viernes, 20 de agosto de 2010

574.- PAUL MULDOON


Paul Muldoon. Poeta irlandés, nació en el condado de Armag en 1951. Por varios años fue productor de radio para la BBC de Irlanda del Norte en Belfast. Se mudó a los Estados Unidos de Norteamérica en 1987, donde ha sido maestro en las universidades de Princeton, Columbia, Berkeley y la Universidad de Massachusetts en Amherst. Vive en New Jersey donde es Director del Programa de Creación Literaria en Princeton. Desde 1972 ha publicado numerosas colecciones de poesía para adultos y dos para niños, así como dos libretos de ópera. En 1995 obtuvo el T.S. Eliot Poetry Prize por The Annals of Chile; en 1997 recibió el Irish Times Irish Literature Prize y recientemente, el Premio Pulitzer.





LA RANA

Uno se la figura como otro pequeño
levantamiento entre el cascajo.
Sus ojos idénticos a la burbuja
de mi nivel.
Dejo a un lado el martillo y el cincel
y la recojo con la paleta.

Toda la población de Irlanda
viene de un par que se dejó
a pasar la noche en un estanque
en los jardines de Trinity College,
dos botellas de vino dejadas a enfriar
después del Tratado de la Unión.

Sin duda hay una moraleja
en esta historia. Una lección para esta época.
¿Qué tal si me la pongo en la cabeza
y se la extraigo exprimiéndola,
como el recién exprimido jugo de un limón
o una nieve de lima?

(Traducción: Carlos López Beltrán
y Pedro Serrano)






VIENTO Y ÁRBOL

Así como casi todo el viento
ocurre donde hay árboles,

casi todo el mundo se centra
alrededor de nosotros.

A menudo cuando el viento
ha reunido a los árboles

un árbol tomará a otro árbol
en sus brazos y lo sujetará.

Sus ramas que se machacan
enloquecidas,

no hacen un fuego real.
Se rompen unas a otras.

A menudo pienso que debía ser
como el árbol solo, que no va a ningún lado,

pues mi propio brazo no puede y no quiere
quebrar al otro. Pero en mis huesos rotos

siento el cambio de clima.

(Traducción: Carlos López Beltrán
y Pedro Serrano)






Puerco espín

El caracol se mueve como una
embarcación aerodeslizable, sostenido
por el gomoso colchón de si mismo,
compartiendo su secreto


con el puerco espín, el que a nadie
habrá de contarle su secreto.
Nosotros decimos, puerco espín, salí
de vos mismo y nosotros te amaremos.

No te haremos ningún daño.

Sólo deseamos escuchar aquello
que tengas que decir. Queremos
que respondas a nuestras preguntas.

El puerco espín nada comparte, se encierra
en sí mismo. Nosotros nos preguntamos
qué es aquello que se obstina en ocultar.
¿Cuál será el motivo de tanta desconfianza?

Nosotros olvidamos al dios
bajo esta corona de espinas.
Nosotros olvidamos que nunca jamás
algún dios confiará nuevamente en este mundo.





¿Por qué se fue Brownlee?

Por qué se fue Brownlee, y a dónde iba,
sigue siendo aún hoy un misterio.
Pues si un hombre debía estar satisfecho
era él. Dos acres de cebada,
uno de papas, cuatro bueyes,
una vaca lechera, una casa de tejas en el campo.
Fue visto por última vez saliendo a arar
una clara mañana de marzo, temprano.

Para el mediodía Brownlee era famoso;
encontraron todo abandonado, el
último zurco sin abrir, su par de caballos
negros, como marido y mujer,
cambiando su peso de una pata
a otra, y mirando fijo hacia el futuro.




Erizo

El caracol se mueve como un
aerodeslizador, que se eleva
sobre un colchón de caucho propio
y comparte su secreto

con el erizo. El erizo
no comparte su secreto con nadie.
Le decimos, Erizo, sal
de ti mismo y te amaremos.

No queremos hacerte daño. Sólo
queremos oír aquéllo
que tengas que decir. Queremos
tus respuestas a nuestras preguntas.

El erizo no suelta nada,
se mete en sí mismo.
Nos intriga qué tiene que ocultar
un erizo, qué lo hace desconfiar.

Olvidamos al dios
bajo esta corona de espinas.
Olvidamos que nunca más
confiará en el mundo un dios.





El ultrasonido

Hasta hace unas pocas semanas el ultrasonido
de la matriz de Jean a nada era tan parecido
como a un mapa por satálite de Irlanda:

la imagen ahora
estátan definida que distinguimos no sólo la mano
sino un pulgar;

en el camino a Spiddal, una mujer pide aventón;
un gladiador en su red, sentenciando a cada espectador.






MATRIMONIO DESIGUAL

De niño mi padre ya era un chico para todo.
Al dejar la escuela, a los ocho o nueve años,
cogió una podadera y una laya
para someter la tierra que nunca sería suya.
Mi madre era la maestra de la escuela,
el mundo de Cástor y Pólux.
Había mellizos en su clase.
Nunca supo distinguirlos.
Ella había leído un volumen de Proust,
él sabía curarles el muermo a los caballos.
Yo iba y venía de mi oscuro rincón rural
a una habitación en el Barrio Latino.
Después de recoger la mesa
mi madre abría Los hechos de los apóstoles,
Las Fábulas de Esopo, Los viajes de Gulliver,
luego subía al piso de arriba.
Y mi padre bajaba la luz aún más
para volver a la caza con hurones
o a las facciones de las luchas de las facciones,
los Ribbon Boys, los Caravats.







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