miércoles, 6 de junio de 2012

6977.- EMMA JEANNETTE RODRÍGUEZ


Emma Jeannette Rodríguez Feliciano nace en Ponce, Puerto Rico, en 1974. Es psicóloga clínica, poeta, promotora cultural, diseñadora de prendas, artesana, payasa certificada y maestra de danza oriental. Ha colaborado con varios proyectos comunitarios. De igual modo ha colaborado con el Proyecto Corazones de Arte, servicio comunitario dirigido a grupos de jóvenes. Asimismo, ha ofrecido talleres educativos y de crecimiento personal, violencia familiar, autoestima, manejo de coraje y sentimientos y visión de vida holística.

En el año 2003, Emma Rodríguez viaja a Chile y visita la Casa Museo Isla Negra, que fuera el hogar del gran poeta Chileno Pablo Neruda, ganador del Premio Nobel de Literatura. Este momento marcó el interés que habría de tener la poeta por la creación poética y artística. Precisamente el arte y la creatividad sustentaron la redacción de su tesis doctoral, en la cual Emma Rodríguez desarrolla un modelo de psicodrama para niños con Déficit de Atención con Hiperactividad. Este uso del arte terapia le ha servido para diversas intervenciones profesionales y otros proyectos sociales y educativos.

Fue fundadora de “Casa del Arte con Olor a Café,” en Yauco, Puerto Rico. Este espacio es una galería y taller de creatividad, que ha servido para la exposición de artistas plásticos de la zona Sur de la isla, a la vez que ha servido como punto de encuentro para cultores de la poesía y músicos.

Emma Rodríguez ha laborado en programas radiales de la zona sur de Puerto Rico. Entre éstos, “Educando a nuestros niños,” transmitida por Católica Radio, y el programa “Libera tu corazón,” en Radio Sur 1170 AM.

En 2009 Ediciones Gaviota publica su poemario Soles Mojados de una Niña Azul, y los poemarios Murciélagos de Vidrio y el Truco de la Loca.



Glándulas de arena

Es mi cabeza un escollo
de tenue espanto
secreción pequeña
la segunda mitad
del arco iris partido en múltiples formas
inmersas en el gélido oleaje del polvo
desierto tormentoso del frágil rostro.




Mujer y alma
                                             
Mudas   tiesas                                          
confinada                                        
esperando la batalla                                      
conciencias negras   rotas                          
se esconden                    
con una tradición de piedra                                  
con sus pies                  
con la vida                                  
con la conciencia maldita                                  
del látigo desbocado                    
sobre los siglos                          
ellas                              
a veces olvida                                        
ser mujer                                        
y ser alma



Mi colchon se precipita al vacio
la maravilla aparenta ser
de otra forma
como las perras deformadas
mas violenta
mas abstracta

aun sigue mi colchon
en el mismo lugar
en el que todo fluye



LA VIDA QUE SABE

Engendrada vida
podria fallecer
sonrisa desbordada
al abismo
al cero
al nunca

mascara escondida
en miles sumadas
que sabe a cuerpo
que sabe a sangre
que sabe a suspiro


Marcada

Pieza aterrada
expuesta a la nina
que silba
con su rostro clandestino
acostumbrado
a la pausa de un leve silencio











