Amina Saïd
Nació en Túnez en 1953, su padre era tunecino y su madre francesa. Estudió literaturas anglófonas en la Sorbona. En 1988 le fue concedido en Marsella el premio Jean Malrieu y en 1994 el Charles-Vildrac que otorga en Paris la Societé des Gens de Lettres. Actualmente trabaja como periodista en Paris.
Jorge Nájar, el traductor del fragmento de poema que publico abajo, en su libro “Poesía contemporánea de expresión francesa” publicado por la Pontificia Universidad Católica del Perú, dice a propósito de la poesía de Amina: “En su voz convergen herencias de ambas márgenes del Mediterráneo. Poesía de esencia árabe, cósmica. Poesía modulada en un francés de sorprendente claridad para construir espirales verbales llenos de iluminación. Su palabra le canta al universo, al hombre en la incesante búsqueda de sí mismo”. Si desean oír a Amina recitando su poema “Somos huéspedes desconocidos” les recomiendo visitar la página: www.festivaldepoesiademedellin.org/pub.php/es/Multimedia/said.htm
La voz de Amina Saïd ha iluminado mi vida con su deslumbrante claridad estética, espero que la disfruten tanto como yo.
en el poema siempre
oiré el silencio
antes que la palabra
beberé de su misma boca
entonces nacen las cosas
las palabras el mundo
yo digo: en el poema siempre
oiré el silencio antes que las palabras
y tú respondes: si hay un dios
ahí es donde vive
descubro la exacta vertiente
de la sombra y de la luz
donde termina donde comienza
y el silencio palpita igual que el mar
en su vientre de sal
palpita como el ala de un pájaro
que lentamente doma el cielo
como el viento la tierra la vida
y si hay un dios sí
ahí es donde vive
al igual que en la otra lengua
se oculta el secreto de las vocales
signos invisibles que el ojo recrea
yo inauguro la pérdida de un rostro
el ojo es una estrella en un cielo negro
una lágrima de luz traza su surco
en la claridad que el día traerá
el filo de los cuerpos cortará el espacio
llevamos el recuerdo de una orilla antigua
se consume la antorcha del tiempo
el ser refugiado en el ser busca su sombra
lenguaje perfecto del silencio
me empeño en hacer que reviva
el pasado en mi ojo izquierdo
el ojo derecho que el sol ilumina
se inventa un futuro incierto
no concibo la tierra sin el cielo
la luz sin el sacrificio de las tinieblas
el agua sin la sed de las piedras
el poema sin el ser el lugar sin la búsqueda
conozco lo absoluto del círculo y su tensión
la noche y la iluminación la sombra
y el umbral el fuego y el símbolo del fuego
soy mil soy una
comienzo y me recomienzo
en el infinito de las metamorfosis
en el inagotable calendario del tiempo
accedo a tu séptimo día
somos los huéspedes desconocidos
en la casa del mundo
el mar la ola el escollo
el navegante que descubre
la ausencia de balizas
somos el ojo que el ojo ve
y la visión que nos borra
somos eso que miramos
en el fondo de los ojos
y que sabe que somos
somos lo numeroso y lo único
la cosa y su contrario
la multiplicación de lo visible
el ojo abierto a lo invisible
somos la sombra de la sombra
que en la oscura claridad del sueño dormita
somos la huella en la arena
somos cada letra del alfabeto
somos el oráculo y la ofrenda
la máscara colgada del árbol
el templo y el don entregado
a la luz muerta del templo
somos la pregunta
que no pide respuesta
somos la pregunta y la respuesta
cuando no son sino una
somos el círculo
que se crea a sí mismo hasta el infinito
recorremos en los dos sentidos
el calendario de los hombres
como una escala de horizonte
antes de que nos inviten a cruzar
de un salto el vacío que nos separa
de nuestro nacimiento
oscilando entre ebriedad y terror
somos lo que sabemos
y lo que ignoramos
lloramos lágrimas de ámbar
somos la primera y la última palabra
la estrofa y el canto
