miércoles, 28 de agosto de 2013

ANDRÉS CURSARO [10.391]


ANDRÉS CURSARO

Nació en Neuquén, ARGENTINA en 1968, vivió en Luis Beltrán (Río Negro) y en 1990 se radicó en Rada Tilly (Chubut). 
Poeta, periodista y ex docente universitario. 
Publicó “El pecado de soñar” (Filofalsía, 1988), “Jirones de un desierto que oscurece” (Último Reino, 1999), “Poesía y rock en vivo” (disco compacto junto al grupo “113 Vicios” y Palo Pandolfo, distribuido por la revista “Bardo”, en 2000) y “Estación/Tierra/Nada” (Ediciones en Danza, 2006). 
Compiló diversas obras para la Editorial Universitaria de la Patagonia. 
Editó y anotó “Diez centavos de ira y otros etcéteras”, del poeta mariani (inédita). Investigó y editó la obra poética de Juan Carlos Bustriazo Ortiz: “Herejía bermeja” (Ediciones en Danza, 2008) y publicó el disco compacto “Hereje, bebedor de la noche”, de Juan Carlos Bustriazo Ortiz (Espacio Hudson, 2007); los libros de fotografías “Comodoro Rivadavia, años de imagen. 1900-1940” (Editorial Universitaria de la Patagonia, 1994) y “La vida en el país del petróleo” (Espacio Hudson, 2007) y “Las palabras y los días”, recopilación de aguafuertes del narrador David Aracena (Espacio Hudson, 2009). 
Productor artístico del disco “Un ring para dios”, de Cristian Aliaga y Avelino Naves (Poetics of resistance, Gran Bretaña, 2009). Trabaja en el diario El Patagónico, de Comodoro Rivadavia (Chubut), en el que durante diez años editó el suplemento de cultura joven “Ojos de papel”. Poemas suyos fueron publicados en antologías de Colombia, Perú, España y Argentina.




“Mi madre puede ver en la noche/ a un santito despeinado”.


De: “Estación/ Tierra/ Nada”
Ediciones En Danza, 2006.


Sólo se recoge azul 
en la distancia
y esta tierrita para los ojos.
Otra cosa nada,
nomás este silencio
nada fácil de callar.


Vinieron de un pasado de pasto
con la sangre en la boca
y llegaron pupilas escarchadas
de tanto enterrado sin súplicas.
Se vinieron como el ventarrón 
a las chapas cayeron luces.
Entre sauces
los cargaron a la sombra que dan las bolsas,
los destriparon con sonrisa heroica y ahora se vienen 
esos huesos con sangre en la boca
a interrogar 
qué hacen estos muertos entre todos nuestros muertos.


qué será este esperarte tanto qué fue nuestro en el agua antes de la escarcha qué de los duraznos que mordimos cuando el granizo se estrelló contra el galpón qué vimos en esa luz que nos cegó qué hizo que subamos a esta máquina que nos lleva o trae a una estación sin remedio he visto esas caras antes he visto a los caballos morder el pasto seco de tu boca y a los sauces arrastrar el cadáver que ahora somos


qué hemos cambiado por esta tierra 
qué hemos de beber cuando todo reseque 
así se vengan las lluvias y los ríos 
seguiremos comiendo el polvo 
que baja del andén 


y así entró la noche con su luz encendida apenas los ojos abrieronsé el frío recorrió cuellos apenas sangre brotó la noche de lámpara sucia se vistió corrió parió la sed cuando el sudor apenas pudo murió cansado de correr deshilachados apenas juntó sus penas cuando entró la noche a encender su luz     y así fueron las noches párpados hilos de baba en la cama desta playa nos juntan en pedazos los chimangos mudos cortan su lengua enfrían ardores en la sal unos amantes huelen a labio partido sonrisita lechuza viuda te observa dar vuelta la cabeza

donde la luz se calla donde las camas arden su llama atenta qué se hizo la voz alerta del fuego cuando llovía en ti farodetierra esa tarde en la esquina del teléfono mudo por tu chico perdido dónde buscaste la voz la mano mejilla brotada no fue en otro cuerpo que en este que ahora flota remedio mal curado dónde llegó toda palabra dicha de mañana labios mojados espanto llovías de verte sin padre para ese hijo se cae como siempre se cae al pasado que viene donde se pretende llevar la cama y arder solo arderse la piel blanquita                                                                                      blanquita


