domingo, 15 de agosto de 2010

TOMAS TRANSTRÖMER [474]




Tomas Tranströmer

(Estocolmo, 15 de abril de 1931 - 27 de marzo de 2015) 

Poeta, psicólogo y traductor sueco.

PREMIO NOBEL DE LITERATURA AÑO 2011

Obras

1954 – 17 poemas (17 dikter)
1958 – Secretos en el Camino (Hemligheter på vägen)
1962 – El cielo a medio hacer (Den halvfärdiga himlen)
1966 – Tañidos y Huellas (Klanger och spår)
1970 – Visión Nocturna (Mörkerseende)
1973 – Senderos (Stigar)
1974 – Bálticos (Östersjöar)
1978 – La barrera de la verdad (Sanningsbarriären)
1983 – La Plaza salvaje (Det vilda torget)
1989 – Para vivos y muertos (För levande och döda)
1993 – Visión de la memoria (Minnena ser mig)
1996 – Góndola fúnebre (Sorgegondolen)
2001 – Haikus y otros poemas (Fängelse: nio haikudikter från Hällby ungdomsfängelse, 1959)
2004 – El gran enigma (Den stora gåtan)
2011 – Deshielo a mediodía (Dikter)


Debutó a los 23 años de edad con el poemario 17 Poemas (1954). Durante la década de los 60, Tranströmer fue acusado por poetas más jóvenes de estar de espaldas a las cuestiones de su tiempo. Se lo consideró demasiado poético y poco político; se consideró que había en su poesía demasiada contemporaneidad con Horacio y demasiada poca con Marx. Otras obras importantes suyas son Mörkseende (1970) y Stigar (1973). En 1990 sufrió un derrame cerebral que afectó su capacidad de hablar, y al día de hoy ha perdido incluso su capacidad sintáctica. Un año antes había publicado su décimo poemario Para vivos y muertos (1991). Luego de unos años de silencio publicaría La góndola fúnebre (1996). Es autor también de un libro de memorias Minnena ser mig (1993). Hoy día puede leerse a Tranströmer en, al menos, 51 idiomas diferentes. Y junto a Swedenborg y Strindberg, es uno de los escritores suecos que más ha influido en la poesía universal. La experiencia personal y propia juega en la poética de Tranströmer un papel preponderante: en torno a una simple imagen se abren puertas hacia juegos psicológicos e interpretaciones metafísicas. Su literatura ha ido conformando un almacenamiento artístico y humano, una imaginación surrealista en la que una huella es vista como una alfombra mágica, y las sombras de los árboles son números negros. Una poética en la que aparecen las fuentes antiguas, especialmente biblicas, y donde tanto la mística cristiana como la poesía barroca han vivificado sus versos. © Mónica Saldias


PAISAJE CON SOLES

Se desliza el sol tras el sendero,
se coloca en medio de la calle
y echa sobre nosotros
su aliento rojo.
Innsbruck, tengo que dejarte.
Pero mañana
habrá un sol ardiente
en el moribundo bosque gris
en el que vamos a trabajar y vivir

                                                                       
De marzo del 79 

Cansado de todos los que llegan con palabras, palabras, pero no lenguaje, 
parto hacia la isla cubierta de nieve. 
Lo salvaje no tiene palabras. 
¡Las páginas no escritas se ensanchan en todas direcciones! 
Me encuentro con huellas de pezuñas de corzo en la nieve. 
Lenguaje, pero no palabras.

Versión de Roberto Mascaró
De "La plaza salvaje" 1983
Nórdica Libros S.A. 2010


Do mayor

Cuando bajó a la calle luego del encuentro amoroso 
remolineaba nieve en el aire. 
El invierno llegó 
mientras yacían juntos. 
La noche lucía blanca. 
Iba apurado por la alegría. 
La ciudad toda se inclinaba. 
La sonrisa de los que pasaban 
-sonreían todos tras los cuellos subidos. 
¡Todo era libre! 
Y todas las interrogaciones empezaron a cantar la existencia de Dios. 
Eso le pareció. 
Liberada, una música 
se deslizó a zancadas 
por la vertiginosa nieve. 
Todo en dirección al Do. 
Una brújula trémula apuntando hacia el Do. 
Una hora por encima del dolor. 
¡Era fácil! 
Sonreían todos tras los cuellos subidos.

Versión de Roberto Mascaró
De "El cielo a medio hacer" 1962
Nórdica Libros S.A. 2010


DE JULIO DEL 90

Fue en un funeral
y yo sentí que el muerto
leía mís pensamientos
mejor que yo mismo.

Calló el órgano, cantaron los pájaros.
Afuera, el hoyo al sol.
La voz de mi amigo se aferraba
al revés de los minutos.

Conduje hacia mi casa observado
por el brillo del día de verano,
por lluvia y por quietud;
observado por la luna

(Traducción de Roberto Mascaró
el poeta y su trabajo/10
México, Invierno, 2002,
Ed.no bilingüe)



CARTA DEL TIEMPO

El mar de octubre brilla frío
con su aleta dorsal de espejismos.

Nada queda que recuerde
el vértigo blanco de las regatas.

Un brillo ambarino sobre el pueblo.
Y todos los sonidos huyendo, lentos.

El jeroglífico del ladrido de un perro
pintado en el aire sobre el jardín

donde la fruta amarilla engaña
al árbol y se deja caer.


LLANURA ESTIVAL

Uno ha visto tanto.
La realidad lo ha consumido tanto a uno:
pero al fin, está aquí el verano:

un gran aeropuerto -el controlador baja
carga tras carga de gente
congelada del espacio.

La hierba y las flores: aquí aterrizamos.
La hierba tiene un jefe verde.
Yo me pongo a sus órdenes

(Versión de Roberto Mascaró)
Para vivos y muertos, Hiperión,
1992, Edición no bilingüe)



29 JAICUS Y OTROS POEMAS

(Ediciones Imaginarias, Montevideo,
versión castellana y prólogo de Roberto Mascaró)

Tomas Tranströmer nació en Estocolmo en 1931. Desde muy joven alternó su trabajo de psicólogo con la escritura de poesía. Desde la publicación de su primer libro, 17 dikter (17 poemas) en 1954, aclamado por la crítica, su producción creció sin prisa y sin pausa, al tiempo que su obra fue siendo traducida a distintas lenguas; en la actualidad sus poemas pueden leerse en cerca de cuarenta idiomas. Es poco frecuente que la obra prácticamente completa de un poeta vivo se convierta en un texto tan internacional, sin haber recibido el Premio Nobel, aunque es cierto que Tomas ha sido propuesto reiteradamente a ese premio. Aparte de las versiones inglesas (hay varios traductores), rusa, castellana, alemana, francesa e italiana, también existen versiones de los poemas de Tranströmer en turco, griego, chino, árabe, hindú, persa y muchas otras lenguas remotas para nosotros como el tamil, el estonio, el esperanto, el tártaro, el macedonio… En las últimas décadas ha viajado frecuentemente, invitado a diferentes festivales de poesía del planeta. Su obra ha sido estudiada profundamente por la crítica y es a menudo tema de tesis doctorales.
Tranströmer es un poeta realmente leído en su país –las ediciones de sus poemas se agotan continuamente y ha estado en el tope de las ventas del mes- a pesar de la tímida y austera imagen pública que ha proyectado siempre y su relativo retiro de los últimos tiempos…

(extractado del Prólogo)




1

Pared de pena...
Palomas van y vienen:
no tienen rostros.


