jueves, 9 de septiembre de 2010

BIANCAMARIA FRABOTTA [959]


Biancamaria Frabotta 

Nació en Roma, Italia, en 1946. Poeta, editora y profesora universitaria, enseña Literatura Italiana Moderna en la Universidad “La Sapienza” de la misma ciudad. Fue redactora de las revistas Orsa Minore.

Ha publicado obras narrativa, teatrales, ensayísticas y los siguientes libros de poesía: Il rumore bianco (El rumor blanco, 1982), Appunti di volo e altre poesie (Apuntes de vuelo y otras poesías, 1985), Controcanto al chiuso, (Contracanto encerrado, 1991), La viandanza (1995), la selección: High tide (Poetry Ireland LTD, Dublín, 1998), Terra contigua (Tierra contigua, 1999). Entre sus ensayos en italiano se encuentran La lectura al femenino (1980), Giorgio Caproni, el poeta del desencanto  (1993), La planta del pan (La pianta del pane, 2003). Ha sido correctora de los volúmenes italianos Archipiélago melancolía y de la selección en la Antología: Poetas de la melancolía (2001) y de otras antologías de poetas italianos como son: Gli eterni lavori (Los eternos trabajos,  2005), I nuovi climi ( Los nuevos climas,  2007). Autora de los poemas de: Mani mortali (Manos mortales, 2012) y del ensayo L’estrema volontà. (La extrema voluntad, Estudio sobre Caproni, Fortini, Scialoja, 2010).


Poemas de Biancamaria Frabotta 


Como si el sueño recíprocamente los raptara,
en la oscuridad cruzan los dedos
se rozan con la punta de los pies
y piensan – los extremos se tocan
en el corazón de la noche.
Uno de los dos incluso ya sueña por el otro.
Propenso más al contagio que al presagio
se adormece el amor conyugal
de la mano, la cintura ceñida
como para bailar, mientras la otra
vida empuja en las puertas de lo reprimido
y las vence. Ambos del lado izquierdo.
El alba los despierta un poco más hermanos.


*


Mi esposo tiene un corazón generoso
como ese dios que dona el primer verso.
De noche no se tira las frazadas
hacia el pecho ni me pinchan sus pelos
y al despertar quisiera unirse al coro
anónimo que sol y hambre asedian.
Mi esposo desconfía de las horas oscuras
y a su lado siento que me avergüenzo.
Y hasta de avergonzarme me avergüenzo.
Mi esposo desconfía de las cosas oscuras.
Así, por amor de él, cambiaré de estilo
atesorando para él cosas claras.


*


En la promiscua y dulce cárcel
nos dividimos el botín todas las noches.
Los días de breve distancia
y no su largo recorrido.
Uno a uno, como las cuentas del rosario
con la negligencia de los eventos.
Aun para nosotros dos, ladronzuelos
de huellas, en la almohada, que es nuestra
de las piedras negras dividamos
el futuro que no es nuestro
con sabia perspicacia
de las venas metálicas
librémosla, de la inicua redada
la seda del capullo.
Días del tiempo, superfluos y absolutos.


*


Tú, a quien los mudos enseñaron a hablar
a atajar los golpes de los cuerpos inertes
a lanzar desde el muelle de los sueños inciertos
el barquito de los niños de invierno
pecezuelos pescados en el turbio
remolino de un amor inútil
a mantener el juego, eludir el yugo
de nuestros humanos pesos invisibles
tú me enseñaste a hablarle a las paredes.


Anestesia

No sabes lo que dices, alma mía
que ardes dentro de una caja de arena.
Y sin embargo hablas, y haces
como el apuntador turbulento
que deja la reserva del bastidor
y recita en la luz su parlamento.

Traducciones de Martha Canfield



De "Il rumore bianco"

¿Erosión de la utopía o rigor de la paciencia?
Contestar es sustituir el blanco por el negro.
Intentá vos que amás el desorden
de los colores, las olas muertas del éter
lamé su negro de grasa dulce cola
y en la lengua perjura te quedará recién nacida
la otra mitad de la pregunta, el inexpresable blanco
(no la pregunta, sino la respuesta

es nuestro noble privilegio)

ser legible para todos y para mí indescifrable.


*


Tengo un agujero en la cabeza
que no alcanza la brújula
por el viento que allí silba.
Ayer hubiera dicho: es la cruz de los vientos
el nido celeste de los monzones.
Hoy, seguro me lo disparó un amigo
un francotirador que practica el arte del parche.
¿Quién abrió esta vía en el casco?
Agua y aire compiten.
Más dócil cordera no hay para tu pascua.


