WILVER MORENO TINEO
(Ayacucho, 1982). Integró el grupo literario “El Club de la Serpiente”. Ha publicado el libro grupal Club de la Serpiente. Muestra Poética (Hipocampo Editores, 2007); ha sido antologado en el libro Poesía Perú S. XXI. 60 Poetas Contemporáneos (Escuela de Lima del C.C. Yacana Editores, Lima, 2007); ha publicado el poemario Detritos (Paracaídas Editores, 2009); el libro grupal La Imagen de las Palabras (2009) y ha sido antologado en el libro Rito Verbal. Muestra de Poesía Peruana. 2000-2010 (Elefante Editores, 2011). Poemas suyos han aparecido en medios peruanos y extranjeros. Actualmente prepara un libro de poesía.
"Detritos" (paracaídas editores, 2009) -conjunto de partículas resultantes de la descomposición de una masa sólida-.
EXTRAVÍOS
1
No comprendo el
Ocaso del tiempo
La ruina nudosa
De esas decrépitas manos
Que recrean de noche
El destino humano
2
Se ilumina de pronto
Mi cuerpo
Se eleva sin sus miembros
Ni su voluntad
Se eleva sin consentimiento
Ni razón
Se abre sobre el denegrido
Sendero
En el ocaso de la búsqueda
3
Queda en mis manos
Fuego huido
Sus oscuros rayos brotan
Lejos del tiempo
Y se precipitan en briznas
De piel y espacio
Nocturna muerte del Ser
4
Este Dios es otro
Siempre en búsqueda de creación
CEGUERA
Este espejo no es mío. No son los ardores los que me impiden tocar el centro. No soy yo el que cae como animal nocturno ni mi cuerpo el que se estira como reptil. Yo no veo. No siento más dolor ni más afecto. No escondo nada bajo las arrugas de mi piel. Tengo sólo las uñas laminadas y los ojos duros como cristales.
***
COMUNIÓN
La compañera antecede, extiende las manos y abriga al cielo. El ser expuesto y doliente, abierta al flujo de la vida, abierta al amor y propagadora. La compañera cae como la lluvia, extiende y dona su cuerpo como el gran mar envolvente. Yo me sumerjo, encuentro el origen y nado hacia el infinito, hacia la zona cerrada del tiempo, hacia los pliegues eternos de vida. La compañera atiende los sueños, los crea. Ella es soporte de estrellas y la primera creadora. Toda ella rememora galaxias y tierra primigenia. Toda ella es nacimiento. Yo me sumerjo en ella nuevamente, me dejo arrasar por su gloria y me dejo callar por su misterio.
NOCTURNIDAD
La noche estira su negrura sobre los cuerpos, sobre los muñones que levantan sus dedos acusadores. La noche olvida sus motivos, su naturaleza, su crueldad intrínseca. La noche rodea a los cuerpos, los abraza para protegerlos de la luz del sol que abate con su claridad. Ella brinda su oscuridad desinteresadamente. Abajo, los mugidos de sus hijos ruegan por sus brazos, por un poco de su piel materna. Los muñones se retuercen, intentan vocalizar, intentan alzar sus ojos inexistentes, intentan sentir calor en su piel insensible. Este rebaño hace un ruido sordo como de piedra caída dentro de un pozo profundo. La noche mira a sus hijos con piedad, con pasión, con inexpresable amor. “¿Qué puedo hacer para calmar a mis hijos?, ¿qué puedo hacer para aliviarlos?” Los alaridos ahora son menos audibles, más lejanos. La noche entonces olvida sus ruegos y se concentra en su majestuosidad, en su rotunda nocturnidad y prosigue su reinado.
Rev. Peruana SOL NEGRO
poca cosa se sienta a mis pies
poca
casi insignificante
allí se posa sin más
como si el silencio
no hubiese tenido existencia
sino allí
la veo
con esta mano indiferente la toco
me siento
y mientras compito con mis arrugas
inclino mi cuello
me acomodo
y la contemplo
***
DESCENSO
Abres tu boca y entra mi dedo inmensa tu boca se abre y yo entro completo primero mi dedo luego mi mano mis dos manos mis cabellos mis hombros mi cuerpo entero tu boca inmensa me contiene tu noche negra y clara pura y pura sobre todo tu boca inmensa que se ocupa conmigo tu lengua moviéndome juega con mi cuerpo cada vez más ínfimo más residual tu cielo se eleva tu conducto se abre mis ojos se ciegan siento atravesar tu cavidad interna siento ser destilado a mi estado real tu cuerpo inmenso lento y hermoso llenándome de jugos celestiales me consume y me excreta y yo caído y glorioso me disipo en luz gracias a tu digestión oh evanescente sensación quise desprenderme del cuerpo que tengo y terminé sumergiéndome en él
***
Ojo austero, que reprimes diente,
Trepanas nervios y taladras alma.
Todo abajo se destruye en calma,
Y refluyes vigoroso, ardiente.
Ojo labrado en perpetuo encierro,
Perforar la palabra te sucumbe.
—Qué se asuma carne y se enrumbe
Sobre dedos muertos en su yerro.
Desnudo ojo, artificial quiero verte;
Recorrerme las entrañas aislado,
Y no sucumbir al dolor o al hado.
Ojo emético, deseo descreerte;
Omitir palabras a la arcada,
Y ser cotidiano, feliz o nada.
***
VAGABUNDO Y SUEÑO
Antes descubría mis dedos en parques antiguos y holgados, retorcía mis aromas y destilaba, bajo los puentes, los deseos ocultos de mis sienes.
Carecía de dolor y detenía mis pulsiones con escombros de adobes que coleccionaba desde antes de mi nacimiento.
Mentía constantemente, corregía mi deseo de emanciparme y descubría los olores prohibidos con seguridad de insecto abrasivo.
Era mala espina y no me importaban los dedos que me señalaban cuando cruzaba los desperdicios de mis rastros.
Mentaba verdades a mis falsas palabras; comía, dormía y me untaba la vida con afección certera y malla metálica.
Era pequeño y sumiso por los grises aconteceres de mi vida futura y por los pecados henchidos de mis mayores.
Ahora, todo se ha olvidado; las falsas pasiones sometidas y los viejos olores, aunque me envuelven, no me comprometen ya a su negrura.
Estoy más viejo que nunca: tengo canas disueltas y mis arrugas parecen espuelas de orugas reinas.
Mis odios están sumidos en la maceración perpetua de los recuerdos y mis lealtades están protegidas en cofres de madera húmeda para que su memoria se haga de tierra eterna.
Hoy, agotado, sólo espero la muerte, la final consecución que me atrape en el desenlace de mi ser, mi oscura solución efímera y definitiva.
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