Por el Profesor Alberto Martínez-Márquez
Universidad de Puerto Rico en Aguadilla


“Hay un mundo dentro de mi alma / no visto, no oído, no conocido: / la mujer y la vida nadie se atreve a poseerlas/ no de pensamiento, ni de obra/ ni de palabras.” Estos versos iniciales del poema “Persona,” que a modo de introito inicia Soles mojados de una niña azul (Gaviota, 2009), exhiben una factura inaprensible del ser femenino que escapa a toda lógica o discurso dominante patriarcal y falocéntrico. Desde la poesía, Emma Jeannette Rodríguez entreteje una imagen más profunda y compleja de la mujer, que inscribe su propia lógica y asume con apostura su imperiosa otredad. De esta forma, Soles mojados de una niña azul, queda consignado dentro de un feminismo alternativo que construye una concepción holística de la mujer. Sin duda, este poemario se acerca a la denominada “poesía confesional”—sin entrar en el burdo biografismo—, en tanto esboza un intimismo lírico que resalta aquellas experiencias privativas y diferenciales que comportan el ser femenino.
Esta visión holística deriva en una estructura poemática que desafía la representación dicotómica de la mujer como ave-eva—esto es, la santa y la pecadora—, tan arraigada en nuestra cultura occidental desde la Biblia hasta Freud. Cada una de las cinco partes que configura el texto pone al relieve un determinado aspecto del sujeto femenino, sin dejar de problematizar ciertos convencionalismos y posturas tradicionales. Estas secciones del poemario son: (1) “Miel con sal,” que resalta el eros o el amor; (2) “Del vientre y su alma,” que gira en torno a la maternidad; (3) “Delirium,” que explora el aspecto existencial; (4) “Sangre,” que se yergue como una crítica a las instituciones sociales y a ciertos individuos que actúan en contra de la mujer; y la que cierra el texto, (5) “Mi ala transparente,” que presenta el tema de la trascendencia y la dimensión espiritual. Debo añadir que Soles mojados de una niña azul opera como un poemario de doble intencionalidad, que se expresa, por un lado, como propuesta estético-literaria; y, por el otro, como un libro catártico-experiencial, dirigido mayormente a una audiencia femenina. Como propuesta estético-literaria, los poemas están cargados de un lirismo emotivo e imaginista que plasma un lenguaje sensual y otorga a la palabra un acento reflexivo, donde concurre el idealismo y la desmitificación. También está presente el mundo onírico y surreal que se afinca en la alteridad femenina. En términos de lo catártico-experiencial, diría que las secciones menos “líricas” del poemario responder a un deseo concienciar a la mujer sobre las condiciones de sometimiento y violencia que ésta continúa sufriendo en el presente. Esta factura heurística de Soles mojados de una niña azul se logra mediante una serie de instancias performativas que acentúan el mensaje que se quiere transmitir.
Como indiqué anteriormente, la primera parte del poemario, titulada “Miel con sal”, resalta el tema del eros. Aquí la poeta implícita apostrofa y evoca al ser amado, en la medida que éste forma parte de una unicidad vital que nace del ser femenino, como bien se indica en el poema “La llegada”:


penetras el pedazo de tierra
de un cuerpo mojado
te desplazas
vas y vienes

Asimismo, en esta sección el eros funge como una búsqueda ineludible que se efectúa desde el espacio del cuerpo. Así queda expresado en el poema “Anhelo azul”:


por eso el día me arde me lleva me rueda
y mi cara se deja mirar de tus pupilas
tus huesos se salen por mis poros
sabes que estás
y que te deseo con lágrimas que salen de mi boca

Otras veces esa búsqueda toma la forma de una proyección utópica; dada la idealidad inmaterial del ser amado. Se trata de aferrarse al deseo como una afirmación de la existencia:


aunque nunca te he vivido
te noto en mi mente
aunque permanezcas en mi inconsciencia
te escribo
aunque mi lápiz y papel
se encuentran perdidos
en mis ojos

¡tú eres lo único que tengo aunque no existas!

(“Mis ojos te buscan”)

Amor, yo hubiera sido tu alma
para ser eterna
tenerte en la esencia de tu existencia
mirarte desde adentro
formarte en tu sexto sentido
viviéndote, admirándote
amarrándote
a mi lento espacio

(“Varón”)

“Del vientre y su alma” contiene poemas y prosas poéticas que miran hacia la maternidad frustrada (excepto el poema-homenaje intitulado “Pitita,” que es una elegía a la abuela fallecida), como queda ejemplificado en “Mantra,” “Imah del Sol,” “La niña azul” y “Antes de la cirugía, y ¿después qué? un vientre marcado.” En esta sección se hace evidente el talante confesional del poemario. En la prosa poética intitulada “Mantra” dramatiza esa aspiración:
Mujer transparente. La esperma se convirtió en su obsesión,
en su puñal. Gritó y huyó de la realidad, pero no pudo hacerlo por mucho tiempo. Se conformó con la idea de un plan para su destino. Buscó ese plan, pero no lo encontró. Su único deseo fue ser un trozo de tierra fértil.

