jueves, 3 de abril de 2014

FÉLIX BETANCES [11.430]


Félix Betances 

Samaná, República Dominicana  17 de marzo de 1962.
Cursó la carrera de Letras en la Universidad Autónoma de Santo Domingo. Miembro del Taller Literario César Vallejo. Sus poemas han sido publicados en periódicos y revistas del país. Félix Betances, extrapola la imagen poética, extraída de su asombro frente a la naturaleza, fundada en una búsqueda interior y la explaya, en un discurso que sugiere a partir de su experiencia con la realidad.
Imparte docencia en el Centro Universitario Regional de San Pedro de Macorís (CURSAPEM), una extensión de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD).
Ha publicado los poemarios:  “Espejismo del sueño, 2009”, “Alucinación de la Mirada, 2013”




Ojos del alba 

Brota la maldad de algún rostro 
opacando los destellos del arco. 
Ominoso quejido ensordecedor 
mordiendo los sentidos. 
La mano de la brisa 
deposita en los ojos del alba 
un apacible aroma: 
desvaneciendo el temor 
que se arrincona en los sueños. 
Misericorde el amor que se aferra: 
uvas sujetando la extensión del rostro: 
el viento lo humedece de azul.





Árbol de luna

Árbol de luna 
Estruendo de sueño 
Angustia del viento 
Esferas del miedo 
Correr tras las sombras 
Erigirse la noche 
Galopar las estrellas 
Envejeciendo muros de arena 
Llegar al esplendor de la rosa 
Agotándose en un beso 
Despertarse en los brazos 
Abrir la puerta del día 
Respirar la verde magia del asombro






Dormitar de las sombras 

¡Ay! otrora verdor lunar 
dormitando al pie de la sombra 
¡Ay! el perfume, la noticia gris. 
Galope de amapolas el prado 
un árbol escondido en la noche; 
escarabajos nocturnos poblando las mejillas. 
¡Ay! la lluvia 
enredaderas de piedras tejiendo las pestañas. 
Abrid las ventanas de mármol 
el aire abriga la mortaja de un águila. 
Abrid las ventanas de mármol 
se mece el alba en una telaraña. 
Abrid, 
abrid las ventanas de mármol. 






Despertar de la frescura 

Despertar de la frescura 
sentir el júbilo del rocío. 
No sirve de nada negarse, 
un hombre 
siempre será un hombre. 
Llegar a los límites del polvo 
una piedra cotejando soledad. 
Pobre del árbol caído 
no hay canto que pueda levantar 
a los muertos. 





Reliquias de los años 

Reliquias de los años 
que nunca acabamos de comprender. 
Remando aún el rostro 
prehistóricas tempestades. 
Si estamos aquí 
es porque ya nadie nos espera. 







Reposo 

A Pedro de la Nuez 
In memorian 

Acércame a tus días 
tallados por el bronce 
jugueteando a lo inmortal 
con el ocio de las sombras. 
No hay olvido que pueda despertar 
la ceguera de quien duerme.

No hay retorno que duela tanto. 
La lámpara de tus manos 
se desvanece a gritos. 






Recipiente de ecos 

¡Oh! Saxofón oculto en las sombras 
origen de piedra vegetal orinando las raíces, 
como melodía de mal agüero. 
Tocad la amargura del silencio 
que se enquista en la sangre 
como recipiente de ecos. 
Sombras ahogando el júbilo en las sombras 
pétalos expirando en la cuna del viento. 
Tocadme. 
Arrastro la angustia incinerando las sienes. 
Dejad escurrir la voz encorvada de bronce, 
palabras de sal metálica evaporando el desaliento. 
Tocadme. Tocadme. 






Dentro de tus ojos 

A Ingrid


Dentro de tus ojos 
un árbol prolonga el alba. 






De este lado del mar 

Mírate 
Tendiendo a la mitad del ruido. 
Aquella quietud de pájaros 
anidándote la boca. 
Palpitar soberbio escalofrío de luciérnagas. 
Los ángeles inquietos no logran reposar su ira. 
Ebrio fantasma retornando 
en caballos de escombros. 
Volver al recuerdo, 
de este lado del mar. 
Caminos de lágrimas atravesando el cielo.






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