domingo, 15 de agosto de 2010

472.- BADR SHAKIR AL-SAYYAB


Nace Badr Shakir Al Sayyab en una aldea llamada Yaykur, al sur de Iraq en el año 1926, año en el que se determina la frontera con Turquía, cerca de la caída y posterior división del Imperio Turco entre las fuerzas aliadas al término de la Primera Guerra Mundial. Como resultado de este reparto, Iraq queda bajo influencia británica, cuya administración instaura en 1921 un régimen supeditado a sus intereses económicos sobre la zona del Golfo Pérsico: la monarquía. Esta institución, asentada en las anquilosadas estructuras otomanas, frena el progreso de una sociedad abierta a la modernización que no tarda en percibir el fraude de su aparente independencia y ve cómo sigue viviendo sometida al feudalismo rural y privada de los derechos básicos, llegando incluso desesperados a empuñar las armas en sangrientos levantamientos reprimidos con crueldad.

Badr, el mayor de tres hermanos, vive muy apegado a su madre Karima que muere a consecuencia del parto de una niña que no sobrevive. El padre decide casarse de nuevo y abandonar la aldea, quedando los niños al cuidado de su abuelo. Su carácter comienza a manifestarse como el de un niño serio e introvertido, responsable y muy sensible, tanto física como espiritualmente. El ansia de un hogar en el que abunde el amor maternal y el amparo paterno se manifiesta en su obra.

Desde Yaykur acude diariamente a varias aldeas cercanas para recibir la educación básica iniciándose en la literatura. La llamada de la poesía como un destello de autoafirmación se percibe cuando se traslada a Basora en compañía de su abuela materna para realizar sus estudios secundarios.

Sus poemas de adolescencia han pervivido recogidos en el poemario Al Bawakir, algunos de corte romántico como "A la orilla del río" y otros de tono elegíaco como "Los mártires de la libertad" en el que manifiesta su sentimiento antibritánico.

Al terminar los estudios en Basora se dirige solo a Bagdad para ingresar en 1944 en la Escuela Superior de Magisterio y cursar la rama de Lengua y Literatura Árabes. En Bagdad desarrolla las dos cualidades que marcan su personalidad, que ya se vislumbraban desde su infancia y adolescencia: su ideología de compromiso social y su postura poética.

Conocedor de la opresión en la que viven las clases más bajas tanto en el área rural como en la urbana, y llevado por sus deseos de transformar la sociedad, se integra en las filas del partido comunista iraquí como miembro activo siguiendo los pasos marcados por el modelo soviético que es secundado con entusiasmo por las juventudes de los países árabes. Se convierte en portavoz de propaganda con su poesía y en representante de los estudiantes de su Escuela. Dirige y organiza huelgas contra la administración política de la Escuela y manifestaciones donde, además de pedir la reforma de las instituciones, se exige la retirada de las tropas británicas de Iraq y una intervención internacional ante los masivos asentamientos judíos en Palestina.

Debido a su continua actividad revolucionaria es encarcelado repetidas veces y finalmente expulsado en 1946 de la Escuela. Cuando es readmitido un curso más tarde, cambia de especialidad y en 1948 se gradúa por Lengua y Literatura inglesa.

De forma paralela contacta con diversos círculos literarios iraquíes centrados en una línea poética renovadora en tema, forma y estilo que le permite adquirir la originalidad característica propia de su obra. Pertenece a una generación de intelectuales cercana al pensamiento liberal de Occidente, activamente comprometida con la realidad de su país. Al plasmar los problemas de la nueva sociedad, estos poetas toman conciencia del gran freno expresivo que supone la tradicional estructura de la poesía árabe, mantenida desde épocas preislámicas como tabú y particularmente arraigada en Iraq, la casida, que después de disfrutar del esplendor de los periodos omeya y abbasí, vive sumergida en un profundo letargo hasta resurgir con nuevo brillo a finales del siglo XIX.

