Ford Madox Ford (Merton, Surrey, 17 de diciembre de 1873 - Deauville, Francia, 26 de junio de 1939) fue un novelista y editor inglés. Su verdadero nombre era Ford Hermann Hueffer, pero lo cambió, primero a Ford Madox Hueffer, y luego a Ford Madox Ford, en homenaje a su abuelo, el pintor prerrafaelista Ford Madox Brown, del que escribió una biografía.
Novelas
Su obra más conocida es El buen soldado (The Good Soldier, 1915), novela corta, ambientada en los años previos a la I Guerra Mundial, en que se narran las tragedias de las vidas de dos "parejas perfectas", utilizando complicados flashbacks, técnica literaria de la que fue pionero.
Escribió también la tetralogía El final del desfile (Parade's End) (1924-28), sobre la vida inglesa antes y durante la guerra, compuesta por las novelas: Algunos no lo hacen (1924), No más desfiles (1925), Un hombre podría resistir (1926) y La última posición (1928). Para la descripción de la guerra utilizó sus propias experiencias en el frente, donde sirvió como oficial en el cuerpo de Reales Fusileros Galeses.
Tanto en El buen soldado como en El final del desfile se reflejan la confusión y desesperación de la aristocracia inglesa ante los cambios que supuso la llegada del siglo XX. Ford escribió muchas otras novelas, así como ensayos, poesía, memorias y crítica literaria. Colaboró con Joseph Conrad en tres novelas, Los herederos (1901), Romance (1903) y La naturaleza de un crimen (1909).
Su novela Ladies Whose Bright Eyes (1911) es el relato irónico de un involuntario viaje en el tiempo cuyo protagonista descubre que no sabe fabricar un arma de fuego, ni dónde puede encontrarse estaño, ni, en definitiva, nada que pueda serle útil en la comunidad medieval a la que ha ido a parar. Es el reverso irónico de la obra de Mark Twain Un yanqui en la corte del rey Arturo, aunque el mundo medieval está reflejado en la novela de Ford con mayor fidelidad.
Su labor como editor
En 1908, Ford Madox Ford fundó The English Review, revista en la que publicaron Thomas Hardy, H.G. Wells, Joseph Conrad, Henry James, John Galsworthy y William Butler Yeats y en la que debutaron Wyndham Lewis, D.H. Lawrence y Norman Douglas. En la década de 1920 promovió una nueva revista, The Transatlantic Review, que tuvo una gran influencia en la literatura anglosajona. Durante un tiempo vivió en el barrio de Montparnasse, en París, donde hizo amistad con James Joyce, Ernest Hemingway, Gertrude Stein, Ezra Pound y Jean Rhys, a todos los cuales publicaría. En una estancia posterior en Estados Unidos, se relacionó con Allen Tate, Caroline Gordon, Katherine Anne Porter y Robert Lowell. A pesar de sus profundas raíces victorianas, Ford fue siempre un adalid de la nueva literatura y de la experimentación literaria.
Antwerp
Traducción Ignacio Pemán Gavín
Agosto cien mil horas,
Y todo Septiembre,
Cientos de miles, interminables días soleados,
Y mitad de Octubre como mil años
Y el juicio final!
Eso era entonces Amberes…
En el nombre de Dios,
Cómo pudieron hacerlo?
Aquellas almas que normalmente buceaban
En las sucias cavernas de las minas;
Que normalmente se desperdigaban
En casuchas encaladas; bajo desordenados álamos;
Que arrastraban palas embarradas, sobre el herboso barro,
Andando cansinamente hacia el trabajo sobre grasientos terrones .
Aquellos hombres, con apariencia de tierra compacta
Eran más valientes que cualquier lánguido sacerdote
Jamás confesados…
Y no es cuestión de que les recemos un salmo.
Si encontráramos las palabras no habría viento que las recitara
O una melodía que las trompetas pudieran tocar
Chillaría a través del cielo que es nuestro o todavía de Alá
O de los amplios salones de cualquier Valhallas.
No podemos componer semejante motete. Así que todo lo que podemos expresar en sonetos, elegías o canciones
Es esto:
En el nombre de Dios, ¿cómo pudieron hacerlo?
Porque no hay nada nuevo bajo el sol
Solamente este hosco hombre con un arma humeante
En la tristeza….
Qué diablos ganará con esto?
