Matías Romero
Nació en el municipio de Dulce Nombre de María, Chalatenango, El Salvador, en 1927. Poeta, ensayista, profesor universitario, filósofo, lingüista y académico de la lengua. Es miembro, además, de diversas instituciones como: Ateneo de El Salvador, Sociedad Bolivariana e Investigador del Centro de Investigaciones en Ciencias y Humanidades, de la Universidad Dr. José Matías Delgado.
Entre su variada obra destacan los siguientes títulos: Hacia la nueva cristiandad, ¿Ha muerto la filosofía?,1970; Gotas de amor y de filosofía, 1979; Dios, unión y libertad, (Ensayo de filosofía cívica salvadoreña); Alta bandera,(Ensayo de ética política) Filosofía de Andrés Bello; Diario íntimo de un sacerdote, 1999; Poemas existenciales y meditatio mortis, 2000; Hagamos el amor, (Filosofía para esposos enamorados, 2000); y, Diccionario de salvadoreñismos, 2003.
Selección Poética
Del libro: Gotas de amor y de filosofía.
1
Una moneda en tus manos puede ser un juguete o un instrumento de progreso. No te portes como un niño, ni como coleccionista. Muévete con tu dinero, marcha con esas ruedas del carro de la fortuna y mira que la meta del bienestar perfecto de los pueblos está todavía muy lejos.
2
El mundo se está volviendo cada día más pequeño para que los hombres nos volvamos cada día más grandes.
3
Amanece cuando llega la luz. El día nuevo es el vencedor de la tiniebla. Cada vez que nos levantamos le añadimos visibles centímetros de grandeza a la estatua de nuestra personalidad.
4
Ha amanecido el día. De mis ojos va brotando la creación del mundo. Tomo un camino y yo lo hago todo lo largo que quiero. Ahí donde terminan mis anhelos, ahí termina el mundo.
5
El clima es un mar del entendimiento. Ser o existir es estar en algo y sentirse de alguna manera. Esta manera es el clima, el ambiente del alma, el calor que sale por los poros y se sube hasta la imaginación como un vaho de espejismo y ensoñación. Nos vamos evaporando en deseos hacia regiones de felicidad inverosímil.
6
Polvo de gloria en los caminos. Pensamientos y angustia de caminantes evaporándose desde las gotas del sudor. El hombre es el ordenador de las rutas y el dominador de los elementos.
Del libro: Hagamos el amor.
1
Juntos los dos en un solo cuerpo caminamos por la vida. Si tú vas hacia delante, llevas mis ojos vigilando las huellas que dejas en el camino. Si yo soy el que me adelanto, sé que tú eres mi luz y mi seguridad.
2
cuando me acerco a ella, a veces la siento tan lejana, tan lejana... Tan mía, tan mía, pero la veo tan ella, tan ella... ¿Acaso he estado viajando sólo con los en esta mi tierra prometida, viéndola apenas a través de una ventana? Tengo que recorrerte, amada mía. Hoy me comprometo a ese viaje de exploración y conquista. Caminaré, nadaré y volaré sobre tu mundo hasta dar con el infinito.
3
Sólo aman el trabajo los que trabajan en lo que aman y en compañía de aquellos a quienes aman. Si trabajas con quien amas, el trabajo es tu hijo, tu obra más auténtica, la que más se parece a ti.
4
Me gusta estar contigo, andar contigo, mirar lo que haces y que tú mires lo que yo hago. Me gusta que hagamos lo mismo y que con nuestras cuatro manos amasemos el pan nuestro de cada día.
5
El amor se nos da como un trozo de olorosa madera, o como una piedra granítica, o como un mármol inmaculado e informe. Somos nosotros los que tenemos que hacer en esa materia una estatua, una estatuilla, una filigrana o un monumento.
