Agi Mishol (Hungría, 1947) proviene de sobrevivientes del Holocausto. Doctorada en Literatura Hebrea. Su primer libro de poesía apareció en 1972. Co-ganadora de la primera edición del premio de poesía Iehuda Amichai en 2002, (y previamente de los premios Fundación Tel Aviv y Prime Minister’s Price). Es parte del concejo editorial de la revista de poesía Helicon. Libros publicados: Nanny y Nosotros Dos (1972); El Arañazo del Gato (1978); Gallop (1980); Agenda de Labranza (1986); El Fax de la Alondra (1991); La Planicie Interior (1995); El Cuaderno de los Sueños (2001).
Despedida de los padres
15
La ceremonia fue sencilla:
la empleada del ministerio me extendió
tu certificado final. Vos,
que no tuviste nunca un diploma
de súbito lograste
un bonito certificado de defunción
con el escudo patrio,
como si te hubieras destacado muchísimo en algo
y hubieras superado todas las expectativas.
Me preguntó si quería actualizar
(así dijo) el certificado de mi padre.
Después los puso uno junto al otro
como dos lápidas gemelas
e hizo sonar un timbre.
Bajé a la calle y seguí caminando
como una niña
pequeña
aferrada a las manos
de padres de papel
susurrantes en el viento.
Traducción: Gerardo Lewin
La jóven mártir
"Oscurece, y tú tienes sólo veinte años."
NATHAN ALTERMAN / Atardecer en el mercado
Sólo tienes veinte años
y tu primer embarazo es una bomba.
Bajo tu amplio vestido estás encinta de explosivos
y esquirlas de metal. Así paseas por el mercado,
un tictac entre la gente, tú, Andaleeb Takatkah.
Alguien cambió un tornillo en tu cabeza
y te envió a la ciudad.
Como provenías de Belén,
la casa del pan, elegiste una panadería.
Allí activaste algún
detonador interior
y, junto a los panes del sábado,
el sésamo y las semillas de amapola,
te elevaste al cielo.
Te fuiste junto con Rebeca Fink,
Ilena Konreeb del Cáucaso,
Nissim Cohen de Afganistán
y Suhila Houshy de Irán.
Y también con dos chinos que arrastraste
contigo a la muerte.
Desde entonces, otras cuestiones
ocultaron tu historia,
acerca de la cual hablo y hablo
sin tener, en realidad, nada para decir.
Traducción: Gerardo Lewin
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