viernes, 19 de noviembre de 2010

ALEXANDRA BOTTO [1.986]



Alexandra Botto


Nació en Monterrey , Nuevo León, México en 1964. Su trabajo poético ha sido incluído en varias antologías de cuento y poesía en España y México, traducido al inglés, y al rumano en revistas literarias en Rumania. Ha participado en diferentes encuentros de poesía internacionales en Cuba, España, México y Estados Unidos.


Fundadora del Proyecto Editorial Independiente Homoscriptum que apoya las ediciones de autor sin fines de lucro y que ha publicado 7 libros a la fecha, incluyendo una antología de poetas españoles contemporáneos .


Obtuvo mención de honor en poesía en el primer certamen de Poesía y Cuento de la Fundación para las Artes de Tepic, Nayarit, en 1992 y el segundo lugar del concurso de Cuento del periódico underground La Rocka , de Monterrey, N.L., en 2005.


Sus textos han sido incluidos en varias antologías de poesía y narrativa en España, Argentina, Estados Unidos y México. Algunos de sus poemas han sido traducidos al inglés, alemán, rumano y francés. Ha impartido talleres de creación literaria en museos  y galerías. Ha publicado en revistas y web literarios. 

Es directora y fundadora de la Editorial Independiente Homo Scriptum y autora de Días de Viento, del plaquette De porqué las chicas buenas se van al cielo  y las chicas malas van a todas parte. Tiene en proceso de edición su tercer libro. Reside en San Antonio, Texas.





SIGLO XXI

Vivo en ti
en tu agujero de ozono
en la curva eléctrica de tu muerte
vía satélite
con una lata de refresco en la mano

y a control remoto.







LA ÚLTIMA EN VOLVER

Llegaré como la mujer de Otro
como la hija que abandona el pueblo
con la brida de mil sueños en sus manos
Con mi lágrima resbalando entre montañas

hasta el carnaval de hienas y luces:


Monterrey esplendorosa
Estaré ahí una vez cumplida la profecía

de mi carne


después que el amor transite

calle abajo en la memoria

y no quede rastro del enjambre de erecciones

predichas en mi horóscopo

Muerto el dolor
ante la estatua de sal que dejé inscrita con mi nombre
acudiré al deseo intempestivo de otros labios

Será nadie la mancha de tu cuerpo en la cama
será nada el pensamiento itinerante de los recuerdos

La suite de aspecto animal
Dos y media de la mañana.
Los faros continúan arrastrando su luz por el asfalto
y la oscuridad apilándose a los lados del camino.

No te das cuenta de tu rostro escarchado

por los relámpagos,

de las ramas de tus cabellos

suturando la electricidad del aire

y que transforman al viento en una llama

transparente.


No hay cielo?
No hay tal.
La mariposa que soñó nuestros destinos
dejó en tus alas el resplandor contagiado

de mi fantasía.


Mis deseos acechan en tu cuerpo desnudo

el vínculo carnal con mi conciencia.

No hay erección ?
No, es un lirio blanco.
Ahora un sollozo confunde todas mis pesadillas
y en el silencio encanecido de tu ausencia

una idea abandona la tierra..


-Ya basta! Desconecten el neurotransmisor,
curen las heridas de sus brazos, que permanezcan

fijas las imágenes de su neurosis en la pantalla.


No lo acorralen, tampoco lo rasuren, que no escape.
Manténgalo en la zona emocional.
Si es necesario provóquenle una aurora boreal.

Faltan veinte minutos para un poema





Si el Show debe continuar…

… Pues claro, a Uberto 

Sigues en la Corte
con los reyezuelos y las cortesanas
en tu reino andaluz y de cristal
Ése eres tú
el de la esquina
disfrazado vendedor de palabras
escribiendo en las paredes
leyendas de amor obscenas
Te han visto también
gritar en las plazas morral al hombro
y papel en mano pasando lista:
Músicos
Pintores imitando la luz
en los agujeros de las calles
Danzantes sin pañuelos junto a
borrachos malabaristas del dolor
bohemios de rincón de cantina
y sus viejos amores asomando
entre vapores de alcohol.
Y cuando te alejas en tu carnaval
con los escombros de la noche
te sigue un cortejo de niños y viejos
que te confunden con un profeta
sin alas ni milagros
Pero yo sé que eres 
como otro hombre cualquiera
y que vas dejando atrás
las grietas que el tiempo ensancha
entre los débiles






Jack El Destripador en Ciudad Juárez

No man’s land, dijo Jack,
y se ajustó la corbata antes de salir.
Los demás leímos en el periódico:
Encuentran otra mujer asesinada.

Protestaron las actrices de Hollywood,
las mujeres en España,
las madres todas,
el FBI,
la ONU.
Los políticos iban y venían
en el carrusel del poder.

