Ignacio González Cabello (Nuevo León, 1987). Estudió la licenciatura en Letras Hispánicas. Actualmente es editor de la Universidad Autónoma de Nuevo León y corrector de estilo del periódico Vida Universitaria de la misma casa de estudios. Ha publicado textos en revistas locales y es fundador de La grammaire du rock y los raves technovisualingüísticos.
Sólo tú
[ecosofía pragmantropolingüística del (des)amor]
Ni el m
a. . . a.
n. . . n.
t. i. a. l.
apagará la sed
como la humedad de tus labios en los míos:
el río (no) decide su cauce
heráclito: amamos y no
amamos.
Cero
Náufrago por la constelación del eco
Las cenizas musculares descansan en el torso de la Tierra
al olvido reptil del uróboros
Movimientos de hojas nocturnas a cielo descubierto:
imágenes colgadas en la espalda del aire
Célula solar de lunar caracol va hacia
el inmenso desierto edificado
por la sal del silencio y
el polvo de mostaza
Dentro de esa inmensidad
–el panal del pensamiento–
la idea se construye
Traición tautológica de ti,
de mí y de nosotros:
proscritos de soles
y aves solipsistas
A Melisa Quistiano
dejo todo
las aves sólo cargan sus recuerdos cuando vuelan por la Tierra
en sus plumas la carencia de angustia y alimento
¿acaso el ser ocupa algo más que no sea amor?
las calles están tapizadas de basura
de miseria de horror de mentiras de orina de promesas de cadáveres
pero con regularidad existe una capa que cobija a los seres y objetos
la poesía no sirve
recordarte no es vivir
es construir un episodio donde puedo realizar todas las acciones
que no logré cuando estamos juntos
es sentir cada imagen en slow motion que se posa en la lengua cardiaca
sí ese lugar común que termina en una bolsa de Walmart en el depósito de chatarra
todo es una explosión la sangre que ahoga y el último aliento
la poesía no sirve
porque en ella hay palabras que presumen contener universos
mi universo no es la poesía
mi universo eres tú
extiendo mi existencia cuando me pronuncias
porque es tu lengua quien me construye
me da fuerza para trepar árboles y ascender hasta la espalda de cualquier montaña
y respirarte como las aves al subir para cantarnos sus sinfonías
las flores mueren en las manos de los amantes
y al final caen a la profundidad de las alcantarillas
no tengo flores para ofrecerte hoy
ellas en su pobreza sólo adornan el pecho de la vida
pero se volvieron víctimas del hombre para impresionar a las mujeres cada
mes o año
muertas entregamos las plantas como las hojas con poemas escritos
un poema es sólo una bolsa de arroz de palabras
[un momento]
no un poema no tiene palabras
ritmo disco duro música Macbook números cajita feliz appstore
sino manos pelo labios dolor alegría pasión coraje carne úlcera ojos
me vuelvo más pobre a pesar de no tener nada
no quiero vaciar el amor en una hoja
–porque ayer quemé el diccionario para prender la estufa–
y verlo a futuro con rayones y apuntes con exégesis por "estudiosos"
mientras los dos nos separamos y cada uno construye un camino alterno
tampoco deseo crear un libro de culto como los textos religiosos
donde el movimiento es inerte y todos repiten letanías
pero me cuestionarás ¿cómo podemos sentir esto si no es por la palabra?
explota la razón la ciencia se diluye por el caño
se encoje la lógica en el rincón de su habitación
y el espíritu crece como fuego que se expande por una bomba
la grafía del pulso aumenta al respirar
basta de soltar ideas como ovejas y caballos en los campos
ante un público y venderlas como ofertas de supermercado o comida rápida
sobre la importancia de leer poesía
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