Seremosono, seremos lo que ya no podamoser, queridita tan tranquila frente al vaso ir ir ir que no salir que no mirar que no entrar que no tirarse de cabeza a los senos que aguardan que otra lengua se relaje y brote la saliva lástimalastima este tenernotener la lengua y no así esos senos camino a tetas que van hacia la noche con su quehacer para nopoderser.


la blusa atada a la cintura pierna arriba tacos rápidos por la baldosa el quiebre se marca todo en música y bailás para quién con esa marca que dejás no puedo seguirte al zanjón rubia hacé que pierda el paso retroceda caigan los zapatos en charol vuelve la cara contra esa otra cara y mejilla a mejilla enseñalé como brota la nieve como sucede el río entre los yuyitos vuélvete mira con desdén su mano bajar hastal dibujo de sus piernas hasta el dedo rígido acusando baldosas mejilla y mejilla blusa y charol tango rubia es tango lo que olés esta noche sobre el tajo de la falda es sangre lo que bailas


I.
y de sus ojos brotaron las espinas 
con las que sembró este cuerpo 
nadie en este costado intuye
lo que hemos bebido el sabor 
de pálidas costillas que se atraviesan 
en los espejos donde nos vemos padres 
padres nuestros que han sido hijos
que ahora dejamos al borde 
de esos mismos ojos que nos miran 
en otras espinas en otros agrios
sabores que beberán.

II.
y así se venga la noche seguiré buscando tu pálida luz tu seda última a la hora de destapar y aunque se venga todo el viento entre la tierra secaré las almas que me pertenecen por ahora cuando todo se ha volado a lo que hemos venido es a buscarnos a besarnos las manos antes de levantar esta sangre de tu mejilla expulsada pero la noche se vino y está la casa allí entre los álamos abierta con las ventanas arrumbadas y la cama sin hacer tu sonido último recién saliendo el pañuelo escarchado en las ramas y mi cuerpo atrás 
de tu luz apenas encendida.

III.
agradezco los favores concedidos virgencita reina de la mentira agradezco y espero sentado que devuelvan el don del regreso estos santos que tampoco soportaron la tormenta en las paredes de la casa sólo queda la marca de un rosario que supo ser milagroso y cuidar el respaldo sí virgencita agradezco los favores concedidos y el camisón de piedra con el que me has dejado.

IV.
flores buscas en el cementerio y encuentras tu rostro en cada tumba la imagen de la casa que abandonas te persigue con todos sus fantasmas por ti ha sido que el aroma de los malvones envuelve los retratos una vez más en el rostro de cada tumba flores buscas en el camino del viento que regresa a la casa entre los álamos allí los espejos donde nos vimos padres están iluminados por quienes fueron hijos dibujados por ti una vez y otra así huelen estos huesos estaqueados a la ventana en señal de cruz o equis ebria huelen a pétalo partido en sangre a virgencita derretida antes de la oración.

V.
tendrá qué destino el regreso tal vez sea la figura que ahora enmudece desde el cristal de las copas secas o también estas otras manos elevadas a las prendas ya del sol cómo ver el camino para volver si el aroma que por ti ha sido aprisionado quedó en las imágenes casi muertas de los retratos ese retorno nunca tendrá el final que este cuerpo señala virgencita con estacas será cómo el sabor de un destino abandonado en la ruta entre animales que matan para conocer las entrañas de este otro animal que ahora se marca en las paredes de la casa y rompe el espejo donde se descubre ausente.

