JORGE CUÑA CASASBELLAS
Nací en la Rúa de Santiago (Vigo, PONTEVEDRA 1945), barrio a pie de montaña. Compañía de mi niñez fue una fábrica de pan y la mar. Fui haciéndome (Pontevedra, 1951 - 1962) con un tiempo que era pizarra, lectura, juegos, amor.
En Madrid (1964 - 68) revuelta contra las Instituciones: Universidad y su Cultura, Estado y su mentira. Era también contra-urbe. Muy breve parada en la cárcel.
Retorno a Galicia. Allí las más serias tragedias del amor. Otra vez la mar, mujer, montaña, mi casa.
Atrás queda mucho de vida imposible y unas cuantas producciones poéticas. Lograron imprimirse “Serpigo” (1972), “Moloch” (1977) y “Mantis” (1988), que tanto ayudó para ir curándome la muerte de amigos.
Vino después Orihuela y también Madrid y nuevo retorno a Galicia. Se publican “Cerrada está la puerta...” (2000) e Hipofanías (2003), poco antes que me alcanzase la muerte, el 30 de junio de 2004.
http://www.hipofanias.net/Fundacion/Jorge_Cuna.html
LIBROS
Serpigo, 1972
Moloch, 1977
Mantis, 1988
Hipofanías, 2003
SERPIGO
CANTO I
Cadenas de serpientes
oprimen largas avenidas de cristales,
vasos azules
y venas blandas por heridas.
Venas blandas
en los cuerpos unidos de los hombres,
en el vientre desnudo de la tierra,
y venas blandas
en la piel vidriosa de los cielos.
Y todo apretado en un corazón solo
y ahora seco.
La sangre
caída y coagulada en el lomo de las serpientes.
Ya no queda más que despojos,
briznas disueltas en el aire.
Y en el espacio
un largo anillo dilatándose,
un círculo,
la última apariencia.
CANTO II
Miles de sueños giran
en torno de las paredes
buscando aires lejanos y marinos,
magnitudes todavía no alcanzadas,
espantos todavía no medidos.
Pero todo está aquí anclado
en embriaguez de metales y cadenas,
en herramientas aún no usadas,
en perdidas construcciones
y en orgullos
y números decapitados.
Aquí está todo anclado,
en esta isla
cercada,
solitaria
y náufraga
entre las constelaciones soñadas
en la que crece estéril
el hierro y la palabra.
La naturaleza se disfraza
en un contrapunto de orgías
y aves arrebatadas.
Los huracanes
y las olas
juegan su pantomima.
Y la risa,
y la marioneta,
y el bufón
se despiertan.
Las paredes se estremecen
y la isla se sumerge
cercenada,
en los hondos pantanos de su burla.
Los océanos se funden,
danzan
la acrobática danza de la muerte
y se pierden
curvándose en remolinos grotescos.
Y en el encerado negro de la noche
queda quebrada la tiza para siempre.
MOLOCH
Sangriento sol
coágulo de luz
presagio prisionero
en los vientres implacables
húmedas vísceras
azules quietudes
pantanos de lodo
y germen
y enigma
de antiguas permanencias
sangriento sol
devoraste el esperma
de tus lejanos nacimientos
mas ellos
devolvieron nunca
tierna ofrenda
el único rostro
siempre
a la impasibilidad de los espejos
grávida morada de los círculos
mortecinas esferas sin volumen
que afiladas cuchillas
ávidas nostalgias de la sombra
quebrantaron
ardientes huracanes de ti
sangriento sol
degüellan
veladores
los guardianes de tu sueño
fúlgidos mastines
inmóviles crueldades
ya gimientes heridas
eternidades de espanto
amaste las tinieblas
despertaste al insomnio
de los fuegos perpetuos
cuando
fatídica la hoz de los conflictos
segó
la flor azul de tus praderas
escondido aún
tímido naciente
tras muecas gigantes de montañas
bubones vegetales de la tierra
supurando pus amarga
frondas serenas
cauces de las fuentes
vírgenes manantiales
donde oscurece la sed
el alimento de las floraciones
amaste las tinieblas
y aquí
te desposaste
y fue
un despertar al insomnio
de los fuegos perpetuos
que retorne
sol de sangre
retorne
vuélvete
sol
incierto el origen
luz inacabable
vuélvete
retorna
invocadora la palabra
queda desatenta
ya tus dulces efluvios
palidecen de luna
tinieblas amorosas
celestes mutilaciones
que engendraste
aletean sin vuelo
el día y la noche
