JUAN JOSÉ CESELLI
(ARGENTINA, 1909-1982)
El exquisito y ya desaparecido surrealista argentino Juan José Ceselli (nacido en 1909) no ha de haber pensado dar hasta tal punto en la tecla cuando, en los años sesenta, publicó su excelente libro de poemas "La Selva 4040". El título aludía sencillamente a la dirección del poeta: vivía en Floresta, en la calle La Selva. Pero si Ceselli viviera, experimentaría a diario la sensación de que la selva amenazaba con extenderse más allá de su calle, invadiendo su país y su vida...
A los 43 años explota su vocación de escritor y poeta, motivado, quizá, por la lectura de Pablo Neruda. A los 53 edita su primer libro que la crítica califica como "surrealista". Forma parte del grupo que edita tres números de la revista surrealista "Vía Libre". Vive en Francia del 56 al 61, regresando ese año para ocuparse de la publicación de "Violín María" que fue premiado por el Fondo Nacional de las Artes.
Entre sus obras publicadas están: "La otra cara de la luna", "La sirena violada", "El Paraíso desenterrado", "Poemas Jíbaros" y "La misa tanguera".
Fuente: www.la-floresta.com.ar/famosos3.htm
LA ARAÑA DESNUDA
De las siete teorías sobre lo perfecto
La primera es la más difícil de sobrellevar:
Estrecharse las manos entre desconocidos
Sentir sin fatiga el itinerario de un muñeco que
reparte profecías
EI vaivén de las balanzas que se usan para
prometer y no cumplir
Siempre habrá una tolerancia especial para estos
seres tiernamente pecadores
Por la forma elegante de jugar su última estrella
De escamotear los ceniceros
O hacer correr la sangre mientras beben
gentilmente una taza de té
Condenados por sus equivocadas predicciones
Son los que deben esperar los días amables de fiesta
para arrancarse los dedos
UNDÉCIMA REVELACIÓN DE LA 29ª CEREMONIA
Yo siempre recordaré tus piernas
más largas aún que mis deseos
la fascinación de tus ojeras depravadas
la voluptuosidad de apoyar mi navaja
sobre tus senos
independizados del tiempo
dueños de la libertad suprema
tus cabellos invadían los muros
músicas lejanas echaban raíces entre nosotros
la humanidad toda se emocionaba
tu rostro expresaba una mortal lascivia
de tu boca goteaban desiertos hirvientes
y las moscas devoraban tus ojos vidriosos
y mis manos al acariciarte
sangraban
yo siempre recordaré la hoguera de tus piernas
y la inmensa llanura de tu vientre
abierto vorazmente
hacia el horizonte
(de "EI paraíso desenterrado")
CONVOCO AL DEMONIO
y rezo. Señales cabalísticas me orientan. Alguien avanza equívocamente pesado de infancia, apartado de la vida, los bordes del retorno en una herida blanca. Y arranco con un solo golpe de hacha toda la tristeza. Es que no existe ser humano que pueda gozar en la vigilia como en el sueno de los excelsos horrores del crimen y del incesto.
Así pude poseerla hasta los más depravados confines de su belleza. Unidos en la culpa, ella me consolaba diciéndome que sólo era un hechizo mientras yo, acorralado, jadeante, listo para caer vencido me despertaba para no morir.
(de "La selva 4040")
VIOLÍN MARÍA
De noche
mientras dentro de sus chinelas las aves construyen
los nidos de la intimidad
Le diré a mi esclavo que le relate mis hazañas
Y cuando por los rincones se amontonen las breves
alegrías de los arrebatos
Y caiga sobre nosotros el incesante molino de la borrasca
Se reclinará sobre mi hombro con el cálido peso
de sus alas en llamas
Las curvas de sus tobillos revelarán la nueva
geometria de la belleza
Y clavando en mis carnes uno a uno los sombrios
mistérios de la cabala
Acariciando mis gemidos con el filo ensortijado
de la voluptuosidad
Hará sentirme tan pequeño
que sólo prodré amarla a pedacitos
MALEFICIO
Ella
Cruzaba las piernas y aludía a todas las tentaciones
Cruzaba las piernas y prometía las más intensas
alucinaciones
Cruzaba las piernas y liberaba los esclavos
Cruzaba las piernas y desataba dulzuras infernales
Cruzaba las piernas y estallaba el asombro
Cruzaba las piernas y me sentía borracho
Cruzaba las piernas y me arrodillaba ante el
Misterio
Cruzaba las piernas y conocía la Revelación
LICANTROPÍA
Fragmentos de su regazo llenos de lluvia y de ausencias se abatían sobre mis rodillas y en el lecho la sangre se coagulaba despaciosamente haciendo esos círculos pavorosos cada vez más cerrados que traza un águila cuando se dispone a matar.
LA CARA SECRETA
Cuando entre sus hélices y la noche
Queda tendido el insomnio
Su amor se propaga a lo largo de los corredores
Y toma el olor de las flores marchitas
Dentro de sus ojos se diluye el tiempo
Se desploman las paredes de la memoria
Y de las sombras de sus ademanes
Surgen aquellas tristes figuras carcomidas por las
mareas y el olvido
De tanto en tanto vuelve la cabeza
y sus miradas dejan tras sí
Un rastro de mariposas muertas
EL SALTIMBANQUI PRUDENTE
Ya sólo su carne se enrosca y desenrosca como
el sonido de una flauta
Los ácidos del olvido labran su nuevo esqueleto
Arrojando lejos de su órbita aquella maldita
espiral de caminos descarrilados entre templos
y burdeles
Amador curioso
Ha sobrevivido a todos los laberintos de las
victorias
Deslizándose por las galerías de la noche contra la
destreza incomparable de la luna
Encontró su cabeza olvidada
En una oficina de equipajes
Se la devolvieron
Encajaba perfectamente sobre sus hombros de
fiebre amarilla
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