miércoles, 25 de agosto de 2010

HELENA SINERVO [653] Poeta de Finlandia


HELENA SINERVO

Poeta finlandesa nacida en 1961. Publicó su primera colección de poemas, Lukemattomiin (Indecible), en 1994. Posteriormente ha publicado más de seis. Sinervo ha traducido poemas de Elizabeth Bishop y Yves Bonnefoy.

Obras publicadas: Lukemattomiin (1994), Sininen Anglia (1996), Pimeän parit (1997), Ihmisen kaltainen (2000), Oodeja korvalle (2003), Runoilijan talossa (novel, 2004), Tilikirja (2005), Täyttä ainetta (2007), Akuvatus ja muita härveleitä & otuksia (2007)



Aguja

Se pasa uno la vida buscando, se consume
el cigarro y no se ve huella. Pero a veces
se percibe el destello,
su fracción de segundo: un brumoso mar en llamas
en ojos desconocidos. ¿Es eso lo que querían
esquivar, la nieve cuando cae del alero,
mientras juntos giramos alrededor del sol?
A esos instantes
tú los llamas eternos,
yo amor, él soledad.
Alguien sugiere "belleza"
pero lamenta no haberla visto.
En una aguja del pino el bosque entero.







En el nombre de la nieve
tú y yo se encuentran
en el sonido de la piedra,
en el contorno de la piedra
que rodea al silencio.

Lindero contra lindero,
borde con borde,
en el sonido del dolor
bajo el que el yo llama al tú
los caminantes yerran.







Flota la piedra y otra
se adentra en ella como en una barca.
Nace la leyenda de la niña abandonada
que por voluntad se ahoga bajo la imagen
del agua.

Ella es agua bajo el agua,
encima y dentro del agua.

Parece ser infinita la ternura de los peces:
propicio el humor del agua.










59 pasadores metió el marido en la tumba
de la mujer
con un pasador entre los fuertes dientes
la vio el marido en sus recuerdos
la vio arreglándose
el peinado





El niño es una casa y la habitan los padres
qué luminosos los pequeños objetos,
cómo dan lástima los juguetes y las prendas
minúsculas por el suelo, sobre la esquina de la mesa,
en el respaldo de una silla
y la pequeña piedra puesta a crecer sobre el pretil,
en su interior los fríos de siete inviernos,
el abuelo la traía en el bolsillo,
peso de siete generaciones, piedra lisa, ligera.
La casa construye en su interior otra casa,
pasillos, cuartos ocultos, cámaras,
negros rincones en los sótanos,
filas de armarios mínimos y secretos,
escondidos guardianes de breves puertas.
La casa que está en la casa construye en sus
adentros un laberinto, un Minotauro vigila
el niño se le ofrece como alimento, la nariz, los dedos,
los ojos, los dedos de los pies, los talones, las orejas,
el ombliguito, los dolores del crecimiento
que tanto duelen
todo ofrecido al Minotauro, los dolores de morir.
No anden en ella como en su casa,
toquen la puerta.




versión de Pura López Colomé y Magnus William-Olson




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