lunes, 16 de agosto de 2010

497.- JAVIER ADÚRIZ


Javier Adúriz. Poeta y ensayista argentino. Nació en Buenos Aires en 1948. Publicó siete libros de poemas: Palabra sola (1971), En sombra de elegía (1979, ) Solo de conciencia (1986), Égloga brusca (1993), La forma humana (1999), Canción del samurai (2004, La verdad de se mueve (2008) y Esto es así (Ediciones del Dock, 2009), de donde fueron extraidos los textos publicados. Dirigió la revista literaria León en el bidet. Y creó la figura de la estética "posclásica", una aleación entre tradición y vanguardia. Ha escrito además numerosos ensayos sobre poesía argentina y colaborado con las revistas literarias Omero y Hablar de Poesía. Actualmente dirige la colección “Traducciones del dock”.



CANCIÓN DEL SAMURAI

Atardecer en Puente Márquez

Gaona era de tierra entonces...
A la izquierda, se alzaba el paradero
donde se reunía la humanidad
conspicua del lugar: quinteros y linyeras.

Cuánta gloria en cada atardecer.
El olor a eucalipto lo invadía todo
con persuasión invariable, lo mismo
que el rojo derrumbándose al oeste.

Parar ahí se parecía a comprender.
La Tierra era un planeta ingrávido
donde no aflojaba el honor de estar vivo.

Si hasta los perros ladraban ganosos
cuando pasaba la chata de Ortuño.
Ahora hay una ruta, nada más.

Para July y Marcelo Ortale


Y la boca me dijo *




Will yearley celebrate my second birthday J.D.

No llores. Nadie oye. - Del cielo de la isla
no queda casi nada. - La mañana está cerca.

No llores, no te quiebres, - si cada uno es siervo
de lo que quiso ser. - La noche ya termina.

No te arrepientas, digo, - vas a cruzar el río
como se cruza un sueño. - Celebrarás tan pronto...

¿Qué importa que hayan dicho - lo que dicen que dicen?
Lo tuyo fue algo más - que las pobres palabras.

Brillen, brillen sin término - las hachas de la fiesta,
gocen tu vejación - hasta el duro apogeo:

cada fuego de luz - es una luz imbécil,
la terca tiranía - de una mente deforme.

¿Que triscaba la oveja - pasto hasta la raíz?
¿Que mudan de opinión - de parado a sentado?

y bien, qué más te da, - tu ilusión era el alba.
Pronto celebrarás - un nuevo nacimiento.

La música está hecha, - queda escrita en el agua,
en el color del tiempo, - sin pulso de codicia.

Hubo que ver y verse - colgado de los árboles
para cruzar las sombras, - las efímeras sombras.

La noche es esta boca - turbia que te mastica,
aunque haya luna ahora - como para unas bodas.

Vas a cruzar el río - y también la esperanza
en nave de dos filos.- En nave de dos filos,

de golpe, con el viento - vas a cruzar tu rostro:
el deseo de ser - que pide lo imposible.

Llegaste a lo más tenso, - al centro de la herida.
No desesperes, - sólo un reino nos hiere.

Moro móriae, dónde - está tu honor ahora,
vos que sentiste siempre - su gracia sobre el hombro.

Algo abisal te llama. - Hace crujir el seso,
hasta encontrar el chiste - hundido en la mollera.

Si tan cerca, en la furia - del alba (oí, oí,
el aire atruena afuera)
absurda majestad - sonriendo entre caries,
vas a tirarte
y rodar de cabeza.

para Enrique Butti

* A Tomás Moro le cortaron la cabeza por haber
mantenido su palabra. Tal vez su santidad esté
en su humor y en su silencio; alguien que
combinó política y escritura, con una mente
deslumbradoramente abierta.

(De: Canción del Samurai,
Ediciones del Dock,2004)




LA VERDAD SE MUEVE

PIERCING

1.

Hijo, qué sorpresa me das
con ese sólido arito colgándote del iris.
Pasear un cuerpo atado a las pulsiones
es inquietante sí, por lo que sabe
a revuelta generacional...
Lo nuestro fue más ensoñado siempre.

¡De verdad!, no creo que hayamos sido
unos ilusos mejores o peores. Que yo sepa
el sol salía igual que para ustedes
mientras el mar batía los acantilados.
Fuimos masacrados nada más.
Quiero ser directo, disculpame.

La diferencia radica tal vez en los matices.
Como ayer, la historia hierve como ácido.
No te rías. Por qué buscar solución
en la materia, si la cuestión del espíritu urge.
Pero es cierto, no tenemos casi derecho a importunar:
la ley del fracaso no levanta la voz.

Aun así, guarda un vago consuelo
sostener pensamiento sobre casi todo.
Opinar fue la forma de ser libres. Sí,
más mentira para más verdad...
No me pegues. Nadie te quita la palabra
aun cuando sea tan gestual lo tuyo.

Y no sabés, querido, cuánto reconforta
que hayas resuelto confiarme el sueño.
..........Aplicarte un ancla en el escroto
no suena nada mal, habida cuenta
que parece otro gesto sobre el aquí y ahora,
esta turra injusticia que nos ahoga a todos,

eso tanto más viejo que nosotros,
que vos y yo.




