lunes, 28 de febrero de 2011

3188.- WADI OBEADI


Wadi Obeadi (Dyala, Irak, 1960), Licenciado en Ciencias Econó-
micas de la Universidad de Basora, estuvo durante casi una década
en los frentes de batalla de las recientes guerras del Golfo Pérsico
y vive actualmente en Austria. Critico literario y editor de las revistas culturales Dhifaf en árabe y Ufer en alemán, algunos de sus
libros son Patria del amor… patria de la dignidad (1988), Lo que ha
dicho la palmera a los amantes (1990), Contemplaciones antes de
viajar (1991), El sultán del habla (1999), Exiliados del paraíso del
diablo (2003) y La canción del polvo (2000).






El dios de los diablos ha muerto

He matado el caballo.
En la cima de una colina he quemado su cadáver.
En una tarde triste...
Y a verlo vienen todos los diablos, uno tras otro.
Cantan y bailan,
como viudas descalzas y desnudas
cantan y gritan en la cima de una colina
en la oscuridad...
como si fuese las de Babilonia
desnudas
para una triste ceremonia
donde muere el caballo
de las civilizaciones.
Oh, sol, no sigas con tu risa.
Viento, apaga tu gorjeo.
Y vosotras, montañas, dejadlo ya.
Que, majestuosamente, os cubran tristeza y sangre
hasta el día de la resurrección.
A vosotras os hablo,
porque aún no han parado el silencio,
el miedo y los actos de los hombres.

Ha muerto el dios de los diablos,
celebrado por el mercader de trivialidades
para dejarnos vivir sufriendo, sin esperanza.








Una indisposición prevista

Mis ojos son hondos oh, sol.
Por eso no puedo verte esta noche.
Mi corazón,
que sopla agua negra,
está agujereado por la tristeza.
En esta hora,
celebrada por todos los dioses,
pintamos las derrotas sobre nuestras cabezas.
Por la sangre de las ofrendas
vamos a esperar más tiempo
para encontrarnos de nuevo
en la noche mediana del mundo.
Porque mis ojos no te ven
mi corazón es ciego,
y tú estás presa
en el museo del Louvre
entre el código
de Hammurabi..!

El Código del rey Hammurabi —del año 1686 antes
de nuestra era— es un conjunto de leyes
de Mesopotamia que aplica el decir popular «ojo por ojo,
diente por diente». Fue tallado en un
bloque de diorita de unos 2,50 m de altura por
1,90 m de base y colocado en el templo de Sippar.
Durante las diferentes invasiones de Babilonia,
el código fue trasladado hacia el 1200 antes de
nuestra era a Susa, actualmente en el Jusistán iraní.
En esta ciudad fue descubierto por Jacques
de Morgan, en 1901. Llevado a París,
Jean-Vincent Scheil lo tradujo al francés. Es exhibido en
el Museo del Louvre.








Mundo

Cuando rendidos dormimos,
o caemos simplemente
en el descuido,
el mundo nos empuja
igual que a la paja,
y, perdidos, nos arrincona
contra la acera
donde no hay camino
ni ciudad que pregunte
por nosotros o nuestros sueños
ni otra cosa alguna.

¡Entonces gritamos a unos ojos
que nos vigilan sin escucharnos!




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