Víctor Rodríguez Núñez
Nació en La Habana, Cuba, en 1955. Poeta, periodista, crítico, traductor y profesor universitario. Ha publicado los poemarios: Cayama; Con raro olor a mundo, Premio David, 1981; Noticiario del solo, Premio Plural, 1987; Cuarto de desahogo, 1993; Los poemas de nadie y otros poemas, 1994; El último a la feria, 1995; Oración inconclusa, 2000; Con raro olor a mundo: Primera antología, 1978-1998, 2004; Actas de medianoche, 2006; y Actas de medianoche II, 2007. Fue redactor y jefe de redacción de la revista cultural El Caimán Barbudo, donde publicó numerosos trabajos sobre literatura y cine. Seleccionó las antologías de su generación: En su lugar la poesía, 1982; Usted es la culpable, 1985, y El pasado del cielo: La nueva y novísima poesía cubana, 1994. Es autor del ensayo Cien años de solidaridad: Introducción a la obra periodística de Gabriel García Márquez (Premio UNEAC, La Habana, 1986), y compiló y prologó la obra del mismo autor, La soledad de América Latina: Escritos sobre arte y literatura, 1948-1985 (La Habana, 1990). Es profesor de Literaturas Hispánicas en Kenyon College, Estados Unidos. En sus palabras, “La poesía es algo más que un reflejo porque puede hacer sangrar. Algo más que una escritura porque germina en la conversación. Algo más que un sitio porque está en todas partes. Algo más que un género porque se adelanta a la literatura. Algo más que un instante porque “el traje que vestí mañana”. Algo más que una fijeza porque la espiral y el río la imitan. Algo más que una iluminación porque se mete con las cosas. Algo más que un tesoro porque le sobra al pobre. Algo más que un ritmo porque le encantan los silencios. Algo más que un alarde de civilización porque hay notas al margen. Algo más que un nombre porque se enmascara y llega a ser anónima. Algo más que una fe porque rebasa la razón. Algo más que una gracia de poeta porque los lectores olvidan. Algo más que un testimonio porque “yo amo los mundos sutiles”. Algo más que un alma porque siempre toma cuerpo. Algo más que una mercancía porque no se vende ni se compra. Algo más que un poder sagrado porque desmitifica. Algo más que una idea porque es apasionada. Algo más que un signo de desinterés porque se enreda. Algo más que un sentimiento porque es metódica. Algo más que un refugio porque vale de herramienta. Algo más que un saber porque los poderosos la rondan. Algo más que un oficio porque en Cayama Higinio López hablaba en versos. La poesía es sólo algo más.”
Premio Loewe de Poesía, 2015.
ENTRADA
No sé por qué camino
pero he llegado aquí
Hasta este raro sitio
sin casas ni paisaje
Este lugar desnudo
de las piedras al alma
donde el mundo germina
Quizás también tú llegas
siguiendo ese camino
En esta vida harta
de aciertos y certezas
sólo el error nos une
La poesía es el reino
de los equivocados
CONJUROS
Mi madre recoge flores silvestres
entre los árboles de Selva Negra
El pico del tucán
las plumas de la lapa
el canto del chorlito
qué no la embrujen
Y no se quede atrás en el sendero
ni se vaya a perder
entre tantos colores
El danto
la guardatinaja
el armadillo
qué se aparten de ella
Y acabe de subir esta colina
desde donde hoy la miro
por primera vez Esa vela que alumbra
los ojos de mi madre
La vela desnudísima
con su candela áspera
y su alma de cera
La vela que no duerme
deshilando las sombras
La vela que no cesa
de volver luz su miedo
y quieta se consume
Esa vela que solo
con tu aliento se aviva
La vela que no logran
a pesar del insomnio
apagar estos versos
TAROT
A la izquierda el amor
su flecha única
que atraviesa el vórtice del verano
El tiempo y sus mitades
La mujer amarilla
y la mujer azul vuelta de espaldas La fuerza a la derecha
como siempre
La que abre las fauces del león
y lo congela todo con su risa
pero no se echaría
la medialuna al hombro Y más al fondo el sol
inevitable derramando su miel
sobre la ambigua torre
La torre que será
abolida por el rayo Al centro la templanza
mezcla desconsolada
el agua con el vino
Nadie la ve
no obstante
su delantal está sucio de estrellas
Para Juan Epple
¿Arte poética?