que en la copa luminosa
bebieran
la ternura de tus orígenes
doliente transmutación
llantos germinales del ojo
que volviendo sobre sí
encuentra nunca
identidad en la mirada
júbilo de los perros nocturnos
el día y la noche
rueca aborrecible
donde tus labios de verdugo
sangriento sol
caricias de amante
tejieron el crimen
de coaguladas armonías
redes turbias
allí donde
los pájaros
agonizan límites
y líneas divisorias
las distancias
coronan espectros
tus manos amantes de verdugo
hilaron
órbita de luz mentida
y sombra encadenada
sueño-espejo de la tumba
cortinajes de transparencia
en estancias vacías
pañales de sangre
los nacidos
mortajas de la aurora
en las cunas-cementerio
que retorne el sol
a la impasibilidad de los espejos
retorna
coágulo de luz
y quede
la sangre derramada
confusión del tiempo
savia tenebrosa
en los árboles de la existencia
sangre derramada
pleamares oceánicos
terrestres pulsaciones
júbilo del crimen
pálido sollozo la bruma
colgada del aire
será lamento
despojo definitivo de la ausencia
MANTIS (FRAGMENTO)
En memoria de Fernando Aldecoa
y Antonio Sendino
Tañían las campanas se hizo crepúsculo
voces martilleantes el ángelus
despertad a los muertos
a aquellos que elegidos implacables las horas
flores ciñeran amargas amarilla su cintura
leve anillo mensajero-no maldita la esperanza
ciega lengua sin aurora los frutos imposibles
muda venganza ofrendada torpe los vivientes
hubieron invocado crueles fúlgidos destinos
íntimas inesperados placeres sonoridades
en las hondas bodegas sensitivas
que habrán fermentado grotesco los misterios
Despertad a los muertos tañían las campanas
y entre ellos a aquel que tan cerca estuvo
ay de la ternura
tocando la nada que la existencia le ofrecía
pues abrir no rechazaste las venas al viento
Cuando temblores fueron azules cortinajes
cuando trenzas de oro quisieron corporales
arrancar de tu frente trágica memoria
acaso plácida nostalgia de lejanos esponsales
apenas llamándote ignorada dulcedumbre coronas
de flores nunca imaginarias si estiércol
revolviéndose en la tierra abriste las venas
al viento una no deseada amanecida
Vuelve recuerda fuiste era la cárcel
fuiste en la pared contigua invocado
dime los golpes P4R era la vida
no sé qué gesto fue la muerte
recios ventanales repiten incesantes
nudillos en los hierros que abortan esperanza
Qué horror de campanas mustios los tormentos
qué crueldad en ti y a ti que os nombro
amigos míos en lo más ilimitado de la ausencia
puso extrañas melodías en vuestros labios
visiones amargas que abandonaran vuestros ojos
¿Quién os llama? venid
a la palabra que busca el encuentro vuelve
fuiste en la pared contigua invocado hablaremos
de deseos que ya no pertenecen a los hombres
Recuerda tu también recuerda amigo mío siéntate
en la mesa ignorabas las palabras los hilos
torpes que tejen árbol a tierra
tierra a cielo y cielo a la llamada
Signo de Abraham caído en tu frente
Ignorabas las palabras había cumplimiento
mata siempre el padre en su deseo a hijo
que no reconoce era sí mismo
rechazaste el crimen y tu la víctima Isaac
de los más altos amores sin preguntarse
siquiera si era la nada o sueño
de la nada lo que dejabas vivir
ni los ángeles detienen la mano del verdugo
si el milagro los espanta
Siéntate a la mesa amigo mío
el tablero de ajedrez está dispuesto
nuestros dedos mueven como hilos engañosas
marionetas de un imposible condenado
Se desplaza o el caballo o juega el peón o la torre
gesto definitivo ¡no atrás! el error era la culpa
sólo el azar ama tanto lo determinado
Sabíamos a veces frecuenta el sacrificio
último júbilo irrepetible
el beso más tierno de la muerte
Disculpad amigos hondo sufrimiento mi audacia
si nos llamo y os quisiera tan cerca de mi
en esta segunda destrucción ¿quién quisiera retornar?
reclama aquél que pone habitáculos a lo muerto
cuando único vosotros decís la existencia.