y la boca que queremos
ponerle al rostro del silencio
somos la mano insumisa
que dibuja el signo
el vértigo ante el abismo
abierto por el poema
con sólo una palabra en nosotros que no sepa si decirse
alcanzamos lo más íntimo de la soledad
somos el paso y el andar
el camino y la ruta
y el último umbral que cruzaremos
somos el lugar en el que termina el mundo
aquel en el que comienza
el día es el desierto de la noche
respiro arena
busco mis semejanzas
soy un sol
que muere en tu boca
plegaria silenciosa
mi recuerdo de ti
la palabra acalla a la palabra
soy una voz
que muere en tu boca
la palabra traiciona a la palabra
la sombra se extiende
enigma del vacío
soy un libro
que muere en tu boca
mudas de deseo
las palabras me abandonan
la muerte hace señas
soy un poema
que muere en tu boca
Traducción de Ros Aragón
Caminando por la tierra
(fragmentos)
Caminando por la tierra
(fragmentos)
donde fuere
imperaba la noche del sueño
en su forma primera
del desarraigado cielo
nacieron el sol y la luna
la sombra la luz
y la savia
y este deseo de crear
entre fuego y lágrimas
desarraigado el cielo
tú y yo pudimos
caminar por la tierra
nuevamente
henos aquí rodeados por el fuego
el desarraigado astro
nos muestra su lado clarividente
como fuego
nutrido por otro fuego
nuevamente algo
late en nosotros con deseos de vida
algo muere en nosotros
y se tiende en el fondo de una tumba
nuevamente el alba
nos corta la palabra
con su verdad
el mundo alrededor nuestro
agota su definición
por la noche el ausente
y el separado se unen
(dice el proverbio
de los hombres libres)
del árbol favorecido
por el milagro del día
se esperan los mejores frutos
nutridos por esa luz
tienen ellos la voz intacta
y el rostro sin fin
de los vivos
sobrecargado de piedras
un cuerpo en el fondo del agua
los senos jóvenes aún
y tan largas las manos
dos voces cohabitan en ella
por qué me miran
siempre a los ojos
preguntaba una de ellas
a nadie en particular
interrogándole a su locura
la otra voz decía
hay dos voces dentro de mí
¿cuál de ellas desollará la piel del mundo?
caminando lejos
de la opresión del légamo
regresa la muerte
trae en la boca
el sello del silencio
a semejanza de los siglos
vela mi diosa negra
una sombra alrededor de ella
arroja paletadas de fuego
sobre el residuo polvoriento de las miradas
nos saludamos
con un doble silencio
antes de caer
bajo los golpes del destino
tal vez mañana nos devuelvan
a nuestra enigmática ribera
yo seré esta piedra de luz
el rostro perforado
por signos infinitos
en el gran fuego de la tierra
se endurece esta arcilla perecedera
trabajada por nuestras manos
en pos de qué conquistas irrisorias
hemos entrado
en el sexo volcánico del mundo
su breve y violenta apertura
su milagro convulsionado donde tiembla
el oscuro labio de una rosa
desenmascarar el silencio
que se construye con un soplo
nos roza antes de cerrarse
invisible y secreto
esa esperanza nos anima
los pájaros nos miran
callan cuando pasamos
porque una palabra tras otra
avanzamos ignorando la meta
por conocerla ya demasiado
una palabra tras otra
su encadenamiento inquieto
sobre un hilo incierto
yo soy el lugar en el que caí
yo soy el lugar del que provengo
aquel hacia el que voy
De Marcher sur la terre, 1994
así para avanzar sobre la tierra
seguimos un rayo de luna
hasta las horas apenas despiertas del alba
regresamos para todavía partir
acuérdate completamente del primer encuentro
bordeando caminos infinitos creemos
leer en la tierra como en un libro abierto y ella
nos deja un reflejo de lo visible
acuérdate de lo que olvidaste ver
así en el fondo de nuestros ojos
ningún espejismo muerte ninguna nube
ningún pájaro memoria de los seres lugares cosas
acuérdate cómo golpeaba yo la tierra con los pies
así en el fondo de nuestros corazones