Para María Santucho y Víctor Casaus
Saqué unos ojos miopes
una nariz bisiesta
unos labios que no puedo juntar
un pelo de camello
más un cuerpo de atleta retirado
También el mal genio de mi padre
el dolor en el lado de mi madre
el lunar sospechoso de mi abuela
el cólico nefrítico de todos
y hasta las fiebres constantes de mi hijo
Razones que me obligan
a tener mala opinión de la belleza
Confirmaciones
El menor de mis hijos
que aún no sabe su nombre
ni caminar derecho
a medianoche
en la más alta fiebre
canta
Es doble este camino
La razón y la fe
Tengo fe en la razón
–en la razón impura
Comprendo las razones de la fe
–la fe de los herejes
Entre el hecho y la duda cruzan ambos caminos
Y al partir regresamos
Danza mi rosa ebria
desprevenida
sin vergüenza del sol
La olvido en el sendero
que comienza en tus manos
y sin más vueltas me lleva hasta mí
Las preguntas son tigres
que acechan junto al río
Las respuestas
ciervos inalcanzables
Mi mucha sed te ahogue
Y náufrago en el polvo
espera cualquier cosa
menos resignación
Para José Pérez Olivares
Paraguas
Bajo una lluvia ajena que no lo deja arder
este hombre camina
Nadie en el país del tal vez mañana
lo distingue
con la angustia por fuera
Todos marchan deprisa hacia ese sitio donde
él muchas veces quisiera llegar
Hoy no
pues sólo anhela
intimar con la lluvia que lo ignora
Aunque le cueste tanto como salir desnudo
el haberse puesto el alma al revés
En el alba
los mendigos también se saludan
El negro que duerme con su perrito
le da los buenos días
al que empuja la carroza de tablillas
Y el que robó
le ofrece una naranja
al de bufanda persa
Hoy le duele la luz
al extranjero
Sientan aquí su horror
a la pantalla azul
donde siempre es de día
El extranjero se planta y murmura
–La igualdad
antes que la diferencia
Son ateas las noches
y el sol nos ilumina con sus manchas
Se reverencia
a los irreverentes
Para Alberto Restrepo
Conjeturas sobre la sonrisa del pastor
El pequeño pastor
que cada sábado toca a mi puerta
por Dios
¿a quién sonríe?
¿Qué sentido tendrá
la poderosa lumbre de sus dientes?
Esa sonrisa suya
¿será la que perdí?
El pequeño pastor
crepuscular
en el cielo del rostro
¿qué rara estrella luce?
¿La máscara perfecta
la sonrisa de Dios?
¿Con ella vencerá
la fe inconmovible del ateo?