Tañían las campanas se hizo crepúsculo
voces martilleantes el ángelus
despertad a los muertos
íntimas sonoridades bodegas sensitivas
que habrán fermentado grotesco los misterios
allí aparición quien confundía donde no
y verde sería quizá el aliento de la nada si estéril
germinase la melancolía del cuerpo desleída
interminable carne tangible en labios sexo-laberinto
a borde cerrada la nostalgia orilla
nostalgia camino cadena los encuentros
verde podría ser de la nada quizá el aliento reclama
sin embargo quien pone habitáculos a lo muerto
Quien insiste y se atreve a pronunciar posesivo
no fértil el nombre a contrapunto de la tierra
es aquél que se atreve extraña tú a unir voces
jirones harapientos tal vez agónico sueño mendicante
manos anhelantes a cielo risueñas de hombre
las que siempre dijeron torpe artesanía lo que nunca
dirían manos que abrazaran lo imposible
Lamento de campanas más allá volved
aunque sombras sagrada venganza sean cuerpo - nada
sombras más allá de toda oscurecida
que hubieran a los vivos poderosas ofrendado abominable
doliente amarilla la materia agónica
invisibilidad errabunda de átomos dioses
diminutos que jugasen asustadizos rechazo
orden desorden o amor la consistencia
virus del canto sonoro estremecido de lo enfermo
Oculta diosa naturaleza lejana y marchita
incandescente no crece salvaje primigenio orgullo
ni savia en ojos alados de tus vegetaciones
supuran húmeda niebla sudario grises los poros
aquellos que fueran si un día cavernas lumínicas
Temblorosa piel palpitante en esplendor de florecida
espacio donde torbellino acá de los tiempos resuena
temblores de puertas cerrándose abriéndose ceguera caliginoso manantial
fatídico tumulto de agua renacida en inútiles ondas de certidumbre
Lamento de campanas más allá volved
habitan poseída los muertos la señal
que habrán de vivir ceremonia los vivientes
ácidos cuencos mesa del banquete sangre
rezuma coágulo táctil venganza
gozo uva y miel naciendo a lo sonoro
solemne alcanzase ropaje de lo posible
vírgenes celebran yace el tiempo esponsales
caído donde antes no sería que fue
ni poder habría porvenir ser que será
¿Acaso aún solemne podrá ropaje tan leve
ser negado a quien ama la consistencia?
resurrección amor al antes despiadado
que no se hará se hizo semilla para nadie
se detiene donde incansable tiempo la risa
libre vuelo singular de pájaro sin límite retorna
hábil para confusa juguete redes la mente
frágil telaraña hilos de oscura conciencia poseída
mezquinos rinden edificarse homenaje estatuas de sal
petrificadas grano a grano horas que a nadie pertenecen
camino trazado al después siervo único para única mirada
inasible más acá próximo evanescente el ahora
no indiferente podrá aquietar paso a gozoso encuentro
¿Acaso detiene tiempo vuelo de pájaro sin límite?
tiempo pájaro que viva fueron sea es en nosotros
sacro deleite quien de íntimo secreto a canto viajero
aunar podido habría balada de ultramundos
un instante indefinido quebró así toda distancia
allá próximo el aquí transfunde amor acá el allí lejano
¿qué perversa ambición hostiga a poseer desvarío
actos gestos pensamientos imágenes que nos huyen?
Responde solo y llora cándido amor imposible
oculto Narciso cada hombre que no reconoce su deseo
triste amor imposible aún más allá que todo lamento
ardorosa súplica quietud instante mentida compasión
inmóvil ahora sublime identidad espejos ilusorios
¿qué plácido cuerpo no encuentra en otro-uno su cuerpo amor?
lumínica alegría si al unísono sucediese suave púdica más alta posesión
pronta desvanece fantasmagoría vanas identidades
incansable no detiene el tiempo piadoso siquiera un instante
llora Narciso llora amor imposible otro amor llora era la muerte
Qué horror de campanas mustios los tormentos
las aguas ciñeran amargas amarilla su cintura
voces martilleantes ¿quién sabe sino tú la muerte mar?