Entonces pasaron los años,
los cuervos emigraron a otros ojos
y la tela del vestido fue cayéndose a pedazos.
La cicatriz del rasguño de la última víctima
era casi invisible.
Y a Jack no le recordaba nada.






Tijeras

Grieta nocturna
nuestra cama
donde aguardas

depredador y pasivo
la soledad de mi orgasmo
Entre los dos habita ya
la serpiente engañosa

Inhabitable hueco mi rencor
Amortigua
Quítate la corbata






Sombras

La miré otra vez
noté su perfil un poco estático
Tiende a desmadejarse por secciones

en cuanto la perforo con mis dudas

La oscuridad es en ella un hábito
refleja su agonía en todas direcciones
Atraviesa mi cuerpo sin tocarme
Crece conmigo
Se desliga de mí en la realidad
Se desdobla bajo mis pies

Yo le urgo: Sombra
Porqué nunca quieres recortar tu poder?
Te dilatas 
Te ciernes bajo mi carne
y acechas mi luz en tu vagar incierto
por el aire






EN MEDIO DE LA NOCHE

Y esta línea muerta agudiza el silencio entre nosotros.

Una ráfaga sibilante hiela tu nuca, sientes que tu cuerpo está lleno de rendijas
y crees que el olor del cempasúchil puede ser verde, poderosamente verde
y lo asumes como un hecho verdadero.
Los olores dejan secuelas en el inconsciente y despiertan con una mínima provocación tus recuerdos de lujurias destrozadas.
Nunca está demasiado oscura la memoria, barranco donde despeñan mil voces con la ira adormecida en la palabra.
Tu piel extraña el vértigo perverso y suave de mi desnudez,
mi  rabia murmuradora.

No preguntes quién soy yo mientras crezco en tus sombras.
Soy un nahual etéreo y tú no esperas sentir el frío metal en las entrañas.
Hay un ciego en tu pecho cuando lloras, presientes tu agonía llegar con pesadumbre. Frente a los nahuales pasa toda la vida de su elegido:
Los  pequeños presentes, los sacrificios auto-inflingidos por querencias,
los rituales, la máscara y los vientos.

Tú no estabas a salvo mientras sonaba el tambor en la tierra.

Y si nada importara más que tu cuerpo desnudo y blanco, ahora con tu risa haciéndose un punto a lo lejos, serías el dios de la noche que cruza en mi cabeza. Escenas de bordes fantasmales emergen de tus sueños,
ciudades  amarillas y gastadas donde la voz de tu madre se confiesa:

Señor,
he dado a luz un hijo
que no distingue el Bien del Mal
Encomiéndalo al resplandor azucarado
protégelo  de las santas ánimas
de  las culposas Yadiras y  Brendas
guárdalo  de acercarse al carbón y  del nopal

Pero yo te perdoné,
vi tu soledad carcometodo,
pensé en  ti con infinita misericordia.

Esparcí el maíz y el mijo,
buscando  tu corazón para dárselo a las bestias.

Y porque la Luz sigue a la Luz hoy te leo el último evangelio.





EL NÍSPERO

Cesto con margaritas

Ya no hay tiempo para volver atrás y derribar las puertas.
¿A quién podrás reconocer entre miles de hombres anónimos y desbaratados
en el valle? Ya no es posible descifrar el epitafio ni evitar la desventura.
Quizá por eso pueda andar mi corazón de gloria, sigo  en busca del que me hizo tanto muerto.





Cesto con flores secas

Háblame de ti, del rojizo vaivén de las heridas y la rotación del mismo sueño
que  te aqueja por las noches.
Dime si ya muertos los verdugos, harás distinción en el tamaño de las piedras.
¿A quién le tocarán las más grandes?
Tócalos, sus miembros están rígidos, sus ojos llenos de sombras.
Nunca podremos jugar con ellos, no existirán los abrazos y bienvenidas,
los  brindis, las carcajadas ni las llamadas por teléfono.

Al final nadie pronunciará una oración por nosotros.






Cesto con geranios

Háblame ahora que tus hermanos se han vuelto columnas de mármol,
apenas  envueltos por las sábanas. Ahora que ninguno nos escucha
y  los perros y los gatos se desgastan a la intemperie.
Míralos, ya se los llevan arrastrando como a bestias.
Y bajo la sombra común de un níspero les aguardan sus tumbas.
Ya es anciana la que los parió y hoy los bendice con palabras desabridas:

El sol nace para todos.






Cesto con no me olvides

Nada importa que duerma en su olvido, como un niño que reposa con sus padres. Yo también me iré en un sueño hasta la muerte y lo veré allá al despertar de mi memoria.

Como lo que nunca ocurrió se lo diré:

Anoche soñé que te quería.




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