María Julia Aleman de Brand
Nací en 1924. Chubut, Argentina. Me crié en el campo en el viejo hogar que me cobija y me acompaña a pesar de la distancia. ¿No fue el poeta Guido Spano quien escribió aquello:
“feliz del que se aleja y nunca pasa
Del radio de la sombra de su casa”?
Y yo, como el personaje del poeta, nunca salí de la sombra de mi casa. Allí transcurrió mi feliz infancia, allí hice mis estudios primarios, bajo la dirección de mi madre, de quien heredé, sin duda, el amor por la lectura.
Leo desde que me acuerdo y más tarde leí de todo y desordenadamente: Cuentos de Calleja, fábulas de Esopo, el Catecismo de la doctrina cristiana, las obras de teatro y Benavente y los hermanos Álvarez Quintero, la poesía costumbrista del escocés Robert Burns (en su idioma nativo). Lugones y el español Machado –que marcaron mi poesía para siempre. Y más arde tímidamente, comencé a escribir. Viví siempre en el campo, de allí extraje todo lo que vivo, siento y escribo. Amaba el canto de los zorzales en la madrugada y el esperado llamado de los teros en la primavera. Por eso está el campo siempre tan presente en mi poesía, y, curiosamente, aunque no me he alejado nunca, escribo desde la nostalgia, como si viviera lejos. Y ese “lejano y amado país” en el que a veces vivo, sino físicamente, en alma y espíritu. Y ese es el país de mi infancia, una época maravillosa de la que nunca pude desprenderme del todo. Desde ese país escribo para mi nostalgia y desde mis recuerdos.
Y es todo lo que puedo decir de mí. Dejo este libro, lector, en tus manos y te pido que seas benévolo con él
María Julia Aleman de Brand es una de las más caracterizadas representantes de la poesía chubutense. Ha obtenido las coronas de plata en los Eisteddfod del Chubut de los años 1976, 1979, 1981 y 1982 y los primeros premios en poesía en los MiniEisteddvods de Trevelin en 1978 y 1981. Sus composiciones, de elevado contenido lírico, generalmente están inspiradas en temas regionales, como lo denotan muchos títulos ("Te canto Trevelin", "El viejo molino", "La punta de flecha"), sin que por ello estén ausentes las emociones autorreferenciales: "El verso más triste", "El verso que me duele", "Elegía para mi propio canto". En ocasiones ambas motivaciones se enlazan, como ocurre con "Que todo mi cantar me justifique": Mi canto siempre estuvo enamorado / de esta tierra paisana y fronteriza /(...) Y yo he de estar ahí: detrás del canto / de todo lo que amé y volví poesía /de todo lo que fue, lírica y mía/ la razón de mi risa o de mi llanto". Estamos a no dudarlo, ante una poeta mayor.
(Fuente: http://www.literasur.com/)
En el año 1993, la Asociación de Escritores del Oeste del Chubut editó su libro “Soy poesía, búscame en el sur”, con prólogo de Julián I. Ripa e ilustraciones de Ramón De La Fuente.
Sus poemas circulan, además, en publicaciones periódicas, diarios, antologías y diversos sitios en Internet.
LA TEJEDORA DE MATRAS
Quiero darte mi canto, tejedora
manantial de paciencia inagotable,
al pie de tu telar, feliz y amable,
en tus manos el tiempo se demora.
Una herencia de siglós atesora
la ciencia primitiva y venerable
de trocar en color, lo transmutable
que en corteza y raíz, te da la flora.
El pardo de la tierra, lo has urdido
en el rústico poncho del tropero…
y en tus matras estalla el reverbero
que has copiado del campo florecido.
(…y el alma de tu raza la has tejido
Penélope del Sur, con todo esmero…)
GWYNETH (La Pionera)
Mujer, la del Sur, tallada a viento
y sombra inseparable del pionero…
(su paso vigoroso fue el primero
el tuyo lo siguió, firme y contento…)
Dormiste a campo raso ,en campamento
cocinando en fogón, como un tropero,
tu reloj –alba y noche- fue el lucero,
el comienzo y el fin del diario aliento.
Acallaste tu miedo muchas veces
con un rifle en la mano temblorosa
y el fervor anhelante de tus preces…
Pionera, la de casta valerosa
compañera de triunfos y reveses…
Oh mujer de mi sur, acero y rosa!
EL VERSO PARA UN INDIO
Mi verso nombra aquí al indio moreno
al indio del trahuil y de la lanza,
al que abriera caminos en su andanza
al dueño, legua a legua, del terreno.
