sábado, 21 de agosto de 2010

GRACIELA BAQUERO [577]




GRACIELA BAQUERO

Poeta española. Nació en Pontevedra, España en 1960. Cursó estudios de Filosofía. Fue galardonada con el premio de poesía de la Universidad Politécnica de Madrid y el Premio Internacional Puerta de Oro de relatos, con el que publicaría su libro Pintura sobre agua (1990).
Tiene publicados los siguientes libros de poesía: Contactos (Arnao Ediciones), Crónicas de Olvido (Editorial Pamiela) La Isla (Mundos Posibles) y Oficio de Frontera (editorial Eclipsados). Y de relatos Pintura sobre Agua (Exadra de Ediciones).
Sus poemas están incluidos en varias antologías entre las que destacamos: Ellas tienen la palabra (Editorial Hiperión), A Ciência do Adeus (Ediçoes Pirata, Portugal), Feroces (DVD Ediciones), Antología de poesía erótica española e hispanoamericana (biblioteca Edaf), Campo Abierto (DVD Ediciones) y en la antología de cuentos: Pequeñas Resistencias (Páginas de Espuma).
Desde 1986 ha ido desarrollando una investigación sobre la voz como vehículo de la poesía, así como sobre otros lenguajes poéticos y su convivencia escénica. Lecturas, performances, espectáculos... que continúa realizando vinculada a MUNDOS POSIBLES





Ciudad Dormitorio

Al pasar
las construcciones la retrasan
la distraen
sonándose unas contra otras.

Y ahí está el aire
dispuesto a arrastrarla.

El otoño nunca vuelve
esta temperatura ayuda a morir sin espanto.

La mujer busca dónde dormir
en las puertas de las grandes sucursales
y sueña
que realmente duerme.

Observando
uno destruye su casa.








El Sueño




Todo es luz para los ojos móviles del sueño

bajo los párpados se despliega
la plácida temperatura de una playa
y allí está él y ella que era yo
sin más sonido que la presencia del otro

enfrentados
doblándonos sábanas
haciendo coincidir las puntas del afecto
él y ella que era yo se acercaban y separaban
por la exacta medida de la tela.




Todos Los Años... 

Todos los años, al comenzar la primavera,
bajamos hasta el río por ver como el suicida
de la dársena siete sale del agua


y lo vuelve a intentar.









Zoofilia 


Soy el olfato de ese perro
esa dirección que llega
pone el hocico entre mis piernas
y manso reconoce

Es entonces cuando mi hembra
se queda sin mujer.




Olvido se descuida...

Olvido se descuida. Su cabello es una maraña
inviolable. Tiene largas las uñas, negras de hurgar,
con la misma habilidad, su cuerpo y la basura.
Se descuida y sin embargo no me pierde de vista;
ella mete un palo en la boca del perro que me muerde
y derriba la puerta de la casa donde he sido violada.
Ella limpia los cuencos donde los ojos duelen
y me da las palabras que me salvan la vida.
¿Dónde encarna el afecto?... Creo que nunca nos
hemos abrazado. Olvido está tan cerca que resulta


imposible verse en el otro y realmente encontrarse.





*****



La negra habla con África desde la cabina telefónica
de la calle Cabestreros. Lleva a su espalda un niño
atado en la cintura y están envueltos ambos en telas


de colores vivos.

Mientras la mujer conversa desde tan lejos
con su gente, mece a la criatura con el rítmico vaivén
de sus caderas. Su balanceo sagrado y distraído
hipnotiza a todos los que por allí pasamos y al propio


niños que ahora se nos duerme.

Movimiento de mareas en el que dejarse estar bajo
la luz morena de la tarde. Mujer niño negro planeta:


estatura real de la belleza.



De Crónicas de Olvido (Pamiela. 1997).





CONSUMO y me enfermo
Hago más basura de la necesaria.


EL ACARICIA mis piernas mientras


se lamenta sin dolor.

Yo estoy casi cerca

Casi prodríamos aliarnos, pertenecernos
Pintarnos la boca mutuamente.

Pero sin saber provoco una estampida.
Tengo un objeto ardiendo en la mano.
Tengo la mano abierta y te lo enseño.
No toques o te quemas. Aqui no hay delito


ni piedad.