Para Juan Gil
Elogio del neutrino
Te celebro
porque en el mundo nadie
es más pequeño que tú
y sin embargo
atraviesas galaxias nebulosas estrellas
sin reaccionar con nadie
Porque aún siendo luz
puedes moverte
muchísimo más lento que la luz
o descansar inmóvil
corrigiendo
la teoría de un universo caliente
Porque gracias a ti
el pasado fue sólo
plasma recalentado y no cenizas
La densidad del plasma
era de billones de toneladas
por centímetro cúbico
Porque nadie sabía
hasta ahora
que eras el noventisiete por ciento
de todo
quedando sólo un tres a repartir
entre hijos de puta y demases
Porque gracias a ti
nadie se aleja
ya de nadie y todo tiende a unirse
Y no importa que sea
en una llama dura
en un punto radiante
Te celebro
porque eres
la esencia del espasmo
materia de ternura
o ese poco de nada
con que mi tía dora sus natillas
Gracias a Dios
no es infinito el mundo
Como el verso
está hecho de sílabas
que es posible contar
El mundo cabe en un alejandrino
Para Jesús Sepúlveda
Actas de medianoche (siete)
Inventa la noche en mi ventana
otra noche
Octavio Paz
La sombra sigue dentro
agazapada en ti
La nieve redundante
no deja de caer
El pasado se aquieta
bajo esa sal que crece sin sentido
A punto de saltar sobre la luz
me borra la razón
Solo la piel se inflama
con tu dulce ceniza
Y me llevo la sombra lejos de todo fuego
Al despertar
noche de la memoria
no había nada en ti
Me he ido construyendo
verso a celda
como nido de avispas
Piedras frustraciones clavos insomnios
en remolino
todo sirvió de algo
He al fin esa estructura
fluida y resistente como enjambre
La materia que puedo llamar yo
de cuando en vez y sin mayor vergüenza
Me desvivo en tus brazos
con sólo media vida
Clavado por tus pechos como ahora
el sueño no se atreve ni a acercarse
Mas siento cuánto envidian tus pezones
quemados
la paja de mi corazón
Y me dejo caer
como pesada luz sobre tus horas
De ti me voy colmando sin remedio
aunque estés como yo siempre vacía
Me anego de tu ausencia
y esa incapacidad de recordar
en las noches sin horas
el flujo de mi rostro
Hay algo en mí que es tuyo
mas no encuentro
porque nunca has negado lo que eres
Y duele todo lo que apaga estrellas
La sombra es algo más
que tu alma desnuda sobre mí
Es el más puro objeto del deseo
Mis ganas aún sin forma
de no ser cuanto soy y desbordarte
Esa misma sed que padece el agua
Sombra de la caricia
que rebasa a la muerte
Obstinado sujeto del deseo
Con la punzada ardiendo en el costado
silbo esta discordancia
Mi única manera de aclarar el dolor
esa costra puntual
La punzada es incierta
como la propia noche
en su cálida arista intrascendente
Estampida de pájaros sin nombre
en lengua echada al fuego
con alivio
Las sílabas destellan
en medio de tu aliento congelado
Solo la nada es lógica
porque mete en cintura
a las constelaciones
Una abeja que liba su sal en la pizarra
Una luz que se coagula en las venas
Y abriría su órbita si no fuera tu anhelo
Solo invoco mi sombra desalmada
porque tal vez te salve
Me busco en el espejo de la noche
donde no tengo rostro
ni ganas que ocultar
Hay demasiadas brumas
en la luna del baño
ninguna cosa que diga la verdad
El cristal y el azogue se disipan
como cualquier esencia
en la velada sombra
¿Así dónde fijarse
si el mundo está rajado
y sucio de miradas?
