Charlotte Brontë
Charlotte Brontë (21 de abril de 1816 - 31 de marzo de 1855) fue una novelista y poeta inglesa.
Charlotte nació en Thornton, Yorkshire (Gran Bretaña), hija de Patrick Brontë, clérigo de origen irlandés, y de María Branwell. Tenía cinco hermanos: Emily, Anne, María, Elizabeth y Branwell. En 1820, su padre fue nombrado rector del hoy famoso Haworth, un pueblo de los páramos de Yorkshire, donde la familia se trasladó a vivir y los hermanos comenzaron a crear su fantástico mundo, escribiendo las historias de los reinos imaginarios de Angria, de Charlotte y Branwell, y Gondal, propiedad de Emily y Anne. De las crónicas de Angria se conservan muchos cuadernos, pero de Gondal ninguno.
La madre de Charlotte murió el 21 de septiembre de 1821 y, en agosto de 1824, Charlotte y Emily fueron enviadas con sus hermanas mayores, María y Elizabeth, al colegio de Clergy Daughters, en Cowan Bridge (Lancashire), donde cayeron enfermas de tuberculosis. En este colegio se inspiró Charlotte Brönte para describir el siniestro colegio Lowood que aparece en su novela Jane Eyre. María y Elizabeth volvieron enfermas a Haworth y murieron de tuberculosis en 1825. Por este motivo y por las pésimas condiciones del colegio, la familia sacó a Charlotte y a Emily del internado.
En 1842 Charlotte y Emily ingresaron en un internado privado de Bruselas, pero al morir su tía se vieron obligadas a volver. Emily se quedó como administradora de la casa y Anne se puso a trabajar como institutriz con una familia cerca de York, en la que también entró a trabajar su hermano como profesor particular de música. Las experiencias que Charlotte vivió en Bruselas le sirvieron a su regreso para plasmar la soledad, la nostalgia y el aislamiento de Lucy Snow en su novela Villete (1853). A su hermano Branwell lo despidieron acusado de haberse enamorado de la mujer de su patrón y empezó a recurrir cada vez más al opio y a la bebida.
Después, las tres hermanas se dedicaron a publicar novelas. La primera que se publicó fue Jane Eyre (1847), de Charlotte, que tuvo un éxito inmediato. Agnes Grey, de Anne, y Cumbres borrascosas, de Emily, aparecieron más adelante aquel mismo año. Al regresar a Haworth después de haberse ido un tiempo a ver a sus editores, encontraron a Branwell a punto de morir. Su hermana Emily murió de tuberculosis en 1848. Anne murió de la misma enfermedad en 1849, un año después de publicar su segunda novela, La inquilina de Wildfell Hall, y mientras Charlotte escribía Shirley.
Charlotte se casó en 1854 con Arthur Bell Nicholls, el cuarto hombre que le propuso matrimonio. El 31 de marzo de 1855, estando embarazada, enfermó y murió de tuberculosis como sus hermanas.
En retrospectiva
Tejemos un red en la infancia,
Una red de soleado aire,
Creamos una primavera pequeña
De agua pura y fresca.
En la juventud sembramos la semilla,
Cortamos la vara del almendro,
Hemos crecido como el árbol añejo,
¿Nos hemos marchitado en el barro?
¿Están desvanecidas, arruinadas, rotas?
¿Se han evaporado en la arcilla?
La vida es una sombra oscura;
Y sus alegrías flotan rápido en la distancia.
¡Desvanecidas! La red sigue siendo de aire,
Y así como sus pliegues se estremecen
En extraños tonos de claro carmesí,
Profundo es el resplandor de su penumbra;
Como la luz de un cielo italiano,
Donde las nubes del ocaso duermen ociosas,
Perdiendo lentamente el brillo del rubí.
La primavera yace debajo del musgo y la piedra,
Su lujo tal vez no vuelva a brotar.
¡Escucha! Tus dudas deben ser abandonadas
¿Es aquello un débil rugido cerrándose sobre tí?
La marea de las olas, donde las flotas armadas
Cabalgan sobre la espuma, llora y sonríe
Sobre un océano con miles de islas
Al vislumbrar la ansiada costa.
La semilla en un tierra distante
Se curva como un poderoso árbol,
La vara seca del almendro
Ha tocado la eternidad.