VI.
qué luz nos queda en las copas 
qué brillo beberemos mañana 
de cara al sol atrás del cortinado 
qué alcohol qué vaso qué río 
permanece entre las piernas.


el cerebro camina muriéndose hacia la memoria del lugar que nos habitamos donde el recuerdo tuyo ha sido desalojado de las noches en el viento de la rosa que se pudre en un florero del silencio que me has regalado para este fin de infierno nada se muere tanto como este pensamiento mío como este pensarte tanto que hace morirme en otro intento de ubicar tus manos aquí muy cerca de las tardes entre los aires de este mar helado empujándome hasta las rodillas de los recuerdos no he podido desalojarte nada peor que la memoria para una venganza nada peor para sentirse calladamente muerto que el olor de la memoria que te busca así se venga la noche a entrar las cobijas rotas por ese agujero de la sábana que ha quedado mostrándose solo al colchón de la memoria recordandomé que aún vivo recordándote y que quisiera que muera de vergüenza de amnesia de trasnoche frente a todos los papeles casi polvo de donde surgen todas muertes riéndoseme en tu cara ausente de nada vamos de nada venimos de nada nos golpearemos la cabeza hasta que estalle se estrelle donde la luz se hizo humo donde el humo saca un cigarrillo donde la botella termine la memoria del lugar que nos habitamos nada peor para tu venganza que tener que soportar ahora esta memoria que no me deja morirte ni morirme roto asilado de tanto buscarte en este puto agujero de la sábana en el que sin embargo eternamente memoría.

I
qué es el espacio sino esta necesidad de acorralar a los fantasmas a los presos deambulando en la memoria qué es este vacío enfrentando al infinito contra las manos del frío sino la piel de los huesos indicando rutas al océano los pies de aquel niño corriendo tras sus ojos con la urgencia de acorralar a los fantasmas muñecos pisados por caballos qué muestra ese espacio en los pasillos de la intemperie sino la sangre de los peones devorados por los machetes los muertos por el frío ardiendo en esta casa en este espacio limitado por paredes de carne golpeando al olvido de saberse roja hasta violeta o violenta si fuere posible.

II
ese pibe que corre y recorre toda la casa la casa que fue su espacio y que ahora se abre infinita para sus ojos también sus manos notan la ausencia de los límites del desierto hecho  tumba océano moviéndose animal en plena esquila convertido en carroza de calesita muda con sus ojos colgados a la sortija qué es el espacio sino esa disposición de lugares desconocidos terribles liberados frente a la ventana de esta que fue su casa de esta casa incendiada marrón de carne seca al sol a la sal del sol también terrible desconocido o descosido si fuere posible.

III
y si ahora todos corriéramos hacia esa casa infinita tras el polvo de la escarcha si fuéramos hacia ella como van los niños si fuéramos si sólo sintiéramos ser esos chicos corriendo siempre hacia la casa guardada por una madre caeríamos entre cuatro paredes inexistentes derrumbadas arderíamos una vez más como crepitaron esos cadáveres que llevamos en memoria que nos esperan también en la fosa con otras caras otras manos que sólo tocaron después del fuego del balazo o puñalada allí bajaríamos siempre siempre con los ojos mirando arriba al espacio dibujado entre la palada de tierra que nos cae encima qué otra cosa es este espacio sino la sensación ambigua de la liberación del constante volvernos niños del eterno regreso a los brazos de una mujer también madre si fuere posible.


