lunes, 23 de agosto de 2010

609.- CHARLES WRIGHT


Charles Wright. Poeta norteamericano, nacido en 1935, en Tennessee. Traductor de los italianos Eugenio Móntale (Premio Nobel 1975) y Dino Campana, Wright es autor de una obra extensa y compleja que ocupa catorce colecciones de poesía. Obtuvo numerosas distinciones, entre ellas el National Book Award en 1983. Una de sus principales obras "Zodiaco Negro" lúe publicado en Estados Unidos en 1977 donde obtuvo el Pulitzer al año siguiente.Fue editado en Valencia, en 2002, por la editorial Pre-Textos con prólogo de Harold Bloom.




POEMA MEDIO A LA MANERA DE LI HO

(Fragmento)

Todo aspira a la levedad,
algún sitio más allá del borde del lenguaje.
Algún silencio, alguna zona de gracia.

Cielo en seda cruda,
espejo abriéndose de pronto en el oeste.
Puesta de sol como hierba muerta.

Si Dios sintiera el dolor como nosotros lo sentimos
también su corazón se llagaría.
Desconsolado, desapacible.

(Traducción de Jeannette L. Clariond)




DISJECTA MEMBRA

(Fragmento)

Limando mis uñas en el jardín de Buda,
Tres metros detrás de mi, como lenta agua
inquieta,
el rumor del tráfico crece y decrece,
Un zendo medio caído atraviesa el alheño gigante,
impenetrable como una concha,
últimos ojos de tigre de un rocío dorado
y cristalino
mientras la mañana cae sobre la hierba.
Entre la mirada de Buda y el cobertizo,
fila india de hormigas. La inesperada
llegada del petirrojo.
Y polen cayendo.

Ahora todo es uno con todo,
viento que barre hojas y envuelve,
luz que se abandona a la sombra, sombra a la luz.

(Traducción de Jeannette L. Clariond)






PEQUEÑO APOCALIPSIS


La mariposa hace su ronda al mediodía,
dragoneando sobre las extasiadas flores.
Los cascos de la hormiga hacen temblar el suelo.
A cubierto del sol, el escarabajo pelotero
avanza entre sus sueños de verano.
Allá en lo alto, en otro mundo,
las nubes se congregan y murmuran sus mensajes.
Tranquila, avariciosa vida.

El gusano se enrosca en la negrura,
el petirrojo, arriba, gran guerrero,
atraviesa y refunde las tumbas destrozadas
de sus padres.
La hierba, en su periodo verde, se inclina
ante aquello que la mueve.
La tarde ya se apresta a hundir la pala
en los sucios terrones,
ataúdes y huesos de azúcar exhumados bajo
el súbito sol.

Y dentro de los sótanos del mundo
comienza a despejar,
relampaguea en la garganta tronante de la infratierra,
una gota de fuego y una gota de fuego,
claras vendas de niebla
que alivian las secuelas lentamente.
Y entonces, contra el negro horizonte, ráfagas
en sus rostros, cuatro caballos se incorporan. -

— Versión de Jordi Doce



APOLOGÍA PRO VITA SUA


Cuán pronto llegamos al fin del camino
El fracaso, nuestro compinche de doble dimensión,
luz plana de ensueño,
No nos encenderá o consumirá,

El cerezo silvestre, engañoso en sus constelaciones
de cruceros chamuscados,
La Vía Dolorosa de la primavera
desvanecida en grave profusión,
A dónde ir sino hacia arriba, a dónde dirigirse,
peso muerto del mundo,

Volvieron a recaer,
cerezo silvestre,
Ramo de primavera sin su savia, artrítico,
seco por el invierno, rama mítica
Cuyas raíces son los cabellos de mi madre.


Cómo asemejan al pasado las nubes,
Haciéndose y deshaciéndose en el horizonte,
Modulando montañas,
recostando sus sombras bajo nuestros pies

Para que las podamos atravesar.
Desde dentro de sí mismas el fuego cae, el hielo cae,
Lo recordado que aún nos recuerda, tierra y aire caen.

Ninguno, sin embargo, nos puede resucitar o redimir,
Alejándose, cual deben ambos, hacia esquinas contrarias.
Ninguno ha estado en el sitio al que vamos,
faltos de talante.

Versión de Jeannette Clariond




EL ARTE MENOR DE LA AUTO-DEFENSA

El paisaje nunca fue un tema; fue una técnica,
Un método de medida,
un andamio para estructurar.
Le robé sus silencios, llegué hasta su revuelo.

El lenguaje fue siempre el tema, la idea de Dios
El fantasma que sobre mi pequeño mundo
Se cernía, mi boquilla para el significado,
mi garra y mi brillante pico...





CICATRIZ II

(Fragmento)

El tiempo, para nosotros, es una línea recta,
en la que colgamos nuestras narrativas.
Para el paisaje, sin embargo, todo es un circular
De estación en estación, la cola de la serpiente
en la boca de la serpiente,
No hay línea para una historia lineal.
En su vasta rueda, en su rotar sin fin,
no hay vidas que cuenten, ni una.

Difícil imaginar que nadie cuenta,
que sólo la vida perdura.
Al contrario de las estaciones, nuestras camisas
no mudan,
Lo que sea que veamos no nos ve,
no importa cuán fijamente miremos,
La lluvia en sus aretes plateados
contra los troncos de roble,
La lluvia en su segunda piel.

Apiádate de la gente, Señor, apiádate de sus idas
y retornos,
Apiádate de sus suntuosas trincheras
contra la oscuridad.
Muéstrales la forma en que funciona la tierra.
Muéstrales su tamiz, las secuelas y el intermedio.
Los días húmedos son su propia recompensa
de momento,
el intérvalo de la basura y el destello del guijarro.

