Elí Urbina
Chimbote (Perú)
Elí Urbina poeta peruano nacido en la ciudad de Chimbote en 1989. Además de poeta es docente de literatura, carrera que ha concluido con la presentación de la tesis El hiperrealismo metafísico como corriente poética estimuladora del lenguaje sensorial. Es también editor de contenido del libro Plexo Perú, Poesía y gráfica Perú—Chile del grupo de Investigaciones poéticas Casa Azul de Valparaíso, además de Plexo Puertos, Narrativa y gráfica del mismo grupo. Actualmente prepara la publicación de su primer volumen de poesía.
Email: urbina.overdrive@hotmail.com
NI PORQUE PREDIJE NUESTRO FIN
pude descenderte hasta al ahogo
de esta ansia submarina
Eras el reflejo incontable del espejo en el espejo
eras el pasadizo hecho de sueños
a punto de acabar constantemente
eras a través de la superficie verdísima del lago
la reliquia acorde con la ilusión del tacto
De tus manos brotaron en torbellino los elementos
la vertebración del tritón de las tinieblas
el cachorro de pastor alemán ahora en los brazos del sueño
ah! yegua de imán
resurgiendo del subsuelo erizada de magnetita
esfera de luz cortada en rebanadas
encaracolado axolotl fosforeciendo
donde acaba el túnel de piedra mohosa tu boca espera
como el salto de esa catarata esmeralda
en el espacio
Son babosas las estrías luminosas
sobre el caparazón transparente de la aurora
son tantas las lampreas marinas que han besado
el arremolinado ano de la eternidad
Como un rayo de turquesa
dirigido desde mi ombligo al universo
Como un amuleto que llevara en el bolsillo
antes de tocarlo con mis manos
te encuentro amor y en seguida te desprecio
Siempre la alambrada o
el dragón volador entre nosotros
siempre el mismo eco del eco
la cornucopia de piedra pómez
anillada como el árbol de la vida
en donde la luz se exilia cada siglo
EL PERRAZO DEL ANSIA
Como la bilis negra está en la sombra
la prédica del grillo adentro de mis huesos
ahora que el perrazo del ansia
hunde sus garras en mi corazón
y escarba buscando un hueso insondable
Yo atravieso un nocturno callejón
con mil estalactitas por sobre la cabeza
Que el niño contemple a vista de pájaro
la majestad del bosque como si fuera un sueño
Que la plegaria a media voz del afligido
resuene a través de la metagalaxia
Que otro dé caza a los insectos
El fin del callejón es un espejo
así como una puerta girando para darme paso
un vaho hediendo un olor a rata en descomposición
me llega a las narices desde el alma
Mas el esqueleto de cocaína me sonríe
con una vela prendida entre los dedos y
con adictos en posición fetal orbitando alrededor
La moneda negra está sobre mi lengua
Y SI RESUCITAR SIGNIFICARA
no sólo recuperar
el aliento
de la vida
sino también
recordar
otra vez
que perdimos
la razón de estar
entre lo vivo
Quizá
la convulsión telúrica del
recuerdo
nos devuelva en un
brusco
sobresalto
Tal vez así
al des
prender la
costra de lava
de mi herida
he de abrazar
nuevamente
la vida
Aun
cuando ya no sepa
para qué
SOLO LA MUERTE SOBREVIVE
A un paso de ser pus, menos que pus, grumosa gusanera,
miro desde lo alto de una sombra la imagen del mundo,
nauseabundo para siempre, cárdeno de podredumbre,
He aquí la herencia de la humanidad cegada por el odio,
he aquí un condón relleno de semen podrido
La Tierra se ha convertido en la hondura abominable
de un círculo oscurísimo, nada, nada sino cráter,
hocico horripilante acaso igual al de caribdis,
dentellada en espiral, anillo del caos rebosante de cadáver,
ano brutalmente sodomizado, recto que insomne
crece con la raza que, arremolinándose
sin pedir memoria, allí en la oscuridad desaparece,
lo mismo que un bebé carbonizado,
como quien dice con su diarrea ensangrentada “adiós” a nadie
oh si aquí donde no suena más habla que la de mi boca,
esta boca que desde luego nunca habla,
esta boca lentamente hecha de mierda,
sonara la música del bosque, la risa del agua,
pero horrísona, como la de un puerco al cual degüellan,
resuena mi voz, mi grito mudo, mi vómito de silencio
Después de la muerte vino la muerte y ahora sigue la muerte,
sórdida, maldita y miserable ha nacido y sobrevive
MISTERIO DE LA MARIPOSA
I
La pequeñita diaethria anna
es la llave que entreabre sutilmente
la puerta al corazón del sequoia
II
La mortificada anteos menippe
una herida ni abierta ni cerrada
crepúsculo sin sol
III
La nocturna napeocles jacunda
un claro de plenilunio suspirado
por la soledad de nuestra alma
IV
La lapidaria parides iphidamas
un negro pegaso pilotado
por un homúnculo bañado en sangre
V
La nigromante urania leilus
un umbral hipnótico
psicodélico tórax de ballena
VI
La divina morpho didius
la mantarraya azul de oro
que se abre paso a través del cosmos
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