Sandro Penna nació en Peruggia, en 1906 y murió en Roma, en 1977. El más grande, el más alegre de los poetas italianos vivos llamó Pasolini a Sandro Penna en los años cincuenta, cuando casi era un autor desconocido. Homoerótico en sus obsesiones, intuitivo y espontáneo, poeta maldito comparado alguna vez con Cavafis, con el que tiene algunas afinidades, su obra se resiste a las etiquetas. Vivió siempre en el margen, en lo excéntrico como escritor y como persona. Frecuentemente estuvo al borde de la indigencia económica que llevaba con un porte aristocrático y gongorino. Cesare Garboli, compilador y comentarista de Penna, cuenta que en los setenta, en medio de la mayor pobreza tenía contratado a un chófer que lo llevaba a respirar la brisa del sudoeste a las afueras de Roma. A partir de 1958 con Cruz y delicia empezó a ser reconocido como poeta importante pero eso no evitó que se siguiera resistiendo a la publicación. Casi veinte años tarda en aparecer su libro siguiente, Extrañezas. Otros de sus libros son El viajero insomne (1977) y Confuso sueño (1980).
"Poeta esclusivo d'amore"
48, de: "Extrañezas"
"Poeta exclusivo de amor"
me han llamado. Y tal vez era verdad.
Pero el viento aquí en la hierba y los rumores
de la ciudad lejana,
¿no son también amor?
Bajo cálidas nubes,
¿no son aún el eco
de un amor que se abrasa
y nunca más se aleja?
Traducción de Pablo L.Ávila
La vita...è
La vida... es recordar un despertar
triste en un tren al alba: haber visto
afuera la luz incierta: haber sentido
en el cuerpo cansado la tristeza
áspera y virden del aire hiriente.
Pero pensar en la liberación
imprevista es más dulce: al lado mío
un marinero joven: el azul
y el blanco de su uniforme, y afuera
un mar todo reciente de colores.
Traducción de Horacio Armani
LA LUNA DI SETTEMBRE...
La luna de septiembre en el oscuro
valle adormece el canto campesino.
Una cadencia insiste: como lento
respirar de animal, en el silencio
el valle zarpa si la luna asciende.
Otro dulce animal respira aquí,
también él silencioso. Y un tumulto
de vida en mí repite antigua vida.
No estaré nunca más vivo que así.
Traducción de Horacio Armani
EL AMIGO
Estaba el barco cargado de luz
solitario y seguro, cuando de pronto
llegó mi amigo: me pareció aún
más bello bajo el sol occidental.
El sol de septiembre cuánta luz
pone en los ojos de las cosas
recién barnizadas, cuánta muerte
en quien desciende por la calle de la vida.
Sea feliz mi amigo, y un poco hostil
brille la luz del barco, escribo
serenamente con su lápiz.
(Quería decir sólo que el barco
era un muchacho y el lápiz
su dádiva inocente como una copla.)
_________________________________
Llovió sobre nuestro amor ardientemente
todo el verano. Después el color
del campo fue más bello.
________________________________
¿Me hago viejo si, de un largo viaje
siempre sentado, nada he visto sino
la lluvia, sino un cansado rayo
de vida silenciosa...? (los obreros
subían y bajaban de mi tren,
llevaban, de un suburbio a un dulce lago,
su sueño y, con él, sus utensilios).
Grité también cuando caí en la cama:
hombres somos, más que viles cansados.
______________________________
a Eugenio Montale
La fiesta hacia el atardecer. Yo voy
en dirección opuesta a la caterva
que alegre y ágil sale del estadio.
A ninguno yo miro y miro a todos.
De vez en cuando apaño una sonrisa.
Mas raramente una sonrisa alegre.
Mi mente no recuerda ya quién soy.
Entonces el morir no desearía.
Que muera me parece harto injusto.
Aunque ya no recuerde más quién soy.
en dirección opuesta a la caterva
que alegre y ágil sale del estadio.
A ninguno yo miro y miro a todos.
