MINERVA MARGARITA VILLARREAL
Minerva Margarita Villarreal nació en Montemorelos Nuevo León hace 52 años. Actualmente se desempeña como poeta y profesora universitaria en la Maestría de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Autónoma de Nuevo León. Es colaboradora del Suplemento El Ángel del periódico Reforma y del periódico Milenio diario de Monterrey; así mismo es miembro del Consejo de Redacción de las revistas Tierra Adentro y La Tempestad.
En cuanto a su trayectoria académica podemos destacar algunos de los siguientes reconocimientos: Premio a la Mejor Tesis de Maestría de la Universidad Autónoma de Nuevo León, 1998, Premio Universidad Autónoma de Nuevo León a las Artes, 2000, Premio Internacional de Poesía Jaime Sabines 1994, Premio Nacional de Poesía Alfonso Reyes, 1990.
Su obra poética, enfocada en la revitalización de clásicos griegos y recurriendo desde el amor en estos tiempos hasta un toque feminista libertario es sumamente importante e incursiva en el mapa cultural actual de nuestro país, cuenta con los siguientes títulos publicados: La condición del cielo. Ed. Colibrí, 2003. Adamar, 1998. Epigramísticos, 1995. El Corazón más secreto 1994. Dama infiel al sueño, 1991. Pérdida, 1990. Además de las antologías, Brújula solar: Nuevo León 1876-1992 (antología de la poesía de Nuevo León) y una de próxima aparición Los elementos de la noche (antología poética de José Emilio Pacheco).
La casa que construiste fue arrasada por el viento
Vi cómo sucedió
cómo se desprendían paredes y ladrillos
El techo voló
sobre los huesos
y el paisaje como la hierba abrió
echó raíces bajo las plantas de mis pies
Estoy anclada
y esta casa donde circula el aire
esta casa besada por la lluvia
hecha polvo
y materia que crece
Esta casa soy yo
*
Azul desde la niebla el silencio me cerca
sobre un barco que parece ser cama en un mar que congela
Este cuarto es la cárcel
la corriente del viento en boca del estómago
la nublazón en su círculo de ámbar
Oscura entre las sombras
que desde el muelle arrastran
se me doblan las piernas
se me viene la náusea
se me entumen los huesos
y el silencio me llama
mas su aliento es palacio
es ventana de un reino que duerme
La luz de los relámpagos
y dentro la catástrofe
demonios al interior del vientre
todos los colores en su lucha
el miedo la fuerza de no poder estar
la dimensión alejando la muerte
No pude darte el viento
No pude darte lo que más quiero
el viento que por ahora no puedo tocar y veo tras la ventana
El cielo
y el amor pasa
atraviesa mi carne
Velaré por ti así sea la carne devorada
Éste es el círculo
Una anciana el desierto hace miles de años
el testamento y su definición
su pañoleta y la vida en su falda
y el fuego en sus manos
Sin poder levantarme
un ardor en medio del estómago
como si le hablara a la piedra
al derrumbe de piedras
que se vuelcan encima
de la cama o el barco
que se nubla
de polvo
Tú venido del origen
también en este hoyo
brilla una señal
una lesión
como dos polos que la nutren
hasta formar en una hebra de aire
un pensamiento
Desde esta luz de infierno yo te llamo
como si le hablara
a la piedra
En algún sitio me oirás
y volverás para que ella florezca
Éste es el círculo
algo estaba por llegar
niebla de todos los días
garras de aire
infierno
Necesito que vuelva
la vida
La Condición del Cielo
México, DF: Colibrí; Secretaría de Cultura Puebla, 2003.
NO TENGO A QUIEN HABLAR
El silencio pesa cruje
El silencio piensa
Entonces hablaré contigo
Tu que eres el ser más remoto
mi dulce vacío
ven preséntate
aunque no te vea
así la forma sea negada para ti
para mis ojos de ti
mi percepción te anuncia
como un río
que crece de madrugada
y se desborda
El agua corre bajo la cama
el agua lleva rostros
y cadenas
lírios y billetes
y vestidos de novia
luego todo es sangre
Un río con su nido de lobos
y nubes de tormenta
ramas crepitando
ciervos
y ese árbol
ese árbol que también eres tu
más allá de la noche
Hay un bulto de pie
junto a mi cama
que emerge
de las aguas del aire
CON TAN SOLO VOLVER
y mirarlas allí
tendidas en la penumbra
cuando el púrpura
escurre la caricia
Las señoritas tienen sed
y bajan a profanar el cuerpo
clavan sus tijeras
Las señoritas tienen sed
y bajan a beber
la fuente
del resplandor
que irradia
el aura
sus colores sedientos
lo que va más aliá
aquello que envuelve
la pareja de hombres solos
el rubio que dice escribir y el sirviente
perros encerrados
droga
traspasados
óxidos
este desierto
que te lleva
SACRIFICADA
acariciada
hasta
el cielo
adorada
trizas
del
abandono
al
matadero
voy
De Adamar
México DF: Verdehalago; Fondo Estatal para la Cultura
y las Artes de Nuevo León, 1998. 136 p. ISBN978-9706-80159-3
Mas no son cuerpos esas montañas desoladas
ni muerte ese deseo
desvaneciéndose
en el lienzo
sino un ladrar de perros
que hambre tienen
y bajan de madrugada
a devorarte
Yo le ruego
le pido que construya un sentimiento
bajo la doble ruta
del arrepentido
Pero un sentimiento no se construye
brota como la hierba
y crece bajo el ojo dei cielo
El sentimiento puede ser noche o ámbar
puede ser noche y ámbar
puede ser la doble ruta
del arrepentido
y puede
no arrepentirse jamás
De Tálamo
México: Gobierno del Estado, 2010.