2

Los pensamientos
en calma de mosaicos
en el palacio.


3

De pie en el balcón,
esa jaula de sol:
como un arcoiris.


III


7

Un soplo duro
atraviesa la casa:
son los demonios.


8

Pinos rajados
en el mismo pantano.
Siempre y siempre.


VI


16

Bosque asombroso:
Dios sin dinero vive.
Claras murallas.


17

Blanca y negra,
terca urraca, en zigzag
va por el campo.



GÓNDOLA FÚNEBRE

(Original sueco: Sorgegondolen, Ed. Bonniers, Estocolmo, 1996

Poemas tomados de la primera edición castellana:: LAR, Chile, 1999, versión de Roberto Mascaró)

ABRIL Y SILENCIO

La primavera yace desierta.
La zanja, oscura como terciopelo
se arrastra junto a mí
sin espejeos.

Tan sólo irradian
las flores amarillas.

Soy llevado en mi sombra
como un violín
en su caja negra.

Lo único que quiero decir
reluce fuera de alcance
como la platería
en la casa de empeños.



EL REINO DE LA INSEGURIDAD

La jefa de oficina se inclina y traza una cruz
y oscilan sus pendientes como espadas de 
Damocles.

Así como la frágil mariposa se hace invisible en 
el suelo
confluye el demonio con el diario abierto.

Un casco que nadie lleva ha tomado el poder.
La tortuga madre huye volando bajo el agua.



HOJA DE LIBRO NOCTURNO

Una noche de mayo aterricé
en un frío claro de luna
en que la hierba y las flores eran grises
pero el aroma, verde.

Resbalé cuesta arriba
en la noche daltónica
mientras las piedras blancas
señalaban la luna.

Un espaciotiempo
de algunos minutos
cincuenta y ocho años de ancho.

Y tras de mí
más allá de las aguas relucientes cual plomo
estaba la otra costa
y los poderosos.

Gentes con futuro
en vez de rostro.



GÓNDOLA FÚNEBRE Nº 2 

I

Dos hombres, suegro y yerno, Liszt y
Wagner, viven junto al Canal Grande
con la inquieta esposa del rey Midas,
ése que transforma en Wagner todo lo que 
toca.
El frío verde del mar atraviesa los pisos del
palacio.
Wagner destaca, el conocido perfil de títere
parece más cansado; 
el rostro, una bandera blanca.
La góndola cargada pesadamente con sus vidas; dos pasajes de ida y vuelta y otro
sólo de ida.


II

Una ventana del palacio se abre con el viento y el súbito soplo provoca muecas.
Sobre el agua aparece la góndola del basurero impulsada por dos bandidos con remo.
Liszt ha escrito unos acordes tan pesados
que deberían ser enviados a analizar
en el Instituto de Mineralogía de Padua.
¡Meteoritos!
Demasiado pesados para la quietud, pueden sólo hundirse más y más, futuro abajo, hasta
los años de las camisas pardas.
La góndola, pesadamente cargada con las
hacinadas piedras del futuro.


III

Rendijas, hacia 1990.

25 de marzo. Inquietud por Lituania.
Soñé que visitaba un gran hospital.
No tenía funcionarios. Todos eran pacientes.

En el mismo sueño, una niña recién nacida
hablaba con completas oraciones.


IV

Junto al yerno, que es hombre de su tiempo,
Liszt es un apolillado grandseigneur.
Es un disfraz.
El abismo, que ensaya y descarta máscaras
diferentes, ha elegido justo ésta para él,
el abismo, que quiere subir hasta los hombres sin mostrar
su rostro.


V

El Abate Liszt está habituado a cargar él
mismo su maleta por soles y por nieves
y cuando muera un día, nadie irá a
esperarlo a la estación.
La tibia brisa de un coñac excelente lo 
conduce a la tarea.
Siempre tiene tarea.
¡Dos mil cartas al año!
El escolar que escribe cien veces el palote,
antes de que le permitan volver a casa.
La góndola cargada pesadamente de vida;
es sencilla y negra.


VI

De regreso en 1990.

Soñé que conducía doscientos quilómetros en vano.
Entonces, todo se agigantó. Gorriones enormes como gallinas
cantaban de modo ensordecedor.

Soñé que dibujaba teclas de piano
en la mesa de cocina. Tocaba sordamente en ellas.
Los vecinos acudían a escuchar.


VII

El clavicordio que calló durante todo
Persifal (aunque estaba escuchando) puede
al fin decir algo.
Suspiros... sospiri...
Mientras Liszt toca, esta noche, mantiene
apretado el pedal marino
para que la fuerza verde del mar suba a
través del piso y se una a todas las piedras
del edificio. 
¡Buenas tardes, bello abismo!
La góndola cargada pesadamente de vida;
es sencilla y negra.


VIII

Soñé que llegaba tarde el primer día de clases.
Todos en el salón llevaban máscaras blancas
sobre el rostro.
Imposible decir quién era el maestro. 


Nota: A fines de 1882, Liszt visitó a su hija Cosima y a su marido
Richard Wagner en Venecia. Wagner murió unos meses más tarde. Durante este período, Liszt compuso dos piezas para piano que se
publicaron bajo el título "Góndola fúnebre".


EL NOMBRE

Me adormezco durante el viaje en coche
y me detengo bajo los árboles, junto al camino.
Me acurruco en el asiento trasero y duermo.
¿Cuánto tiempo? Horas. La oscuridad
alcanza a caer.

De pronto estoy despierto y no me reconozco.
Estoy bien despierto, pero eso no me ayuda.
¿Dónde estoy? ¿QUIÉN soy? Soy algo que
despierta en un asiento trasero, algo que se
revuelve, con pánico, como un gato en una bolsa.
¿Quién?

Por fin viene mi vida de regreso. Mi nombre
llega como un ángel. Fuera de los muros suena
un toque de trompeta y los pasos salvadores
llegan rápida, rápidamente descendiendo
la demasiado larga escalera. ¡Soy yo! ¡Soy yo!

