta insistencia
como cuando el pájaro brota y parte de la página
asediado por el tedio y el reclamo
pero un crimen se puede evitar un crimen se puede borrar
sé que es incómodo pero es como la imagen
que escrita propicia la sombra
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