La casida ata al poeta a lo largo de todo el poema a un solo metro y a una sola rima, a una dicción ya caduca y a unas oscuras imágenes sin permitirle expresar libremente las inquietudes de las nuevas sociedades inmersas en un vertiginoso remolino de corrientes. Tanto los poetas del movimiento neoclásico como los románticos y posteriormente los simbolistas vieron cómo la casida limitaba su expresión. A pesar de que sus constantes intentos por adaptarla no germinaron en un auténtico movimiento de innovación poética en cuanto a tema y forma, sus experimentos en forma y su ampliación temática fueron muy valiosos para que surgiera y se asentara con éxito una tendencia que transformaría esta realidad, el movimiento del Verso Libre. El verso libre, al reajustar y adaptar las formas arcaicas de la casida que asfixiaban la libertad de expresión del comprometido poeta moderno, realiza una revolución primeramente visible a nivel prosódico. Así establece como unidad métrica el pie frente al verso de múltiples pies; elimina tanto la monorrima como la separación del verso en dos hemistiquios incorporando nuevas formas rítmicas de gran perfección musical. Conceptúa además el poema como un ente único, sin separación posible entre forma y fondo.

Al Sayyab, sin dejar de escribir poemas de propaganda para el partido comunista, inicia su andadura por el verso libre y en 1946 fecha su primer poema plenamente integrado dentro de esta corriente: "¿Era amor?" de contenido romántico. La publicación de su primer libro de poemas Flores marchitas (1947) muestra a un romántico de ideología revolucionaria marxista, línea mantenida en Leyendas (1950) cuyos poemas se someten en su mayoría al verso libre. Posteriormente se publica una selección revisada de ambos libros titulada: Flores y Leyendas (1963) donde se mezclan poemas escritos siguiendo la tradicional casida con otros en verso libre. Ambos divanes apoyan la expresión de ideas en la asociación psicológica donde los pensamientos de la consciencia se mezclan con el subconsciente y los deseos con los recuerdos. Cuando el poema atiende a la normativa de la casida se observa que la rigidez de ésta limita el fluir y ordena el tema, y cuando escribe el Verso Libre no aparece ninguna estructura que frene la inspiración poética.

Al Sayyab ejerce como profesor de inglés durante el curso 1948-49 en un instituto de provincias. Sin embargo, a principios de 1949 es suspendido de su actividad docente por un espacio de diez años debido a su ideología comunista. Solamente encuentra trabajos temporales y mal retribuidos lo cual le provoca una intensa frustración, además de penuria económica. Todo esto va cambiando su romántico mundo poético y busca valores temáticos y estéticos propios, de acuerdo con sus actuales circunstancias. Esta transformación se propagará a la base del verso libre. Al-Sayyab será responsable de la divulgación del verso libre como medio de expresión de las nuevas sociedades árabes ante las nuevas necesidades psicológicas.

La transición hacia un prisma realista y una estética acorde a su visión se inicia con el poema "El enterrador" (1952) donde expresa la degradación social, la injusticia económica de las clases sometidas usando el método eliotiano de abordar el tema central a través de la evocación imaginaria de las emociones.

Un espacio de dos años paraliza su actividad poética. Debido a motivos políticos se ve obligado a abandonar Iraq, primero hacia Irán y después a Kuwait en un exilio que lo induce a meditar su ideología y postura comunista y le inspira varios de sus más famosos poemas. A su regreso en 1954 comienza su separación paulatina del partido comunista y su acercamiento a partidos de tendencia nacionalista publicando sus posturas poéticas en revistas vinculadas a estas corrientes como Al Adab. Se vuelca en una intensa producción poética que presenta una importante innovación de cara a la estructura y unicidad en tema-forma con la incorporación del mito, un armazón que frenará y organizará el devenir de ideas, visible incluso en sus poemas más largos. Se integra poco a poco en el grupo poético tammuzí al usar con gran frecuencia los rituales de la fertilidad como la base temática de esta época.

Baal, Tammuz o Adonis, Attis, Osiris, Cristo, dioses del anual renacer de la vegetación y con él del anual ciclo de la vida en las religiones babilónicas, egipcia, griega y cristiana, expresan la resurrección que, originada en el hombre como ser individual, se extiende a todo el universo gracias a la muerte en sacrificio de estos dioses. La figura de Cristo, sola o asociada a algún personaje histórico, a otros dioses de la vegetación o al mismo poeta, matiza el eterno conflicto del ser humano con las fuerzas del mal encarnadas en el imperialismo occidental y en la consiguiente injusticia social, y en el anhelo del individuo por la justicia y la dignidad hasta que resurge triunfante la humanidad.