Pero imposible olvidar la lucha de los quince
segundos en el infierno del olvido, a pocos
metros de la carretera por la que
fluye el tráfico con luces encendidas.

(Traducción de Roberto Mascaró)


El cielo a medio hacer 

El desaliento interrumpe su curso. 
La angustia interrumpe su curso. 
El buitre interrumpe su vuelo. 

La luz tenaz se vuelca; 
hasta los fantasmas se toman un trago. 

Y nuestros cuadros se hacen visibles, 
animales rojos de talleres de la Época Glaciar. 

Todo empieza a girar. 
Andamos al sol por centenares. 

Cada persona es una puerta entreabierta 
que lleva a una común habitación. 

Bajo nosotros, la tierra infinita. 

Brilla el agua entre árboles.

La laguna es una ventana a la tierra.

Versión de Roberto Mascaró
De "El cielo a medio hacer" 1962
Nórdica Libros S.A. 2010



Elegía

Abro la primera puerta. 
Es una gran habitación soleada. 
Un camión pasa por la calle 
y hace vibrar la porcelana. 

Abro la puerta número dos. 
¡Amigos! Vosotros bebisteis la oscuridad 
y os hicisteis visibles. 

Puerta número tres. Una estrecha habitación de hotel. 
Vistas a un callejón. 
Un farol que reluce en el asfalto. 
El hermoso residuo de las experiencias. 

Versión de Roberto Mascaró
De "Senderos" 1973
Nórdica Libros S.A. 2010



Haikus

10 

Sol de noviembre... 
Mi sombra nada, enorme: 
se hace espejismo.


11

Me ve la muerte: 
problema de ajedrez. 
Ya lo ha resuelto. 


25 

Zumba la lluvia. 
Yo susurro un secreto 
para entrar allí.


26 

Escena de andén. 
Qué extraña esta quietud: 
la voz interna.


28

El silencio gris.
Pasa, azul, el gigante.
La brisa del mar.

Versión de Roberto Mascaró
De "29 Haikus y otros poemas" 2003
Nórdica Libros S.A. 2010



Kyrie

A veces, mi vida abría los ojos en la oscuridad. 
Una sensación como de multitudes ciegas e inquietas, 
que pasan por las calles camino de un milagro, 
mientras yo, invisible, permanecía inmóvil. 

Como el niño que se duerme con miedo 
escuchando los pasos pesados del corazón. 
Largo tiempo, hasta que la mañana pone sus rayos en la cerradura 
y se abren las puertas de la oscuridad.

Versión de Roberto Mascaró
De "Secretos del camino" 1958
Nórdica Libros S.A. 2010


La roca del águila

Tras cristal de terrario 
los reptiles 
extrañamente inmóviles. 

Cuelga una mujer ropa 
en silencio. 
La muerte es calma chicha. 

En lo hondo de la tierra 
se resbala mi alma 
como un cometa, sorda.

Versión de Roberto Mascaró
De "29 Haikus y otros poemas" 2003
Nórdica Libros S.A. 2010



Lamento

Él dejó la pluma. 
Quedó quieta en la mesa. 
Quieta en el vacío. 
Él dejó la pluma. 

¡Demasiado lo que no se puede escribir ni callar! 
Está paralizado por lo que sucede muy lejos 
aunque la prodigiosa mochila late como un corazón. 

Afuera, es el comienzo del verano. 
Del verdor llegan silbos -¿personas o pájaros? 
Y cerezos en flor que palmean los camiones que llegaron a casa. 

Pasan semanas. 
Se hace lentamente noche. 
Las polillas en la ventana: 
pequeños, pálidos telegramas del mundo.

Versión de Roberto Mascaró
De "El cielo a medio hacer" 1962
Nórdica Libros S.A. 2010



Las piedras

Oigo caer las piedras que arrojamos, 
transparentes como cristal a través de los años. En el valle 
vuela la confusión de los actos 
del instante, vociferantes, de copa 
en copa de los árboles, se callan 
en un aire más tenue que el presente, se deslizan 
como golondrinas desde una cima 
a otra de las montañas, hasta 
alcanzar las mesetas ulteriores, 
junto a las fronteras del ser. Allí caen 
todas nuestras acciones 
claras como el cristal 
no hacia otro fondo 
que el de nosotros mismos.

Versión de Roberto Mascaró
De "17 poemas" 1954
Nórdica Libros S.A. 2010


Solsticio de invierno

Mi ropa irradia
un resplandor azul.
Solsticio de invierno.
Tintineantes panderetas de hielo.
Cierro los ojos.
Hay un mundo sordo,
hay una grieta
por la que los muertos
traspasan la frontera.

Versión de Roberto Mascaró
De "Góndola fúnebre" 1996
Nórdica Libros S.A. 2010



Visión de la memoria

Una mañana de junio, demasiado temprano 
para despertar, pero tarde para volver a dormirse. 

Tengo que salir al verdor que está lleno 
de recuerdos, y ellos me siguen con la mirada. 

No se ven, se funden totalmente 
con el fondo, camaleones perfectos. 

Estoy a un paso de oírlos respirar 
pero el canto del pájaro ensordece. 

Versión de Roberto Mascaró
De "La plaza salvaje" 1983
Nórdica Libros S.A. 2010


APUNTES DE FUEGO

Durante los meses tristes, centelleó mi vida sólo cuando hice el amor contigo.
Como la luciérnaga se enciende y se apaga, se enciende y se apaga- a medias puede uno seguir su camino
en la noche oscura del olivar.
Durante los meses tristes, estaba el alma desesperada y sin vida
pero el cuerpo caminó directo hacia ti.
El cielo de la noche rugió.
Sigilosamente ordeñábamos cosmos y sobrevivimos.


C-MAYOR

Cuando bajó a la calle tras la cita de amor
Soplaba la nieve en el aire.
El invierno había llegado
Mientras hacían el amor.
La noche brilló blanca.
Él caminó rápido y alegre.
Toda la ciudad inclinada.
Transeúntes sonrientes-
Todos reían tras los cuellos alzados.
¡¡Era libre!!
Y todos los signos de interrogación cantaron la existencia de Dios
Eso creía él.
Una música estalló
Y cruzó en la nieve arremolinada
Con largos pasos.
Todo en camino del tono C
Un tembloroso compás dirigido a C.
Una hora sobre las heridas.
¡Era fácil!
Todos reían tras los cuellos alzados.


TORMENTA

De pronto el caminante halla aquí el viejo
roble gigante, como un alce convertido en piedra
con su ancha copa ante fortaleza verde negra
del mar de septiembre.

