jueves, 11 de noviembre de 2010

1813.- CARLOS PÉREZ CARIGNANO


CARLOS PÉREZ CARIGNANO, poeta y sacerdote argentino. Posiblemente expreso primero Poeta, porque es lo que precede a toda elección de vida. Enraizado en la Fuente, el sitio primigenio dador de todo lo dicente: Palabra por excelencia.

Nació en Pergamino, Provincia de Buenos Aires, un día 13 de agosto de 1938 y vivió en el campo. Este detalle no es baladí, ya que el contacto con la naturaleza determinó, en su interioridad, una impronta de alto nivel contemplativo, que luego se tradujo a través de diversas vertientes: el retiro, el sitio apartado del mundo donde beber, siempre regresando, a aquella Fuente a la que nos remiten célebres textos de San Juan de la Cruz. También se tradujo en un modo de mirar el mundo y los seres que lo pueblan. Sobre todo, saber mirar a los ojos de las personas y leer en lo más recóndito de su profundidad. Y se traduce ahora, fundamentalmente, en la Poesía.



Creo que la elección de vida, más allá del sentimiento interno de un llamado, tuvo su cala en aquellos atardeceres cuando de niño miraba el crepúsculo; la escucha de las tormentas; el ruido del viento entre los árboles; el sentir los olores de la tierra. Toda una relación con la intemperie, que fue forjando, quizá sin él mismo comprenderlo, el sentimiento de una libertad de tal manera, que sólo pudiera entenderse en el servicio total, en donación también total de su persona completa.

Poeta. Sacerdote. Dádiva de la divinidad para los otros.

Huelgan detalles biográficos. Largos caminos no siempre fáciles, alegrías, desgarramientos, para el sostenimiento de una fe sin claudicaciones, con firmeza de roca. Con exactitud de alta dignidad, dejándose inserir por lo supremo, dejándose atravesar por aquella idea por la que, "el más hermoso de los hombres", Jesús de Nazareth, abandonó su vida sobre una madera.

Y un sentimiento incomparable por la Madre de Dios.

A los diecisiete años, el primer soneto, corregido por un profesor. Y luego... silencio de décadas. Creo que a veces, la Poesía lo rozaba como un hálito... pero pasaba. Muchos segundos, minutos, horas, días, lustros debían extenderse en el tiempo de su vida, hasta comenzar a escribir... por una inspiración, seguramente por una palabra que le llegó desde lejos, conduciéndolo hacia el otro decir, el primero, el primordial.

Entonces, una especie de río caudaloso cayendo, como desencadenándose , desde lo alto de una vertiente instaurada en un vértice muy alto de la montaña. Decenas y decenas de sonetos, después de haber escrito en endecasílabos la historia de la salvación. Liras bellísimas, sonando a fiesta, a arroyos entre piedras, a estrellas, a árboles contemplativos.

Carlos Pérez Carignano. Un Sacerdote. Un Poeta o viceversa, ya esto es sólo un detalle. Detalle para exhibir una figura así, de extraños visos contradictorios, pero de unicidad total, de fidelidad total para con la Palabra, para con la propia palabra, empeñada por los otros.

No me sentiría cómoda, si escribiera sobre él y su poesía, desde un discurso académico. Prefiero compartir con los lectores que, para mí, leer sus versos conformó la apertura de una mirada distinta acerca de la fe, la oración, la contemplación, el poema e, incluso, mi convivencia en el mundo.

Decirles a ustedes, lectores, del encanto de su escritura a veces sumamente adusta, otras de una ternura infinita, otras con sencillez de canto de pájaros al clarear el día, otras plasmadas en el dolor, la pesadumbre por el destino que nos hermana a todos en el valle; otras, de ensimismamiento y sonrisa un tanto triste. Todo ello en esos versos endecasilábicos o alejandrinos, en el juego del romance octosilábico, o de la fresca lira que apela por la música.

Poesía de recursos secretos, donde el sentido juega entre sujetos y objetos que se entrelazan, se iluminan o se ocultan, como en mágico palimpsesto, o como traducción de lo que Benedetti expresa cuando canta "para saber que el mundo / es como un laberinto". Figuras fuertes, de poeta genuino. Figuras suaves, de poeta que comprende que, a veces, sólo podemos hablar desde el pétalo.

No quiero hacer una presentación formal, como ya el lector, ustedes, lectores y a estas alturas, han podido y pueden apreciar.

Sólo decirles que he descubierto un Poeta. Con mayúscula. Aparte de su labor pastoral extendida en varias áreas de trabajo, y de publicaciones inherentes a dicha labor, ha editado libros de poesía como Sembrando la Palabra y La Palabra se hizo carne; de ellos ha surgido un CD, con musica de Julián Sisterna. En la actualidad tiene en prensa una obra, que comprende cien sonetos endecasilábicos, titulada Soy la luz, con Prólogo y Portadas de su presentadora.




