miércoles, 15 de octubre de 2014

MIRTHA NÚÑEZ CUEVA [13.687]


Mirtha Núñez Cueva 

(Arequipa, Perú  1971) ha realizado estudios de Derecho y Literatura y Lingüística en la Universidad Nacional San Agustín de Arequipa. Se ha desempeñado como periodista cultural durante varios años en medios escritos de Arequipa. 

Ha publicado sus poemas en diversas revistas como Estigia, Mosca académica, Tortuga ecuestre, Enemigo rumor. Ha publicado la plaquette Reflejo vítreo, y los poemarios Tierra láctea (AQP Libros, 2006) y Quimérica trombosis (Lustra, 2010).





Humus 1

Entonces crecieron los ecos en la caverna ótica 
la tierra vislumbró su esencia acrecentada y la disgregó en sus tinieblas
en sus abrevaderos de espuma en la comisura de las playas

La voz -como una garra- abrióse paso 
en las paredes húmedas 
en el polvo fecundado
como un grito extemporáneo de inocuo sabor 

La tierra se onduló como cola de pez 
Derribó cenagales 
Subyugó la quietud agónica

Se enderezó labrando gargantas 
en ondas de perfil solitario 
El día empezó contando montañas





Humus 2

Una telaraña de intenso color embrujado
 cubrió de dientes pálidos los labios 

Con alevosía consumada reunió insectos de patas flacas en silencioso tren 
y convirtió los labios en rampas 

Sublevó las casas, 
las plantas, 
las aguas
los restos de las mesas de la tarde

Con sus alas revistió la tierra




Humus 1

Und dann wuchsen in der Augenhöhle die Stimmen an
Die Erde zeigte ihr angewachsenes Wesen und teilte es in Dunkelheit und
Schaumtränken an versteckten Winkeln der Strände auf

Die Stimme bahnte sich – als Schaufelkralle – einen Weg
zog die feuchten Wände entlang
durch den befruchteten Staub
schrie gefahrlos und unzeitgemäß 

Die Erde bog sich wie ein Fischschwanz
Versenkte Schlammlöcher
Besiegte die Sterbensruhe

Sie richtete sich auf, und beackerte Schluchten
zu einer schroffen Profilsichtaufnahme
Der Tag begann mit dem Zählen der Berge





Humus 2

Eine Spinnwebe von intensiver und wie verhexter Bemalung
bestückte die Lippen mit bleichem Gezahne 

Mit Hinterlist zog sie stumm dünnbeinige Insekten ein 
tauschte ihre Lippen in Rampen für die Auffahrt ein 

Sie rührte Häuser,
Pflanzen,
und Wasser,
und mischte dazu den Rest des Abendbrots auf

die Spinnwebe kleidete mit ihren Flügeln die Erde neu ein

     (übertragen von Rike Bolte)






Génesis 

Tomando lugares a mi señor la palabra
descubro la estancia de ruedas cobrizas
y su sonido de trueno magnánimo
y sus labios delgados y largos
cóncavos,
en los que mi eco sobrepasa las fusiones sintácticas de las lenguas

Como un arco de criptas rasantes
su peso atraviesa mi carne levándola,
acartonando la llaneza de la regularidad
y dejándola lóbrega y hueca
asombrosamente sostenida por los signos como señales de humo dibujadas

No hay más libertad en el infinito que él conduciendo mis marcas lacradas
con el ocio indigente de los poseídos






Turgencia 

para Ingunza


Aquí el esternón,
la cuadratura,
el bemol apasionado
Vagando están las ligas quebradas del piano encajado

Acá la médula, la raíz, las coplas inventadas

La esencia de los animales disolubles en cuatro partes amigables
Cuajan en los esqueletos aterciopelados de los números

Más allá las témperas hechas de ceniza de café
La cucharilla impecable,
los brillos inconstantes

El rompecabezas se interpone en el ventrículo abierto y herido

Y las partes rotas de las venas
las linfas
la luz brillante de las células encubiertas
Se amalgaman en sustancias nunca viejas pero sabias.






de "Quimérica Trombosis"


HEREDAD

Otra es
Esa sangre que me devora
que me tienta,
 un balbuceo violento y penetrante

Sin arca,
sin garras,
sin cánula

    Otra,
mortecina estampa en la bruma
exótica,
en fisuras plegadas

Ajena al cuerpo,
a la oscilación de su paseo

Y otra vez,
en depósitos próvidos

En el fuelle pesaroso de las sábanas

     Es otra,
una falange viscosa
de húmedos escombros,
 lejanos
que acaso caen

Y que poseen el miedo turbado de la carne solitaria

Es otra sangre,
y es la mía
en tórrida unión inaprensible
que reúne sombras y esferas en jornadas
 y capilares longevos en el cuerpo

En microscópica habitualidad

Es otra,
sangre unida a la carne
a la que es mía
cuando amanece
Que ya es
otra en la mañana 
que avanza y retrocede en movimientos migratorios

Hasta encallar
luego callar,
desplazándose en el perfume
que rebasa
en el centelleo de los huesos emergidos

Y sí, cae,
no acaso
Como un estertor que nunca muere.






Quimérica trombosis

Como una ola
Los huesos se encumbran en marea roja

En un vórtice

En un lacónico aguacero
de corpúsculos licuados

La piel se desase y se congrega con el aire
Y el tejido escapa por los capilares

La piel es una delgada lámina
Y los vasos se entretejen bajo ella

Como una cresta
El tránsito se disipa en las arterias

Culmina languideciendo en los puertos solitarios del
diafragma

Es el corazón y sus solemnes atrios
Suspendido en las costillas como un trofeo de guerra

Es el corazón agigantado que contempla
La multitud que lo traspasa
El murmullo sensorial del espasmo
La célula meteórica
La sístole en cadencia
el gozo y el desahucio

En la membrana que lo envuelve posesiva
Está la contracción ambivalente de la sangre









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