ningún duelo se hace ninguna llama
se extingue ninguna pasión
acuérdate cuando torné la hoja contra mí
así de la punta de nuestros dedos nacen
galaxias senderos estrellados de caricias
puntos de sutura para nuestras almas
acuérdate de mi cuerpo entre el relámpago
del placer
así sobre los labios de cada uno
ni un silencio muerte ni una palabra
y cada uno contempla aquello que olvidó vivir
entonces acuérdate
acuérdate de lo que tuvo lugar sin ti y sin mí
acuérdate del último y del primer poema
acuérdate de lo que nunca he dicho
de los sueños que no relataré
acuérdate de mis cóleras cuando reducida
a cenizas yo renacía árbol mujer pájaro
acuérdate de mis vidas vividas antes de ti
de los días en que yo desaparecía
de los lugares donde reaparecía
acuérdate de tu antigua paciencia
de los momentos en que la noche
así sobre los labios de cada uno
ni un silencio muerte ni una palabra
y cada uno contempla aquello que olvidó vivir
entonces acuérdate
acuérdate de lo que tuvo lugar sin ti y sin mí
acuérdate del último y del primer poema
acuérdate de lo que nunca he dicho
de los sueños que no relataré
acuérdate de mis cóleras cuando reducida
a cenizas yo renacía árbol mujer pájaro
acuérdate de mis vidas vividas antes de ti
de los días en que yo desaparecía
de los lugares donde reaparecía
acuérdate de tu antigua paciencia
de los momentos en que la noche
nos tejía un sudario de noche
acuérdate de mis vuelos de mis caídas
de nuestras alarmas de nuestras risas
acuérdate de mis vuelos de mis caídas
de nuestras alarmas de nuestras risas
de nuestras lágrimas
de mi parte de sombra y de luz
acuérdate de la fisura oblicua de las miradas
que brillan entre las tinieblas
acuérdate de la ausencia que vendrá
de mi parte de sombra y de luz
acuérdate de la fisura oblicua de las miradas
que brillan entre las tinieblas
acuérdate de la ausencia que vendrá
cuerpo de mujer
cual posible jardín
esperanza de lugar
con sus frutos plenos
sus comienzos múltiples
su parte de eternidad
la luz secreta
de su sombra incendiada
sobre el columpio de la tierra
ella vacila ya
con todo el peso de la noche
en su faz sombría
la noche se implanta
yo soy la vida dice ella
yo invento
***
Traducción de Víctor Bermúdez
Umbral 1:
NACIMIENTOS
nací a los bordes
del mar del ocaso
el gran mar el verdísimo
mar de los Filisteos
el que baña Cartago
el blanco mar interior de los Árabes
cuyos caballos estallaron en los ríos
*
alga crecí ola pez
estrella de múltiples extremidades
con la primera letra del alfabeto
incrustada en la frente
*
a los siete años nadaba sobre las aguas negras
en el camino de luz que trazaba la luna
iba hasta el callejón cerrado del sol
hasta el país de los límites
tomaba lecciones de espejismo
escriba intemporal
dedicado a caligrafiar los siglos
en la azul tinta del mar
*
a los nueve años descubrí asombrada una ciudad engullida
al regreso puse mis alas a secar sobre las dunas
conté las piedras antes de recogerlas
tenía dos rostros vivía en dos mundos
*
a los once años ya no le hablaba a nadie
sin embargo nacía una lengua de mi boca
buscaba en el silencio los secretos del poema
intentaba definirme en el orden de las claridades
bajo su velo blanco detrás de sus maquillados párpados
mi ciudad guardaba sus misterios
no se consolaba con su belleza perdida
la puerta del mar ya no se abría a lo ancho
obviaba nuestras más hermosas leyendas
nosotros vivíamos nuestras noches y nuestros días sentados
alrededor del mármol de una fuente seca
*
a los dieciséis años tenía la sonrisa grave
de quien sueña con la huida
tenía dos rostros vivía en dos mundos
maravillosamente inmóviles
esfinges ciegas poblaban mis jardines de arena
de pájaros de fuego atravesando mi cielo
fisuras de silencio en el lento trabajo del día
