Ricardo Martell Caminos
Nació en Verapaz, El Salvador en septiembre de 1920. Hizo sus estudios con los padres paulinos en San Salvador. Maestro y periodista, se dedicó a escribir y empezó a publicar en 1939 sus primeros poemas en la “Página Literaria” de EL DIARIO DE HOY. Su primer libro fue “Media Luz” (1953), que contiene poemas sencillos, limpios y luminosos. Literalmente se le ubica dentro de la escuela postmodernista. Escribió “A falta de pan”, comedia en tres actos que obtuvo el primer premio en el concurso promovido por el Ministerio de Cultura en 1953.
Su cuento “Los tísicos” obtuvo el primer premio en los Juegos Florales Agostinos de 1955. Luego publicó “Tres elegías a mi padre” (1955), con grabados del pintor Camilo Minero. En 1967 fue publicado su libro de cuentos “Un número cualquiera”.
NÁUFRAGO
Hoy que me queda sólo un mástil muerto
sobre el dolor de envilecida arena,
añoro la onda azul que fue tan buena
y que se evaporó al azul abierto.
Y siento la nostalgia de aquel puerto
donde canté inspirado en una pena
y até mi corazón con fiel cadena
al cruel coral de un sonreír incierto.
¿Dónde encontrar el rumbo hacia el regreso
para llegar hasta el rosado beso
que tuvo la inconstancia de las olas?
Heme aquí sin espacios cardinales,
Sin ángeles, sin rosas, sin puñales,
Para llenarme el pecho de amapolas.
SIN FE, SIN ESPERANZA, SIN AUREOLA
Por la vereda azul que va al ocaso
me voy siguiendo tu angustiada huella.
Muere la luz y la primera estrella
besa el constante ritmo de mi paso
¿Dónde el rosado mármol de tu brazo?
Bajo ¿qué clima estás regando aquella
dulce manera de mirar tan bella?
¿A quién ofreces hoy tu íntimo vaso?
Aunque no pierde frescura mi constancia
aunque en las vueltas del camino siento
que entre los dos se agranda la distancia…
¡Mas, si he de hallar herida la corola,
prefiero regresar sin sol, sin viento,
sin fe, sin esperanza, sin aureola!
CANCIÓN DE LLUVIA Y PÁJARO
Se alegra el corazón oyendo el fino
canto de lluvia nueva en el tejado.
Huele a belfo, a corral y a camino
bajo la tarde azul recién mojado.
Suaves brochazos de un morado-vino
semidiluido en verde-anaranjado
pintan la lejanía donde un trino
florece en el frescor recién brotado.
¡Canción de lluvia y pájaro! Sonrisa
de mirto que sacude blanda brisa
para que sus rocíos tornasolen.
¡Está el alma tan cerca de las cosas,
que viendo revolar las mariposas
se siente el corazón de miel y polen!
De: “Media luz, Dirección de Publicaciones, Ministerio de Educación de El Salvador, 1980.
TU VOZ
¡Tu voz!
Voz de campana
con húmedo badajo de geranios.
¡Voz que arrodilla el alma!
Voz que viene y no llega.
Que llega y no se va...
Que no se sabe si entristece
o nos hace reír y cantar.
Tu voz siembra de rosas los senderos
por donde el corazón corre a buscarte.
Voz que sacude ramos de recuerdos
a orillas del alba.
Ayer y hoy: ¡tu voz!
Mañana:
¡Sólo tu voz ha de marcar la senda
para volver a tu presencia clara!
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