Inés María Luna
Nace en Morón de la Frontera. Es licenciada en Filología Hispánica y profesora de lengua y literatura en Sevilla.
Recientemente ha colaborado en congresos y revistas literarias con artículos sobre distintos aspectos: el romanticismo de Fernando Pessoa y Juan Ramón Jiménez, el amor en Pedro Salinas y Adolfo Bioy Casares, la mujer como personajes literario, o el flamenco en Antonio Machado y Álvarez. Ha publicado el libro de poemas Día feriado, Ediciones en Huida, 2013. Algunos de sus poemas están recogidos en la antología Femigrama, Poesía con voz de mujer, Sevilla, 2008. En la actualidad realiza estudios de doctorado sobre la poesía y el flamenco.
Recientemente ha colaborado en congresos y revistas literarias con artículos sobre distintos aspectos: el romanticismo de Fernando Pessoa y Juan Ramón Jiménez, el amor en Pedro Salinas y Adolfo Bioy Casares, la mujer como personajes literario, o el flamenco en Antonio Machado y Álvarez. Ha publicado el libro de poemas Día feriado, Ediciones en Huida, 2013. Algunos de sus poemas están recogidos en la antología Femigrama, Poesía con voz de mujer, Sevilla, 2008. En la actualidad realiza estudios de doctorado sobre la poesía y el flamenco.
Poética
Comencé a escribir hace tiempo, cuando era adolescente y andaba por Morón de la Frontera. La adolescencia y Morón, y las revistas poéticas. Por la poesía estudié filología, por la poesía soy lo que soy, maestra de lengua y literatura. La filología me dio cosas buenas, nombres que son parte de mi vida: Juan Ramón, Vallejo, Juan Rulfo, y otra vez, Juan Ramón. Pero también me dio cierta visión de las cosas, de la que ya no escapa el prejuicio.
No sé bien por qué escribo, supongo que escribo porque leo. Porque de alguna forma tendrá que salir esta manera sensible de andar siempre por el mundo.
Esguince cervical de invierno
La ciudad se ilumina poco a poco.
Lo que ocurre en la noche
descansará con el alba.
Lo que trajo el invierno
quizá no vuelva en primavera.
Nada concierne al lugar
lo que en él se vive,
ni le preocupa al tiempo
nuestro día pasado.
Nada que ver la soledad
con esta manta eléctrica.
BAEZA
Pensé que la juventud no volvería,
pero he sido joven de nuevo.
Y no quiero decir que tenga edad
como para ir cayendo en la tragedia.
Pero hay una juventud de la sorpresa,
una juventud en el milagro,
en el vivir aquí fuera del tiempo,
que creí que ya me quedaba lejos.
Y ya ves, lo inesperado ha vuelto en estos días,
y estoy aquí,
para esto vivo.
LA PEREZA
Hay personas que lo tienen todo ordenado.
Me llama mucho la atención.
Son personas que cada cierto tiempo
acostumbran a ir al médico,
que trabajan y tienen hijos,
y algunas, un piso en la playa.
Son personas que viajan en avión,
que fueron en grupo a Sudamérica.
Hay personas que no se distraen,
que nada les quita el sueño,
que hablan como si tal cosa,
del ginecólogo,
y del dentista.
*de Poemas para un minuto II
ENDODONCIA
Vivo en un tiempo de vuelos baratos
y de depilación defi nitiva.
Vivo en el tiempo de las endodoncias.
Pero me canso del hilo dental,
me canso mucho del hilo dental.
AMOREIRA
A Miguel Ángel
Pediste que parara el tiempo.
Y el tiempo quedó
varado en una ola.
Te quedaste por siempre
en aquella playa
donde nada malo
podía ocurrirte,
donde no quedarían los recuerdos,
donde sólo, la esperanza.
RÍA FORMOSA
El día impone su mirada,
el canto de un verano luminoso
que anuncia ya su despedida.
Todo se va ocultando,
poco a poco,
como se oculta el día,
y poco a poco,
en movimiento lento,
todo volverá a ser.
Yo buscaré el lugar
que cada año me espera.
Será mi cuerpo
donde el mar resucite.
CACELA VELHA
Quizás vivir sea esto,
escuchar con los ojos cerrados,
aquí donde todo es silencio,
este sonido de los pájaros,
y esperar que llegue el momento,
en que como en las tardes de la infancia,
nos sorprenda inesperado el canto del gallo,
o este canto de los hombres
que en la ría trabajan
su hermoso canto de amor.
ALENTEJO
La lluvia fina cae
asomándose a las piedras.
Todo en esta ciudad
de casas con dinteles amarillos,
permanece callado.
Yo, criatura viva,
oigo mi voz,
sigo siendo pregunta en el silencio.
TAVIRA
Después de todo, el mar,
como si no bastasen las iglesias,
los castillos, y estos árboles,
y escuchar a Mariza,
junto al quiosco de la música,
cantar María Lisboa,
después de todo, el mar,
y un barco que nos lleva.
DÍA FERIADO
Quisiera vivir todo el tiempo,
pero alguien cuenta los minutos.
Que hay que vivir así,
eso me dicen.
Yo ya lo sé,
lo sé con claridad,
lo sé mejor en el campo,
y en la naturaleza,
lo que algún día sabré,
acaso con certeza dolorosa,
que puede ser la vida
un poco más de vida,
que puede ser la vida
como un día feriado.
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