Tormenta del norte. Es el tiempo cuando las serbas
Maduran. Despierto oye en la oscuridad
Las constelaciones estampadas
En lo más alto del roble



LOS RECUERDOS ME MIRAN

Una mañana de junio es muy temprano
Para despertar, pero tarde para dormir de nuevo.
Debo ir a la hierba que está llena
De recuerdos, que me siguen con la mirada.
No se ven, se mezclan completamente
Con el fondo, camaleones perfectos.
Tan cerca que los escucho respirar
A pesar que el canto de los pájaros es estridente.



ARCOS ROMANOS

En la grandiosa iglesia romana se aprietan los turistas
En la penumbra.
Cúpula abierta tras cúpula y sin panorámica.
Algunas llamas de cirios titilan.
Un ángel sin semblante me envolvió
Y me susurró a través de todo el cuerpo:
“No te avergüences de ser persona, ¡sé orgulloso!
Dentro de ti se abre cúpula tras cúpula infinitamente
Tú nunca estarás completo, y así es como debe ser.”
Yo estaba ciego de lágrimas
Y fui empujado a la soleada piazzan
Junto a Mr y Mrs Jones, Herr Tanaka y
Signora Sabatini
Y dentro de todos ellos se abrió cúpula tras cúpula infinitamente



MADRIGAL

Heredé un bosque sombrío donde rara vez voy. Mas llegará un día en que los muertos y los vivos cambien de lugar. Entonces, el bosque se pondrá en movimiento. No estamos sin esperanzas. Los crímenes más difíciles continúan sin aclarar a pesar de los esfuerzos de muchos policías. Del mismo modo, hay en nuestra vida un gran amor sin aclarar. Heredé un bosque sombrío pero hoy yo camino en otro bosque, el luminoso. ¡Todas las criaturas que cantan, serpentean, mueven la cola y se arrastran! Es primavera y el aire es muy fuerte. Tengo un diploma de la universidad del olvido y estoy tan vacío como la camisa que se seca en el cordel.



NOCTURNO

Por un pueblo conduzco de noche, las casas aparecen
En el resplandor de mis luces – ellos están despiertos, desean beber.
Casas, galpones, letreros, vehículos abandonados –es ahora
Se visten ellos mismos en vida. La gente duerme:

Algunos pueden dormir en paz, otros con semblantes tensos
Como si estuviesen estrenando para la eternidad
No osan soltarse completos a pesar que su sueños son pesados.
Descansan como barreras caídas cuando cruza el misterio.

Afuera del pueblo el camino se alarga entre los árboles del bosque
Y los árboles los árboles en silencio entre ellos
Tienen el color teatral que tiene el brillo del fuego
¡Qué claras son sus hojas! Me persiguen hasta mi hogar.

Me acuesto a dormir, veo imágenes desconocidas
Y signos suben solos detrás de las pupilas
En la oscuridad de la muralla. En la rendija entre en vela y el sueño
una gran carta intenta colarse en vano.

Tomado de:
http://www.revolucionconletras.com/story/tomas-transtroemer-7-poemas




Tomas Tranströmer. Placas de la poesía. 

Traducción de Omar Pérez-Santiago. Editorial Los Perros Románticos.

Por Soledad Fariña


Agradezco doblemente la oportunidad de presentar este libro del poeta Tomas Tranströmer, traducido por el poeta chileno Omar Pérez Santiago.

Doblemente porque, por un lado, me ha permitido conocer más profundamente a este  gran poeta sueco y por otro, recordar la lengua con la que hablé y escribí durante 5 años, y que ha permanecido latente durante tanto tiempo.

“Cosmos, árboles como robles o como símbolos que podrían ser araucarias, tormentas, lluvias, la hierba que se oye respirar, bosques sombríos”, escribe Omar en la nota introductoria, acercando el lenguaje poético de Tranströmer  a la cosmogonía originaria del pueblo mapuche.  Al escuchar la expresión bosque sombrío no puedo sino volver a experimentar la marca indeleble de esa presencia: imagen y sonido Skogen, unido al silencio que esa palabra evoca. La poesía de Tranströmer ha sido y es señalada por Omar  como  una poesía silenciosa, tal  vez mística y cuyo intento profundo es verse a sí mismo tal y como uno es.

Sin embargo, lo que  más llama la atención de esta introducción es el sistema que ha creado Omar para abordar la poesía, partiendo de la convicción de que todo lenguaje poético es herencia de uno anterior “y está en diálogo con la cultura circundante”. Al quehacer poético llama Omar “Placas poéticas”.

“Los poetas viven y desarrollan la imaginación y la creatividad en un mundo indivisible e intercomunicado (…) Nada existe en aislamiento” “Las influencias viajan por redes neuronales vitales y siempre activas, viajan geográficamente y viajan en el tiempo; construyen  corrientes interconectadas. Así se conforman las placas poéticas, mezclando lenguas y tradiciones”.

De esta manera, podemos ver que el punto de vista del traductor en torno a la poesía de Tranströmer es lo que llamaríamos “poesía en relación”.

Los diez poemas que componen esta muestra tratan, seguramente,  los aspectos más cercanos a la experiencia y lenguaje del propio poeta-traductor: los sombríos meses de invierno donde solo el cuerpo amado  da fuego y vida. El árbol –traducido como araucaria- que ordeña vida de la lluvia. El alto y viejo árbol que aparece en la tormenta como  un alce petrificado. La alegría de la nieve recién caída sobre la ciudad. El llamado de la hierba memoriosa en verano. La herencia ineludible: el bosque sombrío donde vivos y muertos cambiarán de rol. El espléndido verso  de las verdades, “Dos verdades se acercan. Una viene de adentro, la otra de afuera, y ahí donde se cruzan uno tiene la ocasión de verse a sí mismo”. Y nuevamente los árboles “Afuera del pueblo el camino se alarga entre los árboles del bosque. Y los árboles los árboles en silencio entre ellos”. Árboles, silencio, bosque, esa es la imagen del poeta Tranströmer que prima en esta selección, y  es la imagen que yo guardo de la Suecia profunda.

Pero siendo la de Transtromer  una poesía en relación, el traductor nos regala una visión de la poesía sueca y danesa modernas, donde, para mí,  destaca el fuego y la intensidad de Karin Boye, poeta que desplegó su intensidad en Estocolmo a inicios del siglo XX y que  junto a Mesterton y Riwkin  fundó la revista Spektrum. Ellos se encargaron de traducir a Eliot, a Rimbaud, a los surrealistas. El entrañable poema de Karin Boye (Visst det gör ont när knoppar brister, Sí, duele cuando los tallos brotan. ¿Por qué sino la primavera vacila?) dice tanto de ella como su intensa vida.

