martes, 17 de agosto de 2010

499.- BEATRICE BRESSAN


Beatrice Bressan nació en Roma el 25 de marzo de 1967. Hasta los 32 años vivió en Italia, donde, después de realizar estudios clásicos, se licenció en física en la Università La Sapienza de Roma y obtuvo un Master en Comunicación científica en la Escuela Internacional Superior de Estudios Avanzados de Trieste. En la actualidad reside en Ginebra, ciudad en la que trabaja como divulgadora científica en el CERN, el laboratorio europeo de física de partículas. Colabora en calidad de investigadora en el Departamento de Ciencias Físicas de la Universidad de Helsinki, donde ha vivido durante más de un año y ha realizado un doctorado. Desde 2002 forma parte de la Unión de periodistas científicos italianos y de la European Union of Science Journalists' Associations.

Ha publicado artículos en suplementos científicos de varios diarios, entre otros, La Repubblica y La Stampa, en las revistas Le Scienze, Newton e Italian Life y en los periódicos especializados y telemáticos Galileo y Prometeus.

Es autora, además, de dos libros de poesía: I sentimenti dimenticati (Genesi, Turín, 2003) e Il drago nascosto (Lepisma, Roma, 2005).



SOLEDAD

El dolor es grande.
El engaño sutil.
El rojo tiñe el alma,
el miedo ahoga la vida.
No me espero nada.
Quiero inyectarme el mundo entero.
Mis pensamientos como drogas.
Me arrojo a mí misma en instantes infinitos.

La muerte es fascinación y derrota.

El amor una ficción,
la necesidad de los afligidos.
La desilusión de los creyentes.
Me quedo atónita mirando.
La soledad triunfa.




ERRORES

Una ventana al pasado.
Un trampolín hacia el futuro.
Una lágrima amarga por lo inevitable.
Una mirada náufraga en un mar de soledad.





MIEDO

Soplo de miedo en mis miembros.
Duda en mi mente.
Peligro en mi existencia.
Me atacan desde dentro,
la batalla es dura,
el enemigo sutil e inasible.
Su secreto es profundo,
una herida bañada en la sangre.

Yo soy mi peor enemigo.

No vislumbro victoria.
El bien y el mal:
mis naturalezas enfrentadas.
Vaya como vaya, perezco.
Prisionera de un laberinto.
Quisiera encontrar la luz
y seguirla hasta el sol.

En ese instante se transformará
la índole oscura.






ALMA

Alma mía no pierdas la ebriedad del día.
Alma mía no pierdas la luz del sol.
Alma mía no pierdas la profundidad de la noche.
Alma mía no pierdas la esencia de la vida.
Alma mía te lo ruego sonríe.





PERTENENCIA

Vivo mejor
lo que no me pertenece.







(Traducciónes de:
Teresa Albasini Legaz)





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