Sobre la silla
el vestido con el que me desposo
esta mañana
El tálamo
humedecido
bajo las sábanas
La certeza en el vientre
Te has ido
y tu ausência crece
como la niña que viene
a habitar esta casa
En la oficina
una puerta abre a otra puerta
que conduce a mi jardín
Aquí florece
el amor que te tengo
florece entre la geometria y el cemento
brota del calor de la tierra
vuela
al jardín que me hiciste
como el pan de mañana
La muchacha
asesinada
porque el hombre iba dispuesto
como un río que se desborda
y enloquece
Hace años el puente no existía
leo que hoy es el puerto era um cerco de piedra
Esa casa tan alta de ladrillo rojo
era la primaria
donde yo estudié
Hoy la habitan ancianos
Ancianos:
los primeros niños
que pisaron la escuela
regresan a ella
para nunca salir
Tiranía doméstica
Más atemoriza la luz de la sombra
por eso el amor se nos vuelve violencia,
y tu silencio, Catulo,
como un puñal recorre mi espalda,
punza y hiere,
va más lejos
que tu venenosa ironía.
Good luck!
Húndete, perra, y no olvides llevar contigo
la sarta de improperios que me colgaste,
repartiendo, como ya es costumbre, lo que te sobra.
Indispuesta
Te quejas de que no hay hombres
y cuando llegan los espantas.
¿Fea?
No, la boca abres
y no precisamente llueven besos,
es tu amargura la que arrecia.
Vale lo que cuesta
El vacío tiene un costo muy alto:
exige tu peso en oro.
Testimonio
Has condenado mis versos
sobre Flavio,
el del pequeño pajarito;
al menos su leve vuelo alza.
Sabiduría
Ah, el amor, mi Catulo,
el amor que me juras eterno
más tarde lo sabré
derramado
en las piernas de Filis.
La litera de Claudia es detenida ante el paso de las masas
¡Esta aberrante multitud,
esta imprevista marcha que obstaculiza mi paso!
Ojalá mi hermano
volviera del Hades y estuviera aquí
para ordenar una leva
y así limpiar
nuevamente
las calles de Iguala.
Dos poemas del libro: Las maneras del agua, con el que Minerva Margarita Villarreal obtuvo el Premio Nacional de Poesía Aguascalientes de 2016.
Aparece
Antes del alba sus manos traen el cielo hasta el muro de piedra
y en lecho de madera abro los ojos que no abro
Su hábito solar su descalzo venir
estando aún dormida con otros ojos vi
Tersa Teresa de las metamorfosis
blanca es rosa su piel roza casi su rostro
Detrás del respaldo que no hay
ella misma es respaldo:
Cara brazos torso manos sobre mi cabeza
Inclinada está:
Cúmulo de luz Teresa bajo el velo negro en la tiniebla rémora
sus pies desde otro plano
la vigilia previa de atravesar
el curso de los astros
e irrumpir
Tersa de las meditaciones
En la tierra el espanto:
Más que asombro
mantequilla líquida penetrando
por no sé qué resumidero
el cuerpo:
Seré una alcantarilla en manos de Teresa
una fiebre de oro de las llagas de Cristo
un cielo desprendido del siglo dieciséis
una viuda oscilante un dominico en ascuas
una familia perseguida
y de cuatro maneras germinará lo plantado:
Agua del pozo
Agua de noria sin anegar el huerto
Agua de río o del arroyo
Lluvia del cielo:
La humanidad de Cristo desnuda tus pupilas
su tórax alanceado aún gotea
Bañémonos Teresa en esta rojedad
En la tierra el espanto
Bañémonos Teresa
El espanto Teresa
Bañémonos Teresa en esta rojedad
Laude
Mientras me como esta manzana
Dios viene a bendecirme
parpadeante de sol
desciende
al vuelo
de la paloma
con su piel
su pelo alborotado
y un joven
que conduce a la puerta
del programa de los doce pasos
El muchacho es adicto
De cada diez
uno no recae:
La impotencia de sus labios
por mi sangre
fluye
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