Y vendrá un segundo milagro,
Como el quebrado cetro de Aaron,
La humedad crecerá como la vida cálida,
Tallo, flor y fruto, en trenzada corona
Serán arrugados y lanzados lejos,
Como pétalos que descansan en la tumba.
Sueña lo que el tiempo nos ha arrebatado
Cuando la vida se encontraba arriba,
Sueña con aquel súbito ladrón sobre nosotros,
Como las salvajes estrellas que declinan
La revelación llegará ese mismo día,
Subiendo con el brillante y fiero Sirio:
Oh, así como tu creces, y como las escenas
Cubren este mundo frío con oscuras formas,
Mi espíritu se fortalece con cada cambio
Antes de alzarme ante el Señor de las criaturas.
Cuando me senté bajo una extraña bóveda de árboles,
Con la Nada como compañía, sin amor ni amigos,
Mi corazón se volvió de pronto hacia ti,
Y sentí tu amistad, un lazo suave sobre mis manos.
"From Retrospection"
Lamento
Hace mucho deseaba dejar
La casa donde nací;
Hace mucho la usé para sufrir,
Mi hogar parecía abandonado,
Años vacíos en pasillos desolados,
Por las silenciosas habitaciones
Se paseaban acechantes temores;
Ahora, su memoria se vuelca en páginas
Donde la tinta son mis tiernas lágrimas.
He conocido la vida y el matrimonio.
Cosas que en un tiempo fueron brillantes,
Ahora, como hechos absolutos
Flotan en cada rayo de luz.
En medio de la vida, de ese mar desconocido,
Ninguna isla de bendición he conocido;
Finalmente, a través de la salvaje tempestad
Mi pena fue convocada al hogar.
¡Adiós, oscura y empinada profundidad!
¡Adiós, Tierras Extrañas!
¡Arrasa, barre las nubes del cielo,
Abre tu glorioso reino de antaño!
Sin embargo, cuando logré pasar a salvo
Aquel irritante y agotador principio,
Una voz amada, entre temblores y rugidos,
Podría convocarme de nuevo.
A pesar del brillo en el alma de una rosa vespertina
En este Paraíso que se alza sobre mí,
¡William! Incluso desde el reposo del Cielo
He vuelto mis ojos, convocados por ti.
Esta tormenta que surge no retendrá
Mi espíritu, sino que lo exaltará.
Todo mi Cielo residió en tu pecho,
Y sólo allí encontraré la eternidad.
"Regret"
Partida
Es insensato lamentarse,
Aunque estemos condenados a partir:
Lo único sensato es recibir
El recuerdo de alguien en el corazón:
Se puede habitar en los pensamientos
Que nosotros mismos hemos cultivado,
Y rugir con desprecio y coraje ultrajado
Que el mundo haga su peor parte.
No dejaremos que sus locuras nos atribulen,
Como de quien viene los tomaremos;
Y al final de cada día encontraremos
Una risa alegre como hogar.
Cuando dejemos a cada amigo y hermano,
Cuando lejos estemos separados,
Pensaremos uno en el otro,
Incluso mejor de lo que fuimos.
Cada vista gloriosa encima de nosotros,
Cada vista agradable debajo,
Nos uniremos con los que nos han dejado,
Con quienes, incluso en la muerte, todavía amamos.
Al ocaso, cuando nos sentemos
en soledad cerca del fuego,
El corazón cálido y sincero
Recibirá el mismo pago.
Podemos quemar las obligaciones que nos encadenan,
Urdidas por frías manos humanas,
Allí donde nadie se atreve a desafiarnos
Podemos, en el pensamiento, encontrarnos.
Por eso el llanto es insensato,
Sostén como puedas un espíritu alegre;
Y nunca dudes que el Destino ofrece
Un futuro grato por el dolor presente.
"Parting"
Pasión
Algunos han ganado un placer salvaje,
Por arriesgarse ante el salvaje dolor,
Yo podría esta noche ganar tu amor
Y sufrir mañana el peligro de la muerte.
Podría estremecerte en la batalla,
y arrancar una mirada de tu ojo.
¡Qué frágil es el corazón que arde,
Embriagado de intentos y anhelos!
Bienvenidas las noches de sueños rotos,
Y los días de crueles matanzas.
¿Puedo considerar que llorarías
Al oír mis acechantes tribulaciones?