A lo mejor la noche también sufre
los latidos del perro
que bravea en la otra orilla del lago
Pero en esta ribera
húmeda de silencio
ni la falta de luz es un alivio
Hay una sombra roja que te sigue
donde quiera que vayas
Y nada duele más que la certeza
Entre una línea y tú
con cadencia amanece
Yo a ratos lo intento deslumbrado
en esta hora exacta sin reloj
Tus manchas me seducen
Insubordinación sobre las rocas
Y resta en el crucero
la sombra fermentada
Trae la noche su ecuación radiante
y me tizna las manos
El siete al rojo vivo
en su deformidad crucificada
El once abandonado en el sendero
que lleva a la ceniza
El catorce con sus duplicidades
y llamas ojerosas
Esas lumbres abstractas
que únicamente tú puedes fijar
Me ha herido ese pezón y sangro leche
Todo es innecesario ante tu falso ardor
que oculta los contornos de la nada
Hay que sobremorir
ser la sombra de tu costado izquierdo
La noche vuelta río
desnudo en su corriente
donde la vida enturbia con la nieve fundida
Denso curso semiótico
de aguas negras que jamás desembocan
Para ser lo que soy
me he bañado dos veces
en aquel mismo río
Siento que aprendo algo
mientras la tiza suelta oscuridad
Yo soy esta razón
clara que tú no entiendes
La noche inexplicable que me explica
en todas sus erratas
Esta iluminación
sudada del pizarrón a la piel
El todo no rimado al cabo se desviste
Es lógica nocturna discrepancia
nublado de otra primavera
Y se acaricia
con mis dedos que ya no satisfacen
los ardores del ser
Y al cabo solo queda
un estremecimiento desvalido
Mañana no será otra nueva noche
El caos razonable
bajo el rayo
de una estrella que oscila en abandono
Hoy me ahogaba en la luz
revuelta de esperanza
Preguntas a la nieve
que ya no va a caer en esta vida
Cada relumbre confirma el revés
Camisas desangradas para tender al sol
de cada medianoche
Sin espacio ni tiempo para una sombra más
la razón se desborda
cura y herida abierta
Para María y Felix Masud
Bogotano
Yo juego fútbol con mis asesinos
Les disputo el balón
gano tiempo y espacio
arriesgo esta jugada individual
Arracimados
sobre el pasto tenaz
de este parque escogido
los gamines se sacuden el polvo
que Dios echó en su alma
y se bañan con sol
El de ruana molida
busca en la bolsa plástica
el aliento de la felicidad
Y el que tiene las costillas al aire
caza como un gorrión
migajitas de pan entre la hierba
Yo juego fútbol con mis asesinos
me pasaron la bola
y pruebo el arco
Hay más niebla en los huesos que en las calles
Para Gustavo Adolfo Garcés
Secreto profesional
El árbol que con desesperación
hace gestos al cielo
La mañana que voltea su rostro
salpicado con leche de crepúsculo
El río que de súbito
ha perdido la voz
entre la algarabía de las piedras
La sombra del ahorcado
su aliento de ceniza
Todo esto tiene
viajero
algo que decirte
Suma
esa canción descascarada
que ha gritado el olvido
Ese cerro que otra vez se despide
con su pañuelo limpio
donde se puso el sol por cobardía
Esa noche sin pétalos ni fiebre
a pesar del invierno
que hoy también claudica
Todo te dice que
a la muerte
no la conocerás
Actas de medianoche (once)
debe abrir el silencio
con su llama desnuda
João Cabral de Melo Neto
De cara al sur
trabajo para ganar la noche
Una brisa salada
inofensiva
descorre el firmamento
Poleas y relámpagos
nieves que nadie ordena
claveles de dos mundos
Grafía nebulosa
la tramoya del cielo
Y la estrella polar
titilando en la hierba
me cuida las espaldas
Esta noche la noche que ya tengo perdida
El pequeño tomate
rayado como tigre
me traduce lo que no dijo el sol
Y las alas de ángel
sin erratas
me revelan lo que arde en la ceniza
La palma no interrumpe
mas inscribe
tu prodigiosa sed en esta página
La intemperie
el más acá
lo otro
En realidad sólo habla la sombra
con mi silencio pulcro