El ojo del poeta cierra el mundo.


De Crónicas de Olvido (selección).
Cronicas de Olvido, inspirado por aquella desarrapada
alcohólica que una noche le increpó en la calle aquello
de: “ya no me conoces…, ya no quieres conocerme.
Pero yo soy tu hermana…, yo soy tu hermana Olvido”.
No sabía Graciela que este sombrío incidente le inspiraría
uno de sus mejores libros.





1.




Olvido y yo entramos a la vida en un mismo golpe
de labios convulsivos. La madre no percibió el doble
nacimiento y lloró por el hecho de habernos perdido,
y lloró por su cuerpo como casa de nadie, bramó


como las bestias en noches imprevistas.

Sin embargo nacimos… La sangre cubrió nuestro
único cuerpo y las laderas de una inmensa montaña.





7.




Ella me dice: “Has de estar a bien con tu tarea”.
Y lo repite insistentemente por que no me malogre.
Sé que nada le importa lo que escribo, pero no
me deja desistir. A veces enloquezco.Para aliviarme,
me enseñó a enhebrar agujas, a reconocer el sabor
en el olor de las comidas y a hacer la cama como
quien ordena la guarida de un planeta.





19.




En invierno solemos pasar muchas horas en los bares.
Nos gustan los bares. Nos gusta fumar en los bares.
Tomar café, vino, ginebra a pierna suelta. Nos gusta
confesarnos, dar la espalda, dar las gracias en los bares.
Nos gusta ensombrecernos, besarnos, desaparecer,
dormir niños, cantar, jugar a alguna cosa, hacer
cuentas, reír, arrepentirnos de todos los excesos
y sin embargo volver a intentarlo, una vez más,


en las mismas circunstancias.

Olvido es quien se empeña y yo… me dejo hacer.





43.




“Que la suerte te acompañe”. Ese es el mensaje
que ella tiene para mí durante el tiempo continuo


de los viajes.

Ella va a desaparecer entre lo indecible. Va a evadirse
hasta de su nombre, como en nuestro primer día
cuando, naturalmente, su sangre se deshizo


de mi cuerpo para ser su propio acontecer.

Olvido no hace concesiones, no me abraza sabiendo
que lo imploro. Sujeta la gravedad de la noticia


en mi cabeza y dice: “No tiembles. Todo saldrá bien”.






Una jaula salió a buscar un pájaro

Franz Kafka



Una jaula salió a buscar un pájaro,
toda la herrumbre a favor de las heridas,
lugar donde caber, mesura.
Serenidad de la bestia apoyada en los alambres,
sus alimentos simples
su simple convivencia con el cuerpo del maltrato.

Fue ella quien desfiguró la puerta
y perdió el umbral
como quien olvida su perfume
el sabor del azufre
la capacidad del llanto.

Entró en la casa borrando las pisadas
y no hubo más regreso
que el ensueño de su propio centro.

Desfiguró la puerta.
No fue difícil que el lenguaje
se acomodara al espacio.
Un mundo más pequeño,
tal vez más comprensible
allí dentro, donde nadie vive,
ni ella ni el tiempo necesitaron salidas
y entre ambos descuidaron la palabra
afuera.


***



Lo más conmovedor de este estado
son los visitantes.
Fisuras del límite, tentación de rompimientos.
De dentro afuera ellos llegan
con todo su paisaje.

Entonces sólo cabe ser una esperanza,
un refugio vivo al borde de su ida.


***



Perdidas nuestras lindes
después de toda desmesura,
arrastramos las redes para traer hasta la orilla
a nuestros cuerpos implicados.


***



Mantengo los pies hundidos
en el manso lecho
de los días comunes.

No hay queja.

Los pájaros rescatan
de mi sombra su pequeña
alegría.



Historia de la fragilidad. Graciela Baquero. Mundos Posibles Ediciones. Madrid. 2011.


1 comentario:

  1. Hola Graciela. Hace muchos años que no leía nada tuyo. Hermosos poemas; muy buenos. Gracias por ellos.Un abrazo. Carlos
    http://carlosmamonde.blogspot.com

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