Dime si con errantes peregrinos
Deambulas lejos de todo,
¿Vagas tú por aquellos campos distantes
Sin extraviar tu espíritu?
Salvaje, profundo, suena un cuerno en la distancia,
Dejádme, dejádme ir,
Dónde el sheik y el británico luchan,
Sobre las márgenes de los ríos.
La sangre ha teñido aquellas riberas
Con manchas escarlatas, lo sé;
Las fronteras se cubren de tumbas,
Y sin embargo, dejádme ir.
Aunque la crueldad del holocausto
Suba como el vapor de las naciones,
Con placer me sumaría a las huestes muertas,
Si la orden me fuese dada.
La esencia de la pasión debe templar mi brazo,
Su ardor agita mi vida,
Hasta que la fuerza humana tema el encanto
Deberán sucumbir entre gritos de alarma,
Como los árboles abatidos luchan con la tormenta.
Si yo, excitada por la guerra, buscase tu amor
¿Te atreverías a estar a mi lado?
¿Te atreverías a reprobar mi pasión,
Presa del desprecio, del orgullo más exasperante?
No, mi voluntad sometería la tuya,
Tan alta y libre,
Y el amor domaría esa alma altiva.
Si, con ternura me amarías.
Leeré mi victoria en tus ojos,
Contemplando, y probando el cambio;
Luego dejaré, indiferente, mi noble premio
En manos de las armas distantes.
Desearía morir cuando se alce la espuma,
Cuando el vino resplandezca alto;
Sin esperar que en la copa exhausta
Caiga la abúlica vida en hediondas mentiras.
Entonces el amor será coronado con dulces recompensas,
Bendecido con esperanza y plenitud.
Desearía montar aquel corcel, desenvainar la hoja,
Y perecer entre los aullidos de la batalla.
"Passion"
Placer
El Placer verdadero no se respira en la ciudad,
Ni en los templos donde el Arte habita,
Tampoco en palacios y torres donde
La voz de la Grandeza se agita.
No. Busca dónde la Alta Naturaleza sostiene
Su corte entre majestuosas arboledas,
Donde Ella desata todas sus riquezas,
Moviéndose en fresca belleza;
Dónde miles de aves con las más dulces voces,
Dónde brama la salvaje tormenta
Y miles de arroyos se deslizan suaves,
Allí se forma su concierto poderoso.
Ve hacia donde el bosque envuelto sueña,
Bañado por la pálida luz de la luna,
Hacia la bóveda de ramas que acunan
Los sonidos huecos de la Noche.
Ve hacia donde el inspirado ruiseñor
Arranca vibraciones con su canción,
Hasta que todo el solitario y quieto valle
Suene como una sinfonía circular.
Ve, siéntate en una saliente de la montaña
Y mira el mundo a tu alrededor;
Las colinas y las hondonadas,
El sonido de las quebradas,
El lejano horizonte atado.
Luego mira el amplio cielo sobre tu cabeza,
La inmóvil, profunda bóveda de azul,
El sol que arroja sus rayos dorados,
Las nubes como perlas de azur.
Y mientras tu mirada se pose en esta vasta escena
Tus pensamientos ciertamente viajarán lejos,
Aunque ignotos años deberían atravesar entre
Los veloces y fugaces momentos del Tiempo.
Hacia la edad dónde la Tierra era joven,
Cuando los Padres, grises y viejos,
Alabaron a su Dios con una canción,
Escuchando en silencio su misericordia.
Los verás con sus barbas de nieve,
Con ropas de amplias formas,
Sus vidas pacíficas, flotando gentilmente,
Rara vez sintieron la pasión de la tormenta.
Luego un tranquilo, solemne placer penetrará
En lo más íntimo de tu mente;
En esa delicada aura tu espíritu sentirá
Una nueva y silenciosa suavidad.
"Pleasure"
Apostasy
THIS last denial of my faith,
Thou, solemn Priest, hast heard;
And, though upon my bed of death,
I call not back a word.
Point not to thy Madonna, Priest,
Thy sightless saint of stone;
She cannot, from this burning breast,
Wring one repentant moan.
Thou say'st, that when a sinless child,
I duly bent the knee,
And prayed to what in marble smiled
Cold, lifeless, mute, on me.
I did. But listen ! Children spring
Full soon to riper youth;
And, for Love's vow and Wedlock's ring,
I sold my early truth.