(
Scar Tissue. FSG 2007. Traducción de G. A. Chaves.)



El Zodíaco negro

versión: Oswaldo Chanove

Los amos, ensombrecidos por el tiempo,
como los recuerdos, acomodan
y desacomodan.
Se precipitan
en sendos muebles sobre el pasto
Se instalan como el aire
sin un significado definido
como la atmósfera en su translúcido vacío

¿Qué les podemos decir a los unos y a los otros?
¿Cómo pueden ser al mismo tiempo
tan cristalinos y tan turbios?
Nos despeinan
Desordenan las hojas de los árboles de Agosto
Entonces se detienen, abruptos como el viento
Y retorna el calor
Y las moscas.

¿Qué les podemos decir?
Nada es interminable salvo el cielo

Las moscas llegan
y la tarde palpita sobre su verde orilla
y como un peso muerto
se ubican
junto a la nostalgia
sobre la pálida bastilla de la túnica del amo.


Esos que buscan al Señor gritarán
En su alabanza
Tal vez. O tal vez no.
Polvo y cenizas,
Eso somos
Algunos progresan sin palabras
Algunos con sus bocas
encontrarán su esplendor
en el lugar preciso donde el dolor las abandonó,
una pulgada y media sobre el piso.
Y algunos lo ultrajarán todo
Por amor
Con recóndito desdén


Las puertas de la misericordia, como en el eclipse,
se nublan desde abajo
Hileras de lápidas soportan nuestros pasos
La humedad de Agosto brilla en torno a nuestros cuerpos
Como auras
Y algunos pronuncian las palabras
Hablando en lenguas
Aterrados
Odiando sus investiduras manchadas por el bofe
Esos son los afortunados, los arrinconados,
Los dos veces
Suprimidos


Dante y Juan Crisóstomo
Pueden encontrar esta noche
un mapa sideral
Una ruta para peregrinos
Y tú también podrías
En el cicatrizado filo del cuarto creciente
Encontrar que las nubes se desplazan cieloabajo como en una invención
Por todo lo que venga
Por todo aquello que aún está por suceder
Y que acecha ya desde detrás de las estrellas.



El más allá de los insectos, los garabatos del espacio,
los huecos blancos en el paisaje
Tales cosas, tales avenidas,
Van hacia el polvo
Y manipulan nuestra llaga sin problema.
Cielo azul,
Azul infinito
Aguas azules por encima de la tierra:
¿Por qué las grandes historias existen siempre
en el pasado?



La vida analizada no es diferente de la que no ha sido
tocada por el intelecto
Las cuestiones sin respuesta
El parloteo
Los teoremas imposibles
Los argumentos hace tiempo malogrados
Tienes que escribirlo todo


La perspectiva del océano,
La incidencia de la luz sobre la eterna primavera,
la lóbrega nota al borde del atardecer
Tienes que escribirlo todo.

Un pañuelo de recuerdos, el automóvil y el sueño de la muerte
La siesta de Dios
Tú aún tienes que escribirlo todo.

La luna medio hueca, la luna casi rebosante
Noche sin estrellas y sin egoísmo
Noche rojo sangre y negra invocación
Arañas laboriosas en la empalizada
El último chillido del ave
Un sapo inmerso en lo mojado,
la rana del árbol en lo seco...




Nos dirigimos a la tumba con necias aflicciones
y triunfos alquilados
Con la mitad del alma
Con desmagnetizadas cartas estelares.

Vamos con nuestros ternos impecables.
Los pájaros aletean. Las nubes pasan.
Somos fríos e intangibles y no abrigamos ningún mal.
Ningún diente afinó la acritud del tenedor
Estamos fuera y la carne es dulce.
Calígrafos de lo incorpóreo
Palabras de advertencia de Dios
¿Qué cartas subrayaremos?
Sobre nosotros se suspende la atmósfera,
la nada está en alguna parte, conectada,
y a la espera de un gesto, un reclamo



Sobre nosotros, la gran constelación se desliza
y se estremece
Las cartas no empañadas y que saltan desde su madriguera
Tu X y mi Y
Las cartas no borroneadas
Y que brotan desde su gaveta



Descifrando a tientas el nocturno sueño de la casa verde
Espíritus de transparencia y silencio
Mano invisible
El comparsa y el testigo
Señores de lo discontinuo,
Señores de lo mínimo
Amparen mi conversión y sálvenme...
La lluvia ha caído toda la tarde
sobre la mente
Sobre los jardines y las orquídeas enanas
Toda la tarde
El diccionario de fines del verano ha dado vuelta
a sus páginas
Bajo la lluvia
Abstrayendo las palabras necesarias
El otoño está encima
La lluvia aniega nuestros angostos catres
La descripción es un elemento
Como el aire
O como el agua




Nocturno de Charlottesville

El demorado anochecer de septiembre es un tren
de pensamiento, una herida
que no sangra, hierba muerta sin morir,
sin renuevos, sin elegancia,
el demorado anochecer de septiembre,
limpio de adjetivos, máxima de abstracción
y esplendor.

Se ha dicho que hay un final para la asignación
de los nombres.
Se ha dicho que todo lo escrito está vacío.
Se ha dicho que los escorpiones danzan
donde el lenguaje fracasa y cede.
Se ha dicho que algo brilla en la oscuridad,
que algo resplandece.
Apoyados contra lo invisible, vencimos asentimos.
La noche se extiende sobre las hojas caídas
vuelta conocimiento en el patio de atrás,
desoladas sílabas
nos leen y nos marcan, apoyados contra lo invisible.

Luminosos nuestros sueños, fuego arrojado
sobre el mundo.
Llega la mañana y todo se va.
La luz del sol oscurece la tierra.




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