Y el crujir de tus sueños
La sombra analfabeta
porque lo sabe todo
y cuando no lo escribe
Noche manuscrita
que me das fuego
para espantar el fiel lugar común
Por ti las cosas arden
hasta el rencor
con simétricas llamas azules
Y esas crepitaciones
de médulas rigurosamente calcinadas
pueden cegar estrellas
Un poema conmigo pero ya no de mí
La sombra tira de todas las cuerdas
en cada hueso sopla
percute en ningún ritmo
Un poema deshecho con el alma de punta
El viento una vez más
acarrea esa nada que lo perfuma todo
Pero las hojas el palo de Hawai
son de otra opinión
Se estremecen cargadas de sentido
Sienten el soplo abstracto
conque la noche anhela
desvanecerse en tus contradicciones
Hoy tiene la razón el sentimiento
Hay demasiada ausencia que partir
Albas diplomas kilómetros hijos
Tras muchas precisiones
sólo esta alternativa desvelada
Doble filo de la ambigüedad
con que me tajo
Algo rompe a cantar
en la zona perdida por la sombra
Ventanas encendidas
de algún infiel que esculpe
otra cara del mundo
Estaré aquí pendiente de tu luz
hasta que nada cambie
Yo soy la relación
entre la punta mellada de un lápiz
Y la página en blanco de la noche
Lo que inscribo en los márgenes
de toda claridad
y todo sueña
Yo canto aunque despierte
la mujer del vecino
Mi desvelo será este silencio
que no deja morir
Nada tiene sentido menos la sombra
Con sus rimas algo dice el relámpago
Al viento dan las comas un aire de soneto
Está lloviendo y punto
Hoy me he vuelto al revés
y cada sílaba es una costura
Puntadas asimétricas
hilos en desconcierto
Un objeto que encanta
todo sujeto desencantado
La noche sus mitades
sobre la tabla escrita
Esas partes idénticas
que extrañan la unidad y no lo sienten
Desgarrados que solo
tú pudieras coser con esta aguja
La noche cercenada
mis hijos que desamparo y extraño
Estoy en todas partes
vórtice de la luz
No existo sin tu ausencia
sombría secreción
Existo porque busco
articular silencios
Yo soy un resplandor
de la nada ardorosa
El poema no es
un barco a la deriva
náufrago de horizonte
Es el agua rasgada
sus corrientes secretas
toda esta luz de fondo
Espumante dolor
en las playas del otro sin espumas
Noche sin unidad
que se repite
Mester de extranjería
elevado en un sótano calcinado de frío
Luz piramidal
arenas contadas
Columna centelleante
que sostiene la ausencia de crepúsculo
No sé leer las rocas
no sé escribir la nieve
Sólo busco la lengua
que le enseñé al olvido
Vine a guardar silencio
No hay nada sino estar
A un lado de la noche que no pasará en vano
escuchando a la nada
su espléndido discurso
Sobre el ser
Ni una sílaba más por desgranar
La penumbra recupera el aliento
ordena el desvarío
No hay una sola muesca
en su rostro de firme palidez
Ni una cicatriz por donde se filtre
el lúcido rocío
Y no hay luz que ensombrezca
el relumbre de tanta oscuridad
Lo dejo todo aquí
Ni mi sombra en la página
Soy creación de la noche
desvelada materia
que se afirma a sí misma
Algo más que un bello apalabramiento
cuerpo almado
alma corporeizada
Algo más que la cópula
en la vieja escalera
del verbo con su sombra
Estas notas al margen de la luz
Puro texto ilegible
sin tu respiración
La noche mal escrita
Para Alex Fleites e Isabel Cristina Espinosa Escala
Actas de medianoche (UNO)
su luz sin otra música
Eugenio Florit
Puerta que cierra y abre
para que tu sombra no pueda entrar
Y así seguir sumidos en la luz
que todo lo embrutece
No eres línea
espiral o círculo
Tú jamás has sido representada
Eres tiempo vacío
en series paralelas
Espacio numerado por el ritmo
Sombra que se espiritualiza
Luz
que sueña ser materia
De una astilla de hueso
Puede hacerse la noche
Un río recordado
esta frazada roja
Puede formarse de una gaviota insomne
Un sueño de vecino
esta orilla oxidada
De un viento obsesionado
