martes, 16 de noviembre de 2010

1918.- AUDOMARO ERNESTO


Audomaro Ernesto Hidalgo: nació en Villahermosa, Tabasco, México en 1983. Ha sido becario del Fondo Estatal para la Cultura y las Artes de Tabasco, de la Fundación para las Letras Mexicanas, y del Programa de la Unión de Universidades de América Latina. Hizo estudios de Comunicación en la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco, y de Literatura Hispanoamericana en la Universidad Nacional del Litoral, en Santa Fe, Argentina. Poemas suyos aparecen en el libro Muestra de literatura joven de México. Obtuvo el Premio Nacional de Poesía “Juana de Asbaje” 2010. Actualmente es becario del FONCA en Poesía.





Carta a César Vallejo

J´ai tant neigé
pour que tu dormes
Georgette


Vine aquí
y me doy cuenta que la frialdad de los parisiens
es intraducible al calor de nosotros
hermano
Es raro que de todas las casas del mundo
hayas escogido ésta
En nuestros países aún florece la miseria
los cartoneros son dueños de las calles
y el progreso es promesa que aparece
en los diarios
Es raro César
que toda tu cólera sea ahora esta piedra
y que estos heraldos
bajen y se posen sobre tu silencio

Cuántos poemas tuyos no habrán escuchado estos árboles
cuántas cosas no le habrás dicho
a esta tierra gris y fría
Seguramente los otros te observan
cuando sales de tu muerte a caminar en harapos
Seguramente conocen tu poesía
y tú la de ellos

Recuerdo cuando eras tema de charla
y te maltratábamos sintiéndonos los mejores necrólogos
Hoy ante ti
el río que soy se desborda por los ojos
la misma agua que deseaste cuando no era tiempo de partir
Hoy el cielo tiene limpio el rostro
y lejos está aquel deseo tuyo

Pero si debo decir la verdad
si tengo que confesarte la razón
que me trajo hasta aquí
es para decirte que
yo nací no cuando Dios estuvo enfermo
sino el día que los ángeles y yo velamos su cadáver
(escritura hospital de enunciados)
Recuérdalo querido César
toda tu muerte




LLEGAR

Llegar dejando las estaciones solitarias del metro
la última moneda para el hambre del mendigo
Llegar sin prisa
porque no hay alimento
ni mujer para decir algo

Volver con la tentación de torcer el camino

En casa descubrir los restos del día
la mesa las plantas

Porque en esta casa
sólo hay ventanas para mirar hacia dentro
y una cama vacía
para distraer el sueño con mis deseos






SITIO

La lluvia encierra los pasos
les borra el camino
Hoy no hay dónde dejar la mirada
ninguna ventana para estar pendiente
y ningún sueño que espere
con las puertas abiertas

Aquí la única libertad es el encierro







NOCHES

“y siempre
a media noche más cerca de la soledad que de la dicha.”
Jorge Fernández Granados

A esta hora
la casa se ilumina con la costumbre de posponer el sueño

Abajo la estela audible de los últimos vagones

Algo hay siempre en acecho
que nos obliga a decir aquello que otros temen
aquello que también somos
como un antifaz invisible que llevamos puesto

Me acerco a la ventana
Allá la luz que miro y cae despacio
ilumina muros y árboles
luz que no es del tamaño de nuestras manos

A esta hora
todas las ciudades son iguales
y cada uno es sobreviviente de su destino







VIGÍA


La hora tropieza con loque no digo
Afuera la noche pasa con tacones altos
Uno se queda pendiente de sí mismo
oculta las manos
bebe con sus ojos la luminosidad blanca







DECLARACIÓN

Nunca fue la noche tan desnuda
Nunca tan confiable el vacío
Ni muy desierta la cama
Ni mudos los retratos

Nunca interminables los pasillos
Nunca tan agitado el silencio
Ni los ruidos estallando dentro
Ni extensas las palabras

Nunca estuvieron sin líneas las manos
Nunca se movieron los minutos
Ni pasó el aire
Ni se derrumbaron los párpados






DESCUBRIMIENTO

Solo avanzo a tientas muy despacio
Evito tropezar con los medicamentos
y el vaso de agua
con los empolvados álbumes de familia
con los muebles que olvidó el tiempo
con la puerta de esa otra habitación
donde algún día entraremos sin llave





SALIR

Habría que salir sin dejar ningún papel diciendo “ya vuelvo”
Olvidar la dirección de los conocidos
Seguir el flujo de nuestros semejantes
No detener los pasos
No detenerlos
No





PETICIÓN

Que a tus piernas nunca les falte fuerza
para cruzar el desierto de los días
Que tus palabras sean inmóviles
ante el aleteo de los años
Que las emboscadas nocturnas
encuentren tus ojos siempre abiertos
Que el temblor no solo sea por dentro
y pueda sacudir tus manos





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