Poemas y notas sobre sus contemporáneos  -Lars Forsell, Lasse Söderberg, Sun Axelsson, Dag Hammarsköld, Göran Palm-  y la conexión danesa -el joven Michael Strunge, Jen Fink-jensen, Lucas Moodysson, de la Pandilla de Malmö- enriquecen esta traducción. Además de establecer un importante vínculo con Dylan Thomas, Saint John Perse y Eliot, es interesante la relación que nos presenta Omar de Tranströmer  con la poesía latinoamericana, a través de sus encuentros y anécdotas.

Volviendo  al inicio, agradezco una vez más a Omar Pérez-Santiago  el habernos abierto la puerta a esta delicada y profunda poesía, donde se encuentra el clima, el nervio y el tono profundo de una Suecia lejana, casi desconocida y que, a la vez, tan profundamente arraigada llevamos  quienes fuimos acogidos  allí en  los años duros de lejanía y añoranza. La experiencia más profunda de vivir en otra tierra tal vez es inefable, pero una vez más la poesía cumple su rol, si es que alguna vez tuvo uno,   en poemas como


Minnena ser mig 

En junimorgon da det är för tidigt
att vakna men för sent att somna om.
Jag maste ut i grönskan som är fillsatt
av minnen, och det följer mig med blicken.
De syns inte, det smälter helt ihop
med backgrunden , perfekta kameleonter.
De är sa nära att jag hör dem andas
fast fagelsangen är bedövande.



Los recuerdos me miran

Una mañana de junio ya es muy temprano
para despertar, pero tarde para dormir de nuevo.
Debo ir a la hierba que está llena 
de recuerdos que me siguen con la mirada
No se ven, se mezclan completamente 
con el fondo, camaleones perfectos.
Tan cerca que los escucho respirar
a pesar de que el canto de los mirlos  es estridente

FILSA 24 Octubre 2015.



ALLEGRO

Toco a Haydn después de un día negro
y siento un sencillo calor en las manos.

Las teclas están listas. Los macillos golpean suavemente.
Su resonancia es verde, animada y tranquila.

El sonido dice que la libertad existe
y que alguien no le paga impuestos al César

Meto las manos en los bolsillos como Haydn
e imito a aquel que observa tranquilamente el mundo.

Izo la bandera de Haydn — lo cual quiere decir:
“No nos rendimos. Pero anhelamos la paz.”

La música es una casa de vidrio en la ladera
donde las piedras vuelan, donde ruedan.

Y las piedras ruedan directo hacia la casa
y no obstante los vidrios permanecen intactos.


EL CIELO INACABADO

El abatimiento detiene su curso
La angustia detiene su curso

El buitre frena su vuelo.

Fogosa, la luz fluye,
incluso los fantasmas le dan un trago.

Y nuestros cuadros en el día,
nuestras bestias rojas de los talleres de la era glacial.

Todo comienza a ver alrededor.
Caminamos por cientos bajo el sol.

Cada hombre es una puerta entreabierta
que da a una sala para todos.

El suelo interminable bajo nuestros pies.

El agua brilla entre los árboles.

El lago es una ventana a la tierra.


BAJO PRESIÓN

El estrépito de los motores del cielo azul es ensordecedor.
Vivimos estremecidos en este lugar de trabajo
donde las profundidades del océano de pronto pueden aparecer—
conchas y teléfonos zumbando.

No se puede admirar la belleza más que al sesgo, de prisa.
El grano denso en el campo, multitud de colores en un arroyo amarillo.
Las inquietas sombras en mi cabeza se arrojan ahí.
Quieren meterse en el grano y transformarse en oro.

Llega la oscuridad. A medianoche me voy a la cama.
El barco más pequeño sale del barco más grande
Estás solo en el agua.
El casco oscuro de la sociedad se desplaza cada vez más lejos.


ESPACIOS ABIERTOS Y CERRADOS

Un hombre siente el mundo con su profesión como un guante.
A mediodía descansa un momento y deja los guantes a un lado en el estante.
Allí de pronto crecen, se extienden
y oscurecen toda la casa por dentro.

La casa a oscuras está cercada por los vientos primaverales.
“Amnistía”, el rumor recorre la hierba: “amnistía”.
Un niño corre con un hilo invisible que asciende inclinándose al cielo
donde su absurdo sueño acerca del futuro vuela como un papalote más grande que los suburbios.
Más al norte se puede ver desde lo alto la infinita alfombra azul del bosque de pinos
donde la sombra de las nubes
está quieta.
No, vuela.



De Para los vivos y los muertos


SEIS INVIERNOS

1

En el hotel negro duerme un niño.
Y afuera: la noche de invierno
donde ruedan los dados de ojos desorbitados.

2

Una elite de muertos petrificados
en el cementerio de Santa Catarina
donde el viento tirita en su armadura de Svalbard.*

3

Un invierno durante la guerra en que yacía enfermo
un carámbano enorme se formó frente a la ventana.
Harpón y vecino, recuerdo inexplicado.

4

Hielo colgando del borde del techo.
Carámbanos: el gótico invertido.
Bestiario abstracto, tetas de vidrio.

5

Un vagón vacío en una vía accesoria.
Inmóvil. Heráldico.
Viajes entre las garras

6

Esta noche bruma de nieve, claro de luna. La medusa lunar
flotando ante nosotros. Nuestras sonrisas
en el camino de regreso. Sendero encantado.

*Archipiélgo del océano Ártico descubierto en el siglo XII por los vikingos.



EL RUISEÑOR DE BADELUNDA*

Medianoche verde en la frontera norte de los ruiseñores. Pesadas hojas penden en trance, los autos sordos corren hacia la línea de neón. La voz del ruiseñor se alza sin ladearse, es tan penetrante como el canto del gallo, aunque bella y jamás vanidosa. Estaba prisionero y vino a visitarme. Estaba enfermo y vino a visitarme. No me di cuenta entonces, ahora sí. El tiempo fluye del sol y de la luna y penetra todos los tictacs de los relojes agradecidos. Pero aquí ya no hay tiempo. Sólo la voz del ruiseñor, las crudas notas resonantes que afilan la guadaña luminosa del cielo nocturno
*Badelunda es una necrópolis de la edad de bronce al noreste de Västerås, en el centro de
Suecia.



BERCEUSE

Soy una momia que duerme en el ataúd azul marino de los bosques, en un rumor constante de motores, de asfalto y caucho.

Lo que pasó en el día se hunde, las lecciones pesan más que la vida.

La carretilla se acercó rodando sobre su única rueda, y yo llegué con mi ánimo dando vueltas aunque los pensamientos han cesado de girar y a la carretilla le han crecido alas.

Mucho tiempo después de que el cielo haya oscurecido, vendrá un avión. Los pasajeros verán bajo ellos destellar las ciudades como el oro de los Godos.