Selección de Textos y Nota Biobibliográfica
Ana María Rodríguez Francia
Universidad Nacional de Córdoba



1. EL ECO DE TU VOZ

Es eco de tu voz, divina fuente
el aire de los pájaros que vuelan
el sol en cuyos rayos se revelan
los pasos de tu amor resplandeciente

es eco de tu voz esa vertiente
que inunda con sus gotas que revelan
la intención de saciar la sed que anhelan
los hombres apagar, gozo elocuente,

tu vida entre los hombres se encamina
a enseñar el misterio que escondido
desentraña en su ser el que adivina

tu regalo de dar al que has querido
las bondades que el hombre no imagina
y sacian con tu paz al que ha sufrido






2. EL SOL DIVINO

Oh sol amanecido que brillas en tu fuego
y das calor de vida al pobre en su gemido
alumbra a quien camina feliz o malherido
y enciende en viva llama las voces de su ruego

reflejas tu grandeza, son rayos de tu juego
que invitan a encontrarse plasmados en el nido
y de ferviente anhelo en tiempo que ha surgido
con destellos prodigas verdades al que es lego

la vida iluminada por haces que has gestado
es vida que proyecta en tímido sendero
cosecha que procura dar pan al que ignoraba

el gozo de este suelo, capullo jardinero
nacido en tus entrañas de sol que se ha mostrado
y entona entre sus luces el canto verdadero.






3. EL VELERO

Mi velero en la vida navegando
se acerca hasta ese puerto amor destino
anochece y nos muestran el camino
las luces que cual voces van cantando

es aquella ciudad que voy mirando
al poder acercarme, peregrino
que confirma el final que yo imagino
en gloriosa belleza transitando

mientras marcho contemplo aquella cima
descubro que es muy corto este sendero
que me falta correr mientras me anima

la luz que hay en el puerto verdadero
invitando a gozar a quien se arrima
en la noche del mar y su sendero.








4. EL VIENTO

El viento nos conmueve con su canto
su fuerza es poderosa cuando avanza
anuncia las tormentas con que danza
y cubre el horizonte con su manto

el espíritu sopla donde hay llanto
esgrime su poder y no se cansa
cual fibra huracanada que se lanza
y doblega aquel mar que duele tanto

el espíritu clama en suave brisa
como el viento al final de la tormenta
animando a vivir una sonrisa

porque pudo aliviar en un momento
como fuego que al soplo el hombre atiza
el dolor del camino y su lamento.







5. NO SERÁ EL VENDAVAL...

No será el vendaval el bien buscado
ni serán las tinieblas compañía
tampoco tendrá luz el arduo día
que me impida mirar lo que he soñado

la noche que sombría ha relegado
el brillo que me ofrece todavía
la jornada de sol que tanto ardía
por brindar esplendor al rezagado

la noche, con sus ricas aprensiones
es posada también en hora ciega
de posibles y vanas ilusiones

pero sitio es que ofrece al que navega
contemplar al que nutre sus canciones
respondiendo en amor mientras le ruega.







6. EL JARDINERO

Extraño jardinero que cuidas de tus flores
fugaces en el tiempo preciosas en esencia
aprenda yo paciente brindar en mi existencia
aromas de tus rosas de múltiples colores

la vida en un instante, también como esas flores
expande su belleza que añora la inocencia
cantando en alabanza magnífica elocuencia
e inmana el amor vivo y advierte esos colores

es símbolo preciado que al mísero procura
fluir que se desliza cual eco amanecido
del hombre en alabanza, pequeña creatura

y ofrece a los viandantes el gesto redimido
donde tú jardinero, al hijo la flor pura
eternamente elevas en gloria revestido.

Desciende con la noche un verso desvelado
que a la noche retorna su lírica plegaria.







Tres Liras



SALIDA DE SOL

Los rayos acompañan
la brillante canción del sol naciente
los pájaros restañan
en voz resplandeciente
la jornada que luce ya inminente

el cielo azul celeste
enciende sus colores que radiantes
el sol en campo agreste
dibuja en sus variantes
y en el día describen rutilantes

pichones en su nido
expresan el clamor del alimento
el día que ha nacido
prodiga su contento
a los hombres que labran el sustento

el día con su trino
se desliza repleto de ilusiones
su luz entrega el vino
en cálidas porciones
que alimentan la vida y sus razones

el hombre que en la tierra
encuentra en el trabajo su descanso
al día ya se aferra
fabril gozoso y manso
aguardando la hora del remanso

el sol de la mañana
ilumina el perfil de la tarea
anuncia soberana
la brisa que recrea
el andar que las horas deletrea