6
Siempre tenemos en los labios una canción nueva. La intentas tú o la invento yo y somos dos pájaros que llevamos las alas escondidas. Con esas alas volamos por dentro, volamos el uno hacia el otro por el azul infatigable.
7
Ni siquiera la entrega de los cuerpos nos revela lo que la suave música de las palabras. Pienso que tu alma es un sonido. Eres una voz: tu voz. Somos tú y yo una sola voz, la que voraces buscamos en el beso y en el mirarse de nuestros ojos.
Del libro: Poemas existenciales.
MALA COSECHA
Cargando atrás pesado el mal recuerdo
De inconfesables hechos de mi historia,
Nube negra oscurece mi memoria
Y camino al final con paso lerdo.
Ya no me importa más el que dirán,
Si yo mismo me guzgo y me condeno
Porque no logré ser todo lo bueno
Y desoigo a los que me juzgarán.
Dios es mi juez y ante Él de hinojos
Veo llorando mi vida deshecha
Y que ha sido en verdad mala cosecha.
¡Huid, fantasmas, bálagos de abrojos,
tempestad de mi mente; ya Jesús
me ha amparado a la sombra de su cruz!
LA MUERTE DEL ÁRBOL
El árbol se ha inclinado
Hacia donde va a morir
Como el hombre caminando
Hacia el fin del existir.
¡Ay, camino, mi camino
que yo no voy caminando
sino que él me va llevando
a inexorable destino!
¿A dónde vas, árbol mío,
mientras se seca el ramaje
en el rigor del estío?
Se profundiza en el viaje
Buscando nueva existencia
La raíz de mi conciencia.
CRISTO DE BRONCE
Crucifijo de bronce, Cristo mío,
Hecho de cuerpo y alma de campanas,
De aquellas que toqué yo en las mañanas
Para llamar a misa al pueblo frío.
Ahora, Cristo mío, aquí en el lecho,
Yo soy el frío en la postrera hora
De una existencia pobre y pecadora
Que se me apaga junto a Ti en el pecho.
¡Cristo de mis campanas mañaneras,
alégrame y abrásame diciendo
que una bandada de aves mensajeras
ha de venir y viene ya viniendo
a llevarme al palacio del contento
que Tú tienes allá en el firmamento!
DIOS ESCONDIDO
¡Oh, mi Dios ignorado y escondido
en algún sitio de mi pensamiento,
que no te puedo hallar pero te siento
como un dolor de amor desconocido!
¿Te hallaré alguna vez en un recodo
inesperado acaso del camino?
Hoy doy pasos de ciego desatino
Y como hundiéndome en un negro lodo.
Ciénaga sin sentido es mi conciencia,
Enredo son los hilos de mi mente
Y mi pobre oración sólo demencia.
Si tuviera que estar eternamente
En este batallar de encierro interno...
Pienso que no otra cosa es el infierno.
LA MUERTE DE LA ROSA
Sola, mustia, de amor murió la rosa,
Del sol enamorada en pleno día
Cuando en su corazón el fuego ardía
Del anhelo imposible de ser diosa.
“Diosa ya no hay” le dijo el espacial
astronauta, científico, viajero,
mecánico obediente y personero
de una invasión grosera y material.
Entonces ella al exhalar su aroma
Y subir al empíreo en suave vuelo
Oyó que el Sol en encendido idioma
Le dijo: “Esposa, deja el bajo suelo
Y ven a ser dentro de mi esplendor
El íntimo secreto del amor”.
VALLE DE JOSAFAT
Valle de Josafat, tierra deseada,
Vega florida donde un río manso
Recorre la heredad por Dios plantada
Para que sea el último descanso.
Casi pájaro soy o mariposa
O quizá una hoja desprendida
De la fronda sombría y temblorosa
Del árbol triste de mi escasa vida.
Abajo el valle fresco y amoroso
Me espera regalándome reposo.
Cierro los ojos y así quisiera,
Sin que nadie me sienta, descender
De aquel amable río a la ribera
Y en la vida eternal amanecer.
