Mindy Zhang
Es una poeta y traductora China que reside en Estados Unidos. Educada en el Boston College y la Universidad de Boston, enseñó chino en Bosto y vive en Los Ángeles actualmente. Co-fundadora y editora de la revista Poesía Este Oeste, una revista internacional que se publica en China y EEUU. Traductora de Lyricline en Alemania. Ha publicado seis colecciones de poesía. Ha sido invitada a muchos festivales de poesía.
Is a Chinese poet and translator living in America, educated at Boston College and Boston University and she taught Chinese in Boston and currently resides in Los Angeles. Co-founder and editor of POETRY EAST WEST, an international magazine published in China and USA. Translator for Lyrikline in Germany. She has published six poetry collections including The Art of Splitting (2009) and Chords Breaking (2010) and has translated many poets from other countries into Chinese. Her book length translation includes “Selected Poems of Ha Jin” (2009), “The Writer as Migrant” (2010), “Missed Time” (2011), “Dancing in Odessa” and “The Book of Things” (coming out soon), and a poetry anthology (expected in 2012). As a poet she has been invited to international poetry festivals in several countries such as Macedonia, Sweden, India, Romania, Japan, China, and USA.
Luna fracturada
La Luna está apuñaleada.
El pez, aturdido.
Accidentes suceden cada día,
pero el pez no puede creer su suerte.
La Luna está muerta.
Muere por el sol— muere una grandiosa muerte—
Bang, se derrumban los escombros.
Pero nadie escucha nada.
Cuando llega la noche
la gente se levanta, sale, sólo para encontrar
que la Luna ha desaparecido,
Quedando sólo escamas de pez en el suelo.
El tiempo arranca de nuevo desde el año cero, la Tierra lleva
una brillante superficie, gira lentamente, como el ojo derecho de un pez.
El sol refleja la luz desde la tierra como su ojo izquierdo.
El mundo es pacífico, ya no practica el juego de
A cazando a B, B cazando a C,
la gente pisa la luz de luna fracturada, viviendo una vida plena.
—Sólo el pez tiene el corazón roto llora y llora por un ojo—
—la gente cree que es una luna nueva—
el anhelo del pez flota en el aire.
Ya no es peligroso, ya no conduce
a la relación suicida/homicida entre el cielo y la Tierra.
La gente empieza a levantarse en la mañana,
y a ir a la cama en la noche, cantando sobre
los rayos solares que vienen desde adentro del Sol.
Lunas dobles
Un pez camina, su cola barre la playa, sasa, sasa.
Ningún otro sonido esta noche, solo la cola del pez que sacude.
Cuando el mar y la tierra colisionaron, algunas personas murieron,
algunos peces sobrevivieron. Los peces se irguieron y caminaron
para no ser aplastados hasta la muerte. Este pez camina nocturnamente
solitario, de una calle a otra, buscando algo.
Desde esta posición, solo puede alzar la vista, y todo lo que ve
es la Luna sobre cada calle. —El pez camina y mira—
pero “la esposa de un amigo no puede ser robada. “No tiene salida,
ninguna forma de regresar tampoco, entonces se inclina hacia abajo,
afila su cabeza contra el suelo, — y se eleva lejos—
buscando al Sol, su amigo imaginado,
y lo acuchilla casi hasta la muerte, hasta que cae, cerca de la Luna,
colgando en el cielo uno al lado del otro. El pez cae a la tierra,
su cuerpo arde —necesita agua, pero no puede retornar al mar—
La Tierra está seca, alga marina sobre árboles, camarones y cangrejos en floración.
Las personas se acostumbran al olor del mar,
pero no al día sin luz solar. —Gradualmente empiezan a
dormir de día y a trabajar de noche—
Lunas dobles iluminan cada esquina de 9 de la noche a 5 de la mañana.
El mundo es púrpura. Maíz púrpura, trigo púrpura, arroz púrpura,
Incluso bananas púrpura y caquis púrpura.
No más luna roja, no más luna azul, no más separación
o muerte. El pez sabe, la Luna gira alrededor de la Tierra sin
jamás amar el suelo o el mar, sólo le importa el Sol.
Incluso el flujo y reflujo de las mareas son consecuencias del coito entre el
sol y la luna. “Te ayudaré a hacer realidad tu sueño” dijo el pez, sacudiendo sus escamas,
más humano que los humanos.
No habrá luz desde el vientre del pez desde el horizonte, en lugar de
noche eterna, Lunas Dobles para siempre.
El pez camina, sasa, sasa. Levanta la vista hacia el cielo y escupe
un chorro de burbujas, colorido, su vientre vacío, como una linterna
flota en el aire, agitando el aburrimiento del nuevo reino,
de otro modo su último aliento podría matar al sol
y dejar a la luna sola en su andar. “Puedo volar, ¿por qué no puedes tú?
El libro de las siete vidas
Estoy muy cerca del sol, y dicen que encegueceré.
Entonces aparezco en varias películas como un hombre viejo,
interminables cabellos y barba canosos, ojos como agujeros, diciendo profecías:
Hoy nace Apolo, mañana una piedra
Será declarada el Sol. También aparezco en muchos poemas,
en ocasiones glamorosa, —casi siempre peor que una bruja—
hoy envejecen mis senos, mañana se arrugan.
Entonces pongo sonrisa firme recorriendo el camino con falda de tubo.
Sólo me ve Virginia Woolf, a mi yo que codifica las palabras,
mi yo que ama directa y plenamente, creyendo de buena gana en el amor,
y que puede escribir bien, no por nombre ni por fama, sólo escribir como debe ser,
y poder cambiar de un día para otro… Oh, no, no, no, no otra vez,
¡Qué maravilloso es quedarse en esta vida! Zeus me dio siete vidas,
pero nada mejor que esta vida, esta vida de tigre o lobo.
Temo al sueño, temo despertarme con un rostro viejo llevando
la mueca de T.S. Eliot, mi cuerpo empolvado con ceniza de su cigarrillo.
Una habitación propia
El invierno es frío, ella pinta una habitación y se refugia.
Pinta un escritorio, una cama, un guardarropa.
Pinta todo lo que necesita.
Pinta una pared, la borra, —la vuelve a pintar y la borra de nuevo—
Una pared crece por sí sola. Dentro de esa pared
ella pinta la hierba, flores y pájaros.
Pinta primaveras y veranos.
Pinta montañas y océanos —llegan olas revoloteando—
en una espiral en la que queda enredada.
Me veo a mí misma en ella en esa habitación, luchando.
—Le pido que pinte una ventana—
una ventana que conduzca a un cielo.
Inesperado
Mañana del domingo, en la cocina preparo una ensalada de frutas,
pero tres tipos de fruta crean un tosco diseño. Ligeramente
sacudo el plato, caen las formas, otoño ante mis ojos.
Si sólo pudiese hallarse el sentido de algo por un lanzamiento casual,
la distancia entre tú y yo, tan difícil de arreglar.
El acercarme a ti parece tan desesperado, como un verso
de la Dinastía Tang. —Y si volase a Atenas, si allí te esperara—
un árbol en la Acrópolis, —trayéndote frutos de todos las estaciones—
me lanzarías, yo caería, caería en diseños y líneas.
Traducciones de León Blanco
http://www.festivaldepoesiademedellin.org/
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