lunes, 2 de agosto de 2010

319.- MIGUEL ÁNGEL GARCÍA ARGÜEZ



Miguel Ángel García Argüez (La Línea de la Concepción, Cádiz, España, 1969). Vive en Cádiz, desde donde se dedica a la literatura. Es escritor en lengua castellana y ha publicado libros en diversos géneros literarios: la poesía, el relato breve, el teatro, el ensayo-documental y la novela. Es licenciado en Filología Hispánica y pertenece al colectivo de escritores La Palabra Itinerante, con el que ha realizado diversas acciones culturales y sociales de agitación y reflexión, así como numerosas actuaciones artísticas de diverso tipo vinculadas a la música, la imagen, la polipoesía y la poesía en acción. Ha impartido también singulares talleres de creación literaria y de animación a la lectura creativa por toda España en diferentes ámbitos: universidades, bibliotecas, colegios de primaria, institutos de secundaria, centros vecinales, casas de cultura, centros penitenciarios… Desde 2000 dirige y coordina la Escuela de Letras Libres, taller estable de creación e investigación literaria en Chiclana de la Frontera (Cádiz). Ha colaborado con diversas compañías teatrales y bandas de rock tanto con música como con textos. Publica artículos, reseñas literarias, críticas teatrales y reportajes de viajes en periódicos y revistas. Es miembro asesor de la Fundación Fernando Quiñones.

Obra poética:
Las tijeras y el yogur (Ayuntamiento de Chiclana, 1994).
Ecce Woman (editorial Quórum, Cádiz, V Premio de poesía “José Manuel García Gómez”, 2001).
La Venus del Gran Poder (Premio internacional “Encina de la Cañada”, Madrid, 2004).
Cambio de agujas (Diputación de Cádiz, 2005).
Seleccionado en las antologías: Once Inicial (Fundación Municipal de Cultura de Cádiz, 2002); Voces del Extremo. Poesía y utopía (Fundación Juan Ramón Jiménez, 2002), Poesía Viva de Andalucía (Universidad de Guadalajara, México, 2007) y Once poetas críticos en la poesía española reciente (Baile del Sol, Tenerife, 2007).
Relatos:
El Bombero de Pompeya (Colección Calembé, Cádiz, 2002).
Seleccionado en las antologías de cuentos Cuentos al sur (Editorial Batarro, Almería, 2002) y Cuento Vivo de Andalucía (Universidad de Guadalajara, México, 2007)
Novela:
Los Búhos (Viprén, Cádiz, 2003).
Teatro:
Don Quijote va al psiquiatra (Premio “Rafael Guerrero”, Cádiz, 1999)
Ensayo-documental:
El Pan y los Peces (Cádiz, 2001, 2º edición en 2004).




QUICHÉ (Fragmento)

(…)Por eso escucha ahora, Maximón,
La triste letanía de estos pobres
Que elevamos a tu trono de aguardiente
El último rescoldo de nuestras esperanzas

Escucha que es tu pueblo
Y no el de Jesucristo
El que ahora sollozando te suplica

Por todas las criaturas humilladas en el barro
Oh negro Maximón señor del humo
Danos el canto de la tierna rebeldía

Por todas las palabras desangradas sin pausa en las aceras
Oh agrio Maximón príncipe sin reino
Danos palos enormes para ahuyentar los zopilotes

Por tantas velitas retumbando en la negrura de los pozos
Oh bello Maximón señor de los escupitajos
Danos el fuego y el alcohol para acabar con las bacterias

Por los cadáveres ocultos en el lodo de la historia
Oh sucio Maximón gladiador de la gangrena
Danos refugio para el viento y danos dientes para tu carne

Porque estamos ya tocando el limo oscuro y muerto del fondo del pantano
Oh ebrio Maximón capitán renegrido de los aires
Danos agua para limpiar el olor de la carroña

Por el aliento caliente con que resuella la maleza
Oh dulce Maximón oscuro paladín de las telas de araña
Danos una hermosa canción para cantar con nuestros hijos

Por las lágrimas rojizas en los ojos enfermos de las niñas
Oh zambo Maximón arcángel de la escoria y de las llagas
Danos entendimiento para discernir siempre lo más necesario

Por el miedo de los perros que ladran en el maizal
Oh sabio Maximón jardinero de las flores resecas
Danos garganta para gritar de ira y manos para agarrar las armas

Por el virus caníbal que enmascaran las ofrendas del Gran Predicador
Oh viejo Maximón maestro de los niños muertos
Danos un viento que arranque la máscara del mundo

Porque ahí fuera el sol calienta y hace frío sin embargo en nuestras casas
Oh fiero Maximón enorme insecto negro que asusta a las muchachas
Danos paz para los muertos y cólera y furor para los vivos

Porque nada podemos sin tu ejército de parias
Maximón

Porque todo se pierde si olvidamos las fosas comunes
Maximón

Porque es la ira el método de hacer frente a la amnesia
Escucha Maximón

Mi cuerpo está encendido con la sangre de los indios

Los muertos cantan solos



Las calles piden fuego
La gente corre a gritos por mis venas.