De vez en cuando apaño una sonrisa.
Mas raramente una sonrisa alegre.
Mi mente no recuerda ya quién soy.
Entonces el morir no desearía.
Que muera me parece harto injusto.
Aunque ya no recuerde más quién soy.
______________________________
A Enrique Garavano, Pipón, queridísimo amigo,
a un año de su muerte.
Bajo un cielo
todo azul
¿qué espero?
¿qúé anhelo?
Está todo en paz
aunque hay un velo
de tristeza
que no quiero.
Ya no está esa gracia fulminante
sino el soplo de algo que vendrá.
El mar está completamente azul
El mar está completamente calmo
En mi corazón hay casi un grito
de alegría. Y todo está completamente calmo.
En la noche profunda
se consumen las estrellas.
Un dolor me inunda:
un amor de cosas bellas.
Besame en la boca, último verano
decime que no te irás tan lejos,
regresa con el amor sobre tus hombros
y tu peso ya no será vano.
______________________________
¿no es tal vez el amor un nudo estrecho
entre la angustia y el goce?
Estos poemas de Sandro Penna,
están tomados del volumen Poesie,
Garzanti, 2000, p 394,
Fragmentos
-1 –
Felice chi è diverso
essendo egli diverso.
Ma guai a chi è diverso
essendo egli comune.
Feliz quien es distinto
siendo él diferente.
Mas ¡ay del que es distinto
siendo él ordinario!
-2-
¿La juventud es mía aún?
Así lo creo ahora que el viento
desbarata dulcemente mis ideas
y la ventana está abierta, honesta y clara,
y entre mis versos yace el tedio mío.
Ha durado dos días este tedio,
el triste tedio hecho de palabras
y de gestos que enmascarar quisieran
la ausencia de un amor, mi primer
tregua en el mundo de mi deshonor.
He pasado dos días sin amor,
he visto al más bello de los niños
en mi corazón apagarse sin un guiño
como hace la bujía sin aceite.
Después he visto un tierno, novato
rubor sobre una mejilla tibia y sola
y sola la he dejado que se enfríe
como un viejo maestro de primaria.
Más tarde sorprendí el sexo casualmente
de un rubio marinero abierto y noble
(no me preguntéis, ciudadanos, dónde)
Y no le dije que no estaba solo.
No preguntéis, amigos, por qué calla
también el rubio bote bajo el sol;
su balanceo abarcaba sus palabras
pero mi silencio carecía de sol.
¿La juventud es mía aún?
Así lo creo ahora que el viento
desbarata dulcemente mis ideas
y la ventana está abierta, noble y clara,
y entre mis versos yace el tedio mío.
Ha durado dos días este tedio…
-3-
Me pierdo en el barrio popular
muy animado porque es casi de noche.
Estoy entre hombres tan lejanos
de mí: maravillosos hombres
para mí: vivos y claros, no valores
marcados. Todos iguales, ignotos y nuevos.
En una esquina oscura tomo el puesto
dejado por un obrero que ha subido
(justo a tiempo) al autobús que se marchaba.
No vi su cara, pero sus movimientos
ágiles en el corazón ahora los llevo. Me queda
(de él, anónimo, para mí, preso
de la vida) de aquella esquina oscura su olor
honesto de animal, como el mío.
-4-
Pero cuando estaba perdido –y el agua
en torno a él se iba volviendo negra-
libre y solo junto a la ribera
en un soplo de sol vio a un muchacho.
Desnudo doblado sobre las piernas, salía
de su cuerpo eso de todos los días.
Varias veces gritó, y con menos angustia
sintió de nuevo el mundo y el tedio.
El sexo lo miró, parecía humilde y ausente.
Otra cosa colgaba; y fue con alegría,
casi con alegría que miró la quieta
imagen invocada; como una ausente
mirada hacia su fin, y fue con alegría
que un temblor feliz dentro de sí
volvió a cerrarse.
-5-
No había nadie en la portería.
