C. Dale Young
Poeta y escritor, médico, editor y educador de ascendencia asiática y latina.
Fecha de nacimiento: 18 de abril de 1969, Estados Unidos
Educación: Se crió en el sur de Florida, y sus primeros trabajos se inspiran en el paisaje tropical de su estado natal. Graduado de la Universidad de Boston (BS 1991) y la Universidad de Florida (MFA 1993 y MD 1997). Completó su internado médico en el Centro Médico Regional de Riverside y su residencia en radiación oncológica en la Universidad de California, San Francisco.
Vive en San Francisco, California con su esposa, la bióloga Jacob Bertrand.
Premios: Beca Guggenheim en Artes Creativas, Estados Unidos y Canadá
OBRA:
Poetry Collections
Torn , poems ( Four Way Books , 2011)
The Second Person , poems ( Four Way Books , 2007)
The Day Underneath the Day , poems (Northwestern University Press, 2001)
Limited Edition
Torn , letter-press broadside (Mad River Press, 2004)
Short Fiction
"Between Men" ( Four Way Review, Sep 30, 2012)
"The Affliction" ( Guernica, Feb 15, 2010)
"The Fortunate" ( Blackbird, May 5, 2014)
Essays
"The Veil of Accessibility: Examining Poems by Frank O'Hara and Kenneth Koch in Light of Conrad's Heart of Darkness" ( American Poetry Review , March/April, 2013)
Traducción del poeta nicaragüense Francisco Larios
Víspera
Por tratarse de una romería
salimos al camino en la quinta hora de la luz,
como marchan los niños de los cuentos
al combate con demonios.
Ya no éramos niñas, y aún no éramos mujeres, mis hermanas y yo
detrás de nuestra madre rumbo al río,
donde la logia de damas cargando lienzos blancos
se hundía en el reflejo que las flores del caquis dejaban
sobre la gélida, oscura agua de la mañana.
Vimos a nuestra madre hundir las sábanas,
luego las camisas, y vimos su espalda doblarse, erguirse,
sus brazos alzar las telas blancas en el aire,
una bendición, sus brazos tan fluidos como el agua,
tan fluidos como un decreto en tinta fresca.
Yo sacaba las camisas del remojo
–avergonzada de tocar a mi padre, a mis tíos—
y las tendía sobre piedras a blanquearse bajo el sol.
Caminando a casa, cargando en mis brazos la ropa limpia
rociada por el dulce olor de la luz que disolvía las colinas,
recordaba a mi madre en el agua oscura.
Rezaba por que la maternidad nunca me encontrara en su lugar.
Vespers
Because it was a pilgrimage,
we left during the fifth hour of daylight
like the children in our textbooks
marching off to fight with devils.
Not yet women but no longer girls, my sisters and I
marched behind our mother to the river
where a secret society of women holding white sheets
waded into reflections of rose-apple blossoms,
into the icy, black morning water.
We watched our mother drowning sheets,
then men’s shirts, her back bending, straightening,
her arms lifting the white cloth into the air,
a benediction, her arms as fluid as water,
as fluid as a Chancery written in fresh ink.
I would pull the white shirts from the water
-embarrassed at touching my father, my uncles—
and drape them across rocks to bleach in the sunlight.
Walking home, arms filled with laundry
sweet with the smell of the sun now dissolving the hills,
I would remember my mother in the dark water.
I would pray motherhood would never find me there.
Oda a una cebolla amarilla
¿Qué tal si te hubiera ignorado?
–tus falsas pieles acopiando luz en la canasta,
esas pieles de cobre sin pulir–
¿Habrías vivido una vida más suntuosa?
Ahora eres libre del metálico esmalte,
una rota cáscara de pergamino,
los pétalos secos de una lila—
quienes no te han amado
no sospecharán.
Pero tú eres un verde descendiendo a amarillo—
qué embustera que fuiste.
Antes tocaba la cítara,
mis dedos frotaban cada nota.
Antes manejaba el telar,
pasaba la lanzadera por la urdimbre.
Antes restregaba los mosaicos
del fondo de la tina de Alejandro.
Hoy nada más intento descifrarte.
Más allá de la aldea, dentro de la nube
de cacao silvestre y tamarindo,
trovan tu historia: Cómo tú,
tan común en tu especie,
haces llorar a los grandes guerreros,
y una mujer consigue desarmarte.
Ode to a Yellow Onion
And what if I had simply passed you by,
your false skins gathering light in a basket,
those skins of unpolished copper,
would you have lived more greatly?
Now you are free of that metallic coating,
a broken hull of parchment,
the dried petals of a lily—
those who have not loved you
will not know differently.
But you are green fading into yellow—
how deceptive you have been.
Once I played the cithara,
fingers chafing against each note.
Once I worked the loom,
cast the shuttle through the warp.
Once I scrubbed the tiles
deep in the tub of Alejandro.
Now I try to deciper you.
Beyond the village, within a cloud
of wild cacao and tamarind,
they chant your tale, how you,
most common of your kind,
make the great warrior-men cry
but a woman can unravel you.
“Stella Maris: II. Vespers” and “Ode to a Yellow Onion” from The Day Underneath the Dayby C. Dale Young.
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