CRIPTAS ROMÁNICAS

En la penumbra de la vasta iglesia románica se apretujaban los turistas.
Una cripta daba a otra cripta, una vista incompleta.
Las llamas de unos cuantos cirios oscilaban.
Un ángel sin rostro me abrazó
y me susurró en todo el cuerpo:
“No te avergüences de ser hombre, ¡enorgullécete!
Dentro de ti una cripta da a otra cripta, sin fin.
Nunca estarás completo y así debe ser.”
Cegado por las lágrimas
fui empujado hasta la piazza que bullía de luz
junto con Mr. y Mrs. Jones, el señor Tanaka y la Signora Sabatini
y dentro de cada uno de ellos una cripta daba a otra cripta, sin fin.


EPIGRAMA

Los edificios de la capital, los alvéolos de las abejas africanas, miel para la flor y nata.
Él servía ahí. Pero en un túnel oscuro desplegaba sus alas y volaba cuando nadie lo veía. Tenía de nuevo que vivir su vida.


RETRATO DE MUJER, SIGLO XIX

La voz se asfixia bajo la ropa. Sus ojos
siguen al gladiador. Luego ella
está en la arena, también. ¿Es libre? Un marco dorado encierra el cuadro.


TEMAS MEDIEVALES

Bajo nuestros gestos encantadores, acecha
inevitablemente el cráneo, la cara del jugador de póker. Mientras
sin prisa el sol rueda en el cielo.
            La partida de ajedrez continúa.

En la espesura un chasquido como las tijeras del peluquero.
Sin prisa el sol rueda en el cielo.
La partida de ajedrez se detiene, tablas.
            En el silencio del arcoíris.


AIR MAIL

En busca de un buzón
llevaba la carta por la ciudad.
La mariposa extraviada revoloteaba
en el inmenso bosque de piedra y hormigón.

La alfombra voladora del timbre postal
las letras titubeantes de la dirección
más mi propia verdad sellada
planean ahora por encima del océano.

La deslizante plata del Atlántico.
Las barreras de nubes. La barca de pescar
como un hueso de aceituna que uno escupe.
Y la pálida cicatriz de la estela.

El trabajo avanza lentamente aquí abajo.
Echo ojeadas frecuentes al reloj.
En el silencio ávido
las sombras de los árboles son números oscuros.

La verdad yace en el suelo
pero nadie se atreve a levantarla.
La verdad está en la calle.
Y nadie la hace suya.


MADRIGAL

Heredé un bosque sombrío donde raramente voy. Pero el día llegará en que los muertos y los vivos cambien de lugar. Estonces el bosque se pondrá en marcha. No carecemos de esperanza. Los crímenes más graves quedan sin resolverse pese a los esfuerzos de todas las policías. En el mismo sentido existe también en algún sitio de nuestras vidas un gran amor sin resolverse. Heredé un bosque sombrío, pero ahora camino por otro bosque, luminoso. ¡Todo lo que vive, canta, se mueve, trepa y se agita! Es primavera y el aire es embriagador. Me gradué en la universidad del olvido y tengo las manos tan vacías como la camisa en el tendedero.


LUCIÓN

El lución, ese lagarto sin patas, se desliza a lo largo de la escalinata
majestuoso y lento como una anaconda, aunque distinto en tamaño.
El cielo está cubierto de nubes que el sol atraviesa. Así es el día.

Esta mañana, la mujer que amo ahuyentó a los espíritus malignos.
Como en el sur, cuando uno abre la puerta de un cobertizo oscuro, y entra la luz
y las cucarachas huyen por los rincones hacia lo alto de los muros
y desaparecen —uno las ve sin verlas,
así su desnudez ahuyentó a los demonios.

Como si nunca hubieran estado ahí.
Pero van a regresar.
Para, con sus mil manos, trastornar la vetusta central telefónica de nuestros nervios.

Es el 5 de julio. Los altramuces se estiran como si quisieran ver el mar.
Estamos en la iglesia de guardar silencio con un fervor sin dogmas.
Como si los rostros implacables de los patriarcas ya no existieran,
ni la falta de ortografía en la piedra con el nombre de Dios.

En la televisión vi a un predicador dogmático que recababa un montón de dinero.
Pero ahora estaba cansado y tenía que apoyarse en un guardaespaldas,
un joven bien trajeado, con una sonrisa tan tensa como un bozal.
Una sonrisa que ahogaba un grito.
El grito del niño al que dejaron solo en la cama de un hospital cuando sus padres se han ido.

Lo divino roza al ser humano y enciende una llama
pero luego se retira.
¿Por qué?
La llama atrae las sombras, que se arrojan en ella chirriando y se unen a la llama
que se alza y ennegrece Y el humo se expande sofocante y negro.
Al final sólo el humo negro, al final sólo el verdugo devoto.

El verdugo devoto se inclina
hacia la plaza del mercado y el gentío que forma un espejo granuloso en donde él mismo se contempla.
El mayor fanático es el mayor escéptico. Sin saberlo.
Es un pacto entre dos
donde uno es cien por ciento visible y el otro invisible.
Cómo detesto la expresión “cien por ciento”.

Aquellos que no pueden existir en otra parte que en su apariencia,
los que jamás se han distraído
aquellos que jamás abren la puerta equivocada para echar un vistazo al No-Identificado.
¡Ignóralos!

Es el 5 de julio. El cielo está cubierto de nubes que el sol atraviesa.
El lución se desliza a lo largo de la escalinata majestuoso y lento como una anaconda.
El lución, como si no existiera la burocracia.
La serpiente de vidrio, como si no hubiera idolatría.
Los altramuces, como si no hubiera el “cien por ciento”.

Conozco la profundidad donde uno es a la vez prisionero y monarca
como Perséfone.
Con frecuencia me he tendido en la hierba tenaz allá abajo
y he visto el arco de la tierra por encima de mí.
La bóveda terrestre.
Con frecuencia, la mitad de mi vida.

Pero hoy mi mirada me abandonó.
Mi ceguera se largó.
El murciélago negro abandonó mi cara y da tijeretazos alrededor en el espacio radiante del verano.



De La góndola fúnebre


ABRIL Y SILENCIO

La primavera desolada.
Una zanja de terciopelo negro
repta a mi lado
sin reflejarse.

Las únicas que brillan
son estas flores gualdas.
Mi sombra me lleva
como un violín
en su estuche negro.

Todo lo que quería decir
reluce inaccesible
como la plata
en casa del usurero.


INSEGURIDAD NACIONAL

La jefe de oficina se inclina y dibuja una X
y sus aretes oscilan como espadas de Damocles.

Como una mariposa moteada en el suelo no se ve,
el demonio se confunde con el periódico abierto.

Un casco que nadie usa ha tomado el poder.
La tortuga madre huye volando bajo el agua.