puede hacerse la noche
Un tren que no ha partido
esta luna sin sal
Una luz que se apaga
debe cambiarlo todo
Es algo más que la cifra de muerte
tachada a medianoche
No te encuentre sin forma
Es uno de esos gestos
involuntariamente arrinconados
que se vuelven razón y nos asustan
el día menos sentido
Objeto de la noche
La sombra hierve
Hay salpicaduras
de ti por todas partes
Ese vapor condensado en la sed
Húmeda irradiación
incendio por venir
Sobre todo ese aroma
de alba chamuscada
Todo está inscrito
en esta quemadura
La sombra te describe
con voluptuosidad de copista medieval
en rasgos que vomita
un resplandor de huesos encontrados
Esas líneas sin puntos
que convergen en ti
borrosa alma geométrica
Mirada desojada
doloroso crochet
Hebra rota de subjetividad
que tu madre ha ensartado
en su aguja sin vista
Me deshago del ser
me diferencio
grano de oscuridad
Sólo falta la noche en esta noche
En cada verso anida una novela
Hay que plantar claveles en tu fértil ombligo
Nada en lo incierto miente
La sombra está en las cosas
que no alcanzaron número
Y la lumbre despierta con tu eco
Una luz que se apaga
te deja verlo todo
En un solo
irreprochable instante sin fin
Sujeto de la noche
Como la inevitable gota de agua
que resbala de ti y no deja soñar
Esa pura agua negra
útil para limar
los sueños abrasivos
Como la mancha creada al cabo por la gota
en su pequeño salto trascendente
La gota que retorna
seca de oscuridad
a los entresijos de la impureza
Sale y entra la noche
por las hendijas de tu corazón
Poco me asomo al paisaje agolpado dentro
El cielo rumoroso bajo el puente
la vena que desagua en el reloj
el sol caído entre las azucenas
Por la urdimbre de tu claridad
me alzo hacia al vacío de esta casa
Noche que cala huesos
y te embarra la médula
con esa tinta helada
que ni tres soles podrían borrar
Noche de un solo punto
pero muy afilado
en la rueda lunar
y que anota en el fémur su mensaje
La muerte te confirma
Una luz que se apaga
tan próxima que nadie puede verla encenderse
tan remota que está dentro de ti
¿Cómo salvar el mundo de la lumbre?
Porque también el mal devana su arco iris
Se nos agota el tiempo
dígito por palabra
rabia por transparencia
¿Y cómo salvar la luz de lo sufrido?
Nos queda sólo el espacio mal llamado noche
Sombra detenida en esa zona del espejo
que dibuja la ausencia
Sombra sin cicatrices en el tronco
ni mácula de grito
Sombra blanca que contorna la roca
nostálgica de liquen
Sombra desesperada
que con su transparencia persevera
No hay horas para todo
lo que omite el desvelo
¿Acaso acabaré siendo la noche?
Madrugada de sílabas
once siete catorce
que la arena no cuenta
Tu verdad es la alforja
cruzada sobre el lomo de la luz
Las espuelas hundidas
para ningún camino
Este relincho pulcro
que lame la espuma de sus ijares
Una luz que se apaga
y que no puedes jamás avivar
aunque viertas el alcohol de la angustia
Tu sueño trascendido
Noche sin estaciones
en que el cielo lo ha salpicado todo
En que dios mismo asciende
escaleras de signos
Que diluye la sed
con su desborde de ánimas raídas
Noche sin sentimientos
de granito
Nada hallará
el buscador de huesos
con su piqueta de rayos hurtados
Forman capas tectónicas
que sólo el río revela
un día de crecida
Nada hallará
el que busca lo otro
en todo este polvero de sombras respiradas
Avaro nocherío
Desde este instante ya no soy la noche
Me deshice de todo
Borré su claridad
abrí su círculo
Para Ida Vitale y Enrique Fierro
Actas de medianoche (catorce)
Y quedé solo en mí, de mí ausente
Carlos Drummond de Andrade
Por fin aquí me tienes
en la cámara oscura
a la espera de algo que no sea la luz
No hiere el primer rayo
que sale de la herida
ya ciega en el costado
Hiere la sangre ausente
su óxido en la punta
de toda claridad
La noche me ha bebido
