domingo, 14 de noviembre de 2010

1902.- CRISTINO ALBERTO GÓMEZ


CRISTINO ALBERTO GÓMEZ . (República Dominicana)
Poeta dominicano. Nació en la comunidad de Fondo Grande, Loma de Cabrera, provincia Dajabón. Ha actuado en los grupos de teatro universitario del Instituto Politécnico Loyola y la Universidad EARTH, Costa Rica. También ha participado de los equipos editoriales del periódico Loyola Informa y la Revista Literaria Eeehh?, así como del Club Literario 451. En 2007 ganó el Premio W. K. Kellogg de Poesía de la Universidad EARTH con su poema “Ha vuelto el agua”. En 2008 obtuvo un reconocimiento por su bitácora digital “Cristino Alberto Gómez” http://cristinogomez.blogspot.com como Blog Distinguido de Literatura Dominicana en el marco de la XI Feria Internacional del Libro Santo Domingo 2008. Es cónsul del Movimiento Poetas del Mundo en Dajabón. Igualmente es miembro de la Red de Escritores de Coquimbo y de la Red Mundial de Escritores en Español. Ha publicado en diversos medios impresos y digitales, entre blogs, diarios, revistas y portales literarios. Algunos de sus poemas son parte de la “Antología Latinoamericana: un canto a Iberoamérica” (coordinada por Atilio Laurence Almagia) y del poemario “Gira Poema 2008: haz rodar una poesía” (coordinado por Nat Gaete). En 2010 publicó el libro: “Ha vuelto el agua”. A partir de entonces ha dado a conocer también “Quítame las horas”, “Sudores de Cafetal: los versos de mi campo” y “Arrancado de raíz”.






QUÍTAME LAS HORAS

I

Quítame las horas.
Déjame los días.
Mírame a los ojos,
compañera vida.

Llévate si quieres
también los instantes;
déjame el momento
cuando fui tu amante.

II

Quiero a veces recordar
el día cuando nací
y al alba abriendo mis ojos
entonces te conocí
pero rechazo la hora
sabiendo que ha de venir
inexorable, sin falta,
la hora de morir.

Háblame vida, si quieres,
de los años y algo más.
¿Quién no quisiera desear
años de felicidad?
¿Quién no recuerda que tuvo
un momento de paz?
Pero ante el tiempo me postro
con esperanza inmortal
y sueño contigo y sueño
a tu lado eternizar
los más hermosos momentos
en los días por llegar,
sin imaginar tan cerca
la hora de la verdad.

III

Quítame todas las horas
vida mía. Toma ya
de mi tiempo cada una
cuando augure lo fatal.
No quiero la hora cero;
sueño el día que vendrá,
cada fin el año nuevo,
cada sueño el despertar.

Despójame de las horas;
son aburridas. No más
esperas que me detienen,
horas que no pasarán,
trenes que no se devuelven,
presente sin marcha atrás,
personas que no regresan,
calles oscuras… ¡no más!

Quítame ahora si quieres
las horas que no vendrán.
Dame sueño en todas ellas
con un solo despertar
pero por nada me falles
a la hora de luchar.








PROVENGO DE LA NOCHE

Provengo de la noche. No sé de dónde. Vengo
para sufrir y a veces pintar una sonrisa.
Recuerdo que hace siglos caí del alto cerro
y desde allí a tus brazos me trasladó la brisa.

Me miras a los ojos. Despierta una mañana
en tus pupilas tiernas. Sonríes y regresas
de tu mirada luego el rumbo a la montaña.
Sin compasión el aire detrás de ti se aleja.

Alargaré mis pasos para seguir tu huella
y extenderé las horas para jamás perderte.
Una vez más conmigo la soledad se queda
en el momento justo que más sabré quererte.








TARDANZA

Plena superficie de hojas secas,
agrado paradisíaco
de mundo naciente,
se posa sobre mi cuerpo
sobre cual lecho me ata el sueño,
del tiempo dueño me hace.

Me muestra el fruto de la serpiente.,
olor a tierra,
sabor a pueblo,
verdor de loma,
azul de cielo...
me dice un dicho,
me cuenta un cuento,
me canta un canto...
un cuento alegre por el que río
y un canto triste con que despierto.









UN HOMBRE CANTA

Un hombre canta
cual amargura le ha dejado
de su adorada la ausencia...
salsa, bachata,
bolero, mambo.
Un hombre canta,
yo estoy llorando.

Un hombre miente,
ruega que vuelva y se arrepiente
de haber fallado.
¡Cuánto la quiere!,
jura a los santos.
Un hombre miente,
yo estoy llorando.

Un hombre explota
con pensamientos sus sesos blandos.
Sus sentimientos lleva enterrados,
se hunde y sufre con alma rota,
con ojos secos, con rostro amargo.
Un hombre explota,
yo estoy llorando.

Un hombre calla,
lo olvida todo, que ya es pasado...
nada le impide que siga andando;
lleva en lo alto la misma cara.
¿Por qué esconderla? Nada ha pasado.
Un hombre calla;
yo estoy llorando.

Un hombre ríe
porque se dice ser mariposa
que entre las rosas
se posa y vuela,
que toma el néctar y ya no exige,
sigue volando.
Un hombre ríe,
yo estoy llorando.

Porque te quiero
y en ti se ha ido el mejor regalo
que aun temporal el señor me ha dado,
porque se me hace la vida zarza
cuyas espinas estoy pisando...
sobre el desierto voy caminando
con pies descalzos,
con voz al cielo, con paño blanco.
Porque te quiero,
yo estoy llorando.

Tú estás ausente,
no sé si vuelves, no sé si sientes,
no sé si escuchas cuando te llamo.
Tú estás ausente,
yo estoy llorando.









SUDORES DE CAFETAL

Cuando termine el trabajo
pasado el sol de las tres
yo te esperaré debajo
de una mata de café.

Se preguntará el patrón
por qué faltan dos galones.
Como burro garañón
bajaré con diez cajones

en el hombro. Tú delante
llegarás. Nuestros sudores
testificarán campantes
que somos trabajadores.

Mi caballo se divierte
con la hierba de los cerros.
Está voceando la gente;
están ladrando los perros.

Tú te remangas la falda;
yo comparto la ternura
con que vuelas a la espalda
de tu dichosa montura.

Vienes conmigo. Sentimos
subir mientras descendemos.
Olvidamos el camino;
algún día llegaremos.

Los pajones se recuestan;
olvidamos que te esperan.
Ignoramos la respuesta
que daremos a tu abuela.

Te están llamando los tuyos;
es preciso continuar.
Con la luz de los cocuyos
lograremos regresar.

Prometiendo yo te dejo
que mañana volveré
y te esperaré de nuevo
en la mata de café.







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