la casa se muere dice la casa tiembla cierra las ventanas  pierde el sentido de las horas esa casa ya no es mi casa grita condenada está la casa que se muere a destiempo entre las horas de la noche que pueden ser día y abre la puerta cuando nadie entra se ilumina en plena tarde y se arranca el pasto raíz a raíz se muere la casa se muere dice ahora deja que el agua se le filtre por el techo se empañe el espejo frente al sol no se cuida hasta las cortinas dejó caer no le importan las piedras perforando vidrios mi casa muere se muere está mal no reconoce mis perfumes se quita los clavos y caen cuadros las fotos que la muestran recién pintada y descascara colores que bien le hacen se deja golpear por el viento y la tierra que pasa por los huecos se muere la casa se muere nomás            y el hombre de esa casa muere también amurado a las paredes las sombras que allí están lo miran caer frotar las manos en el revoque quitar uno a uno los adornos del dormitorio levantar la alfombra orinada por los gatos lo miran caer al hombre de esa casa que muere en cada ladrillo ve los días que ahora lo llevan a esa misma casa plena de sol de pasos apurados a los aromas del laurel el hombre es una hoja de laurel ahora arrojado al medio del salón donde levanta el piso desde abajo y lo ven caer también como a esa casa que se muere cerrar la puerta lo ven escuchar decir se muere la casa se muere no baila el hombre están ausentes la música las manos que lo llevan el vestido que lo guía no baila y grita dice que la casa se le muere que ya no soporta su peso que anoche dejó caer silencio en el patio y que la lluvia lo ahoga en ese silencio el hombre de esa casa también escucha a las paredes abrirse dicen que el hombre de esa casa que muere con él en él recién habitada persigue sombras en paredes que no están en el pasto seco del jardín pero está muerta la casa en la imagen que encuentra está sin pintura sin ladrillos cortinas está muerta la casa dice el hombre que se mira desde la ventana.


De: “Garyalde, congojas de humo”


Parte I.

“De humo estaba hecha nuestra congoja”
Juan José Sena

1.
De dónde se me viene ese humo ese olor a goma quemada no es el piquete de la ruta es el sabor de la escarcha bajando a los frutales en plena noche sobre los cardos que se meten en la botamanga de dónde entonces se me viene el humo aquel de tus ojos encendidos cuando miraban las piedras llegar de dónde de dónde se escucha esta tormenta es el humo trae su noche se pierde y vuelve a levantar heladas las cáscaras de lo que fuimos.

2.
Hilario ahí llega entre los surcos carga otra vez una bolsa de pasado en otro mar se escurre y aparece arriba de la planta se escapa y mira al cielo y la piedra otra vez y la puta que lo parió y andábrir la camioneta andá levantar la lona del galpón y andábrir las compuertas del canal del fondo y escuchá escuchame bien si esto llega nos vamos questa tormenta es negra mirá el cielo como está trae peso se caerá acá entre nosotros serán granizos y a la mierda los duraznos los higos manzanas y los zapallos comida para los chanchos el llanto de Hilario.

3.
Refugio de moscas, la cabeza. El cielo es todo lluvia, querida que escapas. Lluvia que no lava esta pena se levanta como un soplo del olvido, agoniza mientras cae piedra cae en tu cabeza, refugio de moscas. Cómo será ahora esperar sonrisas en la nieve. Cómo será que está sin brillo todo lo blanco del cuero, la mosca resbala soplos de olvido. Refugio, la cabeza entre lluvias sin venir amarillando cuando paso caballo de escombros.

4.
Existe una torre que cambia de colores una luz que se aplasta en la noche el cuerpo ese que se iba a cambiar de tamaño al sur o norte Un camino una luz un lugar despacio despacio por las rutas camina sin aviso Existe un caballo rojo el cielo rojo también senos negros que anoche me adormecieron en susto.

5.
De dónde vienes chiva de los senderos de dónde corres tras las ubres de esta madeja de hueso pollo mojado eres con esas plumas que no conocen las crecientes que mueren en la montaña de dónde vienes sendero de las chivas de las ubres secas secas alquílame luz para tu cuerpo señal para un camino sendero de las chivas ubres de la encía filosa cáeme en cruz de madera alquílame de noche cuando el hastío                                                       es lo único que muerdes.

6.
Se existe/ solo en la parte de atrás de los árboles/ donde escapan las sombras de hoy/ se existe/ en la parte de atrás de una sombra/ exístese/ como cero.