coronado de líquenes ahogado será hijo de certidumbre
hombre verde escupitajo en las arenas si la alforja
no desprendida guarda en su costado ansias
que fueran recuerdo entre los vivos
pues soberbio en sendero ilimitado estatuario puso fría
escuadra de tiza líquidas presencias estancadas
avizorantes diques de metal
permanece rígido pensamiento
salobre cuida sonriente en alforja la mortaja
Naufragio de su cuerpo que convirtió en ahogado
no habrán de abandonar flores risueñas su boca la espuma
el pez o el guijarro ni su lengua tumefacta
el alga lasciva la caricia de su vientre
los ojos dilatados hongos marinos ni medusa
oscura danzarina de ritos primigenios
habrá podido olvidar desde ignoradas profundidades
abrir su manto al goce recién llegado de un cadáver
¿Qué dulce inquietud rasga endurecida la mortaja?
si apenas se deshace en el abrazo de las aguas
no más fuerte el llanto de las madres tenebrosas
no más fuerte la luna nacida del escarnio
orgullo anciano de selva calcinada
sonríe la noche ¿qué rasga endurecida la mortaja?
si apenas la ingrávida súplica de las nubes
sin camino cierto ni huella alguna
la piel oceánica desvela vivifluyente
si apenas se enturbia la sonrisa de la noche
¿quién quisiera adónde retornar?
HIPOFANÍAS
CERRADA ESTÁ LA PUERTA
Cerrada está la puerta de las fulguraciones
las paredes
horizontes calcinados
las grietas,
insectos
de cemento, engullidoras avaras
gozosas del no se sabe qué lo porvenir
que anegara
los sentidos invisibles
del aire
que inundara
de relámpagos y aves insomnes
la verdinegra maternidad de los bosques
-en su savia abisal florecer
de la sangre
en su fluir la piel y ojos oleaje
del asombro-
La mirada
estigma de la mirada ve,
ojos clavados sin volumen en el espejo,
su recóndita fuente fundida en el vidrio
a hierro
marca aprisiona agobia el mirar;
de cuerpo - brutal geminación - a cuerpo
laminado
cautivo en el cepo cristalino de lo dual,
inclemente hontanar de la insalvable distancia,
el deseo en vano arranca esquirlas
a lo que separa,
es
irreversible
ya el tiempo y es hambre perpetua
¿Dónde
rosado acoplamiento con tímida aurora?
¿Dónde
la danza
con azules exhalaciones marinas?
¿Dónde
el vivir anónimos milagros de la materia?
Milagros
hospitalarios dones anónimos milagros
silueteados
en desarraigadas figuraciones,
congelados
en recia techumbre envejecido cielo,
madera
muda
aquietada palpitación vegetal
dadora de sombreado sabroso
recogimiento
cobija lo que la mano atenta
dominadora
desterrado
a nombre
atrapado en enérgico contorno
arrebatara -lacerante desgarro -
a natura
Ronco lamento
del barro
humilde se queja el esparto
ni la escarcha
ni luz
matutina su súplica atienden
la robada de arena solar caracola
solloza huérfana
resonancia
de viva marea hundida en su garganta
arrinconado
está rosario de secos frutos a la espera
de la mano que previsora
culmine el deseo
Como una serpiente el futuro se enlaza serpiente
nupcial al árbol
macilento,
atenazado, de la vida
se anillan serpiente y serpiente pasado y futuro
y enferman lo que
fuera un día,
tal vez, plena presencia
Oscuros vientos exhumados de la memoria estampan
parásitas imágenes: escarcha
esparto
barro
espectros resurrectos: aurora
arena
bosque
en el presente emponzoñado espejo del presente
herido
de sutiles venenos, ejecución
del instante
ya perdido y su pérdida la muerte
Revive afligida adentrada en sí misma la vida
revive
y descendida por el pasar del pasado
ni veladores árboles ni plenitudes jugosas,
dulcísimos
frutos de mediodía eterno, alegran
la insondable
maternidad verdinegra de los bosques
poseída
entre yertas geométricas paredes donde
las grietas
insectos punzantes sarcasmos de cemento
humillan
la agonía de los gérmenes en que el tiempo
recrea torpemente ilusión de lo que fue infinito
y cautivo
en el hontanar de la insalvable distancia
aún aviva
el Deseo huésped de la muerte y aviva
la muerte que habitada por el Deseo es lo Inmortal