Gonzalo Acosta Tito nació en Concordia, ARGENTINA el 27/06/82. Es licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad de Buenos Aires (UBA). Tiene publicado tres libros: “El Mendigo de Ojos Celezul” (Primer Premio Certamen Juventud y Poesía 2009. Subsecretaria de Cultura y Juventud de Paraná. Ed. Imprenta de Entre Ríos), “Los Góticos en la Argentina” (ed. PV- Laberinto Inconcluso) junto a Iván Dupertuis, y “Entre Cunas y Tumbas” (ed. Panza Verde).
EL MENDIGO DE OJOS CELEZUL (FRAGMENTO)
“como un mendigo que diera él
una moneda a cada hombre que pasa
o como cada vida
encendiendo con su cirio
la noche oscura de dios”
Hugo Mujica
1.
Viento helado
late cuerpo
morada encallecida
transparencia arropada en fríos
2.
Despojos
entre tú y tú
partió espejo
ascetismo de estar sujeto a la existencia
3.
Real al que se accede
desnudado de toda apariencia
de cuando la metáfora es oro en el desierto:
cantimplora pinchada, espalda arada
4.
“el tiempo es un niño que juega
con los dados, el reino es de un niño”,
y el espacio es un mendigo que juega
con las ausencias, la tierra es de un mendigo.
5.
Las gentes marchan solos.
Interpelados por el Gran Otro.
Mientras las manos posan su destino,
palman su espera.
6.
Vidrieras apagadas.
Invierno feroz.
Capullo deshojado
en la profundidad de la noche.
7.
Frazada de cartones
colchones de cemento y
barbas tupidas.
Toda su propiedad privada.
8.
Instantes de la necesidad
despiertan estómagos.
El banquete amaneció:
migajas.
9.
Custodios del sol.
Hermanos de los perros callejeros
dilatan esperanzas
albergan el latido.
10.
El abandono mece:
peces secos
nadando plazas
Semillas a la intemperie,
acogen la limosna (siembran desiertos)
11.
Mediodía de la huella
del ser de la transparencia
en la cual se devela:
el aquí y el ahora del hombre.
12.
Verdad desocultada
poética de la apertura:
rigor de la necesidad
imperio de la limitación
la de ser animales, demasiado animales
Cuerpos Segregados,
Humillados,
Criminalizados,
Torturados.
13.
Caminando alambres de púa
ocupando la nocturnidad,
morándola.
Hasta florecer en primaveras negras.
14.
Peregrino de la penuria.
Del cobijo caluroso o congelado,
del pesebre devenido calle,
del lecho gris naturalizado.
15.
Hambres de vida
sobreviviendo alimentos
mordidos las lenguas;
sorben sangre.
ENTRE CUNAS Y TUMBAS
círculo de tiza
bajo la lluvia
se vive hacia morir
¿pero le basta a la muerte la vida?
Hugo Mujica
1.
La vela llora quietud,
recoge invierno
se quema en su cuerpo.
Cera llovida
pasión derramada: madera partida
(humana)
2.
Gris latido el de la ciudad
que abandona a sus hijos
en la prenatalidad de su voz
génesis del dolor
coro de viudas de llantos cenizas
cantata de niños de manos mendigas
del canto de la vida en la noche oscura del mundo
del pájaro muerto en el cántaro.
Elegía en labios de la orfandad
3.
Partiendo tristezas
me cavo olvido
hondo ataúd el del vivir muriendo.
La melancolía de un viernes mudo
es semejante a un cementerio en invierno:
sólo lápidas y cruces acariciadas por un viento helado.
Entre cunas y tumbas
nos besa la ausencia
nos nace la muerte
nos entierran vivos
de cuna a cuna
de tumba a tumba
de blanco a blanco
nos nace la muerte,
nos entierran vivos
4.
Amando
nos sumergimos en el río
nadando
nos derrubiamos pez
naciendo
nos acoge la herida
muriendo
nos late belleza
5.
Lágrima que no sabes llover
rostro seco
madera que llora brazas
cuerpo en cenizas
6.
Al caer la tarde
apostado en el vientre nevado de una madre:
¿en qué vientre hemos parido que la vida nos ha olvidado?
7.
Encarnaremos en la noche oscura de dios
hemos de nacer relámpago
alumbraremos su huida
sin temor ni temblor,
como faro en barco de locos
8.
Andar tajeado.
Todo diáfano
en cada paso se nos moja la mirada
amapolas pasajeras
azahares al cielo
9.
Jardinero de ojos claros
el alba figura tu mirar
nada sabes del ocaso
de las ruinas de nuestro mirar
entre tus ojos y mis ojos
rosas blancas y una pala.
Artesano de la tierra:
haz de sembrar rayos
haz de cultivar amaneceres
desde los cuales aclarar la noche
desde los cuales recogernos vida
10.
Invierno y soledad
amar de los amares
horizonte desangrado
(ocaso de altar)
LA ROSA BLANCA EN LA CRUZ
A los monjes de la Santa Cruz por el don del arraigo
1.
Llueve en el parque del monasterio
y tres perros juegan en oraciones.
Bendición de Dios sobre la soledad,
y a lo lejos un racimo de uvas en sangre,
alimento de nuestra sed de cielo
2.
Entre bautizos y sepelios,
se nos desnuda la vida
frágil y fugaz:
como un bebé en brazos de una anciana
como un Enniñeser
en los ojos de una vagabunda
en los labios de una huérfana
3.
Rosas blancas inmolándose gotas
en una cruz de palo
rosacruces del presente,
virgen del desierto florecido.
ANCIANA LUZ
A mi abuela Lida Isabel
1.
Reloj a cuerda detenido
latido eterno
anciana pétrea en el cuerpo de su ausencia.
Manos quietas
fragilidad fundante
destino de un nosotros
llamado en común
2.
Hojas secas y una maceta sin tierra
mujer de plegarias tristes
cercana figura desvaneciente,
ave consumiéndose distancia
Ser de lejanías:
asumiendo ocaso
abrazas partida
3.
Errancias blancas
esquivas garzas
fuga en luz
cada sol más adentro
hacia la vastedad
que lastima el horizonte
4.
Al germinar de las sombras,
alas frías
prorrumpiendo grises,
viento ondeando lágrimas
5.
Llueve nieve
en el jardín,
y la ciega oye la trasparencia de la lluvia.
Gotas
anuncian tierras pérdidas…
presentifican la niñez,
el ayer por dar a luz
6.
Sentado a orilla del camino
el tiempo ve pasar la vida.
Éxodo de ancianas
hacia cielo nuevo:
saltando
de la tribulación
a la serenidad postrera
7.
Destinación al silencio
brillo plomizo,
luz rompiente.
Partimos del olvido al olvido.
ALGÚN DÍA SEREMOS MUERTOS
El desierto avanza.
Orfandad oceánica.
El vértigo reemplazó al éxtasis,
las discotecas a los templos.
*
Angustia: angostura del camino que se nos estrecha.
Misterio: el que nos habla con la boca cerrada a nuestros oídos ciegos.
Ansiedad: hija del vértigo, pánico de estar vacío… de ni siquiera
merecer el desprecio de Dios, ni el aprecio de Satanás.
*
Ruido: cobijo del presente.
Imperio de lo sagrado: fugado.
*
Cementerio sin lluvia.
Ojos sin luz.
Boca sin aura.
Mano sin caricia.
Pecho sin calor.
Mar sin barcos.
Plegarias sin dioses.
Pecado sin encarnación.
*
Algún día seremos muertos y todas las cosas seguirán su nada,
la nada que nos abriga mientras el desierto avanza ya sin nosotros.
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