NOCHE OSCURA
En lo profundo de la noche oscura
Donde el búho su fea faz esconde
Mi alma callada o mi conciencia impura
Se repliega temblando y no responde.
Alguien me mira sin iluminarme
Y me arrincona en el hondón profundo
De mi existencia para examinarme
Y para pronunciar juicio iracundo.
¡No me mires así, Dios poderoso,
que me has lanzado en el oscuro foso
de una existencia escasa y contingente!
Quizá puedo decir en mi defensa,
Si no lo tomas como nueva ofensa,
Que soy tu obra, Dios omnipotente.
Del libro: Meditatio mortis.
PAZ INTERIOR
Luchando con mi propio pensamiento,
Vivo, Señor;
Preso entre lo que pienso y siento
Está mi amor.
¿Qué puedo hacer en este laberinto
tan sin razón?
No puede con las leyes del instinto
Mi corazón.
Si es tal contradicción mi humana suerte
Y yo incapaz,
Sólo en los dulces brazos de la muerte
Tendré la paz.
EL SUEÑO
El sueño es un ensayo de la muerte,
Incursión en el mundo ultraterreno,
Viaje diario del alma a su hondo seno,
Para ver si algo encuentra allí por suerte.
Cada día viajar y regresar,
Sin hallar en la cama nada nuevo,
Hallo en el sueño lo que al sueño llevo
Y confundo el vivir con el soñar.
Pero no, yo sé bien que allí en la almohada
Existe de seguro una salida
Hacia la dimensión desconocida
Y no al abismo absurdo de la nada.
Cada noche que yo voy a dormir
Hago un ensayo para bien morir.
DESPRENDIMIENTO
Suave, suave, se fue, se desprendió
De la cama, del cuerpo, de las cosas
Y como ala en el aire se sintió
En un cielo de puras mariposas.
En aroma de rosa en torbellino
Respiraba el aliento universal,
Como inhalando al propio ser divino
Dentro de su burbuja individual.
Sintió ser una mónada volando
Y que él era su nombre, así, flotando...
EL GUSTO DE MORIR
Que se gusta la muerte, dice Cristo,
Y su palabra no puede tomarse
Como un engaño para no espantarse
Ante el impacto de lo nunca visto.
Lo que duele y asusta no es la muerte
Sino la incertidumbre de la suerte
En este mundo cruel y peligroso;
La muerte, en cambio, es como la llegada
Del río al mar de su feliz reposo;
La muerte es el abrazo de la amada
Que se echa al seno del divino esposo.
AMOR SEPULCRAL
Sensual abrazo, compenetración,
Apelmazado amor de gravedad,
Hombre y tierra, genética unidad,
Ciega pareja de eternal pasión.
El hombre vuelve al seno de la tierra,
Después de la incursión por este mundo,
Retoma el rumbo en un virar rotundo
Y en el origen de su ser se encierra.
Piensa tal vez que fue la humana historia
Una aventura vana e ilusoria.
RECTA FINAL
Es el final viaje, bien lo siento
Por este aroma que me trae el viento,
Viento a la vez celeste y terrenal
Que me huele a dulzura que la tierra
En su íntimo amor discreta encierra
Para la fiesta de mi funeral.
Me huele a desposorio y a mujer,
Eterno femenino del placer,
Ese tálamo allí en el cementerio,
Definitiva reconciliación
Entre el amor de mística pasión,
Entre la libertad y el cautiverio.
Lentamente camino en esta recta
Que se dice la sabia edad provecta;
Todo me sabe a sombra de ciprés,
El Sol ya de tan suave se hace Luna
Y mi sepulcro va a ser nueva cama
Para nacer de veras otra vez.
(La presente compilación y selección de la obra de Matías Romero, ha sido realizada por el poeta salvadoreño André Cruchaga, con el firme propósito de rendir tributo a su obra).
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