Parte II.

“Lo inventado para la memoria es lo único fiel”
Jorge Teillier


1.
Nada vi aquella tarde en la tranquera cuando los caballos pasaron nada vide cuando el mejor rayo estrelló su carga y nada vi tampoco cuando saltó sangre del cogote del zaino nada vi/ abajo de todo estaba y no me vieron.

2.
No es fuego pleno el de las cubiertas quemándose en la intemperie. Es apenas una brasa de humo negro sobre los frutales en esta madrugada Martha se encierra en la casa con velas a San Cayetano Plantas entre la escarcha de este aire a cincuenta centímetros del piso el canal a pleno repartiendo agua torpe contra la helada y este humo negro de cubiertas velas apagadas santos mudos que escapan por la acequia.

3.
El rastrojero pelea contra el frío el gasoil se escarcha y en la caja los peces se congelan antes de salir de Las Grutas. El termo amarillo guarda este café caliente. Se arremanga Hilario purga al maldito rastrojero que al fin arranca y Beltrán está en el parabrisas. Purga Hilario al maldito cuando de noche se cierra todo bruma y en la ruta aparece este futuro de pulgas pegadas al cuerpo.

4.
Vide como otras veces nada. Una chispita en el cielo una piedra arrojada a quién que de cabeza al suelo esparce abono. Es sangre gotea en la tierra donde crecerán magníficos los pozos de angustia.

5.
Hay Ceferino, decía Martha ante las velas consumidas. Ay Ceferino indiecito cantor, quién pudiera decirte que serás santo de estampita quemada por la nieve. Quién dirá qué cuando más no hagas que pedir bronce agua en el toldo cajón para esta mortaja que huele a dulce rancio. Ay Ceferino, indiecito de velas inútiles.

6.
Un esqueleto de hierro asoma entre yuyos las chacras del valle tapan con tierra un calambre de hielo seco, debe haber nevado en el sur; dice la radio que alguien está perdido el viento blanco tal vez lo sepultó entre mierda de oveja y huesos de peón que seguirá igual de húmedo entre tanta sequía que todavía no se lamentan cosechas el calambre deja inmóvil al hombre lo arrastra hasta la cabina le descose el estómago/ ahora es mancha cubierta por las chacras del Valle.

7.
Cada curva en cada muela se aprieta y respira cada muesca de olvido en cada noche de cada día. Y ahora que cada uno está con cada cual todo lo suyo es cada vez menos. Una voz en cada casa ya no queda más que la curva aquella cada vez que se viene el tractorcito con cada muerte en cada lomo.

8. 
Nuestro aire es galgo flaco un rumor a yegua atada en el techo nuestro aire flota entre piedras de un corral la humedad en el tobillo y el agua al caer de la boca nuestro aire ¿Es así nuestro aire?

9.
Invento esta memoria para recordar santito fiel a los toldos el perfume de vaca: así huelo en la memoria que invento de tanto andar en ripio es lento el coraje arde santito la bosta de vaca se incendia para inventarse humo y espantar mosquitos rodear el camino convertirse en llama cuando se hace memoria que no recuerda.



Parte III.

“Porque no se puede volver atrás, el tiempo viene y
todo crece, y después de crecer viene la muerte. 
Pero ya para atrás no se puede andar”.
Sara Gallardo

1.
A esto vienes: correr el cerco, peinar al animal, destrabar compuertas, asesinar la casa. ¿A perturbar con ruido el espanto de no encontrar? 

2. 
La imagen de la virgen, esa tristeza de armario. La ruta se cierra en tormenta y el cuerpo se deshace en el espejo retrovisor: la carretera que pasa bajo granizo/ el camino que viene enquistado el viento. En la radio, Zitarrosa canta con mi padre: “no hay dolor más atroz que ser feliz”.