'Twas not a grey, bare head, like thine,
Bent o'er me, when I said,
' That land and God and Faith are mine,
For which thy fathers bled.'
I see thee not, my eyes are dim;
But, well I hear thee say,
' O daughter, cease to think of him
Who led thy soul astray.
Between you lies both space and time;
Let leagues and years prevail
To turn thee from the path of crime,
Back to the Church's pale.'
And, did I need that thou shouldst tell
What mighty barriers rise
To part me from that dungeon-cell,
Where my loved Walter lies ?
And, did I need that thou shouldst taunt
My dying hour at last,
By bidding this worn spirit pant
No more for what is past ?
Priestmust I cease to think of him ?
How hollow rings that word !
Can time, can tears, can distance dim
The memory of my lord ?
I said before, I saw not thee,
Because, an hour agone,
Over my eye-balls, heavily,
The lids fell down like stone.
But still my spirit's inward sight
Beholds his image beam
As fixed, as clear, as burning bright,
As some red planet's gleam.
Talk not of thy Last Sacrament,
Tell not thy beads for me;
Both rite and prayer are vainly spent,
As dews upon the sea.
Speak not one word of Heaven above,
Rave not of Hell's alarms;
Give me but back my Walter's love,
Restore me to his arms !
Then will the bliss of Heaven be won;
Then will Hell shrink away,
As I have seen night's terrors shun
The conquering steps of day.
'Tis my religion thus to love,
My creed thus fixed to be;
Not Death shall shake, nor Priestcraft break
My rock-like constancy !
Now go; for at the door there waits
Another stranger guest:
He callsI comemy pulse scarce beats,
My heart fails in my breast.
Again that voicehow far away,
How dreary sounds that tone !
And I, methinks, am gone astray
In trackless wastes and lone.
I fain would rest a little while:
Where can I find a stay,
Till dawn upon the hills shall smile,
And show some trodden way ?
' I come ! I come !' in haste she said,
' 'Twas Walter's voice I heard !'
Then up she sprangbut fell back, dead,
His name her latest word.
Frances
SHE will not sleep, for fear of dreams,
But, rising, quits her restless bed,
And walks where some beclouded beams
Of moonlight through the hall are shed.
Obedient to the goad of grief,
Her steps, now fast, now lingering slow,
In varying motion seek relief
From the Eumenides of woe.
Wringing her hands, at intervals
But long as mute as phantom dim
She glides along the dusky walls,
Under the black oak rafters, grim.
The close air of the grated tower
Stifles a heart that scarce can beat,
And, though so late and lone the hour,
Forth pass her wandering, faltering feet;
And on the pavement, spread before
The long front of the mansion grey,
Her steps imprint the night-frost hoar,
Which pale on grass and granite lay.
Not long she stayed where misty moon
And shimmering stars could on her look,
But through the garden arch-way, soon
Her strange and gloomy path she took.
Some firs, coeval with the tower,
Their straight black boughs stretched o'er her head,
Unseen, beneath this sable bower,
Rustled her dress and rapid tread.
There was an alcove in that shade,
Screening a rustic-seat and stand;
Weary she sat her down and laid
Her hot brow on her burning hand.
To solitude and to the night,
Some words she now, in murmurs, said;
And, trickling through her fingers white,
Some tears of misery she shed.
' God help me, in my grievous need,
God help me, in my inward pain;
Which cannot ask for pity's meed,
Which has no license to complain;
Which must be borne, yet who can bear,
Hours long, days long, a constant weight
The yoke of absolute despair,
A suffering wholly desolate ?
Who can for ever crush the heart,
Restrain its throbbing, curb its life ?
Dissemble truth with ceaseless art,
With outward calm, mask inward strife ?'
She waitedas for some reply;
The still and cloudy night gave none;
Erelong, with deep-drawn, trembling sigh,
Her heavy plaint again begun.
' UnlovedI love; unweptI weep;
Grief I restrainhope I repress:
Vain is this anguishfixed and deep;
Vainer, desires and dreams of bliss.
My love awakes no love again,
My tears collect, and fall unfelt;
My sorrow touches none with pain,
My humble hopes to nothing melt.
For me the universe is dumb,
Stone-deaf, and blank, and wholly blind;
Life I must bound, existence sum
In the strait limits of one mind;
That mind my own. Oh ! narrow cell;
Darkimagelessa living tomb !