El hombre, el poeta en particular, identificado en su sacrificio con Tammuz, Adonis, Cristo, purifica a la ciudad pecadora. Así la muerte es un acto que instaura vida eterna, una etapa dentro del ciclo natural nacer-morir-resucitar.

Dentro de esta vibrante visión del ciclo humano se desarrolla una simbología aludiendo a las fuerzas del bien que traen resurrección (agua, luz, aldea, flores, palmeras, Yaykur, Buwayb, Cristo, Baal...) y a las fuerzas del mal que conllevan esterilidad (fuego, oscuridad, ciudad, rocas, Bagdad, Babel, Cerbero, Caín, Judas...) en lucha unas con otras. La tierra, universalizada dentro de la concepción panteísta en matriz, tumba y resurrección, se concreta en la amada nación árabe del poeta y más aún en Yaykur, coexistiendo así en carácter particular con el universal.

Al-Sayyab suple la religión con el panteísmo primitivo llegando a la resurrección a través del mismo hombre. Al realizar el ser humano el acto heroico de salvar a la tierra de la muerte entregando su vida por los demás, la humanidad y toda la creación adquieren carácter divino.

Esta estructura antropológica penetra en la poesía árabe por tres vías: el legado de las antiguas civilizaciones mesopotámicas, la tradición bíblica y la coránica, y la poesía inglesa centrada en la organización del poema de T.S. Eliot "The Waste Land" donde los poetas árabes ven la caída de los poderes occidentales y el resurgir de una nueva civilización. Basándose en el concepto eliotiano de la continuidad histórica, Sayyab desarrolla con un sello personal el tema de la divinización humana. La introducción de mitos, leyendas y referencias históricas como una manifestación de la siempre universal y permanente lucha del hombre con las fuerzas del mal y la inquietud trágica del hombre, para Eliot se deriva, en su primera etapa, a partir de los rituales paganos para seguir, posteriormente, una línea religiosa católica, mientras que en Sayyab es panteísmo ligado a la tierra e impregnado del dinamismo experimental que aporta su ideología socialista. Ante la caída de los valores tradicionales, defraudado en sus esperanzas políticas, liberado de las trabas impuestas por los comunistas, encuentra una base firme y eterna en la cultura local mediante el uso de mitos de su propia cultura mesopotámica: Tammuz, Adonis; de otras religiones como Cristo; aludiendo a personajes históricos de su tiempo o personajes del pasado o recurriendo a mitos como Cerbero para referirse a figuras del presente (Qasim y su sangriento régimen) uniendo de esa forma el pasado con el presente.

En su búsqueda de la modernidad poética, como Eliot, no hay lugar para la ruptura con la tradición ni con el pasado sino su renovación y posterior transformación en una fuente de creación e inspiración rebosante de vivas y frescas imágenes sensoriales y mentales.

De Eliot provienen también un extenso vocabulario y variadas imágenes pero con diferente actitud: Sayyab no ve en el agua un elemento destructor como es para Eliot, sino purificador y renovador de la vida. Por otra parte, mientras que en los poemas eliotianos predomina la muerte, la esterilidad, el mal que encarna el pecado, al-Sayyab afirma la resurrección. Las diferencias entre ambos van más allá, la visión poética eliotiana asomada a la tragedia cultural y espiritual se muestra desde un encuadre religioso pero Al Sayyab, siendo un revolucionario que no puede limitarse a contemplar cómo se desmorona la sociedad árabe sin tomar partido e instar a un levantamiento que origine una sociedad de igualdad y fraternidad, la desarrolla desde las condiciones concretas de la sociedad.

En sus poemas de larga extensión, ambos de 1954, "La ramera ciega" y "Las armas y los niños" va apareciendo el poeta maduro con estilo personal, libre de ataduras.

En 1960 se publica su tercer poemario: El canto de la lluvia donde se recopilan sus poemas escritos desde 1952 y que representa lo mejor de su labor poética.