(de Los días del maíz)






SONGOFSONGS (Fragmento)

(…)
El Novio: Dejadme, bellas damas, desmayado.
Alejad los perfumes que sahúman
mi ebrio corazón acucharado.

Estos ciegos vapores no difuman
la imagen obstinada de mi dueña
que esta noche los poros me rezuman.

Sus pies son como nidos de cigüeña
que esperan en los duros pedregales
mis besos como sola contraseña.

Sus caderas son campos de trigales
y su ombligo es un ánfora redonda
donde hibernan extraños animales.

Su vientre es pan. Su espalda, una anaconda
que trepa por la rastra de su pelo
y ronca entre los pliegues de su fronda.

Sus pechos son banderas del subsuelo,
su cuello un arrebato de corceles,
sus ojos un laúd y un violonchelo.

Su boca es un incendio de pinceles
que llenan el espacio y es su risa
como una transfusión de cascabeles

Su frente y su perfil son la cornisa
de todos los abismos, caravanas
del mundo cuando el mundo tiene prisa.

Su cuerpo, en fin, es agua de campanas,
amor de ciegos, hacha bienhechora,
meteorito en formol, mapa de iguanas.

Por eso, bellas damas, a esta hora
de estrellas, de medusas y vacío,
dejad mi cuerpo en paz, que mi señora
descansa ajena al cáncer de este frío.


(de La Venus del Gran Poder)




Last train to Africa

Los monos azules en la hierba, pequeña niñita, tambores y machetes en las ambulancias, el policía, el pescador, oh, pequeña ranita, hemos perdido el último tren a África, no mires dentro de tu pesadilla, hay extrañas nubes en el templo de las ratas y niños con armas acechando en la maleza, pequeña hormiguita, los árboles rojos beben sangre en el verano de África, las venas del mundo hinchadas con cadáveres y piedras preciosas, pequeña vaca, un sol de lava viva en los ojos y un campo de llamas en el cielo, pequeña perra, el índice Dow Jones cotizando a la baja nuestro espanto, está a salvo internet de los virus que devoran nuestra carne, malos tiempos para los mass media en Guinea, el cartero, el conductor, oh, pequeño polvo, hemos perdido el último tren a África, una tierra pequeña al sur de tu dolor de cabeza, los suaves elefantes y los leones fríos, los buitres leyendo los posos del café, ratones electrocutados en la televisión, días ciegos, pequeña boa, rojas sirenas estallan en la noche ecuatoriana, no podemos ver las estrellas bajo el mar, el mar negro de calor, la atmósfera que quema, la cariñosa sequía de los siglos, pequeña niñita, estamos acabados, Lázaro ha muerto, hemos perdido el último tren a África.

(de Cambio de agujas)



Antepenultimate manifest

Estoy cansado ya de nuevas olas,
tanto verso de sueldo y cofradías,
de poetas embobados con vacías
cadenas de palabras y amapolas.
Ya sólo creo en bombas y pistolas,
en el fuego, en las rápidas y frías
navajas despiadadas, en sombrías
tragedias de millones de almas solas.
Invertir. Destruir. Negarlo todo.
Resistirme a aceptar tanta mentira.
Romper la realidad. Decir que no.
Cubrir el mundo entero con el lodo
de los muertos, la cólera y la ira.
Decir que no, que no, que no y que no.



DE LOS DÍAS DEL MAIZ

II (parte 1ª yuk’tan)
Caribe ha caminado
sobre dos patas altas
una hecha con las raspas de los peces
y la otra de pan y pedrería
.
Caribe es un perro
y una ola y un átomo
y un viento y una arteria
y un pez y un aeroplano
.
Caribe es la piraña
que vuela y es Caribe
la lágrima perfecta
de la tierra.
—–
IV (parte 1ª yuk’tan)
Oíd cómo resuena
la lluvia al caer sobre los pechos
de las niñas preñadas.
—-
VIII (Parte 2ª, Lakantún)
Hay una mariposa
En el ojo del cocodrilo
Un cocodrilo
En el estómago de la araña
Una araña
En el diente del jaguar
Un jaguar
En las escamas del pez
Un pez
En la piel de la culebra
Una culebra
En la cabeza del mono
Un mono
En el corazón del hombre
Un hombre
En el hocico del perro
Un perro
En el vientre del pelícano
Un pelícano
En el cerebro del gusano
Un gusano
En las alas del colibrí
Un colibrí
En los labios de mi amada



