Lilia Rodríguez Martín nació en Tijarafe, Isla de La Palma.
Es licenciada en Geografía e Historia por la Universidad de San Fernando de La Laguna.
Ha publicado poemas en la antología: “Paloma Palabra”; y en una antología extraída del acto homenaje al poeta palmero Félix Duarte. También ha publicado en el primer número de la revista “Jóvenes Escritores”, el poemario “Mariposas de Ceniza”; y en el número 1 de la revista Azul publicó su poemario “Mariposas de cristal”, revista de la que formó parte del consejo de redacción.
Definición de poesía
La poesía como noche, silencio, mar surgido desde todos los océanos,
la poesía aurora boreal, río, vendaval que surge desde todos los vientos,
la poesía azul como vuelo que galopa hacia el cielo, la poesía
palabra, sensaciones adheridas a la tierra, la tierra de las simientes, sarmientos
tendidos al sol. El sol ebrio de raíces y canciones bajo el candil de los días.
La poesía como manzana arrancada desde la boca de los dioses, dioses de luna,
dioses de lluvia, dioses de arena y sal.
Payasos de piñata
Cuando de noche
abres la cremallera del cielo
saltan mariposas dulces,
labios apretados
de pájaros sin cintura,
payasos dormidos, como de piñata.
Un halcón vuela
bajo la tierra transparente
y arrebata con sus uñas
al incierto caracol de mil pies.
Mientras, un enjambre de tortugas
avanza hacia el estío.
La risa del águila
Ríe el águila en su nido que da al sol poniente, burbuja de plumas a la salida de cañaveral; despierta con ese desparpajo de cenicienta añil. No te detengas en la mitad del camino sin palabras; ríe el águila hasta alcanzar la cima de los dioses y su risa es una luna de cascabeles, esa es su locura primaveral; carruaje de plumas vendidas al estraperlo y el águila quedó cantando bajito la canción que despierta al mundo sin pecado original, sin risas, sin canciones e incluso sin plumas mañaneras.
Bosques de agua
Círculos de luz
crepitan y se sumergen
en las profundidades
de un cielo repleto
de aves marinas.
Un canto de sirenas
se oye allá a lo lejos,
al borde de los acantilados
donde crecen bosques de agua.
Toda creación
se recrea en la belleza
de un sinnúmero
de fuentes
donde se disfraza la luz
dando frutos nocturnos.
MIEL DE MARIPOSAS
La isla se queda sola como un vendaval de espuma bajo los ojos,
músicas extrañas al fondo de los estantes, estas aquí y ya no estás,
tan lejos como la risa de un payaso que también está solo.
Me paso la tarde hilvanando recuerdos, figuras que se mueven de un lado para otro
como los caballitos de un tiovivo.
Entristeces de pronto y el cielo cae a la tierra como un trueno sonámbulo,
Árboles caídos en mitad de la noche.
No te detengas, levanta las alas, viaja en el tiempo y quedate ahí comiendo
miel de mariposas atravesadas por la luz tamizada de los océanos.
Rojas formas tubulares
Con esta sensación
irrealidad desmedida;
te imagino saboreando
escondidas sombras mágicas
atardeceres dudosos,
el mar al fondo
encendiendo la isla.
Rojas formas tubulares
ramas obscuras
bajo los párpados
del que aún no duerme
solo te extasias
henchido de noche,
porque la noche te transporta,
enfurece
retuerce
y hace gritar.
Y tu grito es un lamento
que se pierde barranco arriba
buscando soledades
una caricia
en la herida de tu costado
un hilillo de dolor invisible
percibo en tu mirada.
Luz en los maizales
Refulge luz
en los maizales
viento
tendido boca arriba
espirales de humo
saliendo
desde tu boca solitaria.
Llevas en tus manos apretadas
barcas que se alargan
como sombras.
Tinteros de silencio escondido
llanura que nunca termina.
Candil de los días
ABANICO DE RISAS
La luz planea bajo montes
de ópalo, círculos-arcoiris
sobre el tapiz iridiscente de
un cielo plomizo.
Alas de nube recién aparecida,
cóncavo vaivén,
una tarde sin bruma.
En tus ojos bailan claveles
picoteando
aves que emigran hacia el sur.
Abanico de risas,
olas que se esparcen boca arriba
sobre tus manos
como una manzana compartida.
No tienes por qué
entristecer
en esta diagonal
de voces antiguas.
Cristal, nube, cielo,
sombras plantadas
bajo árboles de agua.
Amaneceres sin mordaza
Bajo témpanos de silencio dormido
vas tejiendo una red añil de ausencias.
Esperas la soledad de los bosques
amaneceres sin mordaza
tintineo de luces lejanas
mientras tiemblas bajo un tiempo
sin ortigas,ni trigales.
Ahora, solo escucho tu voz
trasquilada por el olvido.
Atuendos de gabardina
Despierta la tierra y lanza al aire sus bocanadas de humo, como el encantador de serpientes, tiembla el mar bajo el cielo plomizo sin atuendos de gabardina. Tu te tumbas en la arena aún caliente de océanos de tinta china; estás tan lejos como el borde de los acantilados que ríen a carcajadas en la orilla de un horizonte mágico como las cuerdas de un piano inverosímil; estás tu tan lejos como ese despertar incierto de los amantes; barcas que caen desde tus ojos de lluvia sin prisa.
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