3.
Micro lento sobre baba de asfalto. Una postal de ventanilla: perras gordas atadas en alambre. Un hombre besa a la mujer, le deja un bolso de comida en la rodilla. El sombrero negro que se pierde atrás del cerro: el pañuelo saluda ruedas traseras. Se duerme la mujer con el zarandeo el calor del sol atrás del vidrio el bolso en las rodillas el silencio que hizo carne arrastrado en leguas.

4.
Qué vienen dónde escuchan son muertos cadáveres míos que reclaman este lugar dónde vienen de ladrar esos espantados por luces de aparecidos qué escuchan decir que no logran entender corren miran ladran qué ladran cuando huyen la vista atrás si escapan en cuero seco el pasado oyen.

5.
El zurdo Troncoso yace en su epitafio: gringo quesevienelapiedrarompiendo. El gringo se-va-rom-pien-do-conla-pie-draque-lle-ga.

6. Qué caso tiene mirar el surco levantar cosecha pastorear junto a las vacas regar el pasto caer al pozo ciego/ qué caso tiene regresar sin tus ojos atormentarse en vasos lagrimear o brillar tanto o tan poco/ qué caso tiene dejarse ir la garganta cortarse preguntar una vez y otra/ qué caso tiene interrogar: ¿te irás cuándo dolor?

7. (Leyendo a Raúl Mansilla)
Sumamos cero/ esta noche somos lo que resta/ sobre o bajo/ sumamos menos de lo que fuimos.



Parte IV.

“La soledad nos había curado para siempre
de todo temor 
y de cualquier destino”
Jaime Huenún

1. 
caminamos entre plantas desvanecidas/ hay lamento de vacas y pueblos de angustia/ nada se avecina/ ni cielo/ lágrimas de padre/ ni el temor en los ojos/ mi madre/ nada se avecina tanto como el granizo en la camioneta/ blanca la camioneta/ recibe impactos/ ruidos en forma de hielo/ lamentos con lluvia en la tranquera/ rota/ toda/ rota/ la pierna se hunde en el surco/ viajamos en cuerpos desvanecidos.

2.
este es el primero/ gritan desde la planta/ el durazno en la mano/ es este el primero sescucha/ el coro en la hectárea/ mi padre sonríe con miedo entre dientes/ retumba trueno en la hectárea/ es el primero dice/ y calla relámpagos/ era el último/ sabía quera lúltimo antes del tormento.

3.
qué seremos después/ qué/ se vino la peste en bolitas de hielo/ de arriba se llegó golpeando tanto como martillo/ y seremos qué después/ ¿vidrio tiznado al calor?/ ¿trozos de carne al río?/ ¿alimento de chimango ciego?

4.
Esa calma es de toda la noche/ si alguien sopla debe ser bajo las sábanas/ Perros duermen helados destinos/ se hacen carne entre los álamos/ hueso que brilla a la luz/ Es de toda la noche/ oír crujido de piernas/ calentar agua/ subir al techo y lloverse en música/ lugares donde morir/ aromas en los que verse/ Esa noche esta noche aquella noche:/ ¿quién distingue oscuridades cuando el cuerpo se aplasta? 

5.
Existe  tierra más allá/ Dicen que más allá existe esa tierra que vuela/ y un viento que sopla inverso/ Dicen también que un mar golpea fierros oxidados/ que lleva más de lo que trae/ hablan del agua salada/ de cerros comiendo casas/ Existe tierra más allá destos frutales de piedra/ Verán tus ojos todo aquello y será gris/ esa tierra que existe gris lo que vean tus ojos.

6.
Alguien pronuncia nombres/ borra marcas en las estacas/ a una hilera de tumbas como flores riega/ nombres que ya no son:/ bastardos o entenados/ Alguien pronuncia sus marcas/ estacas quedan para señalar ausentes/ en finos surcos/ Nombra/ y un jardín de ruda le nace en la garganta.

7. Mi madre puede ver en la noche/ a un santito despeinado.



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