martes, 23 de noviembre de 2010

2065.- JULIO CUEVAS


JULIO CUEVAS. Nació el 23 de enero del año 1955 en Neiba (República Dominicana). Se ha destacado como poeta, ensayista y crítico literario. Es fundador del taller literario "César Vallejo" de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, UASD. Pertenece a la generacion de escritores del 80. Es graduado de educación, mención filosofía y letras, con maestría en Linguística Aplicada. Julio Cuevas tiene un doctorado en Derecho, con postgrado en Relaciones Internacionales. Desde el año 1981, es catedrático de la Escuela de Letras de la UASD, donde también se desempeña como profesor de la especialidad y la maestría en linguística y Literatura, labor por la cual ha sido reconocido como catedrátíco meritorio.En el periodo 1996-2000 fue embajador, encargado del Departamento de Asuntos Culturales de la Cancilleriia Dominicana. Es autor de las siguientes obras: Epistolario del Crepúsculo(poemas, 1974). Visión Crítica en Torno a la Poesía de VÍctor Villegas (Ensayo, 1975), Testimonio del Tiempo (Poemas, 1986), Homenaje en Tono Oblicuo (poemas, 1992), Los Cantos del Hierofante (poemas, 1997).Fue director de Cultura y director de Publicaciones de la Universidad Autónoma de Santo Domingo(UASD).Es presidente de la Fundación Cultural TRAPICHE.
Su más reciente obra poética se titula POEMAS DE TIERRA ADENTRO (2008)




Estos poemas

Estos poemas son para ser masticados,
digeridos
y vociferados.
Su autor es un hombre común y corriente
constructor de auroras de amor y melodía,
que ha alquilado su risa y su sombra
desde el índice de las páginas amarillas,
en los mostradores de la “Jhony”,
la usurera de agonías cercanas.
Estos poemas son para ser desparramados
palabra a palabra
acento por acento
en abierta cadencia
y sin lamentos.
Estos poemas son para ser germinados
sobre la aurora
pausa por pausa
tierra adentro...







NOSOTROS

I

nosotros
Somos un trozo de tambora y güira
renaciendo
a lo largo del trópico.
Somos entera picardía
bebiendo un jarro de tisana
en el desayuno chocolatero,
en el jengibre del velorio.
Nosotros
Somos
Temblorosa historia de tiranos,
Burócratas y aventureros,
políticos de frágil careta.
Somos
eso…
cuando nos dejan ser,
humor del dominó casero,
un poco agonía,
broma y jolgorio,
pregón del triciclo,
cliente o marchante,
prestamista y panadero.



II

Nosotros
Somos verticales edificios,
madrugadas calles de mendigos,
sequía,
insomnio y lluvia,
¿por qué negarlo?
somos mitad acordeón y atabales,
sazonada mangulina y ardiente merengue,
Somos todo una vaina,
todo una cosa,
todo bullicio,
todo carabiné,
todo caramba.
Somos eso…
maestro,
agricultor,
inquilino
y quinielero.
Somos casucha,
barracón
y curanderos.
Somos tala de árboles,
bronca invasión de terrenos.



III

Si
¿por qué negarlo?
con sol caribe en el verbo
con llanto de siglos en las manos.
Somos eso…
hombre chivo,
hombre culebro,
compadreo y subsistencia,
con agua bendita para el ensalmo.
Somos eso…
un poco católico,
un poco protestante,
un poco cristiano.
Somos un poco África y España,
un sincretismo de huellas y abecedarios.
Somos eso…
búsqueda del origen y la independencia,
¿por qué negarlo?
nosotros somos eso…
¡dominicanos!







BIOGRAFÍA SIN VÉRTEBRAS

I

Mi padre
es un quebranto alquilado,
conoce el recio bramido de la vaca pinta
y de la otra cara berrenda,
y obedeció al patrón.
Mi padre es un sembrador a medias,
y labra la tierra en espera del silencio.
Mi padre es un río de llanto en el surco,
y en medio del sol señala animales,
y advierte la sequía tuerta de tiempo.
Y en el verbo de las regolas…
en el camino de sombra y lamentos,
mi padre es todo un quebranto,
lo mismo un pasmado obrero,
alquilado,
estrecho.



II

Mi padre es
un delgado eco en la distancia,
de esos tantos miles vivos muertos.
Tiene un sombrero de deudas/pico largo,
y sabe sembrar su sangre en el viento,
y tiene en sus ojos una patria inconclusa,
y el padre de mi padre tuvo lo mismo,
bajo una simple tonada/en una copla….
en un cerotear la tierra sin palabras.
Mi padre nunca tiene en el bolsillo acentos,
ni medio día en la frente,
ni paisaje en las orejas,
ni ramilletes de flores en los regresos;
mi padre siempre tiene capullos de lluvia
en sus 1abios,
y un torrente de esperanza en el pecho,
porque mi padre es mi padre,
en la mano poblada de lodo,
y en el canto común,
y en el repartido verbo
de estas bocas herejes,
y estos sublevados estómagos
que reclaman su universo.



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