con la muerte como horizonte el mar nos retenía
sus muslos de medusa ondulando bajo nuestros dedos
*
vivimos nuestros días y nuestras noches sentados
alrededor del mármol de una fuente seca
la puerta del mar ya no se abría a lo ancho
esfinges ciegas poblaban mis jardines de arena
pájaros de fuego atravesaban mi cielo
hicimos plantar un palmero que muy pronto acariciará las nubes
yo me quedé a sus pies con los ojos al cielo
mi abuela apareció
es una señal dijo nos vas a abandonar
cumplidas las recomendaciones habituales
vertió el agua verde bajo mi paso
para que un día regreses dijo
yo estaba ya en la otra orilla
*
a los cuarenta años era habitada siempre por mis sombras
entre pasado y futuro
pertenezco a mi infancia y a ningún otro lugar
recuerdo una noche joven
vivida al ritmo del mar
había entre mí y el mundo
tanto espacio y tan poco
el encantamiento la connivencia
estuvo antes de la lenta agonía del planeta
antes de la fisura de la máscara
tenía dos rostros vivía en dos mundos
soñaba con ondas del desierto
frente al abrazo azul del horizonte
*
pertenezco a mi infancia y a ningún otro lugar
qué otra verdad descubrí entonces
que la del sol de cada día
que la de una lluvia de arena en mi mano alada
la gran voz del mundo
en la trama única
de la paciente lengua que me fue dada
*
yo que no hago más que volver que no hago más que partir
con cada umbral atravesado
avanzo hacia mi muerte hacia el primer día
así se cruza nuestra soledad
como exploramos al fondo de un pozo sin agua
por la sombra nada más por la sombra
y de cara a sí misma
ese lugar en el que yace un reflejo de la luz
*
alabada sea la sílaba libre del sol
el archipiélago del silencio donde encuentro las palabras
el viaje de umbral en umbral que es el viaje verdadero
alabado sea el que se pierde
aquel cuya palabra está en el extravío
alabado sea el mundo porque todo existe
más allá del poema y en él mismo
*
siempre entre pasado y futuro
he querido encontrar lo que debía ser
busco desde entonces lo que fue
pertenezco a mi infancia y a ningún otro lugar
medianoche de luz alfabeto de la nada
mar blanco mar del ocaso
inmenso mar interior al oeste de nuestros sueños
Umbral 4:
SENDERO DE LUZ
he dormido tres siglos sobre una cama de rocas
he visto cosas olvidadas de los hombres
he medido la distancia que separa el cielo de la tierra
he visto las líneas de la mano he otorgado los oráculos
una voz que no era la mía ha hablado por mi boca
he desaparecido en una ciudad ella misma desaparecida
caballeros armados invadieron nuestros valles
quedamos a la espera de otras barbaries
el mar se apartó de las puertas de mi ciudad
me he reconciliado con los ríos de la tierra
he ordenado el día del tatuaje de mis sueños
mi rostro ha visto mi otro rostro
no he escuchado la voz que me llamaba
la mano que me buscaba no me ha encontrado
he nacido más veces que cada estrella
he muerto tantas veces como el sol de los días
he abordado muy pronto barcos de ningún sitio
he pedido una habitación en la patria de otros
no había alcanzado nada antes de nuestros adioses
he habitado el ocaso el alba y el espacio del viento
fui esta extranjera que acompañaba la tarde
dos veces extranjera entre norte y sur
he grabado pájaros tristes sobre grises piedras
he dibujado esas piedras y las he habitado
he construido balsas donde no había océanos
he levantado carpas donde no había desiertos
caravanas me han conducido hacia un sueño de oriente
mis caligrafías han viajado sobre la espalda de las nubes
he recordado la nieve de los almendros
he seguido la ruta aérea de los pájaros
hasta el monte de la luna en los cobertores de los nacimientos
he aprendido y olvidado todas las lenguas de la tierra
he hecho un fuego enorme con todas las patrias
he bebido algunas noches de la botella del olvido
he buscado mi estrella en la cama de las estrellas
he guardado tu amor en el hueco de mi palma
he tejido una alfombra con la lana del recuerdo
he desplegado el mundo bajo el arco de los comienzos
he vendado las llagas del crepúsculo
he hacinado mis estaciones para ofrecerlas a la vida
he contado los árboles que me separan de ti
éramos dos en esta tierra ahí solos
he apretado un cinturón de palabras alrededor de mi cintura
he recubierto con un sudario la ilusión de los espejos
he cultivado el silencio como una planta rara
destello tras destello he descifrado la noche
la muerte un tiempo me ha cortejado
he buscado en el sol la dirección del sol
me he acostado en mi tumba y me he levantado
me he extraviado luego reencontrado de un génesis al otro
te he esperado sin esperarte
hasta que te hicieras poema
he mezclado la carne con la arcilla y la luz
he mezclado el soplo con lo que ya era soplo
he habitado la casa caliente con tu voz
he hecho nacer los recuerdos que no fueron vividos
he ocultado mi amor bajo los pudores de la sombra
me he preguntado cómo decirlo antes de decirlo
y por qué no lo decía
he dicho que era hora de que fuera hacia ti
me he arrastrado hasta tus labios sobre una cama de zarzas
he creído que lo que nos unía
era lo que nos asemejaba
me he buscado en ti un país una lengua
alejándome del sueño me he acercado
he oscurecido páginas con la noche del poema
el pájaro negro del silencio las ajaba una a una
ignoro aún qué lengua me habla y me absuelve
he tomado un sendero de luz que lleva al horizonte
mi país: un aroma de adioses cosechados al filo del tiempo
he desenredado sus orillas como una trenza de alfa
he encontrado un nombre para lo que queda de la infancia
para florecer entre tus brazos
he arrojado las tormentas del recuerdo a un pozo
he dibujado mi amor a la creta sobre una muralla de agua
nada perdura en la memoria de los hombres
andaba en mí y lejos de mí
una sombra a veces se plegaba a mi sombra
en cada partida cortaba un lazo
liberaba el pájaro de fuego de las cenizas de la memoria
andaba en ti y lejos de ti
me alié al alfabeto de la arena
a las ondulaciones de la ola
a la paz que cierran tus párpados
mi canto tendrá la imagen de esa paz
he reconocido el alba al alba en su mirada
he deseado el día similar a los que amo
he preparado la noche para cosecha del sueño
he cortejado lo visible he abrazado lo invisible
he leído todo de la tierra en el gran libro de la tierra
he presenciado lo efímero y la eternidad del instante
me he demorado en el umbral de cada umbral
nuestros muertos llamaban desde la otra orilla
las líneas de su mundo trazaban nuestras manos
el eco de sus voces se agotaba en la distancia
los suicidas de la sangre eran tantas piedras
en las murallas del tiempo
he dado mis primeros pasos en el limo de los ríos
me han encallado viva bajo un montón de dunas
han obstruido la caverna –mi sueño se eterniza
han borrado mi nombre de todos los registros
hasta las nupcias de las dos orillas
he llevado en mí el vacío como la boca de un ahogado
diciembre desapareció detrás del horizonte
he llamado –sólo el silencio estuvo atento
he visto los siglos extraviarse hasta nosotros
el granado volverá a florecer entre las estrellas
mi ciudad cambió de maestros como de ornamenta
mi tierra: una nube al margen del alba
por qué buscar un lugar cuando somos el lugar
mi sombra ha subido un largo camino hasta mí
un día entré en la casa de la lengua
anidé dos pájaros en el lugar del corazón
atravesé el espejo del poema y él me atravesó
me he encomendado al destello de la palabra
he dispuesto un amor insumiso a la primavera de los árboles
y liberé mis manos para que vuelen las palomas
.
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