Casado desde 1955 con Iqbal, en 1960 dedica un poema a uno de sus dos hijos "Bravo Gaylán". Su situación económica por esta época es muy precaria y además tiene la responsabilidad familiar. Debido a sus cambiantes posturas políticas, se ve incapaz de retener trabajos bien remunerados. Por otra parte, al escribir como columnista literario en nuevas publicaciones de ideologías nacionalistas y participar en congresos de dudosa financiación, va perdiendo admiradores y credibilidad en sus afirmaciones y tendencias.

Su situación laboral mejora tras la revolución de 1958 pero pronto se agrava cuando comienza a censurar las acciones de sus antiguos compañeros comunistas convertidos en sanguinarios esbirros del dictatorial régimen del general Al Qasem. Ante las barbaries cometidas, su poesía se rebela: "Ciudad sin lluvia", "Ciudad de Simbad", "Cerbero en Babel". Su actitud le ocasiona persecución, arrestos y continuas pérdidas de trabajo. Ante tantas represiones, sintiéndose incomprendido y atacado incluso por otros compañeros poetas, vuelve la mirada a su pasado, a su infancia y adolescencia donde los recuerdos le proporcionan paz y descanso.

A principios de 1961, en compañía de su familia, deja Bagdad para trasladarse a Basora donde nace su tercer hijo, y ya la enfermedad ha paralizado su pierna izquierda. En su intento desesperado de hallar una cura inicia un largo peregrinaje que se convierte en su calvario hacia la muerte: viajes a Kuwait, Bagdad, Londres, París, tratamientos en modernos hospitales, con curanderos, contactos con sectas religiosas... Indagó todos los rayos de esperanza y siempre detrás, su poesía, testigo de su desesperada lucha, tan pronto radiante de luz como embargada por tenebrosas oscuridades.

Sus últimos poemarios El templo sumergido (1962) y La casa de los esclavos (1963) son testigos de su lenta agonía, de sus dudas ante la muerte, de su incertidumbre hacia la vida. Desesperanzado, abatido y entregado a su destino, regresa en 1963 a Iraq. Con los dolores de la parálisis afectando a todo su cuerpo, entre los momentos de delirio e inconsciencia halla respiro y consuelo en su desgarradora poesía de límpidas y sencillas imágenes.

Trasladado a Kuwait durante el verano de 1964 al agravarse su estado, muere el 24 de diciembre. Al día siguiente es enterrado en Basora, el mismo día que se publica su último diván Las celosías de la hija del marqués, donde plasma con escalofriante intensidad su terror, su vacío y su angustia. Ahora su poesía es puro existencialismo.

* (Prólogo del poemario El canto de la lluvia. Publicado en Huerga & Fierro Editores. Madrid, 1996.



Visión en el año 1956


1


COLOCA la visión ante mis ojos un halcón de llamas:
se derrumba, arranca la negrura,
corta los nervios, absorbe el polvillo de cada
párpado. El ocaso
se vuelve gemelo de la mañana, ríos de tinta
no dejan asomar los frutos de la visión: desiertos de llantos,
de nidos que escupen miembros, ¿llegó el Más Allá?
¿Es resurrección? ¿Es muerte? ¿Es fuego o cenizas?
¡Halcón divino y extraño!
Tú que desciendes del Olimpo en el silencio de la tarde,
Que elevas mi espíritu a las capas del cielo,
elevas mi espíritu, Ganímedes herido,
crucificas mis ojos, Tammuz, el Mesías.
¡Halcón divino, cálmate!
Mi espíritu quedó desgarrado,
Se hizo pedazos el día que fui viento.

En la nube de la visión
hay un día sin tiempo.
Gengis Kán ¿vive
Gengis Kán Bagdad?
Un ojo sin párpados
Se extiende desde mi espíritu.
Una mandíbula sin dientes
se dilata en el viento
aullando: soy hombre.

2


Corcel que galopas recorriendo mi cuerpo abandonado,
corcel que aniquilas mis ojos con rocas yermas,
que atas con cuatro patas mi corazón.
El pulso es un son de dárbukas,
el fuego es mi senda.
La visión arroja de sus llamas una luz
que tiñe lo que ve el ojo ulcerado,
mezcla con el objeto su sombra,
confunde a Judas con el Mesías,
funde en el día su noche,
erige al borde de la cuna la tumba con
sangre
sangre
sangre,
iguala con los criminales a los inocentes,
coloca en las fauces de la loba el Trono del Juicio.
¿Qué recogió mi pueblo?
Habitó en él la maldición,
de sus alimentos hay sufrimiento,
¡ten misericordia, Señor!
De su agua hay gusanos,
de su ropa hay mortajas,
de su augurio hay cuervos
que picotean mi corazón.
Hoy en mi era
no quedó de mi mies
nada. Aquí hay dos granos.
¡Da lluvia! ¡Da lluvia!
Aunque sea de llamas.
¡Da frutos! ¡Da frutos!
Aunque sean de serpientes.