EL CUCO


Un cuco cantaba en el abedul, justo al norte de la casa. Tan fuerte que al principio creí que era un cantante de ópera que imitaba a un cuclillo. Después lo vi, asombrado. Las plumas de su cola subían y bajaban con cada nota, como la manija de una bomba. El pájaro saltaba sobre sus dos patas, dando vueltas y gritaba en todas direcciones. Luego se elevó canturreando y voló encima de la casa, hacia el oeste… El verano envejeció y todo se confunde en un murmullo melancólico. El cuculus canorus regresará a los trópicos. En Suecia su época ha pasado. ¡No duró mucho!. En realidad, el cuco es ciudadano de Zaire…. Ya no me hace muy feliz viajar. Pero los viajes vienen a visitarme. Ahora, que cada vez me hacen más a un lado, que aumentan mis círculos anuales, que necesito lentes para leer. Suceden siempre más cosas de las que podemos soportar. No hay nada de qué asombrarse. Estos pensamientos me llevan con la misma fidelidad con la que Susi y Chuma llevaban el cuerpo embalsamado de Livingstone a través de África.



TRES ESTROFAS

I

El caballero y su dama
de piedra pero felices
en la tapa del sarcófago
en fuga fuera del tiempo.

II

Jesús alza una medalla
con el perfil de Tiberio
unos rasgos sin amor
poder en circulación

III

Una espada reluciente
aniquila los recuerdos.
En el suelo se herrumbran
trompetas y el tahalí.


ENTRA LA LUZ

Las largas bestias de la primavera frente a la ventana
y el dragón transparente de los rayos del sol
pasa como un tren suburbano
sin fin —al cual nunca le vimos la cabeza.

Altivas como cangrejos, la villas de la playa
se desplazan de lado.
El sol hace parpadear las estatuas.

El mar de fuego embravecido
se transforma en caricia.
Ha empezado la cuenta regresiva.


VIAJE NOCTURNO

Tumulto bajo nuestros pies. Los trenes.
Tiembla el Hotel Astoria.
Un vaso de agua a la orilla de la cama
brilla en los túneles.

Soñó que estaba preso en Svalbard.
El planeta giró rugiendo.
Unos ojos refulgentes avanzaron sobre el hielo.
La belleza de los milagros existía.


HAIKÚS

I

Líneas de alta tensión
se estiran en el reino del frío
al norte de toda música.

*
Solo rumbo a los montes
azules de la muerte
se encamina el sol blanco.

*
Tendremos que vivir
con la yerba aplacada
y la risa de los sótanos.

*
Hoy el sol está bajo
Nuestras sombras son gigantes.
Pronto todo estará en sombras.

II

Orquídeas púrpuras
Petroleros deslizándose lejos.
Es luna llena.

III

Torres del medioevo,
ciudad extraña, esfinges congeladas,
anfiteatros vacíos.

*
El follaje susurra:
un jabalí toca el órgano.
Y tañeron las campanas.

*
Y la noche transcurre
de este a oeste a
la velocidad de la luna.

IV

Una pareja de libélulas
encabalgadas
pasan con un murmullo de alas.

*
Presencia de Dios.
Se abre un sello cerrado
en el túnel del canto de los pájaros.

*
Robles, la luna.
Fulgor, constelaciones mudas.
Y el mar helado.


HAIKÚS
(Segunda versión)

I

Cables tendidos
al norte de la música.
Reino del frío.

*
Rumbo a los montes
azules de la muerte
viaja el sol blanco.

*
Hay que vivir
con la yerba aplastada.
Risa en los sótanos.

*
Sombras gigantes.
Hoy el sol está bajo.
Pronto la noche.

II

Rojas orquídeas.
Petroleros lejanos.
Es luna llena.

III

Ciudad ajena,
esfinges congeladas,
ruedos vacíos.

*
Dice el follaje:
toca un jabalí el órgano,
tañen campanas.

*
Fluye la noche
al ritmo de la luna
de este a oeste.

IV

Encabalgadas
pasa un par de libélulas.
Un rumor de alas.

*
Dios en el túnel
del canto de los pájaros.
Un sello se abre.

*
Robles y luna.
Fulgor, constelaciones.
El mar helado.



DE LA ISLA, 1860

1

Un día en que ella enjuagaba sus ropas en el muelle
el frío del estrecho le subió por los brazos
hasta su vida.

Sus lágrimas se congelaron en un par de anteojos.
La isla se alzó de sí misma en la yerba
y el estandarte de los arenques ondulaba en lo hondo.


2

Y el enjambre de granos de viruela lo alcanzó
y se posó en su cara.
Está acostado y mira fijamente el techo.

Qué golpe de remos turba el silencio.
La mancha eternamente móvil de la actualidad.
El punto del presente sangrando eternamente.



SILENCIO

Sigue tu camino, los enterraron…
Una nube se desliza frente el disco solar.

El hambre es un gran edificio
que se desplaza durante la noche.

En el cuarto se abre la jaula de un elevador—
una barra oscura apunta a las entrañas .

Flores en la fosa. Fanfarria y silencio.
Sigue tu camino, los enterraron…

La vajilla de plata sobrevive en inmensos enjambres
en las profundidades donde es negro el Atlántico.


EN MITAD DEL INVIERNO

Un brillo azul
irradia de mi ropa.
Solsticio de invierno.
Panderetas de hielo tintineante.
Cierro los ojos.
Hay un mundo insonoro
hay una fisura
donde a los muertos
los pasan de contrabando la fronteras

Versiones de Francisco Serrano a partir de las traducciones de R. Fulton y J. Outin.  http://el-placard.blogspot.com.es/2015/03/poemas-de-tomas-transtromer.html





National Insecurity

The Under Secretary leans forward and draws an X
and her ear-drops dangle like swords of Damocles.
As a mottled butterfly is invisible against the ground
so the demon merges with the opened newspaper.
A helmet worn by no one has taken power.
The mother-turtle flees flying under the water.


Translated by Robin Fulton from New and Collected Poems by Tomas Tranströmer by Robin Fulton, published by Bloodaxe Books (www.bloodaxebooks.com). 


Allegro

After a black day, I play Haydn,
and feel a little warmth in my hands.
The keys are ready. Kind hammers fall.
The sound is spirited, green, and full of silence.
The sound says that freedom exists
and someone pays no tax to Caesar.
I shove my hands in my haydnpockets
and act like a man who is calm about it all.
I raise my haydnflag. The signal is:
“We do not surrender. But want peace.”
The music is a house of glass standing on a slope;
rocks are flying, rocks are rolling.
The rocks roll straight through the house
but every pane of glass is still whole.