Al dueño del valor y el desenfreno,
del malón divisado en lontananza
al que mira, perdida la esperanza,
que todo lo antes suyo, es hoy ajeno.
Porque ajeno es, sin duda, el campo abierto
donde ondeaba su mar la toldería
al viento y la arena del desierto…
…No es el dueño ya más de la bravía
de la hosca tierra Sur donde está muerto,
pero donde está vivo. Todavía.
Tierra mía del sur
Yo no pedí este oficio de cantarte
tierra mía del sur, amante mía.
Tomé el canto a la tierra como guía
y fui verso y dolor para esperarte.
Fuí verso y con él, canté tu parte.
Fuí dolor, porque duele la poesía,
(todo poeta es dolor y es agonía
y el verso es su escudo y su baluarte).
Yo no pedí este oficio…Me lo dieron
esos vientos del sur, y los paisanos
que parecen estar, pero se fueron.
Mis versos recuperan los lejanos,
los tiempos y las cosas que vivieron:
con orgullo les canto, provincianos!
Yo soy la cultrunera
Yo soy la cultrunera, soy la anciana
que tañe en el kultrún de sus ancestros
con los dedos ya viejos, pero diestros
el ritmo de mi raza, la araucana.
Yo soy la cultrunera, la guardiana
de costumbres y ritos que son nuestros,
yo defiendo de espíritus siniestros
a mi tierra y a mi gente: soy paisana.
Yo acompaño al taïel, cuando se canta
en cada camaruco del mapuche
como un grito quebrado en la garganta.
Cuando sea silencio, y no se escuche
el doliente tañer que aún se levanta
que alguien tome el cultrún…¡ y por mí luche!
REGRESO EN CANTO
Quiero morir aquí. Donde he nacido.
Donde he alzado hasta el tope, a todo viento
la bandera del canto, en cumplimiento
de volver en verso, lo vivido.
De regresar en canto, a lo querido;
a mi pueblo lejano, exaltamiento
de mi infancia feliz – fugaz momento –
y del cálido hogar que fue mi nido.
Por ti es que alzo mi voz, la que regresa
a la voz de tu gente, cada día
con la fidelidad de una promesa...
Por ti es que alzo mi voz, provincia mía,
Chubut, la tan paisana y tan galesa,
con orgullo te nombra mi poesía.
(*) Poeta chubutense. De su libro “Soy Poesía, búscame en el sur” (Editorial Asociación de Escritores del Oeste del Chubut, Esquel, 1993)
QUE TODO MI CANTAR ME JUSTIFIQUE
Por María Julia Aleman de Brand (*)
Mi canto estuvo siempre enamorado
de esta tierra paisana y fronteriza,
fue un puñado de sal y de ceniza
por el viento del Sur desparramado.
Y a veces, ni fue canto, sino un grito
libertado, por fin, de su envoltura;
una flecha en el aire a la ventura,
una estrella lanzada al infinito.
Pero flecha o estrella, su elemento,
su materia vital y primitiva
fue la tierra. Que en ella sobreviva
más allá de la vida y su momento...
Más allá de mi cuerpo y de su escoria
mi canto vivirá, fiel testimonio
de todo lo que fue mi patrimonio
y ha de ser una parte de su historia.
Y yo he de estar ahí: detrás del canto
de todo lo que amé y volví poesía,
de todo lo que fue lírica mía,
la razón de mi risa o de mi llanto.
La razón de mi búsqueda en la vida
sin saber, al final, lo que buscaba.
Sabiendo, nada más, que se me daba
el canto como punto de partida.
Y a ese canto fui fiel, cada jornada,
en espíritu y alma fui tu amante.
Oh Sur de mi recuerdo más distante!
Oh Sur de mi voz última y callada!
Yo te amé, tierra Sur, amé tu viento,
la arisca desnudez de tu montaña,
el bosque, con el árbol en su entraña
y el lago con azul de firmamento.
Amé el cielo de estrellas constelado,
la libre infinitud del campo abierto,
y en toda la aridez de su desierto
los matojos de pasto calcinado.
Dame un poco de tí, tierra sureña,
para cuando cumplido esté mi plazo:
abre el pardo frescor de tu regazo
y recibe mi cuerpo en su estameña.
... y el lugar de mi tumba identifique
un silvestre manojo de mosqueta.
Tierra mía del Sur, si he sido poeta
que este canto de amor me justifique...
(*) Este poema obtuvo el Primer Premio en el Minieistedvod 1981 - Del volumen "Soy Poesía,búscame en el Sur" - Ed. Asoc. de Escritores del Oeste del Chubut - Esquel, 1993.
Es un inmenso placer leer las poesías de María Julia. Gracias por publicarlas.
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