3


¿Qué sombras aparecen sobre los árboles a mi
………………………………………………[alrededor?
Una hoz descubre las raíces de las aceñas
cortando las venas enterradas de Tammuz.
Sobre el cáñamo hay miembros tristes:
la cabeza de un niño que nada en su sangre,
el seno de una madre que los gusanos escarban en
………………………………………………[silencio.
¿Cuántos ayes de sangre hay en su boca?
¿Qué gotea de su pezón, de su carne?
¡Oh cuerdas del cáñamo sucio cual víboras del infierno,
ahogad mi espíritu y dejad al niño y a la madre
………………………………………………[triste!
Cuerdas que arrastran a los muertos a una gran
………………………………………………[tumba,
trampa que prepararon como banquete.
Cuerdas que arrastran por el suelo a los vivos, ancianos
………………………………………………[viejos,
jóvenes, ancianas, costillas astilladas
de las que cuelgan amuletos,
pechos desgarrados
donde sembraron semillas de plomo, de hierro.
¿Qué fruto darán esas semillas
sino piedras de tumbas,
sino manzanas de pus?

4


Tammuz es ése, Attis
es ése, ésta es la primavera.
¡Oh, pan nuestro, Attis,
germina nuestros granos y revive lo seco!
Se celebró el festival, vino la multitud,
presentó todos los rituales,
sembró las simientes
por los troncos de todos los árboles
sumisos. Las almas
sedientas querían lluvia.
Las gentes ataron a cada tronco
mi Señor, tu imagen.
¡Riega todo Iraq,
da agua a tus labradores, a tus trabajadores!
Ataron a cada tronco
¡Ay! ¿Qué ataron?
¡Ay! ¿Qué clavaron?
Las ramas de nuestros olivos, las oprimen las rosas,
Las rosas de la sangre, roja.

Ataron a cada tronco,
mi Señor, tu imagen.
¡Escucha la oración de los compañeros!
¡Cuida a tus campesinos, a tus trabajadores!
Tu imagen es Baal,
tu imagen es el niño,
tu imagen es la virgen,
tu imagen son los criminales y los inocentes,
tu imagen es la madre norteña,
por no ser comunista
le cortaron los pechos,
le arrancaron los ojos,
fue crucificada en la cruz sobre un olivar,
la agita el viento sureño.
Tu imagen son los miles enloquecidos
por su honor, tu imagen es roja
cual amapolas al florecer.

5


Ishtar sobre el tronco del árbol
la crucificaron, clavaron una estaca
en la Casa de la Natividad, el útero.
Ishtar tomando el cuerpo de Hansa
es llamada para guiar las lluvias
es llamada para ser conducida a la nada.
Ishtar, la rubia virgen, es un cauce de sangre.
¡Rezad!...Este es el ritual de la lluvia.
¡Rezad!...Esta es la época de las piedras
¡Rezad! Pero la quemaron al fuego.
Tammuz se encarnó en una estaca
que sobresale de Hansa en el árbol.
La mama virgen se desbordó para alimentar cada boca
con el pan del dolor.
“La uqqa”, grita el carnicero,
“de esta carne vale dos peniques”
¡Corta de la carne de los pechos
carne para nosotros; los vestidos
servirán para limpiar del cuchillo
las huellas de la sangre de los niños,
las huellas de la sangre de la humilde.
¡Larga vida a los brazos de los trabajadores!
En mi corazón increpó el temblor,
los jardines de Babel se desvanecieron,
en mi corazón gritan los niños,
en mi corazón se asfixia la luna.
La tiniebla frunce el ceño en mi corazón
el aire es disparos
el viento sopla contra mi pueblo
el viento es disparos.
¡Ay, atacaron los tártaros!
La mañana es disparos.
La noche es disparos.