2.

Viejo, siempre en estado de pancarta.
No entendés nada. (Tampoco hay tanto
que entender, poner el cuerpo nada más.)
Me hablás de espíritu. De qué espíritu
hablás. ¿No ves que eso de ser libre
brilla sólo en tu baldosa? ¿No ves
la radiación por todas partes?
Vivís entre abstracciones. No quiero ir
a tus libros ni al pasado. Entre otras cosas
porque ahí estás vos y tu ficción
de perdedores. No quiero terminar
llorando y ¿sabés?,
me voy a perforar el cuerpo y pintar
la carne hasta que se me dé la gana.
.......................Digo,
¿por qué no fumamos uno de los buenos
y la seguimos disueltos en el humo?





EN PALERMO

Hoy es día de mojarras, Mario.
La superficie del lago es transparente
y no parece sensato intentar de nuevo
la suerte del mediomundo.
Al fin y al cabo, fue casi por azar
que sacamos la bestia imaginaria.
¿Te acordás?, se reía de nosotros
con esa boca llena de felpudos sarcásticos.
Algo bíblico.

Sí, es día de mojarras, che.
El cielo brilla indiferente y produce
ese efecto gregario que nos ablanda a todos.
Además, quién oye la canción de los mansos.
Porque había magnetismo esa tarde...
Yo te había comprado el helado de palito
con el que señalaste de pronto la profundidad
y mirá, ahora estamos aquí
a merced de las palabras.

No valen intenciones. Que vengas
y te enfundes en el vistoso pilotín amarillo
con la red en la mano
no es argumento suficiente. El agua
es peligrosa siempre, ¿viste?,
te refleja y no te refleja,
pero no hay monstruos cada dos por tres
en el lecho de lago.
Te lo digo así, para que no insistas.

¿Dónde estará ese sueño de vapores
y ronquidos felices?...

Mario,
no creo que la vida dé oportunidades.
Eso sí, cuando arrojaste la red
te oí el grito más tierno, más ilusionado
y éramos dos titanes, ambos
tirando de una caña.

'Ta bien,
la fantasía puede ser un cáncer
que se lo lleva todo, pero
dónde se oculta, entonces,
la ferocidad del sentido.





ESTA ES LA CASA

Mujer, esta es la casa, la heredad,
hicimos una tierra. A ojo está el mar.
-Mi señor, desde aquí se ve todo,
hasta el pasado como una agonía.

-Esta es la casa, mujer, allí las huertas;
y más cerca las casas, la ciudad.
-Quiero sonreír y no puedo, lo miro
y de verdad no lo reconozco.

-Mujer, esta es la casa, luché por ella;
al fin y al cabo, busqué un significado.
-Pero su mar está teñido de sangre,
y ya no sé, ya no sé qué pensar.

-Esta es la casa, mujer, los recuerdos
se han hecho historia propia, sentido.
-Sólo siento su mano en la mía, señor,
un imperio que me agrava los hombros.

-Mujer, esta es la casa, el amor mutuo,
las hijas y toda esta gente por quien velar.
-Las palabras me cansan, señor, y nada
comprendo. Se fue el invierno, y mayo...

-Esta es la casa, mujer, la posesión,
señora mía de mis pensamientos,
-...y mayo que no viene, marido. Qué son
esas campanas y qué, aquel velamen.

(De: La verdad se mueve,
Ediciones del Dock,2008)




Más allá del amor no hay nada

Más allá del amor no hay nada, sólo
penumbra de fugacidad, disperso
tiempo que se diluye en tiempo, nadie
sino miseria de nosotros mismos.

Más allá del amor ya todo, formas:
lenta memoria apenas de unos cuerpos,
una fantástica melancolía,
formas de todo lo que fue y ha sido

amante.


en Solos de conciencia, 1985




¿Oís el río?

¿Oís el río, Okusai? No está lejos.
Tiene el sonido ambiguo de la vida.
Son como cascotitos limpiándose
con la corriente, algo múltiple.

Prestá atención. Detrás del ruido
se ve el nacimiento rudo de las cosas,
eso íntimo, desesperado, casi, casi
enorme en su notoria nimiedad.

¿Oís, Okusai? ¿Ves? No necesito
que me pongas esa cara de tintorero
feliz. Dejate ir nomás, un poco.
¿O vinimos nada más que para esto?




El nadador

Las últimas piletas son agrias. Llueve
tanto o más de lo pensado, aun
cuando los jazmines revienten
y las enredaderas se aúpen a los árboles.
Creeme..., no se puede creer. Los huesos
hablan y el animal afina por debajo
una canción indescriptible. Igual,
no se quiere dejar de sonreír.
Hay algo en los recuerdos, vale decir,
en el seco ahora, en el puro y desaforado
ahora, que no importa demasiado
si el resto se vuelve confuso y breve,
fragmentario. Lo interesante está aquí,
en este aquí del tiempo, aunque la casa
finalmente esté sola... o vieja... o devastada.

......... para Jorge Olivero






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