There must I sleep, there wake and dwell
Content, with palsy, pain, and gloom.'
Again she paused; a moan of pain,
A stifled sob, alone was heard;
Long silence followedthen again,
Her voice the stagnant midnight stirred.
' Must it be so ? Is this my fate ?
Can I nor struggle, nor contend ?
And am I doomed for years to wait,
Watching death's lingering axe descend ?
And when it falls, and when I die,
What follows ? Vacant nothingness ?
The blank of lost identity ?
Erasure both of pain and bliss ?
I've heard of heavenI would believe;
For if this earth indeed be all,
Who longest lives may deepest grieve,
Most blest, whom sorrows soonest call.
Oh ! leaving disappointment here,
Will man find hope on yonder coast ?
Hope, which, on earth, shines never clear,
And oft in clouds is wholly lost.
Will he hope's source of light behold,
Fruition's spring, where doubts expire,
And drink, in waves of living gold,
Contentment, full, for long desire ?
Will he find bliss, which here he dreamed ?
Rest, which was weariness on earth ?
Knowledge, which, if o'er life it beamed,
Served but to prove it void of worth ?
Will he find love without lust's leaven,
Love fearless, tearless, perfect, pure,
To all with equal bounty given,
In all, unfeigned, unfailing, sure ?
Will he, from penal sufferings free,
Released from shroud and wormy clod,
All calm and glorious, rise and see
Creation's SireExistence' God ?
Then, glancing back on Time's brief woes,
Will he behold them, fading, fly;
Swept from Eternity's repose,
Like sullying cloud, from pure blue sky ?
If soendure, my weary frame;
And when thy anguish strikes too deep,
And when all troubled burns life's flame,
Think of the quiet, final sleep;
Think of the glorious waking-hour,
Which will not dawn on grief and tears,
But on a ransomed spirit's power,
Certain, and free from mortal fears.
Seek now thy couch, and lie till morn,
Then from thy chamber, calm, descend,
With mind nor tossed, nor anguish-torn,
But tranquil, fixed, to wait the end.
And when thy opening eyes shall see
Mementos, on the chamber wall,
Of one who has forgotten thee,
Shed not the tear of acrid gall.
The tear which, welling from the heart,
Burns where its drop corrosive falls,
And makes each nerve, in torture, start,
At feelings it too well recalls:
When the sweet hope of being loved,
Threw Eden sunshine on life's way;
When every sense and feeling proved
Expectancy of brightest day.
When the hand trembled to receive
A thrilling clasp, which seemed so near,
And the heart ventured to believe,
Another heart esteemed it dear.
When words, half love, all tenderness,
Were hourly heard, as hourly spoken,
When the long, sunny days of bliss,
Only by moonlight nights were broken.
Till drop by drop, the cup of joy
Filled full, with purple light, was glowing,
And Faith, which watched it, sparkling high,
Still never dreamt the overflowing.
It fell not with a sudden crashing,
It poured not out like open sluice;
No, sparkling still, and redly flashing,
Drained, drop by drop, the generous juice.
I saw it sink, and strove to taste it,
My eager lips approached the brim;
The movement only seemed to waste it,
It sank to dregs, all harsh and dim.
These I have drank, and they for ever
Have poisoned life and love for me;
A draught from Sodom's lake could never
More fiery, salt, and bitter, be.
Oh ! Love was all a thin illusion;
Joy, but the desert's flying stream;
And, glancing back on long delusion,
My memory grasps a hollow dream.
Yet, whence that wondrous change of feeling,
I never knew, and cannot learn,
Nor why my lover's eye, congealing,
Grew cold, and clouded, proud, and stern.
Nor wherefore, friendship's forms forgetting,
He careless left, and cool withdrew;
Nor spoke of grief, nor fond regretting,
Nor even one glance of comfort threw.
And neither word nor token sending,
Of kindness, since the parting day,
His course, for distant regions bending,
Went, self-contained and calm, away.
Oh, bitter, blighting, keen sensation,
Which will not weaken, cannot die,
Hasten thy work of desolation,
And let my tortured spirit fly !
Vain as the passing gale, my crying;
Though lightning-struck, I must live on;
I know, at heart, there is no dying
Of love, and ruined hope, alone.