NUEVA CARTOGRAFÍA DE LAS GUERRILLAS

¡Qué latido inaudible nos da cuerda
debajo de este ruido de aeroplanos!
¡Qué trasiego de hormigas por las manos!
¡Derecha abajo adentro arriba izquierda!
Oculto donde nadie ya recuerda,
debajo de esta piel y sus pantanos
¡qué pálpito pequeño de pianos
donde nada se entiende ni concuerda!
Debajo de esta sangre y de su aliento
debajo de la víscera, del músculo,
del hueso y de estos átomos pequeños,
hay un leve temblor, un golpe lento,
un movimiento sísmico y minúsculo,
que vibra y vuelve sueño nuestros sueños.



PLEGARIAS A NUESTRA SEÑORA DEL GRAN PODER

- I -

Sin verte sé que eres la lámpara del cielo,
la antorcha que ilumina las grutas subterráneas,
el pozo azul y ciego que forman las gargantas,
el fuego que en las grietas que tienen las montañas
asoma y ruge y tiembla y purifica.
Le diste forma al cosmos.
Viniste a modelar las cordilleras
con la línea redonda de tus labios,
y aún sigues enfoscando con tu aliento
la atmósfera y los mares.
Jamás te he visto y nunca he sabido
de tu cuerpo o de tu voz,
pero sé que estás ahí, agazapada,
detrás de cada cuerpo que palpita,
detrás de cada amante que gime en la penumbra,
detrás de cada niña y detrás de cada insecto.

- II -

Así que manifiéstate, señora,
y déjame beber al fin el ancho vino espeso
de tu sangre encendida por las fieras.
Hermana, madre, perra, cadena, piedra, llama,
idioma, estrella, víscera, salmuera, estalactita,
luciérnaga, llovizna, marabunta,
como quiera que te llames, dueña mía,
alúmbrame el camino, enciéndeme la carne,
regálame los ojos.
Que tu santa saliva esta noche
me ponga, al fin, la luz patas arriba.



AGUACATE FOR YOU

No hay sombras esta noche. Sólo rutas
que llevan a tus piernas. Esas piernas
coronadas de medias y cavernas,
de cavernas, de greñas y de grutas.
Amarillas y verdes son tus frutas.
Amarillas y rojas tus linternas.
Amarillos tus huesos. Rosas tiernas,
y en tus brazos arcángeles y putas.

Aguacate for you, tesoro mío,
aguacate y azúcar y, a tu lado,
ardiendo está mi espada boca arriba.
Cómeme y hazme tuyo. Tengo frío.
Quiero ser otra vez purificado
por la lluvia viril de tu saliva.




EL AMOR EN LOS TIEMPOS DE LA CÓLERA

Parece el mundo entero estar de caza.
Escúchales ahí fuera:
La gente deambulando por la calle
con el corazón lleno de armas cargadas
y el sudor de la bilis que les hierve
en la cabeza y la garganta.
Van siguiendo la hilera que ha trazado la metralla,
el olor de las cosas heridas, el rastro luminoso
de las risas y la gente que se besa.
Todos quieren por lo visto
colgar en las paredes de sus celdas
las cabezas de los pájaros, el trofeo disecado
de algún cuerpo enamorado.
Llevan jaulas para encerrar la lluvia
y redes donde atrapan mariposas
y tanques y dinero y palabras como arañas afiladas
y máquinas enormes que congelan los sueños
Vienen locos bufando como trenes hambrientos,
hinchados por la ira y por el miedo.
Llevan nombres escritos en sus listas
y husmean las aceras y acechan las esquinas
y atisban a través de las ventanas
para ver lo que hay dentro de tu casa.
Nos rondan, nos acechan
Y más tarde o más temprano
lograrán acorralarnos.

Pero yo te quiero.
Te quiero aunque apenas tenga tiempo de decirlo.
Ya se ha abierto la veda.
Han puesto un alto precio a nuestra dicha
y el cronómetro torvo de la muerte
nos viene, dueña mía,
pisando los talones.



HAY DEMONIOS

Hay demonios que viven
durmiendo en los motores
de las naves espaciales,
en el hambre de los trenes,
en la luz del microondas,
y nosotros creemos escucharlos
y seguimos sus consejos
y limpiamos sus pezuñas
y cerramos cada noche de sus párpados
la puerta de emergencia
y subimos y bajamos a las lunas de Plutón
con la escala delgada
de los más oscuros sueños.

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