De "La viandanza"

Post coitum test
Incluso un voto y alrededor mío el vacío
pero nada sirvió para rasguñar
aquella espléndida matriz sin sentido
aquél ahuecado obscuro embudo que así
valerosamente hizo frente
a la voltereta enamorada de tu coleta
que se pavonea.
Eyaculado límpido, viscosidad en la norma.
Sólamente la reacción se demostró alcalina
pero la vitalidad apagada en aquella hora dura
resucitó y todavía dura...
Bien que: hubiera nacido un niño tan lindo.
En cambio: ni fuera una serpiente
que amansar
un silbido largo de viento confundió
en los mares bravos
del regazo tu rubio alarde de procrear.

Versiones de Martina Bortignon
para Otra Iglesia es Imposible



Nota:
La poesía de Biancamaria Frabotta es el espacio conflitivo entre crónica y reflexión, es el ruído blanco de lo transitado que se detiene, en pausa necesaria, frente al pensamiento, irónico, crítico, subversivo. El famoso poeta italiano Porta, quien prologó sus primeras obras, explicó su código poético en los términos de una “tensión de las cosas hacia el lenguaje y del lenguaje hacia las cosas”. Los siguientes libros atestiguan la soldadura de ese enfoque expresivo con cadencias narrativas y epigramáticas a la vez. En La viandanza, por ejemplo, la visión del cuerpo enamorado nunca se desliza hacia un lirismo convencional y emotivo. La contractura rítmica y lexical, característica de su estilo, se intensifica en los últimos trabajos, en donde el conflicto reside en el encuentro de su dicción poética con las formas métricas de la tradición y con las voces de otros poetas. MB




LOS SIGNOS DEL CIELO

II

Si todo sucede a nuestras espaldas
y extraños en la ciudad son los signos del cielo
quién los recogerá allá abajo
donde los rayos persiguen
los dóciles grumos mondados aún crudos
y medio vacíos, las ramas
del verde aniquilado, el tronco
obligado a arrodillarse
como quien recibe un disparo en la nuca.
¿Quién nutrirá entre sus nidos adheridos
la fuerza viva de la abubilla sedentaria
y el concertado vuelo de las garzas
si todo a nuestras espaldas cae?



La poeta Biancamaria Frabotta (Roma, 1946), nos regala una pequeña selección de sus poemas que han sido publicados en la Antología bilingüe Caminos del agua, poetas italianos del segundo Novecientos (traducción de Erika Reginato, Monte Ávila Editores Latinoamericana, Venezuela, 2008). La elección de sus poemas en esta Antología ha sido producto de una investigación y lectura de la poesía del viejo continente. Enmarca su gran trayectoria como poeta, ensayista y profesora universitaria que con gran conciencia inicia su recorrido poético desde la plaquette italiana Affeminata (Afeminada) de 1976:

Biancamaria Frabotta: La poesía llega cuando quiere, te llama…

Texto y traducciones de Erika Reginato

Si tú estás aun despierto, / escríbeme, te lo ruego, un poema/ que le gane a la vida que se obstina/ que me aferre al alba/ a un inicio de no vida. / Un poema sea que no se me cierre encima como una/ pinza…

De esta manera escribía la poeta Biancamaria Frabotta el poema que  se encuentra en  su primer libro: Il rumore bianco (El rumor blanco, 1982), una poeta  que defiende la poesía escrita por el género femenino pero también  lo universaliza en el lenguaje poético. Escribe en italiano: « Io sono poetessa e intera non appartengo a nessuno »,  dice: “soy una poeta entera y no le pertenezco a nadie”, insistiendo en la unidad e la poesía, la originalidad de cada verso y la autoría del poema.

En los poemas de Biancamaria Frabotta  el paso del tiempo no es trivial ya que renueva la condición de la palabra poética, la relación literaria entre autora-autoría-autoridad. Explora el porvenir de los objetos en una realidad solitaria y silenciosa como las herramientas que construyen el arca de la vida: Tú no sabes lo que dices, alma mía/ que ardes en una caja de arena./ Y no obstante hablas, y haces/ como el sugerente turbulento/ que es reservado con las quintas/ y recita claro su parte.

En el libro “La planta del pan” (2003), se dedican unos versos a la sabiduría del instinto  humano, ya que hay un epígrafe en el poema “La avara sirena”  exaltando la grandeza de Moby Dick que dice: …y el avaro Tritón, la Sabiduría, mostraba los tesoros que había acumulado. La supervivencias es la meta y la memoria: Sí, es ella a quien vuelvo a ver/  la aglomeración de Sabiduría/ la avara, intraducible Sirena… / ¿qué desfiladero abre/ en su mente rebosante/ el mal impronunciable? (…)

Y en otro poema, siempre detenida en  la vigilia, escribe: Como un portero de noche/ como un centinela inclinada/ sobre el rehén, a cada/ respiración suya se sobresalta, cuidando/ sobre el filo de la espada (…). Este es el incansable recorrido de una búsqueda de la poesía que parte del desenlace del amor como parte de la vida hasta donde la voluntad y la emoción se transforman en la percepción del tiempo presente.