Cavando un agujero en el barro y estando de pie todo el día bajo la lluvia
Esperando su destino
El golpe brusco, el rápido fluir de la sangre
Hasta la trinchera de barro grisáceo
Que gira hacia un sumidero marrón morado allí cercano
Bien, ha habido cicatrices
Ganadas en muchas guerras
Púnicas
……..Guerras de Napoleón guerras de fe, guerras de honor, por amor, por ambición
Pero este belga en su fea túnica
Su fea gorra redonda, disparando,
Defendiendo su miserable tierra
De pie con un rifle húmedo en su mano….
Destino!
Él lo encuentra en una repentina escaramuza
Y se tumba, y un bulto desagradable sobre la hierba empapada
Una imagen que tardará en olvidarse
III
Porque los héroes del Hélade de blancos miembros montan sobre sus caballos
Para siempre a través de nuestros cerebros.
Los héroes de Cressy montan sus sementales;
Y batallones y batallones y batallones-
La vieja guardia, la joven guardia, los hombres de Minden y de Waterloo,
Adelante, por siempre leal
De pie, por siempre verdad,
Y el pequeño hombre con su gran panza
Y el abrigo gris, y el amplio sombrero, y las manos tras la espalda
Los ve pasar
En nuestras mentes para siempre….
Pero ese montón de ……empapados
Sobre la húmeda hierba belga-
Esa es una extraña y nueva belleza.
IV
Sin especiales leyendas de batallas, o triunfos o servicios
Seguramente ese es el camino
El sendero de la belleza…
Y esa es la más elevada palabra que puedas encontrar
Porque no puedes elogiarlo con palabras
Compuestas de liras y espadas,
Pero la idea de tristeza y lluvia
Y la fea figura abrigada, de pie junto a zanja
Se consumirá en tu cerebro
Y tu dirás de todos los héroes, “Lucharon como belgas”
Y dirás “forjó como un belga su destino de tristeza”
Y dirás, “Compró como un Belga
Su perdición
Y será un nombre honorable
“Belga” será una memorable palabra
Tan honorable como la fama de la espada
Tan honorable como el recuerdo de los acordes de la lira
Y su viejo abrigo parecerá tan hermoso como las fábricas de telas en Tiro
V
Y porqué demonios lo soportaron?
No lo sé
Y porqué diablos se atrevieron?
Quizás se deba a mi inclinación a comprender.
Ellos pudieron muy bien haber visto cientos de legiones pasar
Sobre sus campos y entre sus ciudades
Bajar hacia las regiones del sur
Pudieron muy bien haber permitido a las legiones pasar hacia sus bosques
Y haber guardado sus vidas y sus mujeres y sus hijos y su ganado y bienes
No lo entiendo.
Era solo por amor a sus tierras?
Oh pobres desgraciados
Puede un hombre amar tanto su tierra?
Dales miles y miles de pésames
Y ríos y ríos de lágrimas
Para lavar la sangre de las ciudades de Flanders.
VI
Estos es Charing Cross
Es medianoche
Hay una gran multitud
Y no hay luz
Una gran multitud, todo oscuro, que apenas cuchichea en voz alta
Seguramente, esa es una mujer muerta
Tiene cara de muerta Está vestida entera de negro
Deambula hasta el quiosco y vuelve
Hacia el fondo de la multitud
Y regresa de nuevo y de nuevo regresa
Se tambalea y deambula
Esto es Charing Cross
Es la una en punto.
Todavía hay una gran nube y muy poca luz
Inmensos rayos de sombras sobre la oscura multitud
Que apenas se oye susurrar…
Y ahora!… Esa es otra madre muerta,
Y hay otra y otra y otra…
Y un niño, todo de negro.
Todos con caras muertas, esperando todos en salas de espera,
Deambulando desde las puertas hasta las de espera
En la débil penumbra
Estas son las mujeres de Flanders:
Esperan la pérdida.
Esperan la pérdida que nunca abandonará el muelle;
Esperan al que nunca vendrá de nuevo en tren
A los abrazos de todas estas mujeres con caras de muertas:
Esperando la pérdida del que yace muerto en la trinchera y en la barrera y en la fosa
En la oscuridad de la noche
Estos es Charing Cross: Es más de la una en el reloj
Hay un poco luz
Hay tanto dolor
Y fue por esto por lo que soportaron esta tristeza;
Este Octubre como Noviembre;
Ese Agosto como cientos de miles de horas,
Y ese Septiembre,
Cientos de miles arrastrando días soleados
Y mitad de Octubre como miles de años
Oh! queridos desgraciados
Antwerp
August a hundred thousand hours,
And all September,
A hundred thousand, dragging sunlit days,
And half October like a thousand years…
And doom!
