domingo, 3 de febrero de 2013

PAOLA LORETO [9144]




Paola Loreto

Bergamo, ITALIA 1964. Enseña Literatura Angloamericana en la Universidad de Milán. Su primer libro de poesía L’acero rosso (Crocetti, Milán, 2002) ganó el Premio Tronto. En 2006 publicó Addio al decoro (LietoColle, Faloppio) y en 2007 La memoria del corpo (Crocetti, Milán, Premio Calabria-Alto Ionio). Ha publicado dos libros sobre la poesía de Emily Dickinson y de Robert Frost y ha traducido poemas de Dickinson, William Carlos Williams, Richard Wilbur, Philip Levine, Amy Newman, Paul Celan y de algunas místicas medievales. Colabora en “Poesia” y en numerosas revistas italianas y extranjeras de estudios americanos.






Edición bilingüe. Traducción de Emilio Coco





EL BIEN QUE QUEDA

El bien ha quedado. A pesar de todas
las cosas que no iban y de las que
hemos perdido. A pesar de que no fueras
tú a quien yo quería, y te he borrado.
Amado, también, tanto. Me faltas.
Tu rostro hermoso, entre mis manos,
que podía pasar por tus cabellos.
Que conducías mucho y no podías
cansarte. Hablabas bien francés
y no sabías cómo, pero siempre
con ese acento bergamasco en la voz.
Quisiera aún protegerte. Hacerlo para siempre.
Como si no fuera una sola la vida,
la vez que nos damos a un hombre,
la hora del amor, la salida.





IL BENE CHE RESTA

Il bene è rimasto. Nonostante tutte
le cose che non andavano e quelle
che abbiamo perso. Nonostante non fossi
tu quello che volevo, e t’ho cancellato.
Amato, anche, tanto. Mi manchi.
Il tuo volto bello, tra le mani,
che potevo passarti nei capelli.
Che guidavi a lungo e non potevi
stancarti. Parlavi bene il francese
e non sapevi come, ma sempre
con quel fare bergamasco nella voce.
Vorrei proteggerti ancora. Farlo per sempre
Come non fosse una sola la vita,
la volta che ci diamo a un uomo,
l’ora dell’amore, la via d’uscita.








CON MANOS CAPACES

De las manos celestes de un hada
puedo tomar un cuento, la vida
o una patata dulce. Las golpea y
cambia el mundo, durante algún tiempo,
o, si quiere, permanentemente.
Quiero el secreto para llegar a ser
anciana y a lo mejor, entretanto, más
grande, como una madre, por ejemplo,
que piensa en un hijo y no se cansa.
Quiero simular morir y luego
volver para ver la sonrisa
en la cara de quien quiero y dejo.
Quiero ser una cabra azul
o un caracol, que sabe andar
fuerte y despacio. El hada es capaz.
El hada lo sabe, y me lo tiene que decir.






CON MANI CAPACI

Dalle mani turchine di una fata
posso prendere una fiaba, la vita
o una patata dolce. Le batte e
cambia il mondo, per un po’ di tempo,
o, se vuole, permanentemente.
Voglio il segreto per diventare
anziana e magari, nel frattempo, più
grande, come una madre, per esempio,
che pensa a un figlio e non si stanca.
Voglio far finta di morire e poi
tornare per vedere il sorriso
sulla faccia di chi amo e lascio.
Voglio essere una capra azzurra
o una lumaca, che sa andare
forte e piano. La fata è capace.
La fata lo sa, e me lo deve dire.




  

EL  BUEN HABLAR

¿Y si me llegara otro?
¿Cómo haría para tenerlo en la cabeza?
Yo soy una que no se acuerda,
no tiene memoria ni de sus palabras
ni de las de los demás. Tendría
que viajar con el Moleskine en el bolsillo,
como hacía Pound, pero algo
dentro de mí no quiere.
Entonces repito hasta el cansancio
lo que siento, en el bosque, si no
se derrite, como los amentos del nogal
en la lluvia antes de que llegue a casa.
Y ahora no vuelvo atrás,
porque la voz aún habla
y la visita no ha terminado:
hay que ir al río y luego
detenerse (quedarse quieto y callado
escuchando) y luego volver.





LA BUONA FAVELLA

E se me ne venisse un’altra?
come farei a tenerla nella testa?
Io sono una che non si ricorda,
non ha memoria né delle proprie
né delle altrui parole. Dovrei
viaggiare col Moleskine in tasca,
come faceva Pound, ma qualche cosa
dentro di me non vuole.
Allora lo ripeto all’infinito,
quello che sento, nel bosco, sennò
si scioglie come gli amenti del noce
nella pioggia prima che arrivo a casa.
E non ritorno indietro adesso,
perché la voce parla ancora
e la visita non è finita:
bisogna andare al fiume e poi
sostare (stare fermi e zitti
ad ascoltare) e poi tornare.






APEGO

Tengo nostalgia de lugares húmedos
e insalubres. No porque sean
hermosos, claro (esto lo sabéis
todos) sino porque forman parte
de la vida, de lo que he pasado
y se me ha quedado en las manos.
Un jardín en Martinengo, por ejemplo,
de una casa de labranza enmohecida
y apuntalada con palos. El puente
sobre el Brembo en Ponte San Pietro
para ir a las escuelas de primaria.
La primera vez que cruzé
el Neckar había algo mojado
y escondido: me envolvía, pero no era
niebla. Uno se apega también a las cosas
desagradables y desaliñadas
si presagian el sentido que buscamos,
una luz seca y polvorienta.



AFFEZIONE

Ho nostalgia di posti umidi
e malsani. Non perché siano
belli, certo (questo lo sapete
tutti), ma perché fanno parte
della vita, di quello che ho passato
e mi è rimasto tra le mani.
Un giardino a Martinengo, per esempio,
di una casa colonica ammuffita
e puntellata di pali. Il ponte
sul Brembo a Ponte San Pietro
per andare alle scuole elementari.
La prima volta che ho attraversato
il Neckar c’era qualcosa di bagnato
e occulto: mi avvolgeva, ma non era
nebbia. Ci si affeziona anche alle cose
sgradevoli e sgraziate se sono
foriere del senso che cerchiamo,
di una luce asciutta e polverosa.





LA SOLA VEZ

Era una alegría existir
y mirar alrededor.
No había día
que no tuviera ganas
de despertarme pronto
y levantarme con las primeras luces.
Recuerdo veloces piragüistas
sobre el río helado y arces
inciertos en el vado del color.
Recuerdo un aire sin condiciones
externas. Y vuelvo a acordarme de todos.
Ni creo que se pueda amar
y olvidar viviendo
todavía. Se puede sólo morir,
por ahora, cada instante a la vida
adyacente, que calla, cumplida.






LA SOLA VOLTA

Era una gioia esistere
e volgere gli occhi attorno.
Non c’era giorno
che non avessi voglia
di svegliarmi presto
e alzarmi nella prima luce.
Ricordo rapidi canottieri
sul fiume gelido e aceri
incerti al guado del colore.
Ricordo un’aria senza condizioni
esterne. E ricordo ancora tutti.
Né credo si possa amare
e dimenticare e vivere
ancora. Si può solo morire,
per ora, ogni istante alla vita
adiacente, che tace, compita.










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