6


La visión ilumina como la vela
en un mar que espumajea colérico
un tiempo de cuevas y espacios
que se eleva para que lo veamos. En mi oído
hay ecos que callan o se alzan
y mi sentido se oscurece o resplandece:

¿Qué grupo de caras sombrías,
de manos como la tierra
germinaron ladrillos y acero cual tierra desolada?
¿Qué montón de lobos alimentan el aire con el viento de la fábrica?
¿Qué ataúd? ¿Qué queja? ¿Qué lágrimas de mujeres
………………………………………………[desoladas?
¿Qué grupo de vírgenes plañideras?
¿Qué muerte arrebata a los hijos?
¡Ah de nuestra Ishtar que llora sin cesar por el asesinado
………………………………………………[Tammuz!
Lázaro se levantó del ataúd,
Sajnub con Lázaro ya resucitó
vivo, salta o camina.
¡Cuánto tiempo permaneció allí! ¡Cuánto esperó!
¿Tal vez un año o dos?
¿Sigue su cadáver ahora?
Sajnub, el obrero ¿quién lo asustó?
Disimuló por unos dinares
y saltó galopando aterrorizado.
La muerte falsa es el sello
de una vida falsa como ella.
La resurrección falsa es el final
de la muerte falsa por un beso.

7


Me envolvió la oscuridad al atardecer.
Absorbe las sangres
el desierto de mi sueño germinando flores.
La sangre
es gemela de la lluvia.


De "El canto de la lluvia".



Del Poemario: LA CASA DE LOS ESCLAVOS (1963)

Traducido del árabe por:

María Luisa Prieto



TESTAMENTO DE UN AGONIZANTE

¡Silencio! Silencio de los cementerios en vuestras tristes calles.
Yo clamo, grito, me lamento y en el silencio oigo
la solemne nieve esparcida en la sombra
donde se repiten unos pasos solitarios cuyo eco se traga
la ciudad, como si una bestia de hierro y piedra
devorara la vida y no quedara vida desde la tarde hasta el día.
¿Dónde está Iraq? ¿Dónde está el sol de sus mañanas, transportado por un navío
sobre el agua del Tigris o del Buwayb? ¿Dónde están los ecos de los cantos
que palpitan cual alas de palomas sobre las espigas y las palmeras,
acudiendo desde cada casa al aire libre,
desde cada colina que cubren las flores de las llanuras?
Si muero, patria, no tengo mayor deseo que
una tumba en tus tristes cementerios, y si
me salvo, no quiero de la vida más que una choza en tu campo.
Por tus desiertos infinitos, para protegerte de las desgracias,
yo daría las calles y los barrios de Londres.
Tal vez muera mañana: el mal corta sin contemplaciones
la cuerda que ata a la vida
los escombros de mi cuerpo, como una casa
de muros desgastados por el viento y techo perforado por goteras.
Hermanos, dispersados desde el Sur hasta el Norte
por caminos, llanuras y altas montañas,
hijos de mi pueblo en aldeas y ciudades amadas,
no reneguéis de los dones de Iraq,
habéis habitado el mejor país, entre el verdor y el agua:
al sol, luz de Dios, lo inundan el verano y el invierno,
no lo olvidéis por otro.
Esto es un paraíso: cuidado con la víbora que repta por su fertilidad.
Yo estoy muerto, y un muerto no miente. Reniego de todo pensamiento
si el corazón no es su fuente.
Resplandor del día,
inunda Iraq con tu oro porque del barro de Iraq
es mi cuerpo, y del agua de Iraq.






VENTANA DE WAFIQA

Traducción del árabe por: Carolina Fraile



Ventana de Wafiqa en la aldea
ebria, domina el espacio
como Galilea espera caminar,
espera a Jesús. Dispersa sus paisajes.
Ícaro roza el sol
con las plumas de águila. Se siente libre.
Ícaro, lo atrapa el horizonte
lo arroja hasta los abismos, a la tumba.
Ventana de Wafiqa, ¡oh, árbol!
Respiran en la oscuridad crepuscular
los ojos que junto a ti esperan.


Acechan la flor del manzano,
Buwayb es un himno
y el viento devuelve
las melodías del agua sobre las hojas.