That then was Antwerp…
In the name of God.
How could they do it?
Those souls that usually dived
Into the dirty caverns of mines;
Who usually hived
In whitened hovels; under ragged poplars;
Who dragged muddy shovels, over the grassy mud,
Lumbering to work over the greasy sods…
Those men there, with the appearance of clods
Were the bravest men that a usually listless priest of God
Ever shrived…
And it is not for us to make them an anthem
If we found words there would come no wind that would fan them
To a tune that the trumpets might blow it,
Shrill through the heaven that’s ours or yet Allah,s
Or the wide halls of any Valhallas
We can make no such anthem. So that all that is ours
For inditing in sonnets, pantoums, elegiacs, or lays
Is this:
In the name of god, how could they do it?
For there is no new thing under the sun,
Only this uncomely man with a smoking gun
In the gloom…
What the devil will he gain by it?
Digging a hole in the mud and standing all day in the rain by it
Waiting his doom;
The sharp blow, the swift outpouring of the blood
Till the trench of gray mud
Is turned to a brown purple drain by it
Well, there have been scars
Won in many wars,
Punic,
Lacedaedomonian, wars of Napoleon, wars for faith, wars for honor, for love, for possession,
But this Belgian man in his ugly tunic,
His ugly round cap, shooting on, in a sort of obsession,
Overspreading his miserable land
Standing with his wet gun in his hand….
Doom!
He finds that in a sudden scrimmage
And lies, and unsightly lump on the sodden grass
Un image tha salla taake long to pass!
III
For the white –limbed herores of Hellas ride by upon their horses
Forever through our brains.
The herores of Cressy ride by upon their stallions;
And battalions and battalions and batalions-
The orld guard, The Young Guard, the men of Minden and of Aeterloo,
Pass, for ever staunch,
Stand, for ever true;
And the small man with the large paunch
And the gray coat, and the large hat, and the hands behind the back
Watches them pass
In our minds for ever…
But that clutter of sodden corses
On the sodden Belgian grass-
That is a strange new beauty
IV
With no special legends of matchings o triumphs or duty
Assuredly that is the way of it,
The way of beauty….
And that is the highest word you can find to say of it.
For you cannot praise it with words
Compounded of lyres and swords,
But the thought of the gloom and the rain
And the ugly coated figure, standing beside a drain,
Shall eat itself into your brain:
And you will say of all heroes, They fought like the Belgians
And you will say: He wrought like a Belgian his fate out of gloom
And you will say, He bought like a Belgian
His doom
And that shall be an honorable name;
“Belgian “ shall be an honorable word;
As honorable as the fame of the sword,
As honorable as the mention of the many-chored lyre
And his old coat shall seem as beautiful as the fabrics woven in Tyre
V
And what in the world did the bear it for?
I don,t know.
And what in the world did they dare it for?
Perhaps that is not for the likes of me to understand.
They could very well have watched a hundred legions go
Over their fields and between their cities
Down into more southerly regions.
They could very well have let the legions pass through their woods,
And Have kept their lives and their wives and their children and cattle and goods,
I don,t understand.
Was it just love of their land?
Oh, poor dears!
Can any man so love his land?
Give them a thousand thousand pities
And rivers and rivers of madre muerta!tears
To wash off the blood from the cities of Flanders
VI
This is Charing Cross;
It is midnight;
There is a great crowd
And no light-
A great crowd , all black, that hardly whispers aloud.
Surely, that is a dead woman- a dead mother!
She has a dead face
She is dressed all in black;
She wanders to the book-stall and back;
At the back of the crowd;
And back again and again back
She sways and wanders.
This is Charing Cross;
It is one o’clock.
There is still a great cloud, and very little light;
Immense shafts of shadows over the black crowd
That hardly whispers aloud…
And now!… That is another dead mother,
And there is another and another and another…
And little children, all in black,
All with dead faces, waiting in all the waiting-places,
Wandering from the doors of the waiting-room
In the dim gloom.
These are the women of Flanders;:
They await the lost.
They await the lost that shall never leave the dock;
They wait the lost that shall never again come by the train
To the embraces of all these women with dead faces;
They await the lost who lie dead in trench and barrier and fosse,
In the dark of the night
This is Charing Cross; it is past one of the clock
There is very little light
There is so much pain
And it was for this that they endured this gloom;
This October like November,
That August Like a hundred thousand hours,
And that September,
A hundred thousand dragging sunlit days
And half October like a thousand years…
Oh poor dears!
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