The Couple

They switch off the light and its white shade
glimmers for a moment before dissolving
like a tablet in a glass of darkness. Then up.
The hotel walls rise into the black sky.
The movements of love have settled, and they sleep
but their most secret thoughts meet as when
two colours meet and flow into each other
on the wet paper of a schoolboy’s painting.
It is dark and silent. But the town has pulled closer
tonight. With quenched windows. The houses have approached.
They stand close up in a throng, waiting,
a crowd whose faces have no expressions.



After a Death

Once there was a shock
that left behind a long, shimmering comet tail.
It keeps us inside. It makes the TV pictures snowy.
It settles in cold drops on the telephone wires.
One can still go slowly on skis in the winter sun
through brush where a few leaves hang on.
They resemble pages torn from old telephone directories.
Names swallowed by the cold.
It is still beautiful to hear the heart beat
but often the shadow seems more real than the body.
The samurai looks insignificant
beside his armor of black dragon scales.



Track

2 A.M. moonlight. The train has stopped
out in a field. Far off sparks of light from a town,
flickering coldly on the horizon.
As when a man goes so deep into his dream
he will never remember he was there
when he returns again to his view.
Or when a person goes so deep into a sickness
that his days all become some flickering sparks, a swarm,
feeble and cold on the horizon
The train is entirely motionless.
2 o’clock: strong moonlight, few stars.



Under Pressure

The blue sky’s engine-drone is deafening.
We’re living here on a shuddering work-site
where the ocean depths can suddenly open up
shells and telephones hiss.
You can see beauty only from the side, hastily.
The dense grain on the field, many colours in a yellow stream.
The restless shadows in my head are drawn there.
They want to creep into the grain and turn to gold.
Darkness falls. At midnight I go to bed.
The smaller boat puts out from the larger boat.
You are alone on the water.
Society’s dark hull drifts further and further away.

All translations are by Robert Bly from The Winged Energy of Delight: Selected Translations by Robert Bly, published by Harper Collins.



The Blue House

Below Zero
     
We are at a feast which doesn’t love us. At last the feast sheds its mask and shows itself for what it really is: a switchyard, cold colossi sit on rails in the mist. A piece of chalk has scribbled on the freight car doors.
     
It musn’t be said, but there is much suppressed violence here. That’s why the features are so heavy. And why it’s so hard to see that other thing which also exists: a mirrored glare of sun which moves across the house wall and glides through the unknowing forest of flickering faces, a Bible text never written down: “Come to me, for I am laden with contradictions like you yourself.”

Tomorrow I’m working in another city. I whizz there through the morning hour which is a blue—black cylinder. Orion hovers above the frozen ground. Children stand in a silent crowd, waiting for the school bus, children for whom no one prays. The light grows slowly like our hair.


Reply to a Letter
  
In the bottom drawer I find a letter which arrived for the first time twenty- six years ago. A letter written in panic, which continues to breathe when it arrives for the second time.
     
A house has five windows; through four of them daylight shines clear and still. The fifth window faces a dark sky, thunder and storm. I stand by the fifth window. The letter.
     
Sometimes a wide abyss separates Tuesday from Wednesday, but twenty-six years may pass in a moment. Time is no straight line. but rather a labyrinth. and if you press yourself against the wall, at the right spot, you can hear the hurrying steps and the voices, you can hear yourself walking past on the other side.
     
Was that letter ever answered? l don`t remember, it was a long time ago. The innumberable thresholds of the sea continued to wander. The heart continued to leap from second to second, like the toad in the wet grass of a night in August.
     
The unanswered letters gather up above, like cirrostratus clouds foreboding a storm. They dim the rays of the sun. One day l shall reply. One day when l am dead and at last free to collect my thoughts. Or at least so far away from here that l can rediscover myself. When recently arrived I walk in the great city. On 25th Street, on the windy streets of dancing garbage. I who love to stroll and merge with the crowd,  a capital letter T in the infinite body of text.


Icelandic Hurricane

No earth tremor, but a skyquake. Turner could have painted it, secured by ropes. A single mitten whirled past right now, several miles from its hand. Facing the storm I am heading for that house on the other side of the field. I flutter in the hurricane. I am being x-rayed, my skeleton hands in its application for discharge. Panic grows while I tack about, I am wrecked, I am wrecked and drown on dry land! How heavy it is, all that I suddenly have to carry, how heavy it is for the butterfly to tow a barge! There at last. A final bout of wrestling with the door.  And now inside.  Behind the huge window-pane. What a strange and magnificent invention glass is—to be close without being stricken. . . Outside a horde of transparent splinters of gigantic shapes rush across the lava plain. But I flutter no more. I sit behind the glass, still, my own portrait.



The Blue House

It is night with glaring sunshine. I stand in the woods and look towards my house with its misty blue walls. As though I were recently dead and saw the house from a new angle.
     
It has stood for more than eighty summers. Its timber has been impregnated, four times with joy and three times with sorrow. When someone who has lived in the house dies it is repainted. The dead person paints it himself, without a brush,  from the inside.
     
On the other side is open terrain. Formerly a garden, now wilderness. A still surf of weed, pagodas of weed, an unfurling body of text, Upanishades of weed, a Viking fleet of weed, dragon heads, lances, an empire of weed.

Above the overgrown garden flutters the shadow of a boomerang, thrown again and again. It is related to someone who lived in the house long before my time. Almost a child. An impulse issues from him, a thought, a thought of will: “create. . .draw. ..”  In order to escape his destiny in time.
     
The house resembles a child’s drawing.  A deputizing childishness which grew forth because someone prematurely renounced the charge of being a child. Open the doors, enter! Inside unrest dwells in the ceiling and peace in the walls. Above the bed there hangs an amateur painting representing a ship with seventeen sails, rough sea and a wind which the gilded frame cannot subdue.
     
It is always so early in here, it is before the crossroads, before the irrevocable choices. I am grateful for this life!  And yet I miss the alternatives. All sketches wish to be real.
     
A motor far out on the water extends the horizon of the summer night. Both joy and sorrow swell in the magnifying glass of the dew. We do not actually know it, but we sense it: our life has a sister vessel which plies an entirely different route. While the sun burns behind the islands.

All prose poems from The Blue House, translated by Göran Malmqvist, published by Thunder City Press. Copyright


Six Winters

1

In the black hotel a child is asleep.
And outside: the winter night
where the wide-eyed dice roll.

2

An élite of the dead became stone
in Katarina Churchyard
where the wind shakes in its armour from Svalbard.

3

One wartime winter when I lay sick
a huge icicle grew outside the window.
Neighbour and harpoon, unexplained memory.

4

Ice hangs down from the roof edge.
Icicles: the upside-down Gothic.
Abstract cattle, udders of glass.

5

On a side-track, an empty railway-carriage.
Still. Heraldic.
With the journeys in its claws.

6

Tonight snow-haze, moonlight. The moonlight jellyfish itself
is floating before us. Our smiles
on the way home. Bewitched avenue.





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