Wafiqa mira apenada
desde el abismo de la tumba y espera:
pasará susurrándole el río
sombra que se ondula cual campana
al albor de una fiesta,
silba cual semillas de aliento.
El viento devuelve
las melodías del agua. Es la lluvia.
Y el sol se carcajea entre las hojas.
¿Es ventana que ríe en el resplandor?
¿O puerta que se abre en el muro
para que huya por las alas de la fragancia
un espíritu que suspira por la luz?

¡Oh roca para ascender al corazón!
¡Imágenes de amistad y amor!
¡Camino que sube al Señor!
De no ser por ti no reiría la aldea con los alientos.
En el viento un perfume
por las ondas del río nos arrulla y nos canta.
Ulises se va con las olas,
el viento le recuerda islas olvidadas:
"¡Encanecimos, viento, libéranos!"


El mundo abre su ventana
desde esta ventana azul,
se vuelve uno, torna sus espinas
flores de delicado perfume.

Una ventana como tú hay en el Líbano,
una ventana como tú hay en la India,
una muchacha sueña en Japón
como Wafiqa sueña en la tumba
con el relámpago verde y el trueno.
Ventana de Wafiqa en la aldea
ebria, domina el espacio
como Galilea sueña caminar
sueña con Jesús.
Arden sus paisajes.







CIUDAD DEL ESPEJISMO

Traducción del árabe por: Carolina Fraile


Crucé Europa hacia Asia
mientras se ocultaba el día.
Se diría que los montes y los mares
fuesen colinas y riberas de la acequia
donde brincaran los niños.
Del alba al ocaso
se abrazan norte y sur,
duermen las praderas en los desiertos.
Tú, mi amante, te asemejas a las estrellas lejanas,
se diría que entre nosotros hubiese un muro de sueños.
Mis manos te abrazan, exprimen un cadáver inerte,
como si abrazase mi sangre sobre piedras
en una casa cuyos ladrones fuesen los vientos, el mediodía, las nubes,
su tarde la quietud y las estrellas,
y su aurora una espera.
Los años se extienden ante nosotros: sangre y fuego,
les tiendo puentes
pero se vuelven un muro.
Y tú sigues en el abismo de tus profundos mares.
Me sumerjo sin tocarlos, me golpean las rocas,
descarnan las venas de mis manos, pido ayuda: "¡Wafiqa!
La criatura más cercana a mí eres tú, compañera
de los gusanos y las sombras".
Durante diez años he caminado hacia ti, amante que duermes
conmigo detrás de su muro, duermes en su mismo lecho,
y no tiene fin mi viaje
hacia ti, ¡ciudad del espejismo, destrucción de su vida!
Crucé Europa hacia Asia
mientras se ocultaba el día,
tú eres mi amante, ciudad alejada,
cerradas están sus puertas, tras ellas me detengo a escuchar.

Basora, 2-11-1961.









TE FUISTE

Traducción del árabe por: Carolina Fraile


Te fuiste. Se alejó tras de ti el día
cual ocaso,
como si de sus hilos sacases oro puro.
Amenazaron los senderos con romperse
como ellos me quebré, en mi sueño se nubló el sur
abrumado por el otoño.
Se desnudaron las vides, los arroyos se extinguieron y el susurro
murió en las copas de las palmeras, los caminos,
en su silencio, esperan.
Alcoholó tus ojos el negro de un fuego que
creció por tu corazón, desde los brotes de los senos,
me grita cuando miras: ¡Tú, encendida
eres un volcán de rosas!
Ojalá hubiera atado tus ojos al día,
a un mañana sediento de mi sangre.
¡Qué cielo incendiaron las estrellas al temblar!
Se densó la oscuridad por el rocío de la lluvia.
Me miraste desde tu quietud igual que las nubes
esconden, cuando engriesen, a las flores.
¡Oh, mirada!, su ardiente viento me arranca
hacia las verdes orillas de un río
donde me ahogo. Ilumíname y apaga la llama.
¡Oh, mirada! Mi corazón tensa una cuerda al cielo,
su amargura le silba la canción de la luna!

20-1-1962.