En la tradición védica de la India, un mantra es un sonido, una palabra o grupo de palabras que pueden crear transformación: “Antes de su partida, la mujer estéril se sonrió. Nadie la vio llorar. Solamente repitió sus palabras de mantra: los milagros existen y hay que dejarles su espacio. Por fin llegó la hora de conocer a mi ángel que tanto soñé.” En este caso, las palabras usadas como mantra parten de la experiencia del dolor como un estadio necesario en la consecución de un estadio superior de liberación interna: “Corrió a su encuentro. Mirando hacia la altura reconoció sus pasos.”
Los textos “Del vientre y su alma,” puede verse también como una forma de catarsis en la que se advierte una afirmación ontológica del ser femenino. Esto se advierte en “La Niña Azul”:
Cuento uno, dos, tres, me siento anhelada por la tierra y la madera, querida y amada por muchos autores que desean publicarme, pero sólo yo escribo mi propia historia. No me detengo en el camino, me levanto, me crezco. Mi mente está tranquila, todo se detiene y me entrego al silencio del tiempo.

En la tercera parte de Soles mojados de una niña azul, el ser y el no ser, la voluntad, el miedo, la inconsciencia y el pensamiento forjan un tono reflexivo que evidencia el devenir existencial del sujeto femenino, el cual manifiesta su diferencia radical:


Estoy cansada,
agobiada,
llena de contrastes
que me conmueven
y me hacen sentir distinta.

En “Ser y no ser” se afirman las dualidades como parte de la lógica femenina:


furor sofisticado
intranquilo
organizado
pero desorganizado
unificado
pero entre piezas

mi yo
clave de mi identidad
donde fluye mi energía
en forma inconclusa
extrovertido
pero introvertido
hacia afuera
pero también hacia adentro

mi persona,
contiene lo deseable
pero ama a su sombra
canción oscura
que violenta
que encierra
que se ahoga

arquetipo
que me hace ser
lo que no soy
lo que quiero ser
sin estar

sexo femenino
hermoso
fuerza innata
que me provoca
me divide
me supera
me trasciende

La tercera sección del poemario, “Sangre,” está constituida por una serie de poemas y prosas poéticas, en su mayoría de corte performático, que conforman una crítica del orden social que deshumaniza a la mujer Algunos de estos textos, como “Payasos y tribunales,” adquieren un carácter de poesía conversacional con visos de surrealismo. . Se trata de una visión satírica de instituciones y funcionarios sociales que han traicionado su compromiso con la justicia y la verdad. Véase la siguiente estrofa:


un abogado
saluda haciendo payasadas
en el papel de Superman
sin vestido azul
sin capa
incapaz de volar
el gran bromista
detrás de una máscara que entretiene
a un público de zombis

Igualmente, en “El fatuo” se arremete contra la superficialidad de un amor fallido:


siento expresarme tan sutilmente,
a lo mejor peco
de imprudente,
pero caigo en la tentación
de decir la verdad:
tonto eres y tonto serás.

La quinta y última parte final del poemario, “Mi ala transparente,” retorna a lo lírico, pero esta vez se enfila su palabra hacia el orden divino en búsqueda de la trascendencia. El poema intitulado “Miserere” es un buen ejemplo de ello. El texto adopta un tono reminiscente de los Salmos bíblicos:


apiádate de mis lágrimas
confrontaciones
de mis No quiero

te reclamo en un cuarto morado
lleno de miedos

Soles mojados de una niña azul de Emma Jeannette Rodríguez poetiza con justicia la condición femenina, presentando un sujeto femenino multidimensional, que se re-crea a la vez que se autoafirma. Con este poemario, la autora se inicia debidamente dentro del panorama actual de la poesía puertorriqueña; por lo que le auguro una trayectoria llena de éxitos futuros.







1 comentario:

  1. Gracias al escritor Fernando Sabido Sanchez por su gentileza de incluirme en esta maravillosa antología dedicada a los poetas del mundo siglo XXI, un proyecto retante de grandes desafios. VIVA ESPANA y VIVA PUERTO RICO... UN ABRAZO BORICUA. EMMA JEANNETTE

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