Eva Bourke
Poeta irlandesa.
Poeta irlandesa.
Bourke nació en Alemania pero ha vivido gran parte de su vida en Galway, Irlanda. Estudió Literatura Alemana e Historia del Arte en la Universidad de Munich. Ha publicado cinco volúmenes de su propia obra, así como publicaciones como editora y traductora. Es miembro de Aosdána. Fue redactora de escritura en el suplemento del oeste de la Tribuna del Connacht durante seis años, y durante más de una década ha participado en el Taller de Escritores de Galway. Da conferencias sobre la poesía irlandesa de estilo contemporáneo, en Austria, Hungría, Alemania, EE.UU. e Irlanda A partir de 2011, está editando la traducción de una colección del poeta Friedrich Hoelderlin.
BIBLIOGRAFÍA:
Gonella, Galway, Salmon Publishing, 1985, with drawings by Jay Murphy.
Litany for the Pig, Salmon Publishing, 1989.
Spring in Henry Street, Dublin, Dedalus, 1996
In Green Ink/Mit Gruner Tinte (editor), 1996.
Travels With Gandolfo, Dedalus, 2000.
Winter on White Paper by Elisabeth Borchers (as translator), 2002.
The Latitude of Naples, Dedalus, 2005.
Landing Places: Immigrant Poets in Ireland, (edited with Borbála Faragó, Dedalus Press, 2010.
Piano, Dedalus, 2011.
Me desperté y Svarovslav Ritcher ejecutaba Bach:
la suite inglesa VI.
La mañana temprana se derramaba sobre
las cornisas y los alféizares de la ciudad.
Era octubre, todavía templado
con el aroma de las plantas abonando la tierra;
los árboles en las calles cambiaban de color,
dorado, rojizo, bermellón llameante,
los peatones charlaban y reían
bajo mi ventana.
Bach está en el aire, cada nota
salía del negro cuerpo
de la radio, sin peso, clara
y acertada en su camino:
sobre la ciudad en los jardines escalonados
nunca existió la maldad,
el miedo y el odio se detuvieron a escuchar,
el dolor y la desesperación detuvieron
su progreso a través de salas
de hospital y escucharon.
La mano izquierda sabía con precisión
hacia dónde iba la derecha
la justicia fue justicia
la verdad y el amor fueron uno,
el alma descansó en el alma
bajo las cataratas salvajes.
Traducción de la profesora argentina Leonor Silvestri
LA POETA A LOS 90 ESCRIBE UNA CARTA
Mis amigos, aquí en esta mesa
con papel y lápiz
quiero contarles lo que perdí
que era todo
y lo que ha vuelto a mí
que también era todo.
De niña aprendí en los días de verano
que el sol habla una lengua incansable
que el pasto quiere vestirlo
todo bajo el cielo
con estrofas verdes
miel para envolver al mundo entero
con su dulce retórica
y su clara marca de agua para escribir sobre las cosas
Pero más tarde a mi lengua le arrojaron piedras
para alimentarse y tierra muerta
en el exilio habló de jarra cuenco pan
nada más quedó en mi mesa.
A su tiempo se curó e hizo amistad con los árboles
a veces fue hasta los confines de la tierra
el viento le mostró el camino.
En la oscuridad y la pena
se puso el vestido de muchachita-
abrió una puerta llamada flor
una puerta llamada estrella
una puerta llamada marea,
las atravesé todas con mi corazón palpitante y vi
a mi madre en un balcón de luz de verano.
Deben creerme
lo único que siempre quise fue pan y rosas
que la sangre de la flor estuviera quieta
para encontrar una palabra clara como un espejo
para enseñarme a mí misma y a ustedes
a tener cuidado con la desesperación.
Este poema está dedicado a Stella Rosemberg, de 93 años, poeta judeo- austríaca, que vive en el exilio en Leeds desde 1938 y solo escribe en alemán, muy de vez en cuando, penando por su madre, que murió en Auschwitz.
*
Este poema está publicado en Irlandesas, 14 poetas Contemporáneas, Ed. Bajo La Luna
Achill Killeen 1
1
Temprano en la mañana.
Las casitas de vacaciones
del otro lado de la bahía están cansadas
de remar toda la noche a través de las olas
y dejan sus remos de lado.
Lejos entre dos rocas el sol abre
una puerta azul y hace pasar lentamente
a un barco pesquero y su tripulación
al resplandeciente ascenso del día.
2
Una mariposa monarca me conduce
donde el oleaje se desenreda
sobre la arena toda.
Es el retazo del mapa perdido
de la isla que el viento transporta de aquí para allá
con alas marrones
y delicados contornos negros.
3
De pie en un campo por encima del mar, esparcidos pedazos
de cuarzo blanco
cada uno marcando la tumba de un niño.
Las piedras son lámparas brillantes
tomadas de la tierra puestas
sobre un altar improvisado:
los antiguos dioses descendieron
desde las montañas
para velar el campo en piedad y silencio.
4
Los niños se deslizaron fuera del alcance
dentro de la tierra tan rápido que
sus nombres no fueron escritos sobre piedra.
Pero los jóvenes padres arrodillados
en la ladera los tenían en el corazón-
dolor se llamaban, pérdida y angustia.
5
Durante todo el día un viento suave rastrilla el pasto
y las nubes apresuran su carga
de pájaros hacia el este.
Durante todo el día mis pies van
de aquí para allá- durante todo el día mi corazón
desea quedarse quieto.
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1 De acuerdo a la poeta, con este nombre irlandés se conoce a las tumbas improvisadas donde se entierran a los niños que al morir muy pequeños no pudieron ser bautizados, y por ende no tienen derecho a ser enterrados en las tumbas irlandesas que son católicas.
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