en un vaso de escarcha
y te vomita en la sagaz corriente
Me cubro entonces con la desnudez
de alma que no vistes
Y nada huele a luz
Siempre hay algo escondido centelleante
en tu mundo de sal
El alfiler entre constelaciones
la luna en los cardúmenes
el grano de desierto en la mirada
Estos son los planos de la noche
que esbozo
cuidadosamente para olvidarlos
En realidad
todo lo construyo de memoria
o peor a capricho
No hay demasiado cálculo
sino más bien un arrumo de afanes
Y alguna que otra línea torcida por la lumbre
Sólo resta esperar que la estructura
reproduzca la nada
y la oración al viento
Hay algo que la sombra
aún no sabe de mí
La sombra me imagina
y se equivoca
Como vela la noche
aprovecho y desgrano
este maíz a pulso
En Cayama era igual
cuando me ardían las palmas
de tanto ojo de abuela
Los granos repicaban en la jícara
como una granizada
sobre el cielo de zinc
Las tusas eran humo
el ahogo de abuelo
al castrar las estrellas
Como vela la noche
aprovecho y me siembro
desnudo entre tu nieve
No sé más que la sombra
por eso te desnudo
El mundo entra y sale de mí
sin placer sin dolor
Extraviado sereno
En las manos del alba
Diáfana oscuridad
voy a mancharte
con un poco de sed
Es que el agua sueña con el remanso
el fuego con la helada
el aire con el olor del vacío
Contra el no estar
en lírica abrasiva
a tu lado disiento
Esta noche vulgar
la vida entera pasa
perdido lo buscado
con tanto afán y sin saber por qué
En aguas ni vigilias
entre piedras ni sueños
está lo que esperabas
En verdad como todos
terminaste
engañado por nadie
La nada que confluye
en esta hora impar
encuentra en ti sentido
Sólo en su reino existes
Sombra armada a retazos de lo que pudo ser
por tus desgarraduras
está soplando un aire desvariado
que se lo lleva todo
En nuestra analogía
sombra mal remendada con reflejos de estanque
al menos el rezumo
entre los flamboyanes y este diario sin fechas
del sustantivo viento
Anochece de ti y no del horizonte
Es tu respiración
lo que azota los árboles
no ese céfiro antártico
Tu nada sudorosa los devuelve
al sueño de raíz
al delirio de piedra
Y la única lumbre que te sobra
es mi torvo mirar
Con precaución hermanos
nacidos por nacer
Basta con un susurro para avivar la luna
No seré el recordado
si no lo que recuerda
El mundo es la memoria
de un alba que carece de crepúsculo
La vida es algo más que un almacén de sombra
saqueado por el sueño
Reencarnaré en tu alma
para negarlo todo
No hay nada entre nosotros
hebra de oscuridad
que un pájaro roba para hacer nido
Sin embargo me afano
porque todas las pajas estén juntas
en el cono perfecto
entre las más asimétricas ramas
Y la razón no hiele
al canto que será en la primavera
un manojo de plumas anhelantes
Noche me has dado todo lo que no te he pedido
No sé si agradecerte por las tinieblas rotas
si reprocharte tantos luminosos fracasos
Me has dado bastante
noche de miércoles
Pero qué voy a hacer con tu mejor regalo
Espíritu que se materializa
Nada falta a mi sombra
que no sea tu luz intransigente
Nada falta a tu lumbre
que no sea mi oscuridad sagrada
Todo está al otro lado de la noche
La jícara en medio del desorden
que es mi madre en penumbras
El cuerno de venado
muerto para tejer estas mancuernas
Los granos de maíz regados en la nieve
que a esta hora germinan
En cada lágrima seca de luz
fríamente calculado
se reproduce el mundo
El centro de nada
Como la noche
giro por cualquier parte
Esa sombra sin eje retorcida
que suena a viejo disco
Yo te he estado esperando
desde la medianoche de Cayama
en que la sombra ardía
Aquí y en todas partes
vida colgada de un clavo mohoso
este susto que soy
Si te atrasas o no llegas al fin
poco importa
te espero antes del alba
Para Ángela García y Fernando Rendón
.
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