El día que ha surgido
es placer es pregunta y es respuesta
el hombre estremecido
al yugo ya se apresta
y se apura a vivir en honda cuesta

espléndido aquel día
que recorre los campos y las mieses
sembrando la alegría
esbelta cual cipreses
enseñando a cantar humildes preces.
Puesta de sol

Crepúsculo en la tarde
que proclama el final de una jornada
tu sol es el que arde
en tímida posada
y se esconde hasta próxima alborada

tus rayos se detienen
y permiten leer aquel sendero
de tiempos que devienen
recuerdo verdadero
los matices de luz del día entero

las nubes y arreboles
imaginan nostalgias muy humanas
escriben en bemoles
sombreados que se ufanan
añorando las horas más tempranas

el sol que agazapado
sólo puede brillar en voz oscura
saluda ya postrado
clamando en su textura
en destellos que añoran su figura

espléndida la tarde
que esgrime con su amor el propio ocaso
el día se hace tarde
ya viene con su brazo
la sombra de la noche y su regazo

nostalgias de mi alma
aparecen gimiendo por el día
ya todo es grande calma
las luces todavía
son capaces de dar su melodía

imagen de la vida
que recorre parábola incansable
el sol pronto ya anida
su voz que es inefable
se concentra en la noche deleitable

los hombres como soles
transitan hasta el fin de su carrera
sabiendo de arreboles
viviendo luz postrera
y aguardando en la paz la noche entera.








NOCHE ESTRELLADA

Los astros que contemplo
jalonando la noche en alto cielo
luciérnagas de un templo
candiles que en el suelo
imagino encontrar con vivo anhelo

la noche oscurecida
nos alumbra con ráfagas de estrellas
la hora enriquecida
de flores y grosellas
nos balbucen cual chispas de centellas

la noche contemplada
en la gran variedad de luces nueva
registra la tonada
que nace donde lleva
su cantar a la cima que la eleva

oh noche que divina
te descubre quien vive en la montaña
o en el mar do imagina
que a sus peces los baña
esa luz de los cielos que no engaña

la hora del descanso
apacienta mi vida con su trino
que forma en lago manso
y en pródigo camino
el anuncio estelar que yo adivino

oh noche soberana
eres reina de luces en tu brío
cobijas con tu lana
al hombre que en su frío
no dejó que alumbrara el sol de estío

espléndida morada
la del techo estrellado de la vida
es casa abroquelada
y tiempo que convida
a nadar en la luz toda la vida

oscura y suave noche
que disipas la voz entrecortada
te brindas sin reproche
en hora ensimismada
y es brillante tu esfera iluminada.

la noche de la vida
es puro caminar en la esperanza
el sol su siembra cuida
la lluvia cae mansa
y en la noche germina la labranza

el día en su carrera
esplende con la fuerza de la vida
la noche que acelera
la hora de partida
nos refugia en solar que al hombre anida.







LOS DÍAS Y LAS NOCHES

Contemplo la quebrada
sin hallar los senderos conocidos
comparo mi pisada
con tiempos recorridos
descubriendo misterios ya vividos

el día en su alborada
nos ofrece el color de luces bellas
visita mi posada
las luces son estrellas
y el hombre al caminar sigue sus huellas

la noche que es oscura
arrebata el candor del mediodía
invita en su espesura
y en hora ya sombría
a rumiar lo vivido en ese día

la luz cuando aparece
es capaz de sanar en toda queja
la noche se parece
al misterio que aleja
el dolor al creyente que lo aqueja

la esperanza soleada
da lugar a sembrar en propia tierra
la noche que apagada
oscura luz encierra
y la pena en la luz siempre destierra

el sol por ser brillante
inunda de color hora tras hora
la noche vacilante
alumbra en voz que añora
la presencia del sol que tanto implora

las horas que diurnas
iluminan magnífico tesoro
me invitan taciturnas
de noche en bello coro
a enraizar la hermosura que atesoro

el día con sus luces
nos permite vivir toda experiencia
la noche cae de bruces
y humilde con su ciencia
en tímida virtud da su indigencia

la noche junto al día
conforman la jornada en su camino
la noche busca el día
y el día en su destino
en la noche descansa de su trino.




"Fernando Sabido Sánchez agradece a Luis Alberto Vittor, Director Editorial y Fundador de la publicación argentina Analecta Literaria. Revista de Letras, Ideas, Artes y Ciencias[http://actaliteraria.blogspot.com/] la gentileza de permitirle republicar los poetas originalmente publicados en la revista en su blog Poetas para el siglo XXI."


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