EL POETA MALDITO

Traducción del árabe por: Carolina Fraile

"a Charles Baudelaire"


Llevas a la lucha tu espada oxidada,
se agita en una mano que casi abrasa al cielo
por su sangre inflamada e iluminada,
queriendo desgarrar al aire.
Reúnes a las mujeres
en una mujer cuyos labios son sangre sobre hielo
y su cuerpo engañoso y necio
es una víbora caminando, almohada sobre el lecho...
No quieres
abrir los tragaluces para que entre la luz,
para no sentir que es vida.
Oriente alza ante tus ojos los velos,
casi abrazas la belleza junto al trono de Dios,
casi la ves
relucir en una nube de fragancia y luz.
La ves en el pezón de un seno que enciende las estrellas
con su rojez...
La muestras saliendo
de una tumba, la arrastra la nube de humo,
a su sombra pobre fugitiva duerme
un príncipe rodeado de copas y esclavas,
su grandiosa morada en ruinas
es una de las islas del coral,
mar que purifica a Lesbos con salobre.
Tu espíritu lo bebe desde el eco al abismo
cual si Safo te heredara un fuego en las venas,
y tú no abrazaras sino tu eterno sueño
como quien abraza su espectro asomado a un cristal.
¡Fuego de Narciso, Tántalo y los frutos!
Se diría que la indolente y lánguida África
(sus ríos caudaloros, los atabales,
sus espesos bosques de sombras y lluvia,
su húmeda sequía... la luna)
se envolviera en una mujer que perdió el honor,
y mamaras de ella veneno y llamas,
y sobre ella gotearas tu estraña pócima...
Se diría que desde la nube de humo y noche
te alzaras, entre un mundo que tensan los latidos del oro
y un mundo de imaginación y pensamientos,
desde un muro de embriaguez,
tras su sombra te acurrucas sin que te hiera la humanidad.
Entré por tu pecaminoso libro
al huerto de la sangre que arde con las flores,
bebí el néctar de sus letras,
senos de una loba en las estepas,
su leche es furia
y su sombra fecundidad.
Me sumergí, las olas me golpeaban
arrojándome de una orilla a otra vieja orilla.
Llevé desde su abismo la madreperla del castigo
te la llevo a ti.
¡Tiéndeme las manos!
¡Aparta las rocas y la tierra!

Basora, 24-3-1962.









PORQUE SOY UN EXTRAÑO

Traducción del árabe por: Carolina Fraile


Porque soy un extraño
porque el amado Iraq
está lejos y yo tengo nostalgia
de él, a él... le grito: "Iraq!".
Al llamarlo regresan a mí sollozos
que el eco desgarra.
Siento que he atravesado el horizonte
hacia el mundo de la muerte que no contesta
a mi llamada.
Si agito las ramas
no cae sino muerte:
piedras,
piedras y no frutos,
incluso las fuentes
son piedras, incluso el aire húmedo,
piedras que un poco de sangre humedece.
Piedras es mi voz, rocas es mi boca
mis pies, un viento que surca los desiertos.

Beirut, 15-4-1962.









ARDOR

Traducción del árabe por: Carolina Fraile

Hasta cuando fundo tu pétreo cuerpo en mi fuego
y aparto de tus manos la nieve, quedan entre nuestros ojos
desiertos de nieves que vencen al viajero de la noche.
Se diría que me mirases entre nieblas y lunas,
se diría que desde que existimos esperásemos sin encontrarnos.
Pero esperar el amor es encontrar... ¿dónde está nuestro encuentro?
Se desgarró tu cuerpo desnudo...
se desgarró, bajo el techo de la noche, tu pecho entre mis dedos...
se desgarró todo por mi sed salvo velos
que ocultan lo que amo de ti.
Como si yo impregnase tu sangre de sal, queda sediento
quien desea beberla. ¿Dónde está tu pasión? ¿Dónde tu corazón desnudo?
Te cierro la puerta de la noche, abrazo la puerta
para besar mi sombra, mis recuerdos, algunos secretos...
Te busco en mi fuego
sin encontrarte, sin hallar tus cenizas en el ardiente infierno.
Agotaré todo mi ser en su infierno, todo lo que se oculta
y aparece.
Te quiero. ¡Mátame para poder sentirte!
Mata lo prohibido
con sangre abundante, con tu fuego... ¡Quémame sin fuego!

Beirut, 26-10-1961

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