Agrega en sus entrevistas este comentario: La poesía llega cuando quiere, te llama…lo importante es responder.



del libro La planta de pan, 2003

Inexorable factor
tú que nunca dices el negro
monosílabo del yo
es mi planta de pan
este frívolo idioma
de noches ajetreadas
que se cuentan, que envuelven.
Esta  pálida
vulnerable semilla
que echa raíces dentro de nosotros
y de nosotros se nutre,
esta alegre
grama infecciosa.



*



Inesorabile fattore
tu che mai dici il nero
monosillabo dell’io
è la mia pianta del pane
questo futile idioma
di notti indaffarate
a contarsi, a coprirsi.
Questo pallido
vulnerabile seme
che ci alligna dentro
e di noi si nutre,
questa infestante
gramigna festosa.



*


A veces, si uno duerme
el otro, medio desvelado vigila.
Fiel al turno y extenuado
no cede en el ignoto sagrario.
Como un portero de noche
como un centinela inclinado
sobre el rehén, que en cada
de su respiración se sobresalta, cuidando
sobre el filo de la espada
que no lo conduzca a la injuria
tanto arrastrarse
en el precario esplendor
de la hierba tranquilizante.



*


Talvolta, se uno dorme
l’altra, in semiveglia vigila.
Fedele al turno e stremata
al ignoto sacrario non cede.
Come un portiere di notte
come una sentinella chinata
sull’ostaggio, ad ogni suo
respiro sussulta, badando
sul filo della spada
che non gli rechi oltraggio
tanto trascinarsi
nel precario splendore
dell’erba tranquillante.



Los signos del cielo
(Georg. I,487-8)

I

Era ella la arbórea reina
el gigante de la fiesta
su atenuado tambor.
Gran planta inconciliable
radicada detrás
de una áspera cordillera
consejera de la media luna
de cualquier mayo feliz
en sus improvisados refugios
creciendo al par de los otros
en el general murmullo
de sus larvas apenas entonadas.
Dicen que después de cincuenta años
en medio de las pequeñas hojas encrestadas
se anudarán sus primeras bellotas.



I segni del cielo
(Geor.,I,487-8)

I

Era lei, l’arbore regina
il gigante della festa
il suo attutito tamburo.
Grande, inconciliata pianta
radicata come sul dorso
di un’aspra cordigliera
consigliera della mezzaluna
di un qualche maggio felice
nei suoi improvvisati ripari
al pari d’altri crescendo
nel generale mormorio
delle sue larve appena intonate.
Dicono che solo dopo cinquant’anni
in mezo alle piccole foglie crestate
si annoderanno le sue prime ghiande.




II

Si todo transcurre a nuestras espaldas
y en la ciudad son extraños los signos del cielo
quién los recogerá allá abajo
donde los rayos persiguen
los dóciles grumos mondados aún crudos
y medio vacíos, las ramas
del verde aniquilado, el tronco
obligado a arrodillarse
como quien recibe un disparo en la nuca.
¿Quién nutrirá entre sus nidos adheridos
la fuerza viva de la abubilla sedentaria
y el concertador vuelo de las garzas
si todo a nuestras espaldas cae?


II

Se tutto alle nostre spalle accade
e rari in città sono i segni del cielo
chi li raccoglierà la giù
dove i fulmini si inseguono
i miti cespi mondati ancora crudi
e vuoti al mezzo, i rami
del verde annichilato, il tronco
costretto in ginocchio
come uno sparato alla nuca.
Chi nutrirà tra i suoi nidi anneriti
la forza viva dell’upupa stanziale
o il concertato volo delle gazze
se tutto alle nostre spalle cade?



*


de Manos Mortales (2012)

Es la temporada de los largos días
el flash registra aún a cada rato
sobre la fisonomía desenfocada de las cosas.
Algunos piensan en aquella infundada
luz en la luz, más débil
e inaccesible, como el uno y el otro
entre los brazos del amante, cuando
las poses esfumadas en las cuales se ríe
se hace corta la respiración y entre los pájaros
de las alas de oro se esparce la voz
de los que muchos saltaran en la misma rama.

  



E’ la stagione dei giorni lunghi
eppure il flash scatta ogni volta
sulla fisionomia sfocata delle cose.
Ad alcuni pare infondata quella
luce nella luce, più debole
e inaccessibile, come l’uno all’altra
fra le braccia dell’amante, quando
sfumano le pose in cui si ride
si fa corto il respiro e fra i gruccioni
dalle ali d’oro si sparge la voce
che in troppi saltellano sullo stesso ramo.






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