Anna Moschovakis
Poeta, traductora y editora, Anna Moschovakis estudió filosofía en la Universidad de California en Berkeley. A continuación, pasó a recibir su MFA en Escritura Creativa en la Escuela Milton Avery para las Artes en el Bard College y su maestría en Literatura Comparada (americano y francés) en el Centro de Graduados de la City University de Nueva York.
Ella es la autora de dos libros de poesía, You and Three Others Are Approaching a Lake (Coffee House Press, 2011), winner of the James Laughlin Award from the Academy of American Poets, and I Have Not Been Able to Get Through to Everyone (Turtle Point Press, 2006).
NO PUEDO RECORDAR qué se supone que debo estar haciendo.
No se me ocurre nada sino las listas que he hecho, listas cuyo propósito
rompí. Siempre será buen tiempo para romper
cosas como tenedores de plástico y tendencias poéticas.
Es un día buenísimo para imitar el mundo.
Pero ya no recuerdo qué es la imitación
o cuál su diferencia con la zalamería
o qué distingue a un refrán de un aforismo.
Mejor vuelvo a la escuela,
dijo él, mientras hacía un gesto para la alteridad.
Ya no recuerdo si la alteridad
tiene connotaciones negativas
o si es otra manera de lanzarme
a la calle. Me gustaría intentar,
por una vez, ser hombre. Me gustaría llevar marcas que fuesen
obscenas en lugar de pornográficas. No puedo recordar
lo que pienso de la pornografía hasta que me la ponen
frente a frente. Me gustaría ser inanimada,
reconocida y apreciada
por todas mis virtudes exteriores
sin que estorbe la ética. Parece que me acuerdo
de ser ética. Parezco estar actuando algún tipo de línea todo el tiempo,
aunque sea pervertida. Yo me pregunto cuándo lo pervertido se hizo
pornográfico y si ese aspecto puede
sustraerse. No recuerdo mis reglas
de gramática. No creo que el inglés sea muy bueno
para una cierta clase de invención. Deduzco
que a algunos lectores no les gusta sentirse
confrontados con el lenguaje palabra por palabra.
Yo quiero ser una palabra. Sería una abstracción
y tendría un final inescrutable. ~
"El libro azul" [fragmento]
Alguien dijo una vez: “El mundo es azaroso por designio.”
Me parece que fue en una charla sobre las coincidencias.
Es muy probable que la charla sea una que tuve yo conmigo misma.
Tales charlas adquieren el carácter de un sueño.
La apuesta es una actividad que adopta el concepto de azar.
Estas son reglas que, por lo general, rigen al jugador.
Las reglas han sido diseñadas para darle al azar una cierta premisa.
Los juegos de azar, en realidad, se encuentran arreglados a menudo.
Los juegos arreglados utilizan una especie invisible de certeza.
La invisibilidad es susceptible de coincidir o divergir de toda transparencia.
La transparencia en materia de lenguaje es juzgada, a menudo,
como algo en pro de los significados.
Por eso, una palabra y su respuesta son juzgadas como una progresión.
Las palabras que no tienen secuencia pueden llegar a confundir.
Esto se debe a que su progresión no puede ser justificada con certeza.
A menudo, los actos sexuales obedecen un patrón señalado con anterioridad.
Este patrón puede verse frustrado por el dilema mente/cuerpo.
A la imprevisibilidad del cuerpo se le juzga distinta de aquella de la mente.
Tal distinción crea el antecedente de nuestros hábitos sexuales.
Mi tendencia es buscar significados ocultos en acontecimientos azarosos.
Es fácil juzgar las coincidencias como superficiales o profundas.
Es tentador pensar que elegir entre estas interpretaciones resulta necesario.
Igual de tentador es no pensarlo.
Me corté el dedo con una carta de mi nuevo amante.
Me pregunté si esto quería decir que dolería nuestra relación.
Como el lenguaje mismo, el amor juega contra un antecedente regulado.
“El amor es apuesta”, dije, y la frase adquirió carácter de cliché.
El sexo entre dos personas contiene un tipo de coincidencia.
Y su significado, al mismo tiempo, es cierto y es variable. ~
Traducción de Hernán Bravo Varela
Estos poemas pertenecen al libro No he podido llegar a todo mundo (2006).
[The challenge: to start]
The challenge: to start
not with theory but with tangible performance
You and others, approaching
We shall be asked for a way out
to be fed
to keep warm and dry
Starting with experience, magic
genuine science
More than once we have been lost
in a trackless wilderness
dwarfed and shadowed by mighty buildings
subway trains wild as elephants
One goes blindly back to one’s desk
These moments come, their dark
shadow
We glimpsed control
and more tragic waste
We entered with 40,000,000 warriors
with the dignity of cathedrals
The lake is upon you.
You have two canoes, your tent
The child has entered upon this desert
You have your axes
What, precisely, is your procedure?
Thought Experiment: Mary in the Black-and-White Room*
Some things lock in competition, like an earthquake and a kiss. While a decision is waiting to be made, neither side of the argument progresses. The earthquake, though eager to prove its claim, shows valiant restraint; the kiss? It knows the power of bitten tongues.
Such stand-offs as these precede most gains (stance of knowing too much and fearing too late). The tongues, shaking along with the house, say nothing shattering at all.
With progress, not only earthquakes but kisses will be predicted. The last fine line between feeling and fact will choose a good point, and end. Flattery will continue to make us immortal in the difficult years between the first word and the lost.
* In which Mary, herself a palette of grays, inhabitant of a universe void of color, gains access to the complete scientific story of what makes red red—and reads it.
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