Still strong, and young, and warm with vigour,
Though scathed, I long shall greenly grow,
And many a storm of wildest rigour
Shall yet break o'er my shivered bough.
Rebellious now to blank inertion,
My unused strength demands a task;
Travel, and toil, and full exertion,
Are the last, only boon I ask.
Whence, then, this vain and barren dreaming
Of death, and dubious life to come ?
I see a nearer beacon gleaming
Over dejection's sea of gloom.
The very wildness of my sorrow
Tells me I yet have innate force;
My track of life has been too narrow,
Effort shall trace a broader course.
The world is not in yonder tower,
Earth is not prisoned in that room,
'Mid whose dark pannels, hour by hour,
I've sat, the slave and prey of gloom.
One feelingturned to utter anguish,
Is not my being's only aim;
When, lorn and loveless, life will languish,
But courage can revive the flame.
He, when he left me, went a roving
To sunny climes, beyond the sea;
And I, the weight of woe removing,
Am free and fetterless as he.
New scenes, new language, skies less clouded,
May once more wake the wish to live;
Strange, foreign towns, astir, and crowded,
New pictures to the mind may give.
New forms and faces, passing ever,
May hide the one I still retain,
Defined, and fixed, and fading never,
Stamped deep on vision, heart, and brain.
And we might meettime may have changed him;
Chance may reveal the mystery,
The secret influence which estranged him;
Love may restore him yet to me.
False thoughtfalse hopein scorn be banished !
I am not lovednor loved have been;
Recall not, then, the dreams scarce vanished,
Traitors ! mislead me not again !
To words like yours I bid defiance,
'Tis such my mental wreck have made;
Of God alone, and self-reliance,
I ask for solacehope for aid.
Morn comesand ere meridian glory
O'er these, my natal woods, shall smile,
Both lonely wood and mansion hoary
I'll leave behind, full many a mile.
Life
LIFE, believe, is not a dream
So dark as sages say;
Oft a little morning rain
Foretells a pleasant day.
Sometimes there are clouds of gloom,
But these are transient all;
If the shower will make the roses bloom,
O why lament its fall ?
Rapidly, merrily,
Life's sunny hours flit by,
Gratefully, cheerily,
Enjoy them as they fly !
What though Death at times steps in
And calls our Best away ?
What though sorrow seems to win,
O'er hope, a heavy sway ?
Yet hope again elastic springs,
Unconquered, though she fell;
Still buoyant are her golden wings,
Still strong to bear us well.
Manfully, fearlessly,
The day of trial bear,
For gloriously, victoriously,
Can courage quell despair !
Passion
SOME have won a wild delight,
By daring wilder sorrow;
Could I gain thy love to-night,
I'd hazard death to-morrow.
Could the battle-struggle earn
One kind glance from thine eye,
How this withering heart would burn,
The heady fight to try !
Welcome nights of broken sleep,
And days of carnage cold,
Could I deem that thou wouldst weep
To hear my perils told.
Tell me, if with wandering bands
I roam full far away,
Wilt thou, to those distant lands,
In spirit ever stray ?
Wild, long, a trumpet sounds afar;
Bid mebid me go
Where Seik and Briton meet in war,
On Indian Sutlej's flow.
Blood has dyed the Sutlej's waves
With scarlet stain, I know;
Indus' borders yawn with graves,
Yet, command me go !
Though rank and high the holocaust
Of nations, steams to heaven,
Glad I'd join the death-doomed host,
Were but the mandate given.
Passion's strength should nerve my arm,
Its ardour stir my life,
Till human force to that dread charm
Should yield and sink in wild alarm,
Like trees to tempest-strife.
If, hot from war, I seek thy love,
Darest thou turn aside ?
Darest thou, then, my fire reprove,
By scorn, and maddening pride ?
Nomy will shall yet control
Thy will, so high and free,
And love shall tame that haughty soul
Yestenderest love for me.
I'll read my triumph in thine eyes,
Behold, and prove the change;
Then leave, perchance, my noble prize,
Once more in arms to range.
I'd die when all the foam is up,
The bright wine sparkling high;
Nor wait till in the exhausted cup
Life's dull dregs only lie.
Then Love thus crowned with sweet reward,
Hope blest with fulness large,
I'd mount the saddle, draw the sword,
And perish in the charge !
No hay comentarios:
Publicar un comentario