Una luz incidía
sobre las pobres camas sin tender.
En una mesa aparte
dormía un muchacho
bellísimo.
De sus brazos salió
ofuscado, vacilando, un gatito.
-6-
Veloz va el atleta adolescente
en el mediodía plácido y sereno.
Pero lo abraza el crepúsculo, y él declara
ahora su firme sombra en Atenas.
Si nos cubrimos asistimos a la época
de los calzoncillos.
-7-
Amor, amor
disonante del lecho.
-8-
He encontrado a mi ángel
entre una laja plateada.
Fumaba un cigarrillo
y tenía brillo en la mirada…
Fragmentos
-1 –
Felice chi è diverso
essendo egli diverso.
Ma guai a chi è diverso
essendo egli comune.
Feliz quien es distinto
siendo él diferente.
Mas ¡ay del que es distinto
siendo él ordinario!
-2-
¿La juventud es mía aún?
Así lo creo ahora que el viento
desbarata dulcemente mis ideas
y la ventana está abierta, honesta y clara,
y entre mis versos yace el tedio mío.
Ha durado dos días este tedio,
el triste tedio hecho de palabras
y de gestos que enmascarar quisieran
la ausencia de un amor, mi primer
tregua en el mundo de mi deshonor.
He pasado dos días sin amor,
he visto al más bello de los niños
en mi corazón apagarse sin un guiño
como hace la bujía sin aceite.
Después he visto un tierno, novato
rubor sobre una mejilla tibia y sola
y sola la he dejado que se enfríe
como un viejo maestro de primaria.
Más tarde sorprendí el sexo casualmente
de un rubio marinero abierto y noble
(no me preguntéis, ciudadanos, dónde)
Y no le dije que no estaba solo.
No preguntéis, amigos, por qué calla
también el rubio bote bajo el sol;
su balanceo abarcaba sus palabras
pero mi silencio carecía de sol.
¿La juventud es mía aún?
Así lo creo ahora que el viento
desbarata dulcemente mis ideas
y la ventana está abierta, noble y clara,
y entre mis versos yace el tedio mío.
Ha durado dos días este tedio…
-3-
Me pierdo en el barrio popular
muy animado porque es casi de noche.
Estoy entre hombres tan lejanos
de mí: maravillosos hombres
para mí: vivos y claros, no valores
marcados. Todos iguales, ignotos y nuevos.
En una esquina oscura tomo el puesto
dejado por un obrero que ha subido
(justo a tiempo) al autobús que se marchaba.
No vi su cara, pero sus movimientos
ágiles en el corazón ahora los llevo. Me queda
(de él, anónimo, para mí, preso
de la vida) de aquella esquina oscura su olor
honesto de animal, como el mío.
-4-
Pero cuando estaba perdido –y el agua
en torno a él se iba volviendo negra-
libre y solo junto a la ribera
en un soplo de sol vio a un muchacho.
Desnudo doblado sobre las piernas, salía
de su cuerpo eso de todos los días.
Varias veces gritó, y con menos angustia
sintió de nuevo el mundo y el tedio.
El sexo lo miró, parecía humilde y ausente.
Otra cosa colgaba; y fue con alegría,
casi con alegría que miró la quieta
imagen invocada; como una ausente
mirada hacia su fin, y fue con alegría
que un temblor feliz dentro de sí
volvió a cerrarse.
-5-
No había nadie en la portería.
Una luz incidía
sobre las pobres camas sin tender.
En una mesa aparte
dormía un muchacho
bellísimo.
De sus brazos salió
ofuscado, vacilando, un gatito.
-6-
Veloz va el atleta adolescente
en el mediodía plácido y sereno.
Pero lo abraza el crepúsculo, y él declara
ahora su firme sombra en Atenas.
Si nos cubrimos asistimos a la época
de los calzoncillos.
-7-
Amor, amor
disonante del lecho.
-8-
He encontrado a mi ángel
entre una laja plateada.